Libro para corrección Café sin wi fi (título provisional)

  

 

 

 

 

 

Café sin wi-fi

 

 

 

 

 

Antonio Solís Calvillo

 

 

 

 

 

 

Café sin wi-fi

Pocas veces he comprado a través de Mercado Libre o Amazón, principalmente. Y me he decidido solo porque los objetos que necesito no los consigo aquí donde vivo. Entonces se me facilita buscar por internet y si aparece a un precio razonable, hago el trámite y a los pocos días llega la mercancía. Una ocasión compré un libro de la colección de especiales de la real Academia de la Lengua Española. Y no recuerdo si fue el de “Borges esencial” o “Rayuela”, de Julio Cortázar. El caso es que lo ubiqué en una pequeña librería de un también pequeño pueblo de Colorado, Estados Unidos. Y, como se le puede seguir vía internet el itinerario que va recorriendo al paso de los días, podía ir leyendo algo así como: "El vendedor está empaquetando su pedido"; "Ya lo terminó de empaquetar"; "Ya salió su pedido de la librería", y cosas así. Sucedió que ese libro hizo un recorrido superlargo: de Colorado pasó a Houston Texas, de allí a Baton Rouge, y luego a New Orleans, en Louisiana, de allí a Mérida, Yucatán, hasta que finamente llegó a Villahermosa querida.

Hace días coincidí con un amigo, casi hermano, en una cafetería de Plaza. Estaba yo saboreando mi café, y mi amigo había llegado allí, a esa misma plaza, para realizar algunas compras de víveres. Antes, se dijo: "pasaré por la cafetería para ver si hay algún conocido para platicar y chismear un rato". (Lo de chismear lo agregué yo en el texto). Y efectivamente nos encontramos. Platicamos unas dos horas, de un tema y otro, arreglando el mundo. Luego llegó otro amigo y se armó la plática otra media hora más. Y de allí nos fuimos a seleccionar los comestibles que compraríamos para llevar a casa. Cada quien agarró su carrito y recorrimos unos pasillos juntos. Y luego nos despedimos porque ya era tarde, y había qué apurarle a las compras, además de que yo tenía hambre. En uno de los comentarios -cuando íbamos con el carrito- me dijo: “me gusta más venir a hacer las compras, que pedirlas por internet". Y sonreímos, porque ya hay esa facilidad de comprar el mandado vía internet, y te lo llevan a la puerta de tu casa, y además dicen que la fruta y legumbres son más frescas. Pero encontrarse a conocidos, saludarse y platicar entre los pasillos, hace grata la salida a comprar.

La pandemia del Covid en 2020 y 2021 nos obligó a realizar muchas actividades por vía internet. Yo no conocía nada de plataformas como Jitzu y Zoom, pero tuve que adaptarme. Las clases y conferencias, por ejemplo, de manera emergente se realizaban por internet. Las compras aumentaron por esa vía. Y muchas actividades más. Ya desde antes había yo bajado la aplicación (app) bancaria, para evitar las filas en el banco, por el tiempo que se tarda uno. Pero por lo del Covid fue imprescindible hacerlo por esa vía para evitar o minimizar el riesgo del contagio. 

Me aseguran que muchas relaciones sentimentales iniciaron por esa vía de internet. Se conocieron, gustaron, comprometieron y se casaron. No creo que las relaciones cuerpo a cuerpo las hayan realizado asimismo por esa vía digital. Y, si eso es posible, yo prefiero a la antigua, cara a cara, cuerpo a cuerpo, con las palabras tibias muy cercas del oído. Digo yo, que me resisto a la modernidad. Aunque no tanto. Ahora se habla de videollamadas. De exposiciones para venta vía internet. Y los cines tienen poca demanda porque las películas están a disposición para verlas desde la sala de casa. Esto ya había iniciado hace mucho tiempo, pero todo sigue en esa tendencia. 

Hasta se dice que llegará el tiempo en que compremos un chip o un dispositivo semejante y nos conectemos vía intravenosa -no me quiero imaginar otra vía- para ver películas, platicar con otras personas, y platicar con vecinos sin necesidad de movernos de nuestra cama o la comodidad de nuestra sala. Y así la situación moderna nos va alejando del contacto con los demás, tanto en las miradas, el saludo, los abrazos, los besos saliva incluida, y demás.

Un amigo mío llevó a su padre al banco a cobrar su pensión con la tarjeta de 65 y más. El hijo se asustó ante la  fila larguísima que había y supo que iba a perder mínimo cuatro horas para llegar al cajero o a la cajera real en ventanilla. "Padre, creo que te voy a bajar la aplicación del banco para que desde tu celular y en casa se puedan hacer estas operaciones bancarias, sin necesidad de sudar en la fila y a riesgo de perder casi la mitad del día", le dijo. "Primero muerto a que me bajes esa cosa del demonio que nos aísla", le contestó severo el anciano padre. Y agregó: "¿No viste que me saludaron como veinte personas cuando llegué?. ¿No viste la señora morena de ojos café que me guiñó un ojo?" 

Un amigo que vive en Oklahoma, Estados Unidos, me habló, y me dijo que tiene muchas ideas y quiere le ayude a escribirlas. Pues claro que sí, le respondí. Pero me cuenta que ya quiere venir México porque en Estados Unidos la gente es muy distinta. Por las tardes se encierran en sus casas incluídos los domingos para ver los partidos de beisbol, futbol americano o basquetbol. Poco visitan los parques cercanos. Y no caminan por la banqueta porque todos sus movimientos los realizan en auto. “Ya quiero estar en México para las carnitas asadas, caminar por las aceras llenas de vendedores y gente caminando y sentarme a bolear en una plaza y platicar con el bolero”. Me dice todo eso mi amigo.

Otro amigo me dice: "Tengo una novia por internet". "Achis", le contesto medio en serio y burla. No sé lo que significa esa expresión, pero me sale como de burla, como decir “¿A poco?” “¿Y eso cómo es?” Y le pregunto que cómo le hace para tomarle la mano y besarse. Y me responde que cada quien pone la mano o los labios en la pantalla, y la pantalla vibra transmitiendo el placer sentido e intercambiando las sensaciones. "Ah, caray", me dije sorprendido y a la vez triste. No porque no lo crea, sino porque hasta dónde hemos llegado. Ya no le pregunté cómo le hacen para hacer el amor a través del internet. Pero imagino que ha de haber formas.

Triste es ver las familias cuando se reúnen a comer y cada quien tiene un celular en la mano. O los novios en un café y cada uno con su celular. Por eso dicen que los extraterrestres -en caso de existir- no nos contactan porque somos una civilización en retroceso. Y lo que es peor, ya ni nos visitamos.  Porque ya ven que se decía : "la familia solo se reúne cuando hay un velorio". Y a como va la situación, cada vez van siendo menos  las relaciones cara a cara, por lo que llegará el día ese en que asistamos a las funerarias vía virtual. Mientras tanto, te invito un café. Y en esos donde tienen un letrero con el aviso de que no hay wi fi, y tienen descuento para quienes no utilicen su celular en el encuentro.

 

 

Neblina y poesía

Cuando amanece con neblina, y con mayor razón si es muy cerrada, la imagino como un símil de la vida sin los conocimientos formales que se estudian en los planteles escolares de los distintos niveles. Hay días en los que amanece con distintos niveles de neblina y la luz trata de colarse entre la humedad suspendida. Solo que se le dificulta y,  por tanto, no hay visibilidad suficiente. 

Lo contrario: entre más luz del sol, mejor se ve a nuestro alrededor. Entre más conocimientos realmente aprendidos, como luz, mejor se percibe la realidad en la que vivimos, y se puede transitar una vida mejor iluminada. No por nada, se le llama “oscurantismo” cuando prevalece el fanatismo. En aquella época así llamada igual medievo, donde prevalecía la oscuridad, se refiere entre muchas cosas más, a que se consideraba que el sol giraba sobre la tierra, la gran mayoría de la población no sabía leer ni escribir y se consideraba el conocimiento como cosa diabólica, asunto de brujas y se les quemaba en la hoguera. Posterior viene la etapa del renacentismo, como de luz, en la que florecen arte y ciencia.

Palabra del poeta  Czeslaw Milosz: "Grande es el dolor pero vendrá más sufrimiento./ La noche oscura se hará aun más sombría/ Dichosos los que vivieron y murieron a tiempo./ No temas a los afanes del hombre, corazón mío./ El destino fue recto y será torcido./ El agua clara se volverá tormentosa./ Quien alcanzó la sabiduría será malquerido/ y por no ser feliz sufrirá el necio./ A la estrella que nace la muerte ya lo espera./ Los años pasarán en esperanza vana./ Quedará la ceniza entre las ruinas./ La belleza terrestre sabrá amarga. "

Precisamente, en estos tiempos estamos viviendo un tipo de neoscurantismo. Existe un alto porcentaje de analfabetismo funcional. Y este se refiere a que, sabiendo leer no se lee, sabiendo escribir no se escribe, sabiendo hablar no se habla con alta coherencia y lógica (y solo asuntos banales), y sabiendo estar callado, no se escucha a quien habla. En esas andamos. Entonces, en esta etapa del neoscurantismo, la tanta información, las tantas distracciones digitales, la vacuidad de temas tratados en canciones y libros comerciales, revistas de chismes y notas rosas -o rojas- vienen representando la neblina que no nos deja ver la realidad sufrible, multifacética y cambiante.

Esto nos sucede porque no relacionamos una cosa con otra, o solo las más cercanas. Miramos consecuencias pero no las relacionamos con las causas. Miramos hechos y no los vinculamos con sus antecedentes. Creemos que unas cosas no influyen en otras, y que lo que sucede es por el destino, porque así tenía que suceder. Solo que en ocasiones nos toca a nosotros, o a alguien muy cercano, el daño de un hecho, y es entonces que nos preguntamos ¿por qué a mí? Con la neblina tenemos que avanzar, pero vamos muy lento. En la vida tenemos que avanzar, aunque no la disfrutamos, ni sepamos las razones por las que estamos, y vivimos al día, sin mayores preocupaciones que el alimento y el techo. Con la neblina si no nos movemos con cautela, podemos ser causa de un accidente o avanzar en otro camino que no es el deseado. Lo mismo nos sucede en la vida: avanzamos sin rumbo, sin ruta, sin brújula. Vamos hacia donde nos lleven las circunstancias.

Y podemos pasarnos la vida quejándonos. Cuando yo daba clase les decía a mis alumnos de telesecundaria que a partir de los 15 años ya no podemos echarle la culpa a nuestros padres de la manera como vivimos. Que está bien, que nacimos en una familia muy pobre. Pero que tenemos hacia adelante la razón con cada vez más conocimientos, y una visión de cómo queremos vernos en el futuro, para esforzarnos y salir adelante. Puede parecer retórica, pero no hay de otra. De poco o nada sirve estudiar secundaria, sin que se nos aliente para imponernos metas para alcanzar, y lograrlas mediante el estudio y la disciplina. Lo otro es decirles que no hay salida, que

hay que cruzarnos de brazos. Sartré, el filósofo francés, lo decía así: la vida es lo que hacemos con lo que hicieron de nosotros.

¿Es imperativo que todos nuestros alumnos lleguen a ser profesionistas? No. Lo importante es que sean mejores seres humanos, con valores que le muevan a ser buenas personas, dedicados, esmerados, disciplinados y dispuestos a vivir de modo pacífico y solidario. De  nada le sirve a la sociedad un profesionista que lucre con la necesidad y el dolor de los demás. O que ingrese al gobierno y piense en salir rico luego de tres o seis años, en los respectivos periodos de gobierno municipal o estatal.

Para una mejora sustancial de la educación en el país, para formar buenos ciudadanos, se requiere hacer un alto y poner en la misma sintonía a la mayoría de agentes que inciden en la educación de nuestros niños y niñas, de nuestros jóvenes. Como en el ejemplo de cuando un carro está atascado en el fango, para sacarlo se requiere que el total de personas empujen hacia la misma dirección, y no la mitad empujando de la parte de atrás y, en contraposición, cinco de la parte de adelante.

Ante esta situación que venimos viviendo desde hace ya algunos años, hace como 20 lo comentaba con un funcionario de educación amigo. ¿Qué hacer?, era la pregunta, y nos referíamos a los muy bajos resultados educativos. Y su respuesta fue tajante: "se debe declarar emergencia nacional". Lo dijo serio aunque esperanzador. Yo me quedé pensando en la respuesta. Sabía que él tenía razón, porque a diario estaba metido en temas educativos, tanto en análisis, visitas a centros escolares, como metidos estábamos en lecturas sobre resultados de evaluación. Y concluíamos, una, que la mejor evaluación de la educación era mirar nuestras interacciones sociales: si hay o no seguridad, si se puede salir a jugar a las calles y parques sin sentir miedo. Etc.

La neblina allí está. Cerrada a la luz del amanecer. Y poco a poco cede. Así en la vida, poco a poco, hagamos ceder la neblina de lo oscuro, de lo fatal.

 

 

¡Que vivan los compositores y los poetas!

¿Quién no ha escuchado y cantado en petición la canción "Bésame mucho", como si fuera esta noche la última vez, de Consuelo Velázquez? Y ¿quién, en clamor, "Júrame", que aunque pase mucho tiempo, no olvidarás el momento en que yo te conocí, de María Greever. La de Bésame mucho la cantaron tantos intérpretes, que hay versiones hasta con los Beatles y Elvis Presley.

Los compositores son una especie rara, y fundamental para la vida humana. Su trabajo nos alimenta el alma. Con sus piezas nos han acompañado desde la más tierna infancia. Dichas piezas nos gustan porque dicen lo que uno mismo siente, lo que uno quiere decir, lo que nos refleja. Sin buscarnos nos miramos en ellas como un espejo. Es parte de nuestra vida plasmada en una canción. Son emociones, reclamos, protestas, decepciones, las que dejaron fijas en cada una de sus piezas.

Yo escuchaba a la edad de trece años canciones de Armando Manzanero, por ejemplo. "Somos novios", aunque yo no tenía novia, pero quería tenerla ya en esa edad. "Esta tarde vi llover", y no estabas tú. Las canciones las escuchaba en la radio. Y cuando era presentación de él en algún programa de televisión de la época, me sabía ya sus canciones. Doña Carmen Jiménez, donde yo trabajaba de acompañante, me miraba y miraba la tele, en el dueto que yo hacía con Don Armando al piano y ella decía: "ese chaparrito no tiene buena voz, pero qué bien compone las canciones".

Yo no sabía lo que era un compositor, aunque sí sabía lo que era un cantante. Ya había escuchado las maravillosas interpretaciones  de Frank Sinatra, a quien llamaban "La Voz"; a Elvis Presley (No seas cruel), a Paul Anka (Deja Conocerte). Había entonces una diferencia, concluí, entre quien canta y quien compuso la canción. Luego supe que había cantautores, que son quienes componen la canción y a la vez la cantan. Sí, que vivan los compositores. ¿Qué seríamos sin ellos?

***En secundaria con el maestro de música, Juan Pablo Puente, conocí la gran variedad de compositores populares de diversas épocas. Lo mismo a Luis Esperón (Amorcito corazón), que los Cuates Castilla ("Cuando ya no me quieras"). Lo mismo a Luis Arcaraz (“Bonita”), que a Agustín Lara (“Cuando vayas a Madrid”, “Veracruz”), sin olvidar, por supuesto, al gran Alvaro Carrillo (“Cancionero” y “Se te olvida que me quieres”) y a  tantos otros que hicieron que la clase de música de secundaria me abriera un panorama muy amplio de lo que es la canción popular. Y su importancia de los compositores, por supuesto, en la vida de nuestros pueblos. Por lo que yo siempre he querido componer una canción, pero no se me da. Nomás no.

