Parte 38 Mis cuarenta años en educación



El viernes 8 de noviembre salí de casa con tiempo ajustado, minutos ya algo tarde. Así que cuando llegué la puerta de acceso a la escuela estaba cerrada. Toqué el claxon. Salió la directora para decirme que estacionara el carro afuera. Un viejo Ford 67 (es broma).  Un maestro se me acercó, me pidió las llaves. Él lo metería más de rato. Tan solo entrar, había valla de alumnos, música de bienvenida y aplausos. Caminé impactado y a punto del llanto. En el micrófono el maestro Héctor resaltaba la llegada y el hecho: mi jubilación. El teatro estaba bien adornado y con las letras explicativas del motivo: Jubilación del Profr. Antonio Solís Calvillo. Al centro de la cancha una mesa para presídium. Estuvo la ex directora de la telesecundaria de Lomitas.
El caso es que el personal preparó una cultural muy emotiva. Humo en los ojos.
Consigno el programa: coplas alusivas al ser maestro y la jubilación. Un poema al maestro jubilado, la canción Gracias a ti, por el grupo que dejé (Hoy quiero darte las gracias por darme esperanza/y poder caminar junto a ti/y por ayudar con el alma y brindarme confianza/por darme fuerzas para seguir/que más te puedo decir
hoy puedo soñar y reír...); un acróstico, por todos los maestros de la escuela; un baile cumbia, donde mi estimada ex alumna Yulisa me invitó a bailar y subí al estrado; dos poemas corales de dos grupos (por cierto uno de mi autoría)/ una conducción efusiva y entusiasta; palabras de la Directora Laura y de la Maestra Nancy, que valoro, atesoro y agradezco; entrega de un reconocimiento en cristal y el cuadro con el contenido del acróstico, un ramo de flores, cartas de mis alumnos, una calaverita de yeso y un libro, abrazos, lágrimas de tristeza, de algunos alumnos, mías de nostalgia y de alegría.  Luego vino el desfile de calacas, muestra de alebrijes. Yo desde este medio agradezco ese gesto colectivo, que guardaré en mi corazón. Porque en el diario trabajar, bien pudieron haber diferencias de enfoque en lo laboral, pero más allá de eso está el ejemplo que les damos a los alumno. Ah, me olvidaba consignar el desayuno con mole, guisado por Doña Irene.
Consigno el nombre del personal: Laura, Ángel, Durán, Nancy, Sobeida, Ángela, Marcial, Marcos, Héctor, Alamilla, mis tocayos, Toño y Toña.  Y agradezco la compañía de Antonia, mi esposa.

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