Ballenas

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No le voy a hablar de cetáceos. Ni la manera como se reproducen, cazan, que bien lo puedo investigar. O la manera como en ciertos lugares su cacería es bestial a través de golpes crueles, o más bien demasiado crueles, a palos. Al ser humano no le importa la vida de ellas, ni de sus sensaciones y percepciones sobre lo que les ha tocado vivir en la existencia de vida en la tierra. Incluso podría leer Moby Dick, la ballena blanca, de Charles Dickens (lo tengo de tarea desde hace como diez años). Y hacer paralelismos con el sobrepeso. No. El tema es una película con ese nombre. Precisamente The whale (La ballena).

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"Inmensos como ballenas, cuyos vastos cuerpos en movimiento pueden, en una tranquila calma, agitar el mar hasta que hierve. SIR WILLIAM DAVENANT, Prefacio a Gondibert

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Si usted busca ver una película para entretenerse, no vea "La ballena". No es el tipo de películas que hacen reír. Ni tiene una historia basada en romance. Tampoco es sugerente en escenas de sensualidad y sexo. Nada de eso. Es una película de dolor y de muerte, esta como liberación. Es de las que incomodan. Es demasiado humana. Es de las nominadas a los premios Óscar 2023, de la fachosa y venida a menos industria del cine norteamericano. Pero si tienes una amigo o amiga pasados de peso, es una película de amistad.

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He sido afecto al cine. De las tipo La vida es bella y Puente de Madison. Casablanca, ni se diga. Las vuelvo a ver. Y de las nuevas, me asomo a las noticias de los premios Goya y los Óscar. Casi siempre le atino a las mejores, porque, precavido, busco las reseñas antes. Me gustan también las musicales, las que plantean un reto de vida. La nominada sobre Marylin, no la he querido ver, porque enamorado platónico que he estado de ella, no quiero ver en escena sus amores, y tampoco su sufrimiento en soledad. He leído que era lectora y escribía. Ella vivió sus últimos años decepcionada porque la buscaban por su sensualidad y belleza. He leído.

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En las escuelas debiera haber un educador cinéfilo. O mínimo en cada zona escolar, para que recomendara películas y en cada escuela funcionara un cine club. Sería de maravilla. El cine es espejo nuestro. Y su dinamismo en imágenes es atractivo para los estudiantes de todas las edades. Yo lo hacía en mi escuela cuando trabajé como docente. Recuerdo de las últimas películas que llevé: el documental "Franja de Gaza" y "Campeones", ambas premiadas Goya en 2019. Esta última trata de un entrenador a quien, por faltas al reglamento de tránsito, castigan asignándolo como entrenador de un equipo de basquetbol integrado por personas con discapacidad. La vimos en un grupo de telesecundaria. Historia, con lo de Gaza, las guerras, el sufrimiento de la población civil, y la inclusión y empatía en la segunda.

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Y volviendo a "La ballena". Has de recordar, lector, que en el grupo de amigos y amigas de secundaria y preparatoria tenías un amigo gordito, al que precisamente le decían "El gordo". Y este tenía cualidades que no todos tenemos. Que si bien estaba negado para algunas cosas, como todos, tenía cualidades insuperables por las que todos lo queríamos. Tenía a lo mejor cualidades para el dibujo; para escribir un una buena narración; o era poeta. En las pláticas tenía una imaginación superlativa, que hasta parecía imposible que fuera cierta lo que estaba contando. Y reíamos, como locos, como humanos, como seres sensibles.

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Claro, si se enojaba con alguien, entonces el otro tenía elementos evidentes para decirle apodos que iban más allá del límite. Porque siempre los grupos han tenido habilidad para aplicarle apodos al delgado, al alto, al bajito de estatura, al inteligente, al lento, al que usa lentes. Y aquí van incluidos nuestros maestros, el director, el personal administrativo. Nadie escapa. Y aunque nunca se les dice de frente, siempre en las pláticas nos referimos por apodo, para identificarlos rápidamente, en lugar de perdernos en nombres, que muchos tienen el mismo, en cambio el apodo es único. 