Para mis 17 años, se integraron otros compositores en mi panorama: Óscar Chávez, entre ellos, con canciones como "Por ti”, yo dejé de pensar en el mar", y  "La casita", que representaba lo que queríamos decir sobre nuestra (de usted y mía) clase gobernante, que se enriquecía a manos llenas, como viles cleptómanos: "es una casa chiquita, con jardines y alberquita y calefacción central". Sí, claro, era una parodia de la canción interpretada por Pedro Infante, y que compusieron Felipe Lara y José Manuel Othón.

¿Los compositores son el alma del pueblo? Sí lo creo. Tienen la sensibilidad para poder escribir de lo que viven, que son situaciones comunes a muchos, y también de interpretar los sentimientos populares, que por ser tantos, asimismo son tantas las canciones y tan diferentes en su contenido y en lo que transmiten. A veces quisiéramos que todos sintieran y prefirieran las mismas canciones o criticamos a otros por sus preferencias en lo musical. Y hasta tenemos la puntada de decir que antes componían mejor. Y no es así. Solo que la radio, la televisión y las plataformas digitales nos ponen hoy en repetición constante y masiva las de algunos compositores de diez palabras y con tres notas musicales, con el ejemplo de "En la guagua ha quedado el olol de tu pelfume". Y pues la masa, la de solo tendones y huesos, diría Silvio Rodríguez, consume el caldo de pollo hecho con polvo químico y no con pollo de verdad. 

Sin que parezca que presumo, a los 20 años escuché a Serrat, luego a Silvio Rodríguez, y Pablo Milanes. Mas adelante, quizá a los 30 años, se incorporó en mi repertorio el cancionero de Luis Eduardo Aute. Y digo que no lo presumo, porque asmimiso escucho canciones de todo tipo. Es decir, consumo canciones que se escuchan en el centro y la periferia, por decirlo de esa manera. Qué caray, escucho a Chabela Vargas, a Lola Beltrán, por la fuerza que imprimen en su voz, y siendo ellas interpretes, cantaron canciones de excelentes compositores. Y escucho a Juan gabriel y a Rigo Tovar, lo mismo que a Cornelio Reyna y a Ramón Ayala.

Cada quien tendrá sus compositores favoritos. Los míos son Armando Manzanero, Alvaro Carrillo, Agustín Lara, Napoleón, Sergio Esquivel, Juan Gabriel (La diferencia, Abrázame fuerte) y José Alfredo Jiménez (Ella, Caminos de Guanajuato). Pero hay muchos más. A veces son muchas las composiciones escritas por ellos, que son genios. Y a veces basta una sola canción para justificarlos, como el que compuso "A mi manera", o "La vida en rosa". Y usted seguro tiene otras canciones que son tan bien hechas, y lo que llevan en mensaje, que, digo, justifican toda una obra del compositor.

"Me gusta pero no la entiendo", me dijo una amiga sobre la música clásica. Le dije, cuando la escuches cierra los ojos, y deja que la imaginación te vaya dando fluya. Y no te reproches si al principio  nada miras con la imaginación. Quizá no estamos acostumbrados. Pero llegará el día que al escuchar -si insistes, claro- esa música llamada clásica, sentirás que escuchas el galopar de caballos en campo traviesa, el caminar con tranquilidad sobre pasto, o estar sentada en una banca del parque mirando la luna, o sentirás el canto de sirenas, o el pasar de una estación a otra (Vivaldi y sus cuatro estaciones) o el rumor de las olas con Juventno Rosas. Precisamente no tienes qué explicarte lo que escuchas, sino solo sentirla. Son vibraciones armónicas, que llegarán a ti si insistes con el cerebro y con el alma a encontrarlas y encontrarte.

Y le cuento a ella que en las ocasiones que anduve a la deriva emocionalmente, que me atropelló el alma un camión figurativo de la basura, cuando un ferrocarril trituró mis huesos sentimentales, cuando parecía que el olvido fue lo cotidiano, cuando se me ahogaban las palabras en un vaso de agua, busqué música de compositor que me arropara, bálsamo de todos los males, y encontré la música de Claude Debussy, Claro de luna, Reverie y otras,  y de Erik Satie, Gnossienne No. 1 y Le fils des etoiles: Prelude del 1er acto. Una belleza de sonidos en secuencia y armonía que te transportan literalmente del caos a la calma. Con reminiscencias a la nostalgia, sí, pero que te van sacando poco a poco del hoyo.

Pero sin duda escribir una lista de compositores sería tan amplia, de lo popular y lo clásico. Solo que cada quien tuvimos una circunstancia de tiempo y geografía distintas, que nos pusieron al oído, desde la infancia, diferentes melodías. Y esa es nuestra formación. Y en el transcurso de nuestras vidas, gracias a la lectura o derivadas de la falta de ella, cada uno tenemos preferencias musicales específicas y a veces muy diametralmente opuestas. Pero todo forma parte de ese amplio y rico panorama de los compositores.

No olvido, no, a Chava Flores, con "A qué le tiras cuando sueñas mexicano", "Los 15 de Espergencia", ni olvido  a Gabilondo Soler Cri-Crí, que enriqueció la imaginación de mi infancia. Y me permito recordar que la poesía lleva ritmo y armonía y en su origen era cantada por los trovadores. Sí. Que vivan los compositores y los poetas.

 

A veces la vida te tira un gancho al hígado

 

En un símil con el boxeo, del que soy aficionado, sobretodo al de hace como treinta años y más, a veces la vida te pone contra las cuerdas y no sabes qué hacer. Y siguen los golpes hacia ti, arriba y abajo hasta que te tiran a la lona y escuchas el conteo del tercer hombre sobre el ring. Todo te da vueltas y te levantas con el rostro como diciendo: que si anotaron las placas del vehículo que te atropelló. Y sigues -más que dando- recibiendo golpes. Hasta que suena la campana y tienes apenas un minuto para recuperarte.

 

Muchos y muy buenos boxeadores había entre los años 60s y 80s. Las peleas estelares eran a diez rounds, las de campeonato nacional o continental a doce y las de campeonato mundial eran a quince. Y hay peleadores muy famosos por la entrega y el  pundonor puestos en cada batalla. Cada round era de 3 minutos por 1 de descanso.

 

¿Y por qué a mí?, preguntas al cielo, a una deidad, o a Dios mismo, cuando las cosas que emprendes no te salen bien, cuando parece que para ti son todas las derrotas a repartir, cuando todo te sale mal, diría la canción de Alex Lora, como soundtrack indentificable de tu vida, aunque más bien de algunas etapas de tu vida: "...yo le echo muchas ganas pero.../ nada me sale bien/ si digo que es blanco/ resulta que es negro/ si digo que es águila/ seguro cae sol/ si estoy en el cielo/ me siento en el infierno/si piensas que me amas/estas en un error.../"

 

Precisamente la mejor enseñanza para los niños ante situaciones de caídas, es la de levantarse y seguir al frente, como si nada. Si hay qué llorar, hacerlo, y listo, pero seguir. Nadie en la vida está excento de malos momentos, de derrotas que parecen insuperables, de caídas donde nadie espera levantarse. Y hasta hay quienes te ven tirado y se alegran. Se dice que la diferencia entre las personas, es entre quienes caen y se levantan, y quienes se quedan tirados, derrotados. Se requiere sí, educar la mente, pero asimismo se requiere forjar el espíritu.

 

Memorables fueron las peleas entre Mohamad Alí y Joe Frazier. Dos pesos completos no solo por el peso mismo de sus cuerpos, sino por la entrega en las peleas. Dos grandes robles de buena madera. En sus tres memorables peleas compartieron derrotas y triunfos, quedando finalmente a favor de Alí, el hablantín, el irreverente negro, el bailador boxeador, el que parecía burlarse de sus rivales con esa manera de bajar completamente la guardia y mover sus pies como si estuviera danzando en pasos de ballet, el que no fue a la guerra contra Vietnam porque sencillamente “no eran sus enemigos”, por lo cual lo metieron a la cárcel.

 

Entre esas memorables peleas entre los dos gladiadores, hay una como ejemplo de resistencia y la imortancia de la motivación. El que motiva es su manager, el legendario Angelo Dundee. Es el round número 12. Y Alí, literalmente ya no puede más. Ha recibido tantos golpes que en el descanso, Alí le pide a su manager que "tire la toalla", que ya no puede más. "Aguanta otro round nada más", le dice Don Angelo. Y sale Alí al round 13, que le parece eterno. Suena la campana. Y en el descanso Alí le suplica al manager, que "ya, ahora sí, tire la toalla, porque ya no puede más. "Hazme un favor, sal solamente para el siguiente, tú puedes otro round", le dice su manager.

 

Y Alí sale para el 14. A como puede va hacia el ring, lo mismo que Frazier. Ambos tiran lo que pueden, reciben los que no pueden evitar porque sus brazos parecen de plomo, y sus pies los sostienen de milagro a ambos. Solo que cada uno percibe el sentir propio, y no el del otro. Y ciertamente así nos pasa en la vida. Vemos la felicidad de los otros cara afuera, pero no sabemos cómo andan hacia dentro, o al interior de sus familias o empleos.

 

A veces mi vehículo anda mal. Lo llevo a un taller. Y a los pocos días le falla otra cosa. Y lo vuelvo a llevar. Y miro apesadumbrado circulando vehículos de años más antiguos, con llantas lisas, etcétera, y como si nada. Y digo: “esto solo me pasa a muy a mi auto”. A eso me refiero con este tema. Pero hay lecciones, y excelentes, como lo de esta pelea que comento.

 

Al sonar la campana para el descanso, Alí semidesmayado llega a como puede hacia su esquina. Se deja caer como un costal en el banquillo. Y le dice a su manejador que ahora sí, ya no puede más, que los brazos ya no los puede levantar y los pies no lo sostienen. Y su manejador, el gran Ángelo Dundee le dice que “está bien. Tirará la toalla, que lo comprende. Pero solo le pide un solo favor: que al sonar la campana haga un esfuerzo de levantarse y de ponerse al centro del ring, solo eso. Alí entiende que al llegar al centro del ring su manejador tirará´la toalla, en señal que su peleador no continuará. Y se levanta con sumo esfuerzo. Llega al centro del ring. Y para su sorpresa es Joe Frazier quien no puede levantarse. Y el referee da por terminada la pelea a favor del gran Mohamad Alí. Lección: hay que levantarse y salir al centro de la vida. Que esta siempre nos tiene una sorpresa.

 

 

Nicholas Winton, un gigante con corazón noble

El número 669 por sí solo, sin alguna referencia no dice nada. Y estará frío quien trate de adivinar. Adelanto un nombre y su origen: Nicholas Winton, judío inglés.

La Segunda Guerra Mundial tiene muchas historias y una de ellas es la de esta persona. Debido a la persecución de judíos por los nazis, muchos niños estaban destinados a los campos de concentración, a los ghetos, y a su asesinato en masa en las cámaras de gas. Hubo muchos héroes, cómo no recodar a Óscar Shindler y su lista, que supimos y vimos en una pelicula en 1993. Hubo asimismo otros héroes anónimos, como Nicholas Winton, inglés, quien era corredor de bolsa. Estando él de vacaciones en Suiza, lugar ideal para el esquí, recibió una llamada e invitación de un amigo para trasladarse a Praga por un asunto que le quería comentar. Era el proyecto de salvar niños judíos ante la inminente invasión nazi vislumbrada.* No lo pensó dos veces. Viajó a esa bella ciudad y tomó el proyecto como motivo de vida. En Praga pronto se corrió la noticia de sus blancas intenciones. Y decenas de familias acudieron a él para que incluyera a sus hijos. Al principio atendía en su habitación de hotel. Pero eran tantas las solicitudes que rentó un local especial.

Para el fin deseado de salvar la mayor cantidad posible de niños, entabló relaciones con representantes de varios países, siendo Suecia el único que aceptó de manera directa recibir dichos niños. Las autoridades de Londres le pusieron la condición de primero buscar familias que recibirían a cada infante y por cada uno pagaría de fianza 50 libras para asegurar el pasaje de regreso pasado el peligro. Y así lo hizo. Era el año de 1938. Así que empezaron a llegar los trenes con la carga frágil y especial a la estación de Liverpool, a donde las familias solidarias ya los estaban esperando. Por cierto el último traslado ya no fue posible, a causa de que Alemania invadió Checoslovaquia y cerraron las fronteras. Nunca se supo más de ese traslado con 250 niños más, quienes seguramente murieron en las cámaras de gas junto con miles y miles de judíos.

Imagino las peripecias, los obstáculos a sortear. Imagino el inmenso amor. Imagino la mirada ilduminada de ese hombre en el trayecto de ir de un lado a otro, gestionando, rellenando un documento, comprando alimentos, preparándolos junto con su esposa y amigos, inclusive. Imagino las escenas. Pero todo termina allí, o parece terminar. Punto. 669 niños salvados.

Al paso de los años nunca dijo nada. El secreto se lo llevaría a su tumba. Solo que Greta, su esposa, muchos años después, curiosa y revisando en el desván de los cachivaches, encontró un maletín, entre cientos de cosas guardadas allí. Y en su interior estaba un cuaderno con la relación completa de los 669 niños y niñas, con sus nombres, fotografías, cartas de los padres, y algún otro dato registrado, quizá la edad, estatura y peso, color de piel y ojos. Los datos agregados al nombre de cada uno de ellos, es lo de menos. El asunto es que allí estaba la descripción del tan humano acción Y Doña Greta tuvo una idea.

Era 1988, cincuenta año después de los sucesos;  contactó a una historiadora, esta a una amiga periodista y publicaron un reportaje en uno de los principales diarios londinenses. A tal grado que la BBC se interesó para invitar a su programa, a Don Nicholas Winton, quien para este caso -por el reportaje muy difundido- era ya una celebridad. Entonces idearon una sorpresa: lo invitaron, como uno más, al programa, que por cierto era en vivo. Y este gustoso acudió. Y para su sorpresa la presentadora empezó a contar los hechos de salvamento de aquellos niños. Y dio un nombre, como al azar. Correspondía a una mujer sentada en primera fila. Ella levantó la mano para indicar que era ella. Y le dijo: "a tu lado está sentado el señor que te salvó cuando eras niña". Volteó a verlo y muy emocionada lo abrazó y besó. Don Nicholas se enjugó una o más lágrimas, de la emoción. Y  al otro lado otra persona, lo mismo.

En el momento cumbre de lo planeado, la presentadora pidió al público que se pararan las personas salvados 50 años antes, y se pararon todos los asistentes, para sorpresa grata de Don Nicholas, sentado en medio de la primera fila. Jamás le había pasado por la cabeza que hubieran ideado y logrado reunir a la mayor cantidad posible de aquellos niños. Se precisa que en ese año de 1938, los niños no fueron dados en adopción, porque sus padres estaban vivos, sino en calidad de protegidos en tanto terminaba el conflicto bélico. La adopción vino despues. Y solo muy pocos padres lograron sobrevivir y se reunieron de nuevo con sus hijos, de lo que supo luego él. 

A raíz de hacerse público ese singular hecho, primero por el reportaje y luego por el programa de televisión, Don Nicholas pasó del anonimato, satisfecho por haber hecho lo correcto en el preciso momento en que se necesitó, a la fama no buscada. La reina Isabel II lo condecoró en 1993 como Miembro del Imperio Británico; en 2002 como Caballero por los servicios a la humanidad. El gobierno checo, presidido por el actor Vaclav Havel, lo condecoró con el título de Liberador de la ciudad de Praga y la Orden de Tomás. G. Mazarick.  Además de muchas otras distinciones. 

