En Ari, la presentación del libro "Polvo erguido y otras ausencias"

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Llego con prisa, por la hora. Son las 5: 57 pm. Antes estuve en el taller literario que coordino de 4 a 6. Salí con tiempo suficiente para recorrer las tres cuadras y alcanzar a la volátil musa de la puntualidad. Saludo al autor Óscar Enrique Ramos Méndez. Charla con algunos. Para llegar a este momento de la presentación del libro, y antes a escribir para luego editar el libro, en el poeta hubo soplos de vida, un largo trecho recorrido, millones de imágenes captadas por el cerebro a través de los ojos, vibraciones de vida grabadas en las personas ahora ausentes, las cosas que tocaron, ideas que sembraron. Hoy en la presentación hablamos de nuestro destino polvo. Mas no en el personal, sino en el de todos nosotros. Hemos de irnos de a poco en poco. Pero antes vivamos. Y sea la poesía nuestra matriarca protectora y aliento de vida.

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Atrás del palacio de gobierno de Tabasco, en Villahermosa, en la esquina de 5 de mayo con 27 de febrero, está ubicada Galería Ari. Un magno centro cultural, impulsado desde la ciudadanía. No deje de visitarlo cuando ande por esos lugares. Entrada libre y gratis. 

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En este bello lugar presentamos el libro "Polvo erguido y otras ausencias". Fue grato coincidir en el presidium, con Samuel Soto Giles, periodista reconocido, de larga y fructífera trayectoria; con Diosdado Virgilio, músico de estudio, maestro, escritor y con el autor de la publicación, maestro y poeta, Óscar Enrique Méndez Ramos. Y con el público que llenó la sala, y quien, muy atento fue testigo de las intervenciones con distintos enfoques que hicimos cada uno de los presentadores y de las palabras del autor: impresiones sobre la génesis de los poemas del libro y la lectura sosegada de algunos de ellos.

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La sala de presentaciones es en el tercer piso. Desde la entrada mira uno el esplendor y belleza del edificio. Porque mira uno el exterior, bellamente pintado y luego su interior, con actividades distintas en cada uno de los niveles. Cuadros de distintos autores en las paredes, sillas de montar caballo y esculturas.Y resalto que es en el tercer piso, porque un servidor respiraba profundo al subir escalón por escalón, y agitado, tomar descanso en cada uno de los niveles. Me acordé la vez aquella a mis 18 años que subí los 720 escalones de la Torre latinoamericana del antes Distrito Federal, hoy Ciudad de México, sin descansar y a paso veloz. Lejos, muy lejos ha quedado esa actividad, y siempre en mi subir escaleras me acuerdo, nostálgico.

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Samuel L. Soto Giles, a quien conozco de muchos años, y he seguido su trayectoria brillante en el periodismo, dio inicio recordando parte del curriculum de Óscar Enrique, autor del libro. Señaló que lo ha conocido en distintas facetas, tanto como maestro, líder sindical de bachilleres, político y funcionario, y lo mira ahora transfigurado en poeta, autor de varios libros. Para ejemplificar este cambio y versatilidad, utilizó fragmentos iniciales del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La mancha. En el inicio de la novela, porque es cuando, a causa de las tantas lecturas de libros de caballería, se transfigura en un caballero andante de armadura, lanza y adarga y su caballo al que le destaca la estructura ósea evidente (más huesos que carne), y al que transforma en Rocinante, que sigue siendo el mismo, desgarbado, flaco, pero ya al servicio de la imaginada caballería. Y de allí, de esa transfiguración ha de salir a sanar heridas, deshacer tuertos y salvar honras. Así Óscar, en búsquedas constantes de mejoras a la educación, justicia laboral, y hacedor de belleza mediante la poesía. Luego hizo un análisis del poema Epílogo, que forma parte del libro. 

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En mi turno leí un texto, en el que expongo que escribir, y escribir poesía, es un acto de resistencia, contra lo banal, la mediocridad y el vacío. Y cito la justificación que hace el maestro en la película "La Sociedad de los Poetas muertos": "escribimos y leemos poesía porque pertenecemos a la raza humana. La ingeniería y las otras profesiones, son necesarias para la existencia. Pero la poesía, la pasión, el romanticismos, nos hacen vivir". Y hago el planteamiento de lo que es la poesía y dónde se encuentra. Afirmo que está en todo lugar, y ningún tema le está vedado.

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Excelente el libro "Polvo erguido y otras ausencias". Los poemas con factura de poeta hecho y derecho. Ya con un lugar bien ganado a pulso en la lista privilegiada de los pocos -entre muchos- poetas tabasqueños. Con voz propia. Con sensibilidad y fluidez. En sus poemas a una palabra le sigue otra, solo que, en los poemas de Óscar,  esta es la única que podría seguirle. Y, cuando los leemos, su ritmo nos va meciendo suave. Y nos lleva a lugares internos propios, donde anida la nostalgia, el recuerdo de quienes ya no están con nosotros.

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Diosdado Virgilio dirigió magistral el evento. Y en su intervención como presentador del libro, inició con un gancho literario al hígado. Contó la anécdota de un muchacho débil, de los llamados "nerd" (estudioso, dedicado, inteligente), de los que los compañeros grises, fuertes y violentos, se unen para apabullarlo y humillarlo por la fuerza, porque no pueden de otro modo, cada vez que se cruzan con él. Y así por meses como un destino manifiesto. Hasta que un día, de manera inesperada y por demás sorpresiva y sorprendente, este muchacho, personaje de la anécdota, se decide, y lanza un solo golpe, uno, pero bien puesto, con la intensidad y ubicación precisas, que derriba al grandulón abusivo, y lo deja tirado, para espectáculo de los mirones de siempre, y también para reconocimiento de los otros, y por tanto no se metan con él. "Y este muchacho es el autor del libro que hoy presentamos", dijo, para sorpresa y aplausos de los asistentes.

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Sin duda en las presentaciones de libros, el público llega a escuchar al autor. Mal hace uno en pasarse en minutos del tiempo asignado. Solo que en justificación uno quisiera decir más cosas. En mi caso, de la importancia de la poesía, y de tantos libros que se publican. Y que unos bien vale la alegría salgan a la luz. Bien por todos los que salen. Pero siempre hay una diferencia entre los pocos y los muchos. Y entre los pocos, buenos y destacables, está precisamente el de Óscar Enrique. Pleno de nostalgia, amoroso con los recuerdos, consiente de lo efímero de la vida, y por lo tanto que un día solo seremos polvo. En su turno el autor agradeció el espacio a Galería Arí y a los asistentes. Comentó sobre su libro y cómo se generaron los poemas que lo integran. Y visiblemente emocionado -como uno imagina su sentir al escribirlos- leyó cuatro poemas. Buen poeta, y buen lector de su obra.

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Luego vinieron las intervenciones del público. Tres. Los escritores Isaías Álvarez, Joel Taracena, y otro de quien no anoté el nombre.Y coinciden en lo que antes había comentado Diosdado Virgilio, con otras palabras: Óscar tiene un lugar en el parnaso poético tabasqueño.  Punto. Y yo le agrego que escribe mejor que otros, lo cual es normal y natural. Matizo y digo que escribe distinto. Lo cierto es que en poesía hay un concierto de distintas voces. Una ya, distintiva por su voz con matiz propia, notas suaves y tonos armónicos, y por lo tanto diferenciada, es la de Óscar Enrique. ¡Enhorabuena!

Pd. texto aparte merece la galería de arte Ari, atrás del palacio de gobierno: soberbia, majestuosa, bella.