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En mi grupo de amigos teníamos al Gordo Villela, que cantaba corridos de manera divina, hacía la voz segunda. Nos acompañaba a las serenatas. Y cuando contaba anécdotas, todos estábamos atentos, riendo. Y también se vino a trabajar a Tabasco allá por 1979. Nunca lo vi quejarse del peso. Nunca lo sentí apenado. Y era uno de los centros de nuestro grupo. Leal amigo. Una vez, al referirme a una amiga pasada de peso, dije que tenía un muy buen carácter: "pues no nos queda de otra, Toño, para caer bien", me decía "El Gordo", pero lo decía riendo. Incluso tuve un familiar con peso que le llaman mórbido. Mas me culpo de nunca platicar sobre sus dolencias e imposibilidades para realizar ciertas, necesarias e importantes actividades.

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Con la tentación al referirme a películas de contarlas, solo comento que ver la película "La ballena" causa tristeza por imaginarnos que estamos acompañando al protagonista en su inmovilidad, que somos testigos de su encierro en el día a día, tanto en su cuerpo, como este en su casa. El actor principal es Brendan Fraser (Indianápolis, EEUU, 1968) y el director es Darren Aronofsky (New York, EEUU, 1969). La película tiene tres nominaciones: mejor actor, el ya referido, mejor actriz de reparto Hong Chau (Tailandia, 1979) y mejor maquillaje.

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Charlie, el personaje, es un maestro virtual de literatura, con 270 kilos de peso. Al dar las clases no enciende la pantalla. Con esa actitud, nos indica  el interior del personaje, que reniega de su cuerpo. No era tan grande de volumen cuando se casó y tuvo una hija, matrimonio que dejó por seguir al amor de su vida, un practicante religioso de la Nueva vida, quien probablemente se haya suicidado, ya enfermo, repudiado por su familia. Charlie, recluido, preso en sí mismo, imposibilitado para todo, menos para pensar y sentir, trata de reencontrarse con su hija Ellie (Sadie Sink). Brillante ella, repudia a su padre, no por su excesivo peso, sino por el abandono cuando niña. Solo que... véanla. La muchacha en su aparente mal carácter y rebeldía, como buen adolescente, trata de herirlo para que recapacite sobre la necesidad de atenderse médicamente. Pero además con su apariencia de mala y más, maldita, logra que Thomas, un muchacho de su edad, quien huyó de su familia y de su congregación por robarse el dinero del diezmo, también del grupo "La nueva vida", sea perdonado por su familia y grupo religioso. 

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Me impactan muchas escenas. Una de ellas es el paso de una sombra a través de la ventana, afuera del departamento de Charlie. La lluvia es la constante. Y la otra escena, es cuando llega el hombre que entrega pizzas. Nunca se miran. El dinero para el pago es puesto en el buzón. Y de seguro por allí deja el alimento. Y la manera como se efectúan los muy breves diálogos, dentro y fuera, del repartidor con Charlie.  Liz (Hong Chau, nominada como actriz de reparto), hermana del novio difunto de Charlie, está atenta a él. Lo visita cada vez que puede. Le lleva alimentos. Lo ausculta en la presión. Lo trata de convencer de que se atienda. Le hace creer él a ella que no tiene dinero. Y aunque no mucho, tiene un buen ahorro, suficiente para pagarse una operación y tratamiento. Mas no quiere. Su alma no lo necesita. Su alma busca solo terminar el paso por la vida.  

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Ahora bien, solo quien vive el sobrepeso y el exagerado sobrepeso sabe bien cómo se siente. Nadie más ha de sentirlo, como nadie más, aparte de los deudos directos, siente cuando muere una persona amada. Y solo los familiares mucho muy cercanos, quienes conviven con las personas con esa característica de sobrepeso, saben de las dificultades en lo cotidiano para realizar hasta las actividades mínimas. Pero ni aún ellos logran saber lo que siente la persona en su interior, si hay nulidad de anhelos y proyectos. Y como que solo están esperando un rayo de luz final que los libere de esa cárcel. 

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Cerrando con citas: "«La aorta de la ballena es mayor de diámetro que la tubería principal de la instalación hidráulica del Puente de Londres, y el agua que ruge al pasar por esa tubería es inferior, en impulso y velocidad, a la sangre que brota del corazón de la ballena.» PALEY, Teología. "La ballena es un animal mamífero sin patas traseras. BARÓN CUVIER".