Sandra o Los asideros en la vida


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Cuando Sandra, estudiante de preparatoria, se asomó a la ventana, vio que seguía lloviendo. Y se reafirmó en sus ganas de no ir a la escuela. Se lo dijo a la mamá: "Llueveee, madre". Y la mamá le contestó: "No vayas, mihija. Te puedes enfermar". Acto seguido la adolescente volvió a la cama complacida y urdió una broma. Se reía para sí mismo al imaginar el susto de sus compañeras. Les mando este mensaje: "Holis, soy la mamá de Sandra. Ella se acaba de suicidar. Notaron en las pláticas de ayer con ella algo extraño?". Y el impacto al leerlo fue tremendo. Fueron con la directora y le mostraron el mensaje.

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No repara uno en cosas de lo cotidiano. Ayer al servirme mi café de todos los días, lo tomé de la "asa", pero esta estaba sentida, y se rompió, cayéndoseme la taza y, por supuesto, se quebró.  Una taza menos de mi colección. Solo allí puse atención en esa parte de la taza que nos facilita su manejo con facilidad para tomarnos dicho café. No olvidemos el caso de Sandra.

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Cuando en secundaria escuché el tema de la máquinas simples me interesó mucho. Me di cuenta que todo lo que conocemos desde niños y nos ha facilitado la vida, tiene un origen muy antiguo. Así, la pinza para sujetar con fuerza; el plano inclinado para bajar y subir objetos con menor esfuerzo (Rampa, escalera); así también la asa, que podemos llamar agarradera. Precisamente toda concavidad de cualquier material, se maneja mejor con una asa que permite  podamos agarrarla de una manera muy fácil. Ciertamente no pensamos en ello, ni tenemos por qué. Solo que son las pequeñas cosas con las que interactuamos en el día. ¿Y Sandra?

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Si el ser humano no hubiera inventado la asa, entonces tomaríamos el café en un vaso, quizá, y al estar caliente el aromático líquido, para no quemarnos tendríamos que esperar a que se enfriara un poco. Por eso la importancia del asa.  A semejanza del mango de los sartenes, que tiene la misma función del asa: agarrar, manejar, y si está caliente, no quemarnos. Generalmente este mango, siendo del mismo material que el sartén, está recubierto de un material aislante del calor llamado baquelita para cuando menos lo disminuya, y no nos queme. 

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Ah, pero todo va conectado. El asa es a la taza, y esta a las personas, como los asuntos que nos motivan en el día a día, son como asas, como asideros, como algo de qué agarrarnos para sobrellevar la vida. Estas asas metafóricas pueden ser un hobby, algo por aprender, una afición, o un amor. El ser humanos requiere asideros en la vida. También ueden ser metas por alcanzar. Cumplir el sueño de viajar. Realizar actividades que nos gusten. Etcétera. Por eso algunas personas andan como retraídas, o se enojan con facilidad. Porque no tienen de qué agarrarse a la vida.

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Ayer Sandra no fue a clases, y mandó un mensaje a sus compañeras cercanas. Supuestamente ese mensaje lo escribió la mamá avisando del reciente suicidio de su hija. Así decía el negro mensaje. El caso es que era broma de ella, pero mientras, puso a temblar a sus verdaderas amigas, y a la misma dirección de la escuela, y a su maestro asesor. La directora nombró y  mandó a su casa a investigar disimuladamente. Y allí estaban sus padres y la desorientada muchacha. "Vengo a ver por qué no fue Sandra a la escuela", dijo el enviado. "Porque está lloviendo", dijo ufana la mamá. 

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Uno: lo bueno que no había pasado lo del suicidio de la bromista Sandra. Y dos: ¿Qué le movió a Sandra a hacer ese tipo de bromas? Hay otro tipo de bromas, claro. Recuerdo que en el programa Telerreportaje a veces mandan mensajes de que falleció alguien y lo están velando en tal parte. Y luego la persona aludida, más vivo que cualquiera, avisa que no es cierto.

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Ahora que me tomo el café pienso en el asa (llamadas orejitas), de donde la agarro para tomar, o la tomo para beber. Y pienso en los asideros de la vida que tienen las personas felices, activas, positivas, entusiastas, generadoras de buenos ambientes, las creativas. Y pienso que las personas desesperadas, que se aburren fácilmente, donde sea, no sonríen, ¿qué asidero necesitan?, ¿qué asidero no encuentran?, o más grave, ¿qué asidero no buscan, para darle sentido a su vida?

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A mi me suceden cosas, como de locos. Anoche estaba leyendo la novela "Plataforma", del francés Michel Houellebecq. Y me sucedió algo curioso. Iba como en la página cincuenta, en la parte en la que el personaje se fija en que Valerie, compañera ocasional es un tour en Tahilandia, tiene unos senos maravillosos. Yo estaba leyendo esa parte, e imaginando esa escena producto de la lectura, y también imaginé viéndome leer, acostado en la cama como si fuera otro, y de qué manera este esqueleto encarnado, que frisa en los 62 años, descifraba letras y palabras a través de la luz atrapada por los ojos, y cómo viajaba esa luz a través del nervio óptico y al entrar al campo neuronal (exactamente no sé de qué parte) y se empezaban a descifrar de manera rápida esos impulsos eléctricos para formarse las imágenes de lo que estaba leyendo. ¡Qué loco pensamiento, o no?

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Y luego cuando, aburrido de leer, dejé a un lado el libro,  encendí la televisión y escuché la noticia de la muchacha de preparatoria que se inventó un suicidio, y se lo hizo saber por mensaje a sus amigas cercanas, y estas fueron con la directora y se armó el lío, conjunto de preocupaciones generadoras de temores y ansiedad, hasta que finalmente se supo que era mentira generada por la muchacha.

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Y pienso ¿Cómo ese conjunto de neuronas se entrelazan con impulsos eléctricos para deducir que se puede jugar de esa manera liviana,  inventando un sucicidio, y generando todo tipo de cosas? Y es cuando mi cerebro regresa al punto de partida, donde tomo mi café, pero antes levanto la taza, cogiéndola por la asa, que me facilita el manejo del recipiente, para tomar y disfrutar mi café, y cómo los seres humanos tenemos o debemos buscar si no tenemos, esos asideros, que nos permitan andar con motivos en la vida. Una de esas asas es el amor, la amistad, la armonía, los libros, el fútbol, hijos, viajes, el amor nuevamente.

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