Hay varias películas, libros y documentales sobre este hecho realizado por Nicholas Winton (no solo, por supuesto, contó con el apoyo de muchas personas directas e indirectamente). Y si lo viera usted en entrevistas ya en sus últimos años, sencillo, humilde, como con un decir "no fue mucho", "fue algo tan normal para mí", y cosas así. Hasta tímido se nota, pero eso sí, con una conciencia muy clara del deber ser. "...Hay tantas gentes que van a diferentes iglesias. Y conozco a varios que podría preguntarles si hacen esto o el otro. Pero muy pocas de ellas cree realmente en Dios y sin embargo van a la iglesia, o a la sinagoga, o a muchos otros sitios. Pero hay algo que podrá reunir a todo el mundo: son los principios fundamentales que existen. Olviden por un momento que aprecio la religión. Si todos viviéramos según Los principios de bondad,  gentileza, dignidad, honor y amor, el mundo sería diferente". 

Hay días así

Hay días así, en los que te envuelve la rutina, como si no tuviera a otros a quien joder. Y se apodera de ti esa sensación de no querer hacer nada distinto. Porque pasas los días cumpliendo el horario del trabajo, de lunes a sábado. Y el domingo acudes al templo o a la iglesia. Y pasan los días. Llega un cumpleaños con sus respectivos pastel y refrescos. Y llegan vacaciones  y te encierras en tu casa. Es entonces que sueñas con otra vida, otra geografía, otros golpes de la vida.

Miras que todos son felices. Sí, lo son. Estás seguro de ello. Miras a distintas personas con sus sonrisas a flor de piel, con sus palabras correctas y positivas. Y hablan de lo bien del clima, de lo bien que están, del próximo viaje que harán, del que hicieron, su bebe ya tiene un diente, ya camina. Y te dicen que son felices. Y realmente lo aparentan en esos diez minutos en los que coincides en el pasillo. O en el mediodía en el tiempo para la comida. Y ellos piensan lo mismo de ti. Exactamente lo mismo.

.Escucho a Joan Manuel Serrat: "..Y bueno, pues, un día más que se va colando de contrabando. Y bueno, pues, adiós a ayer y cada uno a lo que hay que hacer. Tú, enciende el sol. Tú, tiñe el mar, y tú, descorre el velo que oscurece el cielo, y tú, ve a blanquear la espuma y la nube, la nieve y la lana, y tú, conmigo a cantar la mañana...." 

Una vez tocaste una estrella. Lo comentaste y te dijeron loco. Pero fue verdad. No fue en sueños o delirio. Fue la realidad más pura y sublime. No hay manera de expresarlo. Pero alcanzaste esa estrella. No importa el día, mes o año. No importa si fue mañana, tarde o noche. 

¿Eras niño, joven o grande cuando la tocaste? Te preguntan con morbo, para diagnosticar tu locura, tu falta de tornillo. Y tú respondes: “¿Que importa el momento? El tiempo es lo de menos. La alcancé, toqué y punto”. Son momentos de locura, de lucidez, momentos de gloria. Es el verdadero éxito en la vida. No hay más.

Todo día es de gloria. La rutina es el pensamiento fugaz, de olvido, el hacer de manera mecánica y repetitiva las actividades. Inclusive, cuando estás con personas ruidosas, tú te concentras en otros pensamientos. Te fugas. Vas y vienes. Te entretiene reír junto con todos. Te sumas al coro, porque es casi imposible vivir como apartado. Pero sabes que tanto vacío al final a la humanidad hace daño. Y cada individuo representa a la humanidad entera.

Todo día es de esperanza, porque has despertado y hay vida. Riega las plantas. Échales flores con palabras. Habla bien de sus hojas. De lo bien que se miran. Ellas no te necesitan para su existencia, pero no les sobras. Y te agradecen que las procures. Y te echan flores en su temporada. Las flores son para ti, nunca lo olvides.

Hay días así. De lluvia y grises. ¿De nostalgia? Sí, claro. ¿De evocaciones? Por supuesto. Y también de oportunidad para lanzar linea al futuro. Sobretodo al cercano, este de más de rato. Este de cuando mucho mañana. No del año que entra o del lustro que entra. El de hoy en la tarde. El de hoy en la noche. Este, del café por venir.

La luciérnaga brilla en la oscuridad. Y es su luz interna la que obra el milagro. Así tú, con tu risa, con tus palabras. Así tú, con el espejo que refleja la imagen de otro espejo. La luciérnaga es efímera. Pero ellas vienen desde mucho antes y alumbran. Y estarán alumbrando el final de los tiempos. La vida tiene muchas maneras de manifestarse. Es movimiento, es tiempo, es dulzura.

Ánimo, siempre a todos. La vida es efímera y fugaz. Solo hay una. En la edad en la que estés. La vida es la misma. Se descubre a cada instante. La novedad no viene con esa etiqueta. Todo lo que miras es maravilloso: la sonrisa de un niño, el salto de una rana patona, la caída de una hoja, el rompimiento del cascarón desde lo interno, la nube viajera en su movimiento, el sol que se asoma por una rendija, el caminar de la hormiga en fila, el libro que con paciencia te espera, el apetecible desayuno, el saludo "buenos días, vecino", de la vecina, 

El día es muy grande y pequeño. Según lo que hagas, menos morirte, que eso no es buena idea. Puedes hacer tantas cosas que son gratis, o casi. Caminar una media hora o más. Leer un poema o más. Leer diez páginas o más. Lavar tus platos y cubiertos. Doblar tu ropa. Escribir cinco páginas o más. Hacer una o más llamadas a amigos. El día es una sensación de tiempo. Ser feliz no es obligatorio, pero es tan necesario. Y la motivación nace en ti, como una pequeña semilla a la que hay que regar, inclusive con café. O precisamente con café (o té).

Sigue Serrat: "...Todo esta listo, el agua, el sol y el barro, pero si falta usted no habrá milagro…” 

 

Tirad flechas a la luna

Tuve un amigo a quien recuerdo con cariño. Aprendí de él sobre el concepto de que uno modela el ambiente a nuestro alrededor. Ya no digamos arreglando el entorno de manera física, sino lo mismo con las personas que conviven a nuestro alrededor, sea por trabajo o por la familiaridad. Si uno anda serio, así nos tratarán. Si uno anda alegre, así se irán comportando. Si uno quiere incomodar a los demás, pues les diremos o haremos cosas que les incomoden. Como modelar la plastilina. Yo sé que no siempre se logra eso, pero si no se intenta, pues nunca se logrará.

Desiderata es una joya de poema. En una parte dice: "...Enuncia tu verdad de una manera serena y clara,/ y escucha a los demás,/ incluso al torpe e ignorante,/ también ellos tienen su propia historia./ Evita a las personas ruidosas y agresivas,/ ya que son un fastidio para el espíritu./ Si te comparas con los demás,/ te volverás vano y amargado/ pues siempre habrá personas más grandes y más pequeñas que tú..."

No me espanta lo mediocre, me espanta que sea un plan. Y este sea perfectamente planeado para que todo siga en picada: la producción de alimentos, el nivel de educación, el cierre de carreras sociales, la demonización como inservible de la filosofía, el menospreciar el arte. Me espanta que sea un plan mundial aplicado desde las altas esferas y aceptado de manera dócil por los locales. 

No me espanta lo vacío, sino que sea el destino. Uno escucha en la radio una canción insulsa. Le cambia de estación, y aparece asimismo una canción insulsa. Le cambia de nuevo y otra canción de lo mismo. Apagamos el radio. Ya ni se diga si enciendes la televisión. ¿Y qué quieres escuchar y ver? Canciones que hablen de sueños y anhelos; canciones que hablen de ti, de mí, de nosotros. Pero te dirán, si el hombre tiene la libertad de escuchar lo que guste. Y pues no, porque se le ha formado un tipo de pensamiento a través de distintos medios para que no sepa diferenciar lo que le conviene y lo que no.

No me incomoda la gritería. Sino que esa sea a todas horas. Que nadie se escuche, nadie se mire cara a cara. Que en la plática se escuche para contestar; en los grupos unos hablen de una cosa, y otros de otra, sin escucharse unos y otros. Al que empieza hablar se le interrumpe. Y quien tiene la fuerza para imponerse en la plática, la mayor de las veces dice banalidades y sobre vanidades.

Se cuenta del arquero que tiraba sus flechas a la luna. Esperaba la noche, y listo con sus flechas, enfocaba bien, y su objetivo era herir a la luna (es un decir). Y la gente lo miraba y se burlaba de él con risas y de palabra. "Estás loco, nunca le vas a llegar". Y él no decía nada. Solo recordaba las palabras de su maestra: "¡Nunca escuches a quienes te desalientan!". Cuando llegaron las competencias entre iguales, él ganó de todas todas. Tenía tal fuerza adquirida en la práctica constante que su flecha llegaba más lejos.

Encuentras lo que tienes en la mente, porque eso es lo que ves. Llega un forastero a un pueblo. En la entrada mira sentado a un viejo de barba blanca. Le pregunta: "Oiga buen hombre. ¿Cómo es la gente de este pueblo?". El viejo lo mira y le responde con una pregunta: "¿Antes dígame cómo es la gente de donde usted viene?" "Uy, es chismosa, mala, mentirosa, egoísta, entrometida". "Ah, casualidad: la gente de aquí es igual: chismosa, mala, mentirosa, egoísta, entrometida".

Días después llega otro forastero. Mira al mismo hombre de la entrada y le pregunta lo mismo, y le responde con la misma pregunta: "¿Cómo es la gente de su pueblo de donde viene?" "Es muy noble, trabajadora, solidaria, franca". "Lo mismo la gente de aquí: noble, trabajadora, solidaria, franca". Y el forastero entra al pueblo. Alguien que vio al viejo de la entrada y escuchó los diálogos con los dos forasteros, se acercó y le pregunto de la diferencia en las respuestas Y este tranquilo y sosegado, sabio, le dijo: "las personas ven lo que quieren ver y encuentran lo que tienen en la mente”.

En otra situación: "¿Porqué la gente es mala conmigo?", dice uno. Y otro dice: "la gente es muy buena, cariñosa conmigo".  Dos maneras distintas de mirar la misma situación. Dos ópticas distintas. Se cuenta, a manera de ejemplo, sobre un perro que entra a una casa en cuyo interior sus paredes son espejos. El perro mira muchos perros reflejados, entonces gruñe, y los perros reflejados le gruñen igual. En cambio si entra y mueve la cola, los perros reflejados le moverán igual la cola.

No me espanta que las cosas anden mal, me espanta que nos resignemos, y no tengamos esperanza. Me espanta el no hacer ni decir nada. Y me espanta que no nos demos cuenta de lo que sucede. 

Desiderata es un poema escrito en 1927 del siglo pasado por Marx Ehrmann. En otra de sus partes dice:"...Sé tú mismo,/ y en especial no finjas el afecto,/ y no seas cínico en el amor,/ pues en medio de todas las arideces y desengaños,/es perenne como la hierba./... Cultiva la firmeza del espíritu/ para que te proteja de las adversidades repentinas,/ mas no te agotes con pensamientos oscuros,/ muchos temores nacen de la fatiga y la soledad.../ Por eso debes estar en paz con Dios,/ cualquiera que sea tu idea de Él,/ y sean cualesquiera tus trabajos y aspiraciones,/ conserva la paz con tu alma/ en la bulliciosa confusión de la vida./ Aún con todas sus farsas, penalidades y sueños fallidos,/ el mundo es todavía hermoso./ Sé cauto./ Esfuérzate por ser feliz.

 

¿Nos falta malicia o bondad?

 Como si todo estuviera tasado en dinero, te preguntan, sobrados, soberbios, pero evidenciando sentirse menos, en relación a eso. “¿Qué haces ahora?” "Escribo todas las mañanas". “¿Y cuánto ganas? ¿Acaso te pagan por escribir? “"No... Este". Aunque balbuceo porque no me cabe la idea de preguntas tan pedestres. Pero es cierto. No me pagan por escribir, como tampoco me pagan por respirar ni por caminar una hora en las mañanas.

Lo mismo me sucedió cuando compré mi primera computadora allá por marzo de 1995. Yo estaba orgulloso por la adquisición. Me acababan de nombrar director de un diario, y yo no sabía ni encender una, y el trabajo de redacción y formación ya era por vía digital. "Nunca la va a llenar en su disco duro" (era de 512 Mb), me dijo el ingeniero que me la vendió e instaló en mi casa. Tan pronto un "amigo" supo lo de mi compra -yo muy orgulloso- me soltó: "pero la inversión no vale la pena si no le vas a sacar ganancia económica". Sentí el dardo de la maledicencia, de la envidia. Yo esa vez me quedé callado.  Y no es que no piense en la ganancia, solo que...

En 1982 trabajaba ya en educación primaria. Y en unas vacaciones volví a mi pueblo, mi Matamoros querido, y al caminar frente a la secundaria, que está a media cuadra de la casa donde crecí, me encontré con el director, a quien estimo ahora en su memoria, y luego del saludo, me preguntó de cómo me iba. Él ya sabía de mi trabajo de maestro en Tabasco. Y luego de comentarle que "bien", le agregué orgulloso que había entrado a estudiar en la UJAT. "¿Qué carrera?". "Ciencias de la Educación", fue mi respuesta. Y él dijo serio, sabedor de los destinos económicos de las carreras: "Hubieras estudiado Derecho, hay mejor futuro económico".

Y así uno se va enfrentando afirmaciones sobre la parte de la ganancia en cualquiera de sus manifestaciones. Y no es que esté mal, sobretodo si ese "ganar" se hace de manera lícita, solo que los caminos no están muy claros, y de pronto aparece aquel que dice en referencia a acomodarse en la burocracia cuando hay oportunidad: "a mi no importa dónde me pongas, solo ponme donde "hay", en referencia directa de que el espacio laboral sea donde se puede ganar dinero aparte del sueldo. Y esto solamente de manera ilícita.

Hay un poema del cubano Roberto Fernández Retamar donde hace referencia a este tema. Se llama "¿Y Fernández". Allí cuenta don Roberto que al padre le dieron oportunidad de entrar a trabajar en una oficina municipal, pero no aceptó porque la condición es que era para robar: "...Con algunas riquezas que no tuvo, porque fue honrado como un rayo de sol. E incluso se hizo famoso porque renunció una vez a un cargo cuando supo que había que robar en él..."

Y sucede, porque sucede, que el individuo, a quien usted conoce o yo, entró a un cargo de la burocracia, y luego de seis años -o tres que es periodo municipal- sale, y sigue viviendo en la misma casa, y los vecinos ni se asombran porque cuando salió ya su casa está remodelada con lujos, auto y esposa nueva, y aparte saben de otra más y ranchos, entonces concluyen que es porque robó. En cambio si sigue igual y vive en la misma casa y con las mismas propiedades, dirán que es un tonto porque no robó, "si para eso son los cargos", aducen convencidos.

En casa, en el recreo, en el barrio, van haciendo creer al niño y al joven que el éxito verdadero es tener mucho dinero para tener propiedades y más propiedades, la casa más grande, el carro más lujoso, alberca, gym. Aspiracionismo puro, y no me parece mal en la medida de lo legal, de lo digno. Solo que los caminos de la vida no son como se creía.

Carlos Slim le dijo al primo de un amigo, quienes coincidieron en uno de los baños de Sanborns Azulejos,  en la ciudad de México, cada cada uno en su necesidad de la orina, que el dinero es muy bueno, pero daría toda su fortuna porque su esposa Sohumaya estuviera viva. No la pudo salvar de la. muerte ni con todo el poder de su inmensa fortuna. En su honor creó la Fundación Soumaya que construyó el.museo con ese mismo nombre. Doña Sumoaya Domit, esposa del magnate, falleció de cáncer en 1999. 

"Muchacho, es que a ti te falta malicia", es la frase formadora de la sociedad dirigida al joven. Le falta malicia. No bondad, no. Malicia. Y luego nos estamos quejando de que esa malicia, como el llamado mal monte, prolifera en todos los barrios, tanto marginales como elegantes, así como en muchas oficinas de gobierno en los tres niveles, y de buena parte de la iniciativa privada, consorcios, etc. Malicia en las obras de construcción públicas, donde el constructor tiene que dar un moche para la adjudicación de contrato, entonces habrá de meterle varillas menos gruesa, cemento de ese que es lo mismo pero más barato. Y como falta malicia para subir peldaños, entonces es lo que les aconsejamos a las nuevas generaciones. Pero no relacionamos ese consejo con lo que sucede en la sociedad. "Quizá te van a construir un monumento", le dicen de burla al docente que trabaja con entusiasmo.

