A falta de manuales

1. ¿No le parece que sería bueno un manual de vida? Si acaso sirvieran para algo, no estaría mal. Sobretodo si fuéramos disciplinados y empezáramos a leerlo desde la página uno, y no queriendo saltarnos hasta ver el apartado final, como nos sucede con muchos libros, para ver si murió el protagonista, o si vivieron felices por siempre, o si finalmente tomó la decisión de separarse para vivir con el amor de su vida. Parece de novela pero no lo es. En cambio la vida, eso sí, es como una película que se va rodando en lo cotidiano, sin guion, sin director, y el actor (usted y yo) andamos por allí, asalariados, con miedos, traumas, el qué dirán y cosas por e estilo.

2. Vivir la vida no es fácil, aunque tampoco difícil. Lo cierto es que se requiere una especie de brújula, a manera de manual, que nos oriente. Y quien escribió sobre ello fue Epicteto en el siglo I d nuestra era. Casi todos los manuales de autoayuda no son más que burdas copias de lo que escribió Epicteto, quien buena parte de su vida fue esclavo. Pero con su manera de pensar, se dice, fue más famoso en su época que el famoso Platón en la suya. Dice Epicteto, por ejemplo: "El que se ríe de sí mismo nunca se queda sin cosas de las que reírse".

3. Escribir un manual de usuario es sencillo. Solo basta dividir en diez o más partes las instrucciones y empezar por lo más sencillo. Algo así como "Lea con atención el presente manual de usuario. Evite mal uso del producto y evítese daños presentes o futuros". Quizá si se leyera este inicio, se tomaría conciencia de leer lo que sigue. Ah, pero no. Andamos desesperados por hacer uso del aparato nuevo. Por eso suele suceder que nos brincamos este paso. Y buscamos al "on" y "off", incluso antes de conectarlo. Digo si este fuera el caso, porque hay productos que son autónomos en ese sentido. Sin manual de usuario viene la vida y lo mismo el hecho de ser padres. Se aprende a la primera en ambas, si al caso. Y no sirve para el siguiente hijo, y ya no digamos, que la vida es una, como salir al escenario sin indicaciones a puro valor biológico. Quizá por eso son tantas las fallas en el buen uso de la vida, y lo mismo en el caso de ser padres.

4. Y claro, no solo en esos ejemplos, sino en muchos otros, como el primer noviazgo. Y cuando sientes que ya aprendiste con el primero (noviazgo), la que sigue es tan distinta que de poco o nada sirvió el aprendizaje de la primera vez. O la primera vez que que se encajó el anhelo carnal o los sueños fueron tan solo carne. Si recordáramos esa primera vez, quizá nos diera risa, solo que la memoria y lo caballero o quizá la pena no permite tener nitideces de esa primera vez. La segunda tampoco. Rulfianamente diríamos que pasamos del olvido al no me acuerdo. 

5. Sería bueno dejar para las siguientes generaciones manuales necesarios en esos menesteres. Sobretodo para que sean más eficientes, menos novatos, y sirva de algo la experiencia en otros. Aunque se prevenga que cada manual de usuario es obsoleto tan pronto se presenta la siguiente experiencia, sea en una cosa en otros, porque no es lo mismo. sería como un úsese este manual y tírese. Pongamos casos diferentes. Ya se dijo el ser padres, la primera vez cuando las carnes se juntan, el primer noviazgo, la primera experiencia con el alcohol, el cigarro que tose uno como si fuera ahogo, la primera vez en bicicleta cuando las caídas y peladuras de rodilla. Como dice el dicho, siempre hay una primera vez y esa es la que nos marca. Sea porque nos salió bien a la primera, sea porque nos da risa recordarnos de esos menesteres.

6. Hay otros manuales que nos guían para pescar en mar o río, escalar una montaña, surfear, hacer pavo a la gelatina o frijoles con chicharrón con puerco. Ahora hasta se hacen videos para irnos guiando. Pero hay lugares a donde no llega el territorio de la empresa Slimcel, y es cuando se hacen tan necesarios los manuales de usuario. Para lo cual hay qué saber leer. Y luego resulta que los originales fueron escritos en chino mandaría o en coreano, y las traducciones son tan malas que acabamos quemando el primer aparato, lo cual la garantía no cubre y así por el estilo.

7. Digo que las traducciones son tan literales que acaba uno por no entender lo que sucede  cuando damos los primeros pasos en lo que estamos empeñados. Cuando la mercancía fueron hechas en Turquía, por ejemplo, al final dice: "Made in Pavo", lo cual por supuesto no me sirve para galatinar un pavo navideño. Quizá pagan poco por las traducciones y esas son las pávidas consecuencias. Se pierde la lógica en los enunciados. Y hacemos cosas distintas a las que necesitamos hacer guiándonos por los manuales mal traducidos. Traduttore, traidor.

8. La primera vez  en que bailamos con la mujer amada. La primera vez que fuimos al cine y las manos estaban sin saber qué hacer ni cómo comportarse. La primera vez de cuando el eclipse entre lo miro o no lo miro. La primera vez de entrada en el motel para ver si era cierto o no lo que se dice. La primera vez de tirarnos desde un helicóptero. Y tantas cosas así. Si nos ponemos a pensar en los cinco sentidos, los que nos permiten aprender de lo que nos rodea, nos vamos a dar cuenta que sin ellos nada seríamos. Palpo, gusto, toco, miro, oigo. Y sobretodo ello pienso. No sé si otra cosa sea la existencia, más que el cúmulo de experiencias. Pero un manual de vida nos vendría bien. Es un decir, aunque enfrentarse a lo inesperado nos da emoción de vida.

9. Los manuales de usuario son indispensables, aunque por torpeza y desesperados no los leemos, hasta que nos atoramos en algo. Y entonces a seguir de uno en uno los pasos tomando más en cuenta los que nos saltamos. Y no te hacen efectiva la garantía si no seguiste los pasos. Pero en el caso de la vida, ya la garantía no la necesitas, porque no hay reenvolso y menos una vida nueva, aunque seas Dante.

10. Sería necesario elaborar un manual de vida para evitar tropezar diez veces con los mismos cuerpos o piedras.  Sigamos mientras tanto con Epicteto "lo externo ni te preocupes, que eso no lo puedes controlar, pero lo interno sí". "Lo importante es la libertad, no las posesiones (Epicteto fue esclavo)". "La esencia del bien reside en las cosas que están en nuestro poder". "No desees ser un general o un senador o un cónsul, sino ser libre, y la única manera para lograrlo es despreciando las cosas que no se encuentran dentro de nuestro propio poder". "Los maltratos e improperios resultan de la opinión que formamos de ellos". "Si por casualidad diriges tu atención a lo externo, para dar gusto a alguien, puedes estar seguro de que ha arruinado tu plan de vida". "Todo tiene su precio, así como su valor". Sus dos libros son "Manual de vida" y "El esquiridión".

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