Flor de vida y muerte

1. Pienso en mi muerte como el paso natural de la existencia. Y esto se fortalece cuando miro un bodegón del pintor italiano Caravaggio. Contiene frutas que empiezan a pudrirse. Pero pienso en la vida, por supuesto.

2. No es nuevo pensar en la muerte. Más bien ni nuevo no viejo. Solo es la conciencia de ser y estar vivo. Hay un final qué conduce a otro principio. Tan solo es eso. La muerte como destino feliz.

3. Dejad que con la muerte de un ser amado sean momentos de llanto y tristeza. Eso tiene que ver con los gratos apegos. Es natural el sentir la falta que desde ya hace quien se fue. Es camino por recorrer sin prisa pero también sin pausa.

4. ¿Y los besos y abrazos que no nos dimos? ¿Y las palabras de amor que no se dijeron? ¿Y el amor que no dejamos que nos hiciera.? Todo ello no tiene ya importancia ante la circunstancia de la muerte. Siempre recordemos que es el punto final para otro inicio.

5. Y pensar en las palabras para nuestro epitafio. Por aquí pasé sin prisa. Mi triunfo es ser mortal. Les dije que andaba errante. Y cosas así que despierten asombro a los que caminen por esos callejones del cementerio.

6. Y aprovechen su tiempo. El único que tienen. Y se olviden de celos y de martirio. Se olviden de sacrificios y de odios. Y vivan plenos los instantes sin hacer caso al qué dirán. Si hay agua o vino, el momento les sea indiferente. Y sean el amor y la amistad las banderas desplegadas al viento.

7. Pensar la muerte propia es pensar en el instante presente y en el destino. Nadie se va antes ni después. Toda muerte es en tiempo presente. Toda vida es tiempo presente. No hay tercera opción. Nadie vino para quedarse.

8. Nadie se salva de la vida y nadie de la muerte. Carne del vacío. Utopía de las ilusiones. Corderos en masa. Todos van hacia el mismo lugar. Lo mismo ovejas blancas y negras. No hay más cartas por jugar. Y estas son de juego abierto. A cielo abierto. A pecho abierto.

9. Y muerto ya compareces. ¿Quién eres tú? ¿Qué haces? ¿Qué hiciste? Son preguntas del final qué debiéramos hacérnoslas en presente. Para buscar respuestas en el transitar de la vida. De nada sirve que nos las hagan en el juicio final.

10. Pienso en la muerte porque me sé vivo. Para disfrutar de los días como al comer con fruición la fruta preferida, la prohibida y oler la flor nenúfar de la vida. Naturaleza viva y naturaleza muerta son las dos caras de la existencia. Rostros del ser.

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