¿Qué gano con caminar 40 minutos diarios? ¿Qué gano con sonreír? ¿Qué gano con tomar café? ¿Qué gano con dialogar mirando a los ojos? ¿Qué gano con leer por gusto? ¿Qué gano al sentir pasión por la vida? Las respuestas las tenemos cada uno de nosotros, de acuerdo a nuestras ideas y convicciones. 

El cantautor mexicano Mario Pintor lo dice "rebién": “Me preguntan por ahí/ que por qué no logro el éxito/ que es el traje del campeón/ la ropa de posición/ y el atuendo del dinero./ El traje me voy a hacer/ con otras medidas de éxito/ el sastre ha de perdonar,/ sólo le pido hilvanar/ los trozos que iré poniendo./ Cada vez que tengo fe,/ tengo éxito/ si perdono en vez de odiar,/ tengo éxito/ y si llego a tropezar,/ y me vuelvo a levantar/ tengo éxito./ Si me acepto como soy/ tengo éxito/ cada vez que pienso en Dios/ tengo éxito."

 

 

Amantes

 Se leía en la diapositiva de apertura: "Búsquense un amante". Sucedió hace varios años, quizá veinte. Estábamos en el inicio de un curso de capacitación de tres días. Éramos un equipo de cinco personas. Ya había expuesto su tema un compañero. Seguía el segundo. Y desde la primera diapositiva provocó con lo de que se busquen un amante. Las asistentes se miraban unas a otras sorprendidas y se  reían en lo bajito. Yo me asusté. Yo era el responsable del equipo y no había revisado el trabajo de los compañeros. Uno confía siempre en los demás. Y con esa diapositiva imaginaba un contenido no tanto heterodoxo, sino que no correspondía a la temática de motivación en la vida, creí. 

Y las diapositivas seguían, quizá unas ocho más, por el mismo sentido, la de buscarse lo que no se tiene, o sí. "Si están aburridas en su vida, búsquense un amante", "Si no le encuentran sentido a la vida, búsquense un...", "Si la rutina las envuelve y no encuentran la salida...". Para este momento algunas maestras tenían en su rostro el gesto de desaprobación y otras de aprobación. Y en el extremo quien estaba a punto de reclamar que el tema le parecía inapropiado para el espacio serio de capacitación con el tema de motivaciones para un mejor desempeño educativo. 

Uno tiene que hacerse fuerte. Y la motivación tiene que salir desde adentro de uno mismo. Ahora como jubilado me encuentro con otros compañeros en igual condición ex laboral, o con quienes le falta muy poco para pasar a retiro. (Aclarando que jubilación no tiene el sentido peyorativo que muchos lo sienten y resienten). Me los encuentro y a veces los miro decaídos, sin ánimo, como que ya no tienen plática, ni sueños, ni anhelos, como si esperaran la muerte, que sin esperarla viene. Y a veces concluyen con un "ya hice lo que hice", y se refieren de manera directa a lo que literalmente eso significa: ya hicieron en vida lo que hicieron, y lo que les resta es solo vegetar. Y pues no. Precisamente hay mucho por hacer, hasta el último instante de la existencia, y es precisamente eso: vivir.

Me cuentan que hay quienes se jubilan, y se marchitan de manera más rápida. Me cuentan que alguien no disfrutó la jubilación porque se murió a semanas de quedar pensionado. O que alguien está muy triste y temen que vaya a tomar una decisión fatal y escape por la puerta de entrada al laberinto del misterio. Algo así. Y yo recuerdo que nunca pensé en mi jubilación ya hasta un año antes, para iniciar con tiempo los trámites engorrosos. Algo así como que se requieren dos constancias distintas de antigüedad. Y hay que acudir a Contraloría del Congreso  para una y a la misma institución social para la otra (quien nos va a jubilar). Y resulta que para extendernos esas constancias de antigüedad ¡nosotros les tenemos que demostrar a ellas que somos antiguos en el trabajo, y ya con años suficientes para merecer la jubilación. Y de allí las vueltas.

Y el maestro compañero de la capacitación continuaba con el tema de búsquense un amante. Y buena parte del grupo -incluido yo-  estaba estupefacto, sorprendido, esperando la conclusión. Sobretodo porque eso no se recomienda en público y la mayoría de las veces ni en privado, pensaba yo.  Hasta que por fin se fue aclarando el asunto. Se refería con lo de la palabra "amante" a su sentido más exacto en lo que se refiere a amoroso, de amar, de amar con plenitud. Y como mago develó el misterio, porque la motivación ya estaba, y concluyó: "el amante puede ser cualquier cosa, en el que ustedes tomen motivación en la vida: aprender algo nuevo, leer un libro y luego otros, viajar a ese lugar que siempre han deseado, tomar el café con la amiga o amigo, con quienes se sienten muy cómodas de platicar de cualquier tema sin que las critiquen; el amante puede ser el irse de compras cuidando de no acabarse la quincena en un día, hacer un pastel, y así por el estilo.

Lo mismo debe suceder para las amigas y amigos jubilados o por jubilarse: tener o buscar en caso de que no las tengan, actividades que les llenen de satisfacción al ocuparse de ellas. Ponerle pasión a esas actividades sean nuevas o antiguas, pero que amen hacerlas. Nadie les dice "hazlas", solo el hecho de saber que vibran sobremanera haciéndolas, y no importa si es una actividad de arte, artesanía, juego, entretenimiento, etcétera. Lo importante es que mente y cuerpo sigan vibrando al ritmo de la vida. Porque lo otro es morir por adelantado. Y pues no.

Generalmente escuchamos la pregunta y la triste y pesarosa respuesta correspondiente a ¿Y por qué no te jubilas? "Es que ¿qué voy a hacer en la casa?". Y tantas cosas que se pueden hacer en la casa. Y actividades que siempre soñamos en hacer pero dijimos que no teníamos tiempo. Tanto por aprender. Y siempre habrá alguien que diga "Ya para qué". Pues para eso, para vivir con entusiasmo, con pasión, con ánimo. Que a fin de cuentas tenemos un destino común e ineludible, que no nombro, pero ya lo sabemos.

Tanto por hacer, tanto por vivir. Esa vez cuando lo de la capacitación a la que aludo en el inicio, yo también aprendi algo nuevo: que siempre tiene uno que llamar la atención de manera original hacia el tema motivo de la reunión, sea de capacitación o de convivencia. Un motivo que vaya directo al pensamiento y corazón. Sorprender es la clave, claro sin exagerar que ofenda a algunos. Esta es una regla general. Cuando va uno a exponer un tema, siempre los primeros cinco minutos son la clave para que el grupo entre al campo de la atención, y cuando menos esa atención se mantenga por media hora; y luego renovar la atención con otra provocación sobre el tema general. Claro, sobretodo que la motivación viene de uno mismo.

La motivación debe ser interna, porque es la que nos dura toda la vida. La motivación externa nos dura poco, menos de lo que la necesitamos. Pero si la motivación que tenemos es la que nosotros creamos, mantenemos y alentamos, nos va a durar siempre, o cuando menos mucho tiempo. El suficiente para tener paz interna y la  tranquilidad que se requiere para tener una salud física y emocional de buen nivel, la cual se proyecta y transmite con la risa, con el buen humor.

¿Hay canciones motivaciones? Sí, claro, y hay libros, y tantas cosas más. Lo que a algunos les motiva, a otros no, porque no todas las recetas sirven para todas las enfermedades. Y aún teniendo la misma enfermedad, el tratamiento podría ser distinto en intensidad para uno u otro, dependiendo de peso, historia clínica, historia familiar, etcétera. Que lo digan los médicos. Los que hemos estado en capacitación sabemos que grupos semejantes, no siempre se motivan con lo mismo. Así que en el transcurso de la capacitación tenemos que tener otros ejemplos disponibles, que solo los capacitadores o educadores queb tienen el hábito de la lectura lo pueden hacer de manera muy fácil. Entre los libros motivaciones que recomiendo está el de "Cómo ganar amigos", de dale Carnegie . El título no me gusta, pero así se llama. Y el cantante español José Domingo tiene una canción que precisamente se llama "Motivos". Las motivaciones para la buena vida las necesitamos todos.

 

Yo te bendigo, vida

Se vive en el día a día. Y más precisamente en los instantes que lo conforman. Y allí sucede todo que bien puede mostrarse como una gama amplia de matices entre los extremos de lo bueno y lo malo. En un instante la vida, en otro la muerte. Y de ese tino del destino no escapamos. A veces carcel el cuerpo, a veces la familia, a veces el Estado. A veces cielo, paz y armonía, y el amor ni se diga en el consuelo con la dicha, y con un abrazo fuerte la amistad, que nos ubica en el espacio correspondiente. Ni menos ni más.

Que si reí o lloré, diría la canción, valoro lo vivido hasta este instante. Ya se verá lo que venga en adelante, y valorarlo también, como ilusión del vivir. A veces me pongo pesimista y siento lanostalgia de marcharme, como una larga despedida, y en otras ocasiones, se siente que somos parte de lo eterno, sobretodo cuando la felicidad toca a la puerta. Y nos asomamos por una rendija, para ver si es engaño, o realidad. Y le abrimos la puerta, con la sonrisa y el “pase usted”.

Si acaso terminé de leer cinco libros, entre los Cerca de cien que empecé, y que de vez en cuando los busco y abro, para seguir avanzando, sea en uno o en otro. Como cien me han comido las termitas, de una plaga que hay en la casita. Y no las puedo acabar. Pero si me descuido, ellas sí acabarán con el papel comiendo poemas, cuentos, novelas, y con los textos de filosofía; a los de historia y ciencias no le entran, sepa Dios por qué.

Hice este año pasado poco ejercicio, por causa de mi falta de constancia. No tengo justificación, mas la flojera debo superar, no en que sea más, sino para que sea menos. A falta de ejercicio, se hace más lento uno, pesa más, y el peso hace caso y se acumula para dar veracidad a lo que dice la báscula. Cierto, me gusta caminar, y en el balance, por este año que se va, queda en negativo, número rojos, dirá el contador.

Me queda la alegría y satisfacción, de haber escrito cada día, entre 6 y 10 de la mañana, un texto de entre tres y cuatro cuartillas, con las limitaciones propias del oficio en uno.

Si mal hice fue inconsciente: cortar un fruto sin pedir permiso al árbol generoso, escarbar un hueco sin pedir permiso a la tierra, y cosas así por el estilo. Si hice bien, no lo aseguro, no me acuerdo que´, cuándo, ni a quién. Sucede sí, a veces, cuando ando deambulando que alguien me saluda, o se me acerca otro alguien para decirme que en tal fecha, en algún lugar nos conocimos, y que hice algo por él, y yo la verdad no me acuerdo, pero me da pena, y hago como que sí. Y a veces una mujer se me acerca para decirme que fuimos amigos, y yo le digo que lo seguimos siendo si quiere. Y le agrego que la amistad, y sin duda el amor, son los sentimientos que mueven al mundo en la parte humana, y el odio también, pero en otro sentido, etcétera.

Viajo poco, el bolsillo no es boyante. Casi no uso la tarjeta de crédito, por el horror  al pago a plazos, como una cadena que amarra. Y sí, me gustaría andar por otros lugares, más allá de Matamoros, mi tierra natal, a donde vuelvo cada vez que puedo. "Pero eso que gastas para ir a tu pueblo te puede dar para viajar al extranjero", me dicen amigas. Y puede ser, pero soy un pueblerino lector, así que prefiero Guanajuato, Oaxaca, Yucatán, por nombrar algunos de los estados de mi México querido. Y me consuelo bien consolado, de que viajo en las lecturas, de la tierra a la luna, y navego en góndolas de Venecia, y por Atenas me encuentro a los filósofos y poetas, lo mismo en la Roma a Catulo  y Marcial, en aquellos años de gracia y esplendor. Y así puedo seguir. Hay un lugar que se llama Matamoros, en el Noreste del país, donde tengo amigas y amigos, y mis familiares directos, hermanas, sobrinos y sobrinas,  primos y primas, el polvo de mi padre, madre, cuñados y mi hermano Mariano, el más reciente.

Siento paz al acostarme, y en esos minutos antes de dormir hago recuento de lo que hice en el día. A veces me desesperaba por no haber hecho suficiente -la vida se va- hasta que escuché al poeta arquitecto Luis Porter, mi amigo, mi hermano mayor, que me cuenta sobre la importancia de no hacer nada y disfrutar el paso, lo que miramos en colores y formas, lo que tentamos, los sonidos que escuchamos, y que nos baste para alimentar nuestro ser. El tiempo de todas maneras nos lleva. Y disfrutar la vida haciendo o no, solo contemplando, bien vale la alegría. Gracias, Luis, por la buena aclaración sobre esta obligatoria tarea autoimpuesta de hacer, como todo sentido de la existencia.

Y pido perdón por supuesto a quienes ofendí sin querer o queriendo (esta palabra en gerundio es más bien por ritmo que la escribo, no porque haya sucedido el querer dañar a alguien), cierto, a veces por imprudencia, algo dije, no algo que pensé (esto no daña), o si a mi paso pisé alguna planta, o si una palabra escrita -independiente- dijo lo que yo no quería decir, en fin, que me enredo en aclarar. No pido perdón por pensar diferente, eso es cada cual en su derecho. Si algún "amigo" me pidió un favor (“anda, yo sé que si se puede, todos lo hacen, tú que no me quieres ayudar, ahora si lo que quieres es dinero, y tu negativa es para que sea más, te entiendo"), pero eso significaba violar la Ley, lo perdono yo. Pero sé que no era mi amigo en verdad.

Mi balance es positivo, entre los colores y sinsabores, porque hay un equilibrio que me genera paz. Tomo café y es alegría mayor. Porque hay palabras. Hay diálogo. Mezcla de la embriaguez de la poesía, la narrativa y la vida misma. En paz, yo te bendigo, vida; y espero sea aún no muy cercano mi ocaso.

 

El bien común y la langosta

Yo quería conocer más de Cuba. Y entonces se lo dije a la bella amiga Odalis. "Te veo a las 6 en el hotel, Anthony, e iremos a casa de una prima que vive a la orilla del mar como a tres horas de aquí". Y puntual a las 6 ya estaba esperándome en el lobby, de El Nacional, por supuesto. Tardamos en llegar como cuatro horas, por los transbordes. De guagua a camello, de este a carreta. En el trayecto pasamos por San Antonio de los Baños, pueblo donde nació Silvio Rodríguez. Llegamos a un pueblito pesquero. Caminamos entre el caserío y al fin llegamos con sed y hambre. Me presentó como "él es Anthony, maestro mexicano, prima". "Mucho gusto", "y tenemos hambre, prima". "Hay prima, ya tu sabe que aquí no hay nada. Solo tenemo langosta. Denme dinero para comprar un poco de arró, para ponerle a la langosta".

 

 

"Nunca estaré de acuerdo con el capitalismo", me dijo un amigo en México. "Ni yo, le respondo". Y en la charla sacamos argumentos de todo lo peor de ese modo de producción, aparte de la contaminación, el deterioro del ambiente, el lucro, la competencia a muerte, las guerras por mercados, la extrema miseria de más que muchos, etcétera. La plática del café siempre saca lo mejor de las ideas de nosotros. Y se toma otro café. Y se pide otro más. "Solo que el socialismo no ha podido ser", le respondo. Y expongo lo poco que sé, por lecturas, sobre las grandes purgas en la URSS de 1936 a 1938, alentadas, ordenadas, por Stalin, en las que murieron millones de acusados de traición a la patria, por el pecado de pensar distinto, criticar al régimen, y por ser seguidores, ser sospechosos, o señalados de seguir a Leon Trostky.

