Causas y azares
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Estos últimos días, cuando voy manejando en el auto escucho canciones de rap y reguetón. No piensen bien de mí. La causa es que quien lo usó previo, lo dejó en una estación de radio y por curiosidad voy poniendo atención a su letra sencilla, populachera, instintiva, muy rítmica aunque monótona, y su sostén es la mucha rima. Donde dice bato, rima con casi lo mato o tiene más vidas qu8e un gato, donde dice estimulo, se rima con mulo, y así las cosas. Yo prefiero el verso libre de las canciones de Silvio sin que sea yo pretencioso o vanidoso, y en caso de rimas prefiero, quizá por mi edad, la de los corridos mexicanos y cualquier tipo de canciones norteñas, por ejemplo La casa de madera, Finca de adobe o Las casas de cartón (cicatrices con lombrices), con Ramón Ayala. O "Aquí no hay novedad", de Los cadetes de Linares. "Aquí todo sigue igual, como cuando estabas tú", dice en otros de sus versos.
2
Una ocasión hace años estaba yo sentado en una cafetería de Villahermosa. Anónimo, solo, ensimismado en la revisión de textos que traigo en el teléfono, o quizá un libro, como a veces. Y de pronto de una de las mesas veo que se levanta una mujer, la edad aproximada no viene al caso, se enfila a donde estoy, y me pregunta que si soy yo, Antonio Solís, que me sigue en Facebook y que lee lo que escribo. La miré, segura ella de sí misma, y con sonrisa amplia, con una expresión como si se encontrara a Agustín Lara sesentón. "Sí", alcancé a balbucear medio tartamudo . "Le leo y me gusta lo que escribe", reiteró. Yo no sabía qué más decir. "Le quiero regalar un disco, ¿qué música le gusta?". Mi respuesta iba a ser que de todo, que no se preocupara, pero antes ella dijo "imagino que le gusta Bach, Chopín (así dijo), Lizt. O si gusta le regalo un libro de Paolo Cohelo..."
3
Me acordé de esa anécdota "¿Y a ti qué música te gusta?" Es común que alguien pregunte. Quizá porque quieren conocer a la persona a quien se la hacen. Quizá porque quieren medirla. Y les comparto que a mi respuesta de "toda", levantan la ceja, como queriendo decir que "no puede ser". "¿A poco te gusta el reguetón?", me dicen como para agarrarme en curva. Y pues sí, no toda, es cierto, he escuchado la letra de algunas, y francamente no, y he escuchado otras, y sí. Además me gusta ese basamento que tienen sus compositores para hacer gala de rima. Ya lo dije. Y quien me preguntó y escuchó mi respuesta , arquea la ceja. O bien me deja de hablar, o se ríe. Yo no huyo porque comprendo e intuyo, que lo mío es suyo. Y que huir del problema, me pone en un existencial dilema, que no resuelve la filosofía ni la poesía, pero cómo disfruto, cuando exploto riéndome a lo bruto, por no encontrar la palabra precisa, y que sea muy concisa, y diga lo que siento, y se note que no traiciono ni miento... etcétera. Pero es también la sucesión de palabras un producto de muchos factores, entre ellos la lectura.
4
Hay una canción del cubano Silvio Rodríguez, entre tantas, que se llama Causas y azares. Y refiere que cuando salimos de casa, no sabemos lo que nos va a suceder. Y entre lo ordinario se puede colar lo extraordinario, que en el planteamiento de la melodía es el amor o la muerte. Solo que no se presentan ambas como para escoger, sino que es precisamente el asar que va determinado, y las causas van cercando, como atracción al precipicio, al cable de luz sin plástico, al crucero donde el otro se va a pasar el alto, o estar en el lugar equivocado en el momento equivocado, se dice. Pero asimismo el amor a la vuelta de la esquina identificable con una mirada, o un libro bajo el brazo. Así que mientras una película termina, otra empieza.
5
Se dice también que la vida es como una película donde cada uno somos el protagonista principal, como una obra de teatro sin ensayo, como un viaje que inicia con el nacimiento y asimismo como un juego de maquinita que termina con el clásico "game over", que literal dice "el juego ha terminado". Sea así, o no, es la manera que tenemos de equiparar la vida con algo que conocemos, para entender o tratar de entender lo que la vida significa. El ciego, escritor, Borges, nos decía (no estoy tan seguro si fue él u otro) que la vida es como un paréntesis que se abre y cierra, y que antes y después de eso, de la existencia que empieza con el nacimiento y termina con la muerte, solo hubo y habrá la nada.
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Yo me pregunto si habrá vida en planetas de otras galaxias, vida así como la nuestra tan adelantada. Capaces de inventar bombas de destrucción masivas, de tener esta maravilla del internet, aviones que vuelan, la borrega clonada Dolly, con la imaginación capaz de escribir y quemar libros, inventores de los carros con electricidad, etcétera. Yo me imagino que sí, tendrán poesía, café, sexo en individual, parejas, tríos, y música con cuartetos musicales. Imagino todo eso, como pienso lo mismo en lo que hay para el individuo antes de nacer y luego de su muerte o si allí acaba todo. "No pienses en eso", escucho que alguien me dice. Y su argumento: al que le toca morir aunque se quite o si no va a morir aunque se ponga, como el que cruza la calle, lo atropella un camión y luego se levanta como si anda, adolorido solo por los golpes y raspones.
7
Es cosa grave el pensar, porque genera preocupaciones. Previene y anticipa posibilidades, pero preocupa agravando la incertidumbre del futuro, genera ansiedad, cólicos, insomnio, como dicen que el amor genera. Por eso quien filosofa anda como ensimismado, rehuye el bullicio, y toma agua sin sabor, ni color e insípida. Pero sobretodo, esto es lo más grave (para el poder): analiza, reflexiona, no aplaude cualquier discurso ni ocurrencia, y mira donde todos miran, pero encuentra lo que muy pocos encuentran: la falla de lo que el poder hace.
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Una ocasión le preguntaron de manera ingenua al escritor Augusto Monterroso (léanlo si pueden y quieren, lo recomiendo yo), "oiga maestro ¿el poeta nace o se hace?". Monterroso esbozó una leve sonrisa y acometió breve, pero juguetón, claro e incisivo: "de que nace, nace, si no no hay poeta". Y el entrevistador no entendió el juego de la respuesta. Unos escritores, a los que detesto, son los que se toman todo en serio y empiezan a dar cátedra utilizando la pregunta. Y pueden decir que sí, que para ellos el poeta nace, porque es una vocación, etc. Y otros se lo toman más a guasa inteligente para responder como lo hizo Monterroso (de que nace, nace, si no, pues cómo): recuerdo la respuesta que algunos le atribuyen a Mark Twain, escritor norteamericano cuando le preguntaron sobre la importancia de la educación en el desarrollo de los individuos. Y este con sorna respondió: "es tan importante que para aprender de a deveras tuve que salirme de la escuela".
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Y yo nací, y nunca me salí de la escuela para aprender. Mi mente sigue dentro de un salón de clase más amplio, como el espacio todo por donde ando, mirando aquí y allá y sonriendo. Siempre sonriendo.
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