Admira

Admira al viento. Pasa y sigue de frente. A la montaña la rodea. No la enfrenta. Barre rescoldos del amor y el consumo. Admira al fuego. Blande flama para poner a punto el té, la coraza, el acero. Y en el devenir de los tiempos se reconoce su aporte. Admira al pasado. Allí radica la memoria del hombre. En ella nada es. El pasado es la estación donde el perro doblega la mirada. De nombre nunca más. Admira al hombre que enffe ta adversidades. Poco es el hambre ante la indiferencia. No de otro hombre. No. De Dios. Admira al perro. Su bruma difusa. Su lealtad a prueba del hambre.

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