Somos cadáver exquisito

Somos cadáver exquisito. Se nos mira bien. Más el perfume natural del bosque. Se nos trata bien. Y engarzamos versos para justificar los momentos. Para ocultar con máscara de palabras los desatinos. Y cabalgamos tiempo. Todo cadáver preocupa. Porque no somos eternos. Ni estamos quietos. Por nuestra mente de cadáver pasan guerras, pasiones y furias contenidas o desatadas. Por nuestra mente habitan monstruos, duendes, sirenas que cantan. Todo escrito y previsto. No hay improvisaciones. Todo a ritmo. Toda tuerca gira en lo previsto. Habitamos el cementerio de cadáveres. O morgue inmaculada. En la que se tiene nuestro registro. Los cadáveres cantan. Escriben. Aman.

Comentarios

Entradas populares de este blog

lecturas 20. Poemas de Carlos Pellicer Cámara

De cartas

¿Por qué así, señor periodista?