 

 

Por supuesto, quisiéramos que toda política de estado realmente tenga como objetivo el bien común. Ese donde el ser humano importa, donde tiene la mejor educación, tiene garantizada la alimentación y la salud. Donde hay cero corrupción. Donde los gobernantes no se enriquecen por estar "al servicio del pueblo", donde el transporte funciona, donde se respeta a la naturaleza, donde los pajaritos cantan, etcétera. Solo que esto no ha sido posible en los hechos. "Eso es una utopía", me responde otro amigo, casi triunfante. Este no lector. Le respondo con palabras de Eduardo Galeano: la utopía no sirve para otra cosa más que para caminar. Como cuando caminamos hacia el horizonte, este se aleja siempre más. Damos un paso, y el horizonte da otro.

 

No sé si fue en la secundaria o Normal, en alguna clase donde vimos sobre los modos de producción. Que los tengo en la memoria siempre: comunismo primitivo, esclavismo, feudalismo, capitalismo, socialismo y comunismo. Y sus definiciones aclaratorias: en el comunismo primitivo, en los albores de la humanidad, no hay propietarios ni empleados. Todo corresponde al bien común, tanto la tierra, como lo que se cosecha o caza, se reparte a partes iguales. Esclavismo, aquí ya hay propietarios, que incluye a la tierra, los animales y los trabajadores como parte de la propiedad. 

 

En el feudalismo cambia la cosa. Hay de todo tipo de trabajo para ejercer un oficio: zapatero, carpintero, etc, pero todo dentro del feudo, que tiene un propietario, el señor feudal. El antes esclavo ahora es libre, aunque trabaja para el patrón. El campesino vive en la tierra del señor feudal, y la cosecha es mitad y mitad. Tienen miedo de que les quiten las tierras, tienen miedo de protestar las injusticias. ¿a dónde van a ir a vivir? Quizá los inconformes, pocos, de los que conocen un oficio, al ser libres se van a la ciudad y consiguen trabajo de ayudantes en los talleres. Los dueños de los talleres se van convirtiendo en pequeños propietarios. Y hay personas libres que se dedican al comercio. Y así el asunto, vienen los inventos que revolucionan el trabajo en los talleres, las incipientes y rudimentarias máquinas. Y se va conformando y fortaleciendo la clase que tienen capital para invertir, y son los dueños de las fábricas. Capitalistas y obreros.

 

Con base en la revolución rusa de 1917, en 1922 se conforma la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas URSS, en un intento de formar una sociedad mas justa bajo la fórmula: "de cada quien según sus capacidades, a cada quién según su aporte en el trabajo". En 1917en México se concreta en la Constitución un documento de avanzada, en el que se garantiza, al menos en el papel, los derechos humanos, como la educación pública y gratuita y la salud, se regula el trabajo, la tierra y muchas cosas en búsqueda de un equilibrio social, a la manera del dicho popular: ni tanto que queme al santo ni tanto que no lo alumbre (ni tanto explotación que mate al hombre, ni ninguna que llegue al extremo de que el hombre no tenga trabajo, y por lo tanto modo de vivir). Volviendo a la URSS, en términos de resumen muy exagerado: los logros sociales se alcanzaban a costa del control total del individuo, tanto que hasta al arte se le impuso un modo específico y ruta para crear, lo que fue llamado "realismo socialista". Todo lo demás, según el Estado, es contrario a la sociedad. Cuba sería otro tema, donde Fidel les dijo a los intelectuales, tirándoles linea: "con la revolución todo, contra la revolución nada".

 

"Esos son los imprescindibles", finaliza el poema alentador y de reconocimiento, de Bertlot Brecht, al referirse de que hay hombres que luchan toda la vida, y son los imprescindibles. Hay quienes luchan muchos años y son buenos, pero hay quienes lo hacen toda la vida, se esfuerzan en los hechos por mejorar las condiciones de la sociedad y transformar las relaciones entre los individuos para que estas sean de solidaridad, cooperación, paz, respeto; y que solo se piense y actúe en el bien común. Cuando murió en 2012 Alfredo Hernández Peñaloza, ingeniero especialista en temas del petróleo, puse en su corona esa expresión con su nombre, "Alfredo H. Peñaloza, de los imprescindibles". Del Doctor oftalmólogo Guillermo Morelos García pienso lo mismo, fue "de los imprescindibles", porque bregaron en la lucha hasta lo último de su vida.

 

Luego reflexionando sobre ese poema, reiterando que hay quienes luchan toda la vida, me puse a reflexionar, quizá un tanto en la linea pesimista de Ciorán, de que es preciso luchar toda la vida, porque no hay solución, no se llega a la utopía de un socialismo verdadero y real, y menos al comunismo que se rige bajo la máxima, "de cada cual según sus capacidades, a cada cual según sus necesidades". ¿Ve la diferencia entre socialismo y comunismo?: en el primero a cada cual según su aporte en el trabajo; en el segundo, a cada cual según sus necesidades. La utopía perfecta. 

 

El tema por escribir nació, de inicio, con el título. La mayoría de las veces es al revés, primero el texto y posterior el título. A eso de las cuatro de la mañana me desperté, y en los quince minutos despierto anidaron en mi pensamiento, bien acomodadas, las palabras en la expresión: "El bien común y las langostas", que me gustó. E inevitable fue recordar aquella escena que viví en el 2009 cuando fui a Cuba, y fui con la maestra cubana, sinuosa, Odalys, al pueblo de pescadores a visitar a su prima. Y que nada tenía para que, hambrientos, comiéramos, "es que somos muy pobres, solo langosta". Y para mis adentros me dije: "ala, pobres", y mientras cocinaba nos dijo que fuéramos a la playa a refrescarnos. Y fuimos como una hora y media más o menos, compré un six y nos bañamos en la hermosa playa cuyo nombre no puedo acordarme.

 

Y hablando de Silvio, transcribo parte de su canción Monólogo, y su contexto dentro de la misma; es un viejo que mira fiesta de jóvenes en un departamento y toca la puerta para integrarse. Debe tener sus 70 años, viene ya de vuelta de sus ideales juveniles: "Favor, no se molesten,/ que pronto me estoy yendo; no vine a perturbarles/ y menos a ofenderlos./...Yo también me alegraba/ entre amigos y cuerdas,/ con licores y damas,/ mas ¿de eso quien se acuerda?...Me recordaron tiempos/ de sueños e ilusiones./ Perdonen a este viejo,/ perdonen./ Ya casi me olvidaba/ pero, para mañana,/ van a dar buen pescado,/ hoy nos llegaron papas/ y verduras en latas/ al puesto del mercado. En cuanto llegue y coma/me voy para la zona,/ por lo de la basura./ Como la noche avanza/ los dejo con la danza,/ el canto y la cultura./ Disculpen la molestia,/ ya me llevo mi boca. A mi edad la cabeza/ a veces se trastoca./ En la alegría de ustedes/ distinguí mis promesas/ y todo me parece/ que empieza. Favor, no se molesten,/ que casi me estoy yendo;/ no quise perturbarles/ y menos ofenderlos..." Canción Monólogo, de Silvio Rodríguez. 

 

Notas de invierno

Ayer puse gas al tanque que utilizo para el calentador de agua. Y lo conecté y encendí. Hace como diez años encendí el anterior calentador con exceso de confianza e hizo una pequeña explosión que me quemó barba, cejas y pestañas. Creí que estaba muerto, de tal manera que  me dieron a beber agua con sal por el susto. No pasó a mayores. 

Sucede que acá en Tabasco solo encendemos el calentador de agua (que llamamos boiler) cuando en invierno llega la temperatura ambiente a los 16-17 grados o menos, lo cual es raro. Los otros meses no se usa nada, y permanece sin uso. Pero a veces en invierno no baja así la temperatura y permanece sin uso por años. "Ahora sí enciéndelo, me dijeron en casa", y salí a cargar el pequeño tanque de gas de 10 kilos. El pasado día 24 bajó la temperatura a 17 grados centígrados. Y por eso me urgieron a encenderlo, para poder bañarnos con agua tibia o caliente.

Para Estados Unidos y Canada el clima de estos días finales de diciembre de 2022 fue una verdadera tragedia. "Elliot" le llaman a la tormenta que tiene a gran parte de esos países postrados, incomunicados, asustados. Y no es para menos. Ya han fallecido más de 55 personas en el área de la frontera de ambos países, Búffalo, Nueva York. Y la causa son las muy bajas temperaturas que para el día 24 pasado movieron el termómetro a menos 40 grados centígrados, en algunos lugares ¡imagínese usted!; lo cual es catastrófico para la vida en general. Y un número alto de estas personas fallecidas quedaron atrapadas en sus autos luego de que salieron a carretera, donde la nieve alcanza hasta dos metros de altura. Y otras personas murieron por no tener calefacción en su casa, sea porque son muy pobres o debido a los cortes de energía eléctrica. Cabe aclarar, por si algunos no lo saben: EEUU también tiene lugares de tercer mundo, con pobreza y marginación extrema.

Somos nada en el discurso del tiempo. Al planeta Tierra no le es extraño este tipo de tormentas. Se sabe que los glaciares duraron millones de años (en promedio cada generación vivimos apenas 80, y el registro de los primeros homínidos, apenas llega a los 200 mil años). Estamos en un periodo post glaciar, o interglaciar, que durará miles de años, al que vendrá otro, de duración aproximada de otros tantos millones de años. Es una manera en que la naturaleza se defiende para preservar la vida, para regenerarse y que las especies más resistentes sobrevivan para seguir habitando en este planeta tierra.

En una clase de historia, que parece como cuento, nuestra guapa y sonriente maestra de cuarto grado de primaria nos contaba que fue en la última glaciación, cuando los primeros seres humanos llegaron a América, provenientes de Asia, y lo hicieron caminando por las aguas congeladas del Estrecho de Bering, cuyo ancho es de 82, casi 83 kilómetros y profundidad de entre 30 y 50 metros, y siguieron ese camino precisamente buscando a los búfalos y bisontes que huían hacia lugares benignos para la sobrevivencia, y este era lo más cercano a lo que conocemos como trópicos.

Cinco son las glaciaciones de las que se tienen datos de acuerdo a las investigaciones científicas, y estas son, ordenadas de la última a las anteriores: Cuaternaria, Karoo, Anciana-Sahariana, Criogénico y Huroniana. Recordemos que estamos hablando de millones de años de duración de cada una de ellas, y que entre una y otra se presentan etapas que se les llama interglaciares, y actualmente estamos viviendo el interglaciar posterior al Cuaternario. Y que a las eras glaciares solamente sobreviven las especias más fuertes y que en la evolución han logradodesurrollar  inteligencia de sobrevivencia suficiente para continuar en esta aventura de la vida.

Acostumbrados a los crueles inviernos en algunas partes de la geografía, principalmente en Estados Unidos y Canadá, desde los Grandes lagos hasta el río Bravo, frontera con México, esta onda gélida de diciembre 2022, la superó con creces en las bajas temperaturas. En los extremos de hasta 40-45 grados, en Montana, siendo lo general entre 10 y 12 grados, en los demás estados, lo cual tomó desprevenidas a muchas personas que no habían vivido estos extremos. En la Florida se llegó en algunos puntos a menos 8 grados, lo cual no había sucedido en 33 años. Se vive una emergencia nacional. El conteo trágico de 55 muertos se registraron en Nueva York, Vermont, Ohio, Misuri, Wisconsin, Kansas y Colorado.

Por supuesto que hay lugares emblemáticos del extremo frío, como Siberia, Rusia y Alaska, Estados Unidos. Y que por ejemplo este día, según el internet, están con un clima frío de alrededor de menos 7. Pero ya su población está preparada psicológica y materialmente, porque es lo cotidiano en invierno. Por lo que en esos lugares, si bien es cierto que las nevadas se presentan cada año, esta vez, bajó aún más la temperatura, y se extendió a otros lugares, lo cual los tomó de sorpresa y desprevenidos. Junto a ello hubo cortes de energía eléctrica, necesarios para quienes tienen calefacción.

Yo no he visto ninguna película de las conocidas genéricamente como La edad del hielo, que el internet me dice son cinco. Pero de seguro dan idea, aunque sea superficial y pálida, de cómo se vivieron esas etapas en la tierra. Y deben de ir con mensaje para las nuevas generaciones, de que necesitamos ser solidarios con quienes sufren, y estar siempre dispuestos a ayudar. 

Dicen elementos de Protección civil, que lamentablemente hay personas a quienes no han podido llegar para auxiliarles, y que ojalá no sea demasiado tarde, como podría darse el caso.  Asimismo se pronostica que este fin de año continúen las, en extremo bajas temperaturas, lo cual podría agravar la situación de miles de familias. Actualmente, informan las autoridades federales de Estados Unidos, que 200 millones de personas están afectadas en menor o mayor medida, por los efectos de esta tormenta gélida.

Miro las fotografías y videos de esas ciudades, y parecen de película. Lo que sucede en cada una de las casas, es historia personal y de familia, pero en conjunto es la historia de la ciudad. La necesidad que tienen algunas personas en salir, a pesar de los llamados de las autoridades de no salir, a menos que sea por emergencia, es lo que podría ser causa de que más desgracias se presenten. Y de seguro hay quienes salen por tomar fotografías, lo cual puede ser válido, sin duda, siempre y cuando no se arriesgue la vida.

"¿Qué, como te ha tratado el frío?", le pregunto a un vecino, y me refiero el frío en Tabasco, que anda en 16-17 grados, y que para fin de año el pronóstico será de 14 grados, según dicen. Me responde el vecino: "Ha estado fresco, pero no se compara con lo que está pasando en Estados Unidos".  Y agrega: "es que la tierra se está alejando del sol".

 

Gracias por el café

 

Gracias por el rico café, por esa risa interior, y la dichosa palabra. Por esa inminente dicha. Por la muy mía alegría, que me provoca el café, que por nada cambiaría. El café tiene su historia, en mi memoria grabada. Desde muy lejos venimos, desde muy lejos llegó. Y al café le apuesto yo, para poder saborear,en ese elíxir la dicha. Tibieza y ensoñación, la alegría de vivir. Y más, la existencia amena. Gracias por este café, el de la dicha plena.

A veces me quema el café, los labios por lo caliente. O me quita el sueño a media noche, por lo fuerte. Me acomoda en un diván, y me hace hablar de mi suerte. Me quita el frío si hay hielo en el ambiente. Y pone temas en mi lengua para hablar. Y puedo callar mientras lo saboreo. Y mientras más energía me da, menos me asombra, de todo lo que puedo, hacer a su merced, rico el café, se antoja.

Y puede ser paradoja, que despierte y haga soñar. Aunque me ofrecen un té, de manzanilla o jengibre, yo prefiero el café, y quede dicho. Y seguimos platicando mientras me sirven otro. Que se encadena al anterior, como eslabón de la felicidad soñada.

Si escribo pienso en el café. Y a mí derecha la taza, guarda la energética bebida.  Y me hace volar en el recuerdo y en planes para encuentros de futuro. Y aparece un personaje para que escriba. O imágenes sin par. Y yo me pongo a escuchar el viento, que trae sonidos de aliento. Y miró distante el firmamento, como que tiene más luz. Y es el café quien me hace volar.

Eres mi aliento, café. Eres escalera el cielo. Eres mi consuelo en el delirio. Eres martirio que me gusta sentir. Me das alas para volar. Y pones la palabra exacta en mi lengua al hablar. Y si escribo, eres,  café, el que me pones en ruta de escribir un texto a mi agrado.

Negro, al que llaman americano. Y de vez en cuando uno lechero, para bajar la cafeína. Que está bien de por sí, pero el exceso me daña, ya sabes, la edad. Pero aún así, sueño que el día siguiente pueda tener, esa dicha oportuna, de saborearte natural. Qué más.

