Pendiente escribir un manual para no lectores

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No hay fórmulas para ser o hacer lectores. Nada es casualidad. Y menos leer o escribir. Y no me refiero a leer y escribir como aprendimos en aquel lejano primero de primaria. Se lee como hábito cuando se descubrió que se disfruta. Digamos a semejanza como el beso. Se aborrece leer cuando se impone. A semejanza que besar fuera de manera obligatoria. De pronto aparece el libro que nos llega desde el primer párrafo. Puede tardar en llegar ese dicho y dichoso libro, eso sí. Nada es suerte. Ni mala o buena. Son circunstancias de tener hermanos mayores o padres o ambos lectores. O algún maestro lector, que pocos hay. Acercarse o alejarse a un libro. Sonreír o permanecer serios. Leer o no leer es lo de menos o más, de todas maneras se vive. Leer o no leer se muere. Nadie escapa al destino. De no estar a estar. Y luego irse. 

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A nadie obliguen a leer. A nadie le nieguen el derecho de ser a como sea. Todo llega a su tiempo. O no llega y a quién le importa. Si nacer a quién le importa. Si morir a quién le importa. Aparte de la familia y amigos, claro. Digo, parece que exagero. Si todo es efímero hasta lo que parece eterno. Si leíste o no, a quién le importa lo que tú haces. Si mueres y pasas al olvido. No te llevas el romance. No, las palabras no te llevas. A los pocos días la calavera muestra las cuencas donde los ojos estaban.

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Leer es bueno. Te hace ver cuando no veías. Te hace mirar cuando ya ves. Te hace observar cuando ya miras. Te hace darte cuenta de otras cosas, que antes no sabías. Ni imaginaba que existían. Era tu campo reducido. Era tu límite de comprensión más cercano. Aplaudías casi al cajero por darte tu dinero. La obra pública aplaudían si era obligación. Ese roba menos, aducías.

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Pero vuelvo a "No leer". Hazlo. O no. Y a quién le importa. Solo que él tiempo se va. Y hay miles de noches qué te esperan. Para los sueños y el amor. Solo que hay millones de estrella que titilan. Solo que hay millones de ojos qué tienen rota la pupila. Solo que él necio eres tú y crees que son los otros. Solo que todos tienen parte de razón y se las niegas. Y cuando te das cuenta ya ha pasado gran parte de la vida. ¿Fuiste al parque?, ¿al templo fuiste?. Estaba allí la sonrisa y el botón para la flor. No te diste cuenta de la humedad pendiente como gota en el lirio, en las hojas. La vida es una parábola de la nada. Y también del todo.

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Leer es parte de la historia. Prehistoria se llama la etapa cuando no se escribía ni se leía. Desde alguna vez en el tiempo que el hombre trazó una raya en la tierra. Los animales en su paso dejan huella de sus pezuñas. E intensidad de las huellas con el peso. El hombre vio la raya e hizo otra. Grande o chica. Qué importa. Y se dio cuenta de lo útil de su mano. Se dio cuenta de sus dedos pinza. Se dio cuenta que podía hacer otras cosas más que tirar la piedra. Y pudo darse cuenta de lo que podía, invariable a más cosas. Los animales pacen, pastan.

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Hacer rayas. Antes agarrar con fuerza la piedra. Y golpearla para sacarle filo. Antes sacar chispa de la fricción pedernal para hacer fuego. Y hacer punta a los palos y saber que matan. Hacer rayas con curvas. Antes golpear con el puño cerrado. Coger una piedra más grande con las dos manos. Se dio cuenta que podía acariciar también. Y dibujar búfalos y bisontes. Se dio cuenta. Solo que , y he allí la diferencia, saber lo que escribir y saber lo que está escrito es otra cosa muy distinta. He allí la diferencia. Y claro, lo que resulta de la diferencia. He allí el detalle. Escribir y no escribir, leer y no leer, es la diferencia entre los humanos mortales.

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Hubo  quienes. Allí sí. Libros los había en casa. No quiere decir nada. Y hubo donde no había uno solo. O solamente los escolares gratuitos. Y los cuidaban con esmero. Lectores no brotan así. Solon el grato encuentro. Una chispa. Un resplandor. Una palabra del escaso maestro lector. Una actitud del maestro. Una sonrisa del maestro. Algo es cierto. Hay una diferencia notoria entre quien lee y quien no.  Aunque más o menos no importa. Solo que hay quienes se quejan siempre de su "mala suerte". Y ¿serán coincidentemente los no lectores? 

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Cierto, hay muchos manuales para fomentar el hábito de leer. Muchas recomendaciones para hacer y hacerse lectores. Hay muchos textos que hablan de los beneficios de leer. Pero ninguno he encontrado para no leer. ¿Es acaso ocioso pensar en eso? Pero ha de tener ventajas no leer por sobre leer.

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Las personas no tienen opción  entre leer o no leer. Cada uno en su destino, que se fue cumpliendo, ha ido caminando en la ruta señalada. Los lectores no nacen. Se hacen de acuerdo a las circunstancias específicas de vida. Lo mismo los no lectores. me queda de tarea escribir un manual para no leer, y en él las ventajas (si es que tiene) que tienen los no lectores. En todo caso los no lectores tienen más tiempo, porque ya no lo dedican a leer libros.

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Los no lectores tienen más espacio en su casa. Ya no ocupan paredes para estantes o cuartos enteros que los lectores llenan ufanos para decir ue tienen bibliotecas, y muchos de ellos son libros con celofán aún. Pero bueno, quede pendiente el escribir ese Manuel. Pero tengo que investigar. Tengo que no leer para investigar sobre lo bien que se vive´no leyendo.




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