Nacimiento de Jesús en Belén

 1. Avisados que estaban, José y María partieron de Galilea rumbo a Belén, para que fueran censados. Solo con registro podían recibir beneficios para la gente humilde. Y más aún al incrementarse la necesidad por la nueva boca que nacería. Hay días difíciles, y estos eran de esos. Lo sinuoso del camino. La falta de recursos. El embarazo. Todo se juntaba