A veces llegan cartas
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A veces llegan cartas o mensajes del pasado. Que viajaron por años y se detuvieron en el infinito, o las detuvo una aduana, y finalmente al ser liberadas, viajaron lo necesario para llegar a su destinatario. Son reales estos sucesos. Como aquella vieja intención de lanzar una carta en botella al mar, con la esperanza que llegue a una playa donde casualmente el o la destinataria, muchos años después, y antes de su muerte, llegue de paseo, y el hijo o hija, jugando en la arena, vea de pronto una botella, y oh, una carta dentro, y era precisamente para su madre, escrita cuando era soltera. Y entonces a leerla, y sentir la nostalgia de lo que fue o pudo ser.
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De llegar una carta o mensaje así en el momento justo, preciso y necesario, ¿hubiera cambiado el pasado, fuera distinto el destino? No se puede saber. solo que hay cartas, mensajes, que llegan tarde, y asimismo tarde ya para cambiar los sucesos. Si llegan muchos años después, quedan como reliquia, se leen como una reliquia, composición imaginaria de lo posible que pudo ser probable, pero que sencillamente no fue.
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"No digas tonterías". Suele suceder. El tiempo no es uno, ni es lineal. En literatura todo es posible. Ese es el truco. No solamente para que entretenga al lector. Sino para que lleve al lector a reflexionar sobre la existencia misma del ser humano, y acercarse a la filosofía en este destino que tenemos, de nacimiento, crecimiento y muerte. ¿Y antes qué? Y ¿luego qué? O qué sucede con el individuo en la sociedad, no de buenos y malos, sino de los que tienen y no. ¿Y a qué se debe eso? Y a seguir leyendo para comprender.
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Ahora con el internet y las redes sociales, se han entrelazado personas que tenían muchos años de no verse, inclusive, casi cincuenta o algo más de no verse. Amigos y amigas de primaria, secundaria, prepa y universidad. Alguna que nos gustaba, alguna a la que le gustábamos, que nos hace recordar aquellos tiempos a los que llamamos viejos, sin mirarnos al espejo. Y el corazón late de nuevo, solo que ahora con riesgo de infarto. "Me hiciste recordar el pasado", me dijo una amiga de Saltillo. "Y me es grato que me recuerdes", le dije con guiño. "Y cómo no, si fuiste alguien muy especial de mi vida". Y así seguimos por un buen rato. Hasta que se despidió: "deja ver que alguien llegó; estoy esperando a mi nieta mayor que acaba de tener un hijo".Pálido, asustado y perplejo cerré la conversación y corrí a verme a un espejo.
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Antier vi una ponencia de escritor, sobre cómo serían los cuentos clásicos conocidos si hubiera existido el teléfono móvil. Y hace referencia a cada uno de esos cuentos, ejemplo: la Cenicienta ase hubiera quejado de maltrato usando el móvil; uno de los tres cochinitos hubiera avisado a los demás que venía el lobo; la bella durmiente no se hubiera dormido por estar viendo el estado de última conexión de su novio o amante; o el clásico de Julieta avisando vía móvil a Romeo de que no está muerta, de que está fingiendo...etc. Solo que en reflexión cada etapa humana tiene sus propios avances tecnológicos. Y como la literatura trata de lo humano, entonces también estos tiempos de internet, redes y videollamadas tienen ya sus propios cuentos y novelas.
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Con el internet me he comunicado con amigos y amigas de la secundaria, que no nos habíamos visto. Yo a ellas las miro igualitas (porque yo veo su rostro con las almas) y ellas me miran diciéndome que no me reconocen con el muchacho flaco que fui. Que quién soy. En qué banca me sentaba. Solo una dijo, "y cómo no me voy a acordar de esos ojos verdes de mirada divina, que se me quedaban viendo, y cuando yo los sorprendía, volteaba y bajaba la mirada". Y nos reímos.
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Ahora con las redes sociales nos olvidamos de las cartas, de los mensajes largos. Apenas mensajes de seis palabras cuando mucho. Y ya más en el extremo, el "oki", el "Yo igual". Y punto final. O esos diálogos de gif o emoji. En los que las palabras no aparecen, de tal manera que jugamos en los memes a que ya vamos aprendiendo sobre los jeroglíficos egipcios. Y es un gran logro cómo algunos amigos o amigas, aún con pocas palabras logran transmitir la emoción que sienten con nuestra reincida comunicación luego de más de cuarenta años, y en esas pocas palabras transmiten mucho aprecio y entusiasmo.
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A veces hacemos videollamada. Pocas veces, por cierto. Si avisan fecha y hora, pues me arreglo hasta con desodeorante y perfume, bien peinado. Y cuando es de improviso lo más seguro es que no me conecte. Y si por alguna razón me conecto, sé que me mirarán con los pelos parados, con la lagaña en los ojos, la mirada extraviada, y la playera interior, que para mí es como si no trajera nada. Realmente me siento desconcertado en las videollamadas, así que no las promuevo, y espero estar prevenido con la fecha y hora para arreglarme. Pues ya qué.
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Pruebe a imaginar que recibe una carta. Pruebe a pensar de quién quisiera que llegara esa carta. Pruebe. La imaginación es poderosa. No es que vaya a llegar esa carta, ese mensaje. Es probable que lo hayamos esperado y nollegó. Por eso pruebe usted. Y si quiere jugar a la imaginació, escriba usted una, sea que usted la escriba para alguien que no sabe que la espera, o juegue aún más y escríbala usted como que fuera para usted. Y diga todo lo que ha guardado (en caso de que sea para alguien) o escriba lo que el texto que usted esperaba. Y verá que alcanza algo de paz, cierra una puerta a la nostalgia. Y sobretodo, se reconcilia con el pasado, y entonces nuevos guiños aparecen, nuevas puertas se abren.
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A veces me llegan cartas de verdad de mujeres que dicen que trabajan para el Army de Estados Unidos y que están comisionadas en Siria o Irak. Y que se encontraron con mi perfil de Facebook y que les parece interesante lo que he hecho en mi vida: profesor, jardinero, lector, escritor y promotor cultural, y quieren algo serio conmigo. U otras que me escriben desde Miami, o Arkansos, que me va ir bien si invierto mi dinero, poco o mucho en las criptomonedas como el bitcoin, que me voy hacer rico en menso de un año, que voy a ganar más que de jubilado. Y otra carta más que me llega de una cubana que dice ser bailarina en el tropicana, y me manda fotos, para que le crea, se ve ella de cuerpo entero, con su vestuario de baile y de fondo se ve el letrero que dice "TROPICANA". Ella e una mulata de fuego. Y yo quiero sé que son ciertas esas cartas porque me llegan a mi correo. Si no fueran ciertas, por qué llegan a mi correo?. Aunque cuando voy a la playa estoy atento en ver si aparece con las olas una botella con carta adentro. Y hasta ahorita no.
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