A veces con pan, mojar el mollete, mojar el bisquet y saborearlo sopeado. Si fuera el pan de sal, al mojarlo con café, sabe distinto. Es tradición comerlo así. Hablamos del café con pan. Pero volviendo al café deseado solito, ya es fiesta del alma y del corazón.

El café llegó y más no se aleje. Prometo escribir motivado, tomando café. Que siga siendo el elíxir del motivo. La vida se justifica, si hay aliento, que el café motiva. Sea por Dios, por la naturaleza y la suerte;  por la causa de las causas. Sea el café la razón, ruta de la pasión por escribir.

¿Un café? Qué bien.  ¿Dos? Mejor. Hoy y mañana. Mañana y tarde. 

Paz y armonía, café. Amor y amistad, café. Apuesta del futuro, café. Motivo y aliento, café. Musicalidad con poema, café. Mil razones de vida. La sonrisa y el guiño. El café toca mi puerta: tan, tan. ¿Quién es? La vida. Nuestra vida.

Mamá muere mañana, en Navidad

Mamá muere mañana. Lo sé. Porque en función de ese futuro mañana, estamos en el pasado 24 de diciembre, solo que de 2001. Y ella mañana muere, de un paro cardico. Pero eso será mañana. No hoy. Así que mientras tanto, feliz Nochebuena, que ya mañana será Navidad.

La muerte está con nosotros, desde el nacimiento. La vida misma la trae en sus alforjas. Es una pareja, que conforma la existencia humana, y la vida en general. Un principio y un fin, para un nuevo principio. Eslabones que conforman la cadena de las generaciones. Yo mismo vivo por mamá. Solo que ella muere mañana, y hoy es Nochebuena. Felicidades a todos.

Nos tocó entre amigos para la Navidad de  1980. Días previos del 24 llevamos muestras de biopsia a un Hospital de Brownsville. Era muestra de la madre de un amigo. Y el resultado era menos que esperado. Solo que no hay vuelta de hoja en el viaje de la vida. El resultado el mero 24, a eso de las cinco de la tarde: positivo a cáncer. Temblamos, por la solidaridad de hermanos. Tembló él porque era la trascendencia de su sangre y de su carne. "Feliz Navidad", nos dijimos al separarnos. Cada uno sabiendo que llevaríamos esa espina en el pensamiento esa nochebuena y lo mismo en Navidad, sabiendo que no sería "feliz".

Nochebuena y Navidad son fechas propicias para la reflexión, para la búsqueda de tranquilidad y paz. Para pensar y repensar nuestro actuar. Si este va enfocado a la búsqueda del bien, y en todo caso, si ha sido e mal, actos para dañar a otros, de arrepentirse. Sea así. Y así seguirá siendo. Están bien las viandas, las bebidas, la música y la convivencia. En ellas el baile con sonrisa abierta, los abrazos. Y el pedir perdón, en caso de ser necesario.

Mis hermanas llegan hoy con mis sobrinos. Cada quien lleva lo ya acordado. Están mis hermanos. Y yo he llegado desde Tabasco, como cada año -y a veces dos al año- para recargar las pilas emocionales. Y mis sobrinos y sobrinas de Matamoros y Brownsville esperan a mis hijas, para platica, para ir al cine, para pasear en esta ciudad de polvo y clima extremoso, con calles baches, con brisa salina por el cercano mar. Hoy 24, la alehgría de encontrarnos y reencontrarnos, morarnos, tomar café o atole por el frío. Clima hoy 24 de 2001, a 14 godos centígrados. Un presente del pasado, un pasado que vuelve en el recuerdo, al que acudimos para mirarnos en el espejo y ver quienes somos.

Si se puede qué bien comprar ropa nueva para esta noche. Si se puede, qué bien comprar pintura y pintar la casa. Si se puede, qué bien que haya dinero para comprar cenas especiales, o prepararlas. Todo eso está muy bien. Recuerdo cuando niños que llegábamos a las posadas De la Iglesia, y nos daban nuestra bolsita de mandarina con dulces y cacahuates, luego de pegarle a la piñata en posadas, con el cántico de ..."dale, dale, dale,  no pierdas el tino, porque si lo pierdes, pierdes el camino".

Estoy en el pasado que he traído al presente. 24 de diciembre de 2001. A mi padre lo operaron de la próstata apenas el pasado 21. Los médicos dijeron el 24 en la mañana: "llévenlo a la casa, que pase nochebuena y navidad con hijos y nietos, y no aquí en la clínica". Y así el 24 a eso de las once de la mañana los vecinos vieron que llegó mi padre, que pasaría el 24 y 25 en casa. "Qué bueno que salió bien Don Juanito de la operación. La felicidad sería completa.

Esta nochebuena de 2022 cargamos a cuestas los recuerdos de las anteriores. Y más las de 2020 y 2021, que fueron muy diferentes, por el acoso mortal de la pandemia Covid. Y muchas familias esos 24 de diciembre tuvieron enfermos en casa o en hospital, y no pocos la ausencia física por muerte, de algunos de sus familiares, lo que se muestra como la imagen de la silla vacía, y en varias familias, no solo una silla vacía, sino más. Entonces las nochebuenas ya han sido muy diferentes. 

Y sé lo que se siente ahora, a partir del 2001. Solo que hoy es 24 de ese año, y es mañana que muere mamá, no hoy nochebuena. Peor no lo sabemos, porque no está enferma. Al contrario, muy sana hoy irá a la misa de gallo a la iglesia de San Antonio de Padua. Quedaron sus amigas vecinas de pasar por ella a las 10 de la noche. Y efectivamente, yo estoy afuera y llegan ellas y me preguntan por mamá. ""Toñito, quedamos de pasar por tu mamá; avísale por favor". Y yo entro y le aviso a mamá, y me dice que si quiero acompañarla. Y yo sí quiero, pienso, pero le digo que no. Y se va a la misa y yo me quedo encima asa, con mis hermanas, hermanos, sobrinos y papá. Y ella se va con sus amigas. Quien para sabio. De saber que mañana muere, hoy hubiera ido con ella.

Hoy es Nochebuena. Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz y dicha a los hombres y mujeres de buena voluntad. Mañana es Navidad. Con viandas y sin viandas, que el niño Dios nazca en los corazones de todos.

 

Tres crímenes en la colonia Roma

Tristeza me da contarlo, pero de algo ha de servir, para estar atentos siempre, y no nos vaya a pasar. Sucedió en la colonia Roma, de México capital. Falleció el dueño de la casa, pongamos por nombre Jesús, ya grande de edad el señor. Y le asistía una enfermera, doña Blanca, muy discreta. Hasta allí la cosa bien. La casa bien ubicada, de dos plantas la vivienda. Don Luis ocupaba arriba, y abajo la enfermera, con Sally, la hija mayor, y de pilón con su yerno. Don Jesúss estuvo de acuerdo, como prestación laboral. 

El caso es que el dueño falleció, y no tenía esposa ni hijos. Hermana sí, pero lejos; en Jalisco, según dicen. Y la.primer ocurrencia, de la enfermara y su hija, era muy viable adueñarse. Quizá por eso callaron, del deceso de Don Jesús. O no tenían manera de avisar, porque eso a veces sucede.

María Margarita Ochoa, que radicaba en Jalisco, la hermana del señor Jesús,  ya grande de edad también, se enteró que su buen hermano, ya había muerto en mayo. Y viajo a la capital, a indagar lo de la herencia. Y en sus afanes chocaron, por ser dos interesados: la hermana de Don Jesús y la callada enfermera. Dice muy clara la ley, quiénes heredan los bienes, cuando queda intestado: en linea muy natural: esposa, hijos y padres. Y al no haber estas figuras, son los hermanos que heredan.

La enfermera tenía su plan, de decir "fui concubina", para adueñarse del predio. Yo no sé si ella lo fue, pero no pudo mostrarlo. Qué se yo: fotos en fiesta, en donde estén abrazados. Cartas de amor y recados, de puño y letra del dueño. Mas nada de eso tuvo. Así que la hermana avanzó en la parte ya  legal. Y para asegurarse más, se mudó a vivir a esa casa, lo que sería su desgracia. No se cambió solitaria, se acompañó del marido.  Y ocuparon arriba, donde el difunto vivía.

Y así los días transcurrían . O cuatro meses tan solo. Con caras nada de amigos, las dos partes muy serias. Y para asegurarse, según, la hermana del difunto, invitó a  dos de sus sobrinos, para hacerles compañía; Jorge y Andrés son sus nombres, y Tirado de apellido. Ambos alegres muchachos, muy rejovenes los dos, alrededor de treinta años, uno menos y otro más, y con futuro brillante, por ocuparse en el arte, en música y actuación. 

Blanca no pudo apropiarse, con el argumento legal, de que fue pareja civil, de Marcos, dueño del predio, incluida la casona. Y Margarita María,  hermana del difunto dueño, avanzaba  en los trámites, hasta vender la propiedad, por ahora en litigio, y regresarse a Jalisco. Pero Blanca y su hija, incluyendo a su yerno, no sé pensaban dejar. Y urdieron un plan a modo. Eso después se sabría, según se va descubriendo, por las investigaciones .

Las redes son evidencia, cuando callan las personas, es que algo les sucede, en estos tiempos modernos. Y los Tirado  callaron.  Sus amigos alarmados, dieron aviso oportuno. ¿Dónde andarán los hermanos, que ya no se comunican?. Y avisaron en redes, "están desaparecidos". Lo mismo un primo buscaba, a sus primos los Tirado. Él, radicado en Jalisco, viajó a la colonia Roma, donde estaban sus padres, y sus primos muy amados. Viajó este muchacho, primo, para ver qué era lo que pasaba, de sus padres y sus primos.Ttrató de entrar a la casa, de la Roma, mencionada. Pero Blanca la enfermera, negole firme  entrada. 

Y raudo fue a Fiscalía, para denunciar despojo. Porque algo grave ocurría. Regresó con policías, pero Blanca, se negó, igual, abrirles la puerta. Y horas más tarde volvieron, ya con orden judicial, de entrar de cualquier manera. Y se encontraron tres muertos, de los Tirado y su tío. Y a la tía asustada, porque miró la tortura, a los ahora difuntos. Y ella no la mataron porque querían su firma para entregar la propiedad, que a ella en herencia quedaba, además que a un cajero, la llevaron secuestrada, para quitarle dinero.

A la enfermera y su hija,  junto con el yerno Azhuer, los llevaron de testigos, a que contaran lo visto. Se habían cometido muertes  y ellos estaban muy  cerca. Algo, un dato que vieran, .algún indicio de ayuda, para dar con los maleantes, con los torvos asesinos. Pero cayeron en contra, versiones muy encontradas. Y la fiscalía encargada, de dar con los malhechores, les cambiaron el estatus, de testigos a indiciados, como presuntos culpables.

Adueñarse  con la casa es el móvil mas probable. Truncaron en su futuro, a los hermanos Tirado, solo por hacer compañía a sus tíos, sabiendo que a la tía, por ser hermana del dueño ya difunto, correspondía la casona, y lo trataron de impedir, costara lo que costara. No le midieron el riesgo. Valor alto en la Roma, tienen casas y terrenos, por su alta plusvalía. Es la ambición la que ciega, y tuerce mal los destinos. 

Otros tantos implicados, puede haber casi seguro. Ya detuvieron al cuarto, Randy, nieto de Blanca, al parecer es cómplice,  de los hechos que se cuentan. Tengamos mucho cuidado. Que la ambición nunca ciegue. 

Instrucciones para escribir

Escriba. No le saque al bulto, como decimos. Todos tenemos historias que contar. Empiece con un enunciado. Recuerde que este tiene sujeto, verbo (que es la acción) y el modo en el que el sujeto realiza la acción, a lo que se llama complemento.

 

Por supuesto, que si no tiene nada que decir, no escriba. No son necesarias para el mundo las palabras de quien no tiene nada qué decir. Hay tantos libros de personas que nada dicen aunque escriban mucho. pero es otro asunto. Usted escriba.

 

No se intimide si ha leído a Borges, Rulfo, Cortázar o Monterroso. Usted no escribirá nunca como ellos. Usted escribirá como usted solamente puede hacerlo. Bien o mal, que no le importe.

 

No se ponga nervioso si nunca ha escrito ni un recado o aviso. Siempre hay un inicio. Nadie ha escrito antes nada de cuando empezaron. Es la ley de la vida. Nadie nace sabiendo.

 

Usted escriba, sin que le intimide que no haya leído usted nada o demasiado e ínfimamente poco. Hay escritores que llevan escritos y publicados varios libros y no leen. Así usted comprenderá qué no se escribe buena obra.

 

Escribir es poner en la hoja una palabra y luego otra y otra y otra más. Es una acumulación de palabras con sentido. Si luego de escribir ese conjunto de palabras no le encuentra sentido, no crea que es un poema. Borre todo y empiece de nuevo. Hasta que salga algo legible. 

 

Sus primeros escritos seguramente serán sobre usted mismo. Así es en la mayoría de escritores que empiezan, porque es a ellos mismos a quienes conocen más, si de escribir sobre personajes se trata. Todos tenemos historias.

 

Luego de escribir algo, léalo. Si no le gusta déjelo. Si le gusta, no sea complaciente, que todos lo somos, y rompa la hoja, no la computadora. Allí borre, solamente.

 

Lea el texto. Y cuando tome aire, ponga coma. Y donde le falte más aire, ponga punto y seguido. Y cuando sienta que se ahogue, punto final. Ah y cuando no sepa qué sigue, ponga ...

 

Si tiene muchas invitaciones para publicar sus textos, es usted agraciado. Facebook y Blogger le duplican el ofrecimiento de espacio. Solo que no rechace las invitaciones. Solo dígales: "Deja que primer escriba, luego te lo mando para que me publiques". No permita que le pongan fecha de entrega ni otra condición. Usted es una promesa de artista, no cualquier cosa.

 

Le cuento que una vez llegaron a mi taller tres señoras de un pasado buen ver y muy sonrientes. Buscaban un taller de lectura. "Pero este es de escritura literaria", les dije. ¿Pero de qué vamos a escribir? Acudan a su memoria. Pueden escribir de sus sueños reales o ficticios. Cartas su tía, abuela, madre o maestra de primaria. O Carta a Dios. O de un enamorado imposible o su primer amor. Y sus ojos se alegraron ante esa posibilidad. 

 

Dirían los cubanos: escribir no es fácil, tampoco difícil. 

 

 

 

 

 

Otras instrucciones para escribir

 

Ya he dicho que, como dicen los cubanos, escribir no es fácil, pero tampoco difícil. Así que póngase frente a una computadora u hoja de papel, y a darle, "que es como mole de olla". Empiece con una palabra sin adorno. Y siga a manera de desenredar una madeja de estambre. La primera palabra escrita será la punta. Escriba por ejemplo: "Café". Y a partir de allí despliegue recuerdos, quizá el que le preparaba su abuelita o madre, cuando niño. Y platique todo eso, si había un pan o una mirada de cerca. Y todo lo que sea posible contar sobre ese café especial que se acostumbró a tomar por el gozo y la charla que se generaba alrededor suyo.

 

Escriba, otro ejemplo, sobre el clima. "Qué frío. Tengo las manos frías", como pretexto para tocar la mano de quien la mirada ha hecho contacto desde antes, como almas que vienen desde milenios atrás, y seguirán su ruta de luz. Decir: "tengo frío", y escribirlo es plantear una posibilidad que haya texto a cuatro manos, pero ese es otro tema.

Se obstaculiza uno mismo para escribir cuando se quiere escribir desde el principio cosas importantes. Para que se le descubra como todo un escritor con merecimientos de premio Nobel anticipado. Y que tan solo al leer "su" texto, se inclinen ante usted, quitándose el sombrero. Entonces como lo que sale en los primeros textos no es ni mucho menos parecido a esa pretendida calidad, entonces ya no se escribe. Y peor si llegó a un taller literario en el que le dijeron que mejor se dedique a vender palomitas en el Cine Sheba, que ya ni existe.

