Padre

Padre. Hace frío. Y sabes que lo digo por escribir algo, lo de frío. Porque en esos inviernos tuyos en el Bajío. Y nuestros en la frontera norte, el frío caló hasta los huesos. Rondando los cero grados. Y supimos convivir con ese clima. Hasta lo convertimos de amigo. Y sacábamos vapor, caminamos por sobre el hielo, nos bañábamos con agua ambiente, reíamos a más no poder y sentimos calor de la esperanza, la nuestra, arraigada en los sueños de futuro. Hace frío. Y me das tu abrazo en los sueños. Y con voz clara de lejos me ordenas abrígate bien. Que ya no estás de edad para esos desafíos con pecho abierto. Y yo me quiero reír,  a carcajada suelta. Mas sigo la corriente y te digo sí, papá. Hay neblina hoy y dibujas, padre, la infancia mía. En la que no hubo monotonía. Por tí, por todos, por mí. Y es lo que procuro. Abrígate bien tú, te digo. Ríes, a carcajada Y despierto.

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