 

Lo importante no es escribir mucho, sino hacerlo con pasión, así sean cinco renglones o diez. Media cuartilla, por decirlo así. Querer hacerlo. Si no, ni al caso. Ni por moda, ni por quedar bien, ni por brillar. Y si lo hace a diario, mucho mejor. Así la mano conectada con la mente, se va habituando a juntar palabras por escrito, a develar palabras en la página. Pero antes de seguir instruyendo sobre cómo escribir, lea. Lea mucho. Sí, claro. poemas, cuentos, novelas, de preferencia que le gusten. ¿Una hora diaria? ¿Dos horas? ¿Media hora? Lo que sea es bueno. Porque si no lo hace, el renglón o los renglones que escriba usted pensará que es lo mejor de lo mejor, y es algo probable que sí, y casi seguro que no, sobretodo cuando empieza.

 

¿Y sobre qué escribo?, suele ser la pregunta que nos hacemos, sobretodo al empezar y años después. Si ya están agotados -por lo escrito- los temas. La escritora Bárbara Jacobs, mexicana de origen judío, me dijo en Mérida en 1990: "cuando no tengas tema escribe Antonio sobre las cartas de la lotería, esa que se juega en las casas. Junta el mazo de cartas y saca una al azar. Y así saldrá el diablo, el catrín, la estrella o la dama, etcétera. Una cada vez. Y escribe todo lo que se te ocurra sobre ella. Verás que el cerebro creativo se va acostumbrando s soltarse en lo que a escribir se refiere". Palabra de Bárbara.

 

Y me contó que eso hacía al principio, y que por sugerencia de amigos envió esos textos a una revista literaria de Nueva York, y no supo si le habían publicado o no, hasta que llegó a su casa un cheque por 70 dólares como pago por la publicación de sus textos.  Y yo me dije a mí mismo: "eso ya lo lograste tú cuando La Verdad del Sureste te pagaba por publicar tus textos, y el contador Luis te pagaba 200 pesos por cada texto, dos a la semana". Pero bueno, que esa sugerencia me hiciera Bárbara Jacobs, que ya había publicado varias novelas, que eran un éxito por la calidad, más que por las ventas, era un gran logro haber iniciado. Y sí, hice el ejercicio que me recomendó. Y no una vez, sino varias veces. Por allí he de tener esos textos míos sobre las cartas de la lotería.

 

"Quiero ser poeta", me dijo un no poeta. "¿Y luego?", le respondí. "No entiendo, necesito que me enseñe". Ah, quedé sorprendido. Nadie me había comentado en mi vida como coordinador de talleres, que quería ser poeta. Como la rosa anda sin duda siendo rosa sin querer serlo, pensé. Como el café es sin querer serlo. Sin duda aquí hay algo mal planteado. Fue cuando se me ocurrió la idea de decir que "el género literario escoge al incipiente escritor, y no al revés". El poeta no elije ser poeta, no se lo explica ni necesita explicárselo. Solo que siente necesidad de expresarse así, con ese lenguaje poético, que si bien necesita alguna ayuda, él solo seguirá avanzando, porque detiene su mirada en las sorpresas que la vida le va presentando. Y las escribe sin pensarlas ¿...? Sí, sin pensarlas, quien las piensa no es poeta, en todo caso es narrador, y eso es distinto.

 

Decía previo, para escribir hay que empezar con una palabra, con una frase, con un enunciado, y de allí en adelante seguir con otros enunciados que le den coherencia a lo que va diciendo. Y que se entienda lo que se quiere decir. ¿Escribir es redactar? Sí y no. Cuando decimos escribir nos referimos a textos creativos, a textos literarios. Que se tienen que redactar para quedar escritos, pues sí. Pero no todos los escritos son literatura. Algunos son reflexiones. Otros son consejos. Otros son propaganda política. Menos literatutra. Esto me lo dijo Teo: "uno debe distinguir entre los poemas con o sin poesía". 

 

Escriba una carta a Dios, cuentele de sus alegrías y cuitas. Haga como qué el no sabe y se sorprende de enterarse. Escriba una carta a una maestra de primaria, no de ahora, sino cuando usted era niño y esa maestra le hizo ver un mundo feliz en toda la pobreza qué rodeaba. Escríbale a una tía. A un amor imposible. Al artista qué más admira. Pero cuéntele cosas sencillas como cuando se platica café por medio. Digo yo. Escriba sobre sus rutinas y aspitraci9nes. Pero en lo sencillo ponga como si fuera "crema" a los tacos, algo sencillo qué a nadie se le ocurriría contar eso por escrito.

 

Si usted escribe media cuartilla diaria (media hoja), letra 14 a espacio y media, al año tendría 130 cuartilla, lo que ya da para un libro, que ahora es fácil publicarlo. Pero digamos que solo 10 cuartilla tienen calidad si lo que quiere es calidad y no publicar por publicar, entonces siga insistiendo. Yo también vendí palomitas en el Cine Sheba hace ya muchos años.

 

 

Urge que leamos la novela Kim Ji- Young, nacida en 1982

 

Recomiendo ampliamente leer el libro "Kim Ji-Joung, nacida en 1982". Si eres mujer, léelo. Si eres hombre, lo mismo. Hay, por supuesto, muchos libros que debiéramos leer todos y este es uno de ellos. Es muy necesario leerlo para comprender el infierno que hemos creado para la mujer. Infierno generador de violencia, culpas, preocupación, miedo y muerte en vida y muerte literal. Y este libro es muy importante para crear conciencia, tanto en hombres como en mujeres, sobre todo ello. Sin quitar un ápice de lo grave, me permito señalar, que el modo de producción actual privilegia el lucro y ganancia por sobre la vida y el planeta, con lo cual ha creado un infierno para todos; y en todo caso se agrava más hacia ellas. Muy cierto.

Este libro es la novela "Kim Ji-Young, nacida en 1982", de la surcoreana Cho Nam-Jo, publicada en 2016.  Y la trama, que no voy a contar, se enfoca sobre la vida de la personaje Kim, en todas sus etapas. Y estoy seguro que toda mujer se mirará en ella como un espejo.  Y todo hombre se asomará de manera directa al qué y cómo vive una mujer en lo más común y cotidiano: el día a día y en todas las situaciones posibles. Sí, lo intuimos, lo hemos visto. Hemos sido partícipes, consciente o inconscientemente. Hemos callado. Nos hemos reído. Pero quizá reparamos en ello solo cuando tenemos hijas, cuando convivimos con hermanas, cuando somos correspondidos en amor. 

Pero leerlo en una novela es mirarnos en el espejo del horror, de lo que somos como individuos en una sociedad machista que viola, hiere, mata, minimiza, discrimina, humilla, menosprecia, utiliza, despersonaliza, prostituye, cosifica, a la mujer. Kim es la personaje quien pudo haber nacido en cualquier parte de la geografía, aunque por supuesto sabemos que hay sociedades peores a la nuestra. Pero esas sociedades son también las nuestras, las que hemos construido. Pero digamos que trata de una mujer nacida en Corea del Sur, pero lo mismo refiere a quienes han nacido en México, colonia Gaviotas, en Villahermosa, o Treviño Zapata, en Matamoros..

Me muero por contar la trama, pero no lo voy a hacer porque no me gusta que me cuenten tramas de libros ni de películas. Y porque además es muy simple y sencilla en su narración. Yo la leí en cinco horas. Y sin que haya humo, me hizo llorar, por imaginar a las mujeres que conocí y conozco, y aprecio y amo, y a las que no conozco, pero las siento, en situaciones que vive la personaje. Y eso -horror infernal- que en lo que cuenta la novela no suceden golpes físicos y menos homicidios, que ese es el extremo y consecuencia de escalar el mal, el odio, el ninguneo. 

Vivimos en sociedades en las que a la mujer se les educa para servirle al hombre. Y romper esa barrera requiere la reconstrucción amplia y total de toda la estructura del pensamiento con el que hasta aún hoy convivmos, porque lo hemos construido. Y hay que empezar. Y para empezar hay que crear conciencia. Y empezar por nosotros mismos.

Se me ocurre una expresión, que se queda corta, para definir lo que plantea el libro: "más que las pandemias, el mayor daño que hacemos a la humanidad, es el trato que les damos a las mujeres", evidenciado en lo diario y común. Y al referirme a la expresión "trato que les damos a las mujeres", es el que la estructura y superestructura de la sociedad (aquí me refiero a las instituciones visibles e invisibles) construye y moldea en lo diario, a veces de manera directa, y en la mayoría de los casos de manera imperceptible.

Yo, lector, que conviví con cinco hermanas, a quienes amo, y que tengo hijas, sobrinas y amigas, me impacta sobremanera la novela a la que aludo, y repito su nombre : "Kim Ji-Young, nacida en 1982", me horroriza imaginar el infierno que viven, y que lamentablemente la mayoría se va acostumbrando a ello, tanto ellas que la sufren, como ellos que parecen no darse cuenta, pero lo peor,  convencidos y convencidas que así debe ser, de que es natural. Y aún con la tentación de decirlo, lo digo (porque el asunto va más allá de lo que el hombre y mujer como individuos deciden), en mayor o menor grado, hombres y mujeres, la mayoría, promueven este tipo de educación, de supremacía machista y sometimiento de la mujer. Con dolor y culpa a la vez lo escribo.

Y reitero, porque va mucho más allá de quienes decimos que "nosotros no lo promovemos", "nosotros como padres educamos igual al niño que a la niña", o el maestro que asegura lo mismo. por eso digo, sin intentar disminuir la culpa propia, el asunto va desde las grandes estructuras y superestructuras (Iglesia, educación, familia, medios de comunicación, tradiciones y leyendas, leyes, etcétera), pero, qué duda cabe, aterriza, se materializa, en usted y yo, lector, y en todos quienes nos rodean.

Porque son los actos cotidianos que se cuentan en la novela, motivo de este texto, los que nos evidencian. Sea aquí en México, China o Corea, porque sucede en todas partes. Desde que se espera sea  concebido "Niño", pasando por el trato diferenciado que se le da en el conjunto de hijos cuando hay varón, y no habiendo, se hace referencia de que "nos faltó un varón", y tantos otros ejemplos de situaciones que bien conocemos. 

Se sabe, se vive, se sufre lo que cuenta la novela. Es cierto. Solo que se minimiza, porque es cómodo. Se soslaya, porque ocuparse requiere esfuerzo, lecturas, atención, etc. Se dice que son "casos aislados", que ellas "se lo buscan". Se dice tanto y más. Tan arraigada está toda esta cultura de dominio en general, que viendo no la vemos, y sufriéndola se nos hace tan natural. Por eso recomiendo leer esta novela cuyo nombre vuelvo a repetir: "Kim- Ji- Young; nacida en 1982". Porque ante la noticia de un feminicidio, decimos "ay, qué barbaridad". Pero no lo relacionamos con nuestro hacer diario, como persona, más allá de hombre o mujer.

 

Las oncenas ideales para la final

Por Argentina, como director técnico Jorge Luis Borges. Tendría un radio en la oreja que con sus cronistas especializados le fueran narrando de manera desaforada el partido jugada a jugada, mientras Borges, el escritor perfecto, les diría a los jugadores que den los pases como si jugaran en un laberinto, para que los contrarios quedaran atrapados como minotauros. Sus jugadores serían: Julio Cortazar, quien divertido, sin moverse mucho encaramado en sus dos metros de altura, cubriría la portería tan solo al estirar los brazos. Ernesto Sábato, especialista en jugadas de túnel. 

Sin duda estaría Adolfo Bioy Casares, buen defensa, y sobre todo fiel a las estrategias técnicas de su director (por la confianza que se tienen), años después contaría sus historias prodigiosas de cuando jugó la final ante Francia. El gambetero Leopoldo Lugones defiende bien. Sus jugadas las inicia desde muy atrás y cuando ve que uno de sus colegas está desmarcado siempre hace un pase perfecto.  Siendo mixto como es este deporte,  y por lo tanto el equipo, Alfonsina Storni sabe bien su movimiento por la banda izquierda, jugado asimismo de defensa. Alejandra Pizarnick no podía faltar. Ella asume como capitana del equipo, y le declama versos de reclamo al árbitro, en jugadas controversiales: "No querer blancos rodando en planta movible...No querer traer sin caos portátiles vocablos".  

Juan Gelman juega bien por todo el campo. Como medio de contención, su encargo es que nadie por la extrema derecha cruce la linea. Imbatible Gelman, es muy fuerte con la pierna izquierda, cuyos tiros a balón parado hacen temblar los estadios. Manuel Puig tiene suficiente aire para moverse rápido lo mismo en pasto sintético que en pasto natural. Certero en sus tiros, la acomoda bien donde las arañas ponen su nido. "Oh mujeres de andares como olas. Tiento pieles tibias, sin destino y sin cargas astrales. La vida es el mito del universo". No podía faltar César Aira, que por su forma de jugar puede alcanzar el balón de oro, sus contrarios dicen que ciando lleva el balón parece como si fuera inalcanzable fantasma.

Ricardo Piglia es delantero. Y mete goles siempre. Tiene facilidad para los cabezazos, a veces contra los mismos rivales, uno de ellos sale herido. Y sacan a Piglia la tarjeta amarilla, con regularidad. A veces se pasan los árbitros con los castigos. Tiene su teoría del complot, y cree que cuando los pibes pierden, son la Fifa la que los castiga. A veces cuando choca, se le va el aliento y requiere respiración artificial, que por cierto es el nombre de una de sus jugadas. Con Mempo Giardinelli, otro de sus jugadores, se tienen que andar con cuidado. Considera que el futbol en este nivel de lucro y negocio es un circo, y debieran prohibirlo.  Debido a las condiciones económicas de los países, es "imposible el equilibrio". 

Silvia Ocampo no podía faltar, borgeana sin duda alguna: "nube... sabrás que sos mi lecho cuando duermo, que tus lecciones de metamorfosis he querido seguir hasta la muerte entregándote toda mi esperanza". Enrique Santos Discépolo integra la oncena también. Aunque tiene su aversión al juego: "siempre ha sido una porquería, ya lo sé; desde el 1506, hasta el 2000 también..." Y hay muchos jugadores en la banca, entre ellos: Roberto Artl; Macedonio Fernández con ese golazo de antología: " Amor se fue;/ mientras duró de todo hizo placer. Cuando se fue/Nada dejó que no doliera"; Oliverio Girondo ("La mirada tiene más de densidad y más calorías que cualquier otra, es una mirada corrosiva que atraviesa las mallas y apergamina la piel de los artistas. La camarera me trae, en una bandeja lunar, sus senos semidesnudos...".  

Los franceses tienen un equipo de primera. Quienes nombran a los seleccionados tuvieron mucha tela de donde elegir. Solo que hay el límite de once, más los suplentes. Al final la Federación francesa se decantó por Marcel Marceu como director técnico, porque no dice lo que cobra. Hace señas, pero los funcionarios de ese organismo hacen como que no le entienden. Y funciona requetebién, porque desde lejos, en el campo de juego, los jugadores le entienden de maravilla sus indicaciones. En la poderosa defensa tienen a  Víctor Hugo, quien políticamente incorrecto aseguró a la prensa que ellos serán los campeones porque los argentinos son unos miserables. Así el señor es de directo en su flecha. Honoré de Balzac por su parte, también en la defensa poderosa, critica que los torneos de la FIFA no son más que parte de una comedia humana, y por cierto de la más vil. 

Gustav Flaubert, fino en sus jugadas, tiene a Madame Bovary en la porra, quien le grita desde el palco para animarlo. Los policías qataríes trataron de detenerlo en la entrada y dicen que lo esperarán a la salida por exhibir las flaquezas del ser humano. Entre las novedades por ser muy chico de edad está Charles Baudelaire, gambetero poético, destacado. Escándalo en anteriores torneos, cuando le descubrieron ajenjo en su botella de gatorade. Su libro poético más conocidos es "Los goles del mal", en el que metafóricamente utiliza la palabra gol para referirse a flor. Así dice su traductor.

Simone De Beavoir en el equipo da seguridad en el centro, todo gracias a que fue invitada especial; Jean Paul Sartre y Albert Camus, asegurando que el futbol es real y que hay gozo, mientras se existe. Magníficas reflexiones hacen mientras mueven la pelota. La novedad por su estilo desafiante en el juego, crítico de las jugadas y del entorno, es Michel Houllebecq. Yasmina Reza asegura en entrevista que todo encaja bien con el futbol, porque son felices los felices, tanto el que gana, el que se anuncia, como el que mira el partido y los critica.

Como delantero central del equipo, el director  Técnico, puso a Patrick Modiano, destacado en el campo, desde el futbol llanero, y asimismo jugaba la pelota en la calle de las tiendas oscuras. No es de pedigree, asegura, en lo deportivo.Y no podía falta el jugador famoso entre chicos y grandes, mejor conocido con el apodo de El Principito, Antoine de Saint Exupéry: el campo de fútbol es tierra de hombres, asegura, algo misógino. Salvo que lo asegure como critica.

Con derecho a titulares, pero que están disponibles en la banca, jugadores de renombre, como Marcel Proust, el conocido por su novela En busca del tiempo extra perdido; Julio Verne, ni se diga, seguido por los fanáticos desde la infancia, cuando se iniciaron en el juego, sobretodo con obras futuristas como: la vuelta al campo en ochenta goles; y el fútbol es importante porque llegará el día en que se juegue de la tierra a la luna. 

 

A las plantas hábleles, acarícielas

Una pregunta: ¿a qué edad comprendió a Francisco, el de Asís, en su modo al dirigirse a plantas y animales: "hermano lobo", "hermana oveja", "hermano gusano", "hermano árbol"? Y al comprender su manera de expresarse, entonces usted vio distinto a la hierba que crece a la orilla de la banqueta, al árbol con sus frutos, a la flor cuando perfuma, y cuando rebosa en belleza. Yo leí sobre esas expresiones desde niño y se me hacía ridículo. Ya me imaginaba yo diciéndole a mi perro "hermano perro". Mis hermanos mayores se enojarían, al escucharme. Y ya de joven, se me hacían exageradas, cuando menos.

El destino de un hombre, es el mismo de todos. Claro, sí, con sus variantes, pero el mismo. Ese deambular de un lado a otro, entre sueños despierto y dormido, termina. Por eso se dice que cuando un hombre muere, muere parte de la civilización, porque con él se van sus experiencias, sus palabras, sus vivencias, sus recuerdos. ¿Por quién doblan las campanas? Doblan por mí y por ti. Por todos los que nos asomamos al cielo, a la tierra y al vacío. Quizá por eso comprendí, aunque tarde, al Santo de Asís, de que comparto destino natural con plantas y animales, en el conjunto de "seres vivos".

Porque además hemos de irnos, de uno en uno, así como llegamos y van llegando de uno en uno. No se sabe cuándo será el fin último, ese al que llaman Apocalipsis. Pero así como empezó todo ayer, ha de terminar mañana. No hay póliza de seguro de que la vida sea por siempre. Y por supuesto no me refiero a mí o a ti, o a cualquier individuo, me refiero al destino de la humanidad como un todo, y al destino de la vida como un todo más general.

Nadie nos engañó de que estaríamos por siempre. Nadie nos dijo "por siempre jamás". Lo aprendimos desde la primaria: las características de los seres vivos son nacer, crecer, reproducirse y morir. Yo soy ser vivo, entonces, he de morir. Más temprano que tarde. Con el paso del tiempo se escribe el fin. Y a veces hay oportunidad de despedirnos. Y a veces es todo tan abrupto. Un final sin adiós. Pues ¡vaya! que ya se fue.

Le invito. Entre usted a un vivero. Hay varios en todas las  ciudades y en la periferia. Es una sugerencia. Mirará formas distintas de belleza. Desde la bella lilia, la perfumada rosa protegida por el tallo con espinas, el largo bambú, la vistosa bugambilia, etcétera, además y por supuesto la sonrosada muchacha que atiende. ¿Va a llevar algo, señor? "Ando viendo”, respondo. "Pues mire bien", dice y ríe. Y miro extasiado una fiesta de colores. Y me quiero llevar muchas plantas. Solo que el bolsillo no anda en buenos términos conmigo, además del codo norteño. Y me limito a dos o tres.

"Oiga, se me secan", le digo por hacer plática. Ella ríe y responde juguetona, traviesa y sugerente: "pues hágale ojitos, guiñe, dígales palabras bonitas, acarícielas, abrácelas". ¿A poco sí, oiga?” "Sí, pues". Dice retirándose y riendo para que yo siga viendo y admirando. Al lirio se le llama azucena, también. Venden tierra negra y piedras. Venden palmas de adorno. Y una cantidad de cactus muy diferentes. Yo quiero palma de cocos.  

Francisco de Asís sabía mucho de esto. Se cuenta que a donde quiera que iba admiraba los jardines, y donde vivía se rodeaba de muchas plantas. Y siempre se le escuchaba hablándoles con cariño (aparte de regarlas y darles luz de sol que requieren, claro), acariciándolas con palabras. Y aún más: lo mismo hacia con los animales. De tal manera que perros, gatos y cerdos lo saludaban a su manera por donde él pasaba. Y de ser posible lo seguían. Tan así que Rubén Darío utiliza su imagen para hacerlo dialogar y escuchar Los motivos del lobo, para seguir su vida salvaje alimentándose de los otros animales.

Mi padre trabajaba con las plantas. El patio de mi casa por lo tanto, tenía una buena cantidad de ellas, entre de sombra y de ornato, así como medicinales y de frutos. Era un terreno pequeño, pero lleno de plantas. Había árboles de guayabas, higo, de plátano. Había rosas, lirios, gladiolas, laurel rosa y jazmín. También había un canelón. Y un alto pino canadiense que adornaba el centro del solar. Este tenía como unos diez metros. Alto, para diciembre mi padre lo adornaba con luces y se miraba de manera maravillosa. Tan así que lo chuleaban los vecinos en su paso.

Yo he tratado de sembrar un pino, a semejanza del que tenía mi padre. Y a los pocos meses se me seca. "Es que no son plantas de estos lugares", me animan y desaniman. Asimismo he tratado de plantar duraznos y manzanas. Apenas logro hacer brotar la plantita de sus semillas y cuando tienen como diez centímetros, se me secan. Y eso que los meto al refrigerador simulando que están en lugares norteños cuando el invierno. Y ni así. Con sombra solo y calor tropical se me secan también.

De los cuentos que más me gustan uno es de Mark Twain. No recuerdo el nombre. Solo que refiere al personaje que sin saber ni un ápice, lo nombraron director de una revista de agricultura. Así que escribía sobre los árboles de lechuga y apio. Y sobre las calabazas que se dan en árboles gigantescos. Por morbosidad de los lectores cada vez vendía más por las sandeces que escribía. Algo así.

Le sugiero vaya a un vivero. Sentirá buenas vibraciones de vida. Y más si se abraza a una lilia, azucena, gardenia, rosa, amapola, camelia, dalia, azalea. En el vivero, dije.

 

 

El fantasma de Daniel Sada

Estaba en el primer sueño. Me sucede muy a menudo. Sobretodo cuando ceno arroz con leche o leche con pan dulce. Ya tengo bien identificados esos días de ensueño. Tan pronto pierdo el sentido luego de acostarme, empiezo a caminar por otros lugares. La película de mis imágenes se traslada por lugares que no conozco. Aunque a veces sí. Y esto me sucedió precisamente esta madrugada.

¿Quién eres tú?, le pregunté a un hombre calvo, de unos 46 años. Estaba él leyendo plácido en un parque. Me acerqué a preguntarle la ruta por agarrar para ir a Monterrey. Sonrió. Y empezó a darme indicaciones. "Mira, este es el parque no sé qué. Esta avenida que está enfrente se llama no sé cómo. A la derecha es norte y a la izquierda es el sur". De pronto se interrumpió.Se me quedó mirando fijo. Y al reconocerme, me dijo: "No eres tù acaso Antonio Solís Castillo?" "Ese mero le reposndí, Solís Calvillo". "Yo soy Sada, Daniel Sada, ¿Y qué haces aquí?" "Yo ueño, Don Daniel". "Y yo estoy muerto", me alcanzó a decir. En eso pasaron volando cerca una grullas, no sé ni cómo. 

"Soy un fantasma solamente. Y tú, persona que sueña. Vamos bien. Es tema para un cuento o una novela". "Por ahora es tema de sueño", le traté de corregir, ingenuo de mí. "Tienes razón, anda cuenta, qué haces aquí". Yo leía uno de sus cuentos. Y me dormí. Habiendo cenado arroz con leche, me sucede que sueño. Pues me parece bien. Y mejor que nos hayamos encontrado. "Ando perdido, Don Daniel”. Le dije no sin tribulación. "Eso lo sé, se te nota en tu cara que se va difuminando". "No me diga eso", le dije. "Pues es la realidad, uno se va yendo con el paso de los días. Y sin que nadie lo note, solamente los fantasmas, nos damos cuenta que el vivo se va difuminando". "Y el tonto también", le completé la idea patra hacerlo reír. Y rió.

Yo había dejado el hotel por la mañana. Y como no regresé al mediodía, me puse a caminar, con dos amigas maestras. Y como ya estábamos de salida de Monterrey, decidimos no regresar. Una de ellas sabía todas las rutas y todos los caminos. Estábamos lejos, pero íbamos al centro de Monterrey para comprar unos souvenirs, y de allí caminar al aeropuerto o a la central de autobuses. Solo que comprados los recuerditos, nos fuimos caminando los tres. Y luego eran ellas dos atrás, yo adelante. Y seguí caminando, sin darme cuenta que ellas me quedaban cada vez más lejos. Hasta que me di cuenta que ya andaba perdido. Con mi teléfono celular no pude conectarme con ellas.

Lo raro de no regresar al hotel es que habíamos dejado varias cosas, aunque no eran de vida o muerte. Yo había dejado unos tenis de botita, de marca reconocida, y sin estrenar. Tenía ya un año que los había comprado, pero pospuse su uso más hoy y más mañana, se iban los días y los tenis terminaban quietos debajo de la cama, lo que podían ver, tristes por no salir a la calle, sea para caminar haciendo ejercicio, o entrar a la cancha para unos tiros de basquetbol, que para eso son los de botita. El caso es que los dejé en el hotel y no volví.

Oiga, le dije a Daniel Sada. Yo lo recuerdo mucho por uno de sus libros. "El de Registro de causantes", le respondí a su ¿Cuál?. Solo que para serle franco no lo había leído. Me metía en una de sus páginas, y no le hallaba la manera de meterme en su mundo. "Hasta que..." Dijo él para que yo le completara. Todo eso me lo dijo riendo. O mas bien esbozando una sonrisa con su rostro bonachón. "Hasta que me enteré de su muerte en el diario la Jornada. Era un jueves. En la jornada digital. Leí una tarde. "Falleció el poeta Daniel Sada". Y yo creía que era error. Porque yo sabía de usted como narrador. "Y en efecto así es". ¿Qué es la poesía. No lo sé. Diría Becqer, eres tú. Y reíamos atropellados.

"Mira, deja que te explique. Yo escribí varios libros. Al principio yo quería escribir poemas, esos de verso rimado y con algunas metáforas o símiles. De eso ya sabes, porque eres coordinador de talleres". "Pues no mucho", le aclaro, para que no se confiara en las explicaciones. "Resulta que me encantaban los corridos, pero yo quería reírme de la realidad, esta tan obtusa. Y me salían como corridos medio juguetones. Y me puse a estudiar tal fenómeno, a través de las clases de literatura que sí llevé. Y me dijeron mis maestros, que era normal escribiera así, que mejor me metiera a la narrativa sin dejar el estilo. Y allí resultó todo lo que la gente conoce, y quizá hayas leído algo de mí". Yo asentí ante sus explicaciones.

Yo creía que el redactor del diario La Jornada se había equivocada y escribió que había muerto el "poeta", en lugar de el "escritor" o "narrador". Y luego me puse a investigar sobre Daniel Sada, en esas páginas ligeras, que viven en internet, y dan algunos datos, aunque no siempre veraces. Y especificaba que Daniel Sada era poeta y narrador o narrador y poeta, porque su manera de escribir cuando contaba (de contar), le salían enunciados de ocho sílabas. Y se iban juntando uno tras otro, y mientras iban contando una historia, sobretodo muy entretenida, y con un ritmo bestial. "Achis, achis, y cómo será eso". Y fue cuando me puse a leer algo de sus escritos, que son muchos libros, y muy bien reconocidos por los jurados lectores, y por especialistas del idioma español. "Es escritor de culto, no popular". De él se dice.

Finalmente pude esperar, platicando con Daniel Sada, en ese parque de pinos y laureles, poco utilizado por la gente, a mis amigas maestras, que les vi venir de lejos. Y me alegré porque andaba perdido, ya anochecía. Se iluminaban las primeras farolas, esas que encienden cuando oscurece. Y por consiguiente se apagan cuando amanece. Y ellas y yo alegres por encontrarnos de nuevo, luego que andaba perdido. Yo me levanté. Y les presente a Don Daniel Sada. Y ellas se miraron entre sí, como diciendo este está loco. O anda como chiflado. Porque ellas no miraban  a nadie, a donde yo les presentaba, señalando. Hasta que me acordé que Daniel Sada en el sueño era fantasma.

Y bueno, seguimos caminando, mis amigas y yo. Solo que empezó a suceder lo mismo. Yo me les fui adelantando, hasta que me perdí de nuevo. Y ya me andaba de miedo, porque ya oscurecía. Y caminando que andaba, ya iba como saliendo de la ciudad. Y me puse a preguntar de nuevo, para dónde queda el centro de Monterrey. Me dije, sabiendo por donde queda, ya de allí me oriento. Hasta que desperté. De hecho estaba soñando. Entre fantasmas te veas.

"Venga pues la inútil causa. La decisión la tomó, porque tenía muchas deudas y acreedores al acecho. Modo de quitarse culpas, modo pío que no profano, porque huía de sus rodeos, hombres necios, insistentes, que le tocaban la puerta... con eso de que contaba, con una voz melodiosa, alma frágil, gestos niños, despertaba más ternura, que un rorro recién nacido. Pero su voz, ¡qué prodigio!, ¡qué arma tan eficaz!" (Fragmento de El aprovechado, de Daniel Sada). Nota: al leer los cuentos y novelas, del escritor Sada, uno puede llevar un ritmo, y contando las sílabas de los enunciados, nos damos cuenta que son ocho sílabas, o siete más una en el caso que la última sílaba sea aguda. Digo, en la mayoria de su obra. 

Pd 1. Algunas de sus obras: Juguete de nadie y otras historias (FCE, Letras Mexicanas, 1985); Registro de causantes (Joaquín Mortíz, 1990); Ese modo que colma (Anagrama, ; Albedrío (Leega Literaria, 1989, Tusquets, 2001); Porque parece mentira la verdad nunca se sabe (Tusquets, 1999); Luces artificiales (Joaquín Mortiz, 2002; Ritmo delta (Planeta Mexicana, 2005)[5]​; La duración de los empeños simples (Joaquín Mortiz, 2006); El lenguaje del juego (Anagrama, 2012). 

Pd 2. Daniel Sada Villarreal ​ fue un poeta y narrador mexicano. Nacimiento: 25 de febrero de 1953, Mexicali. Fallecimiento: 18 de noviembre de 2011, Ciudad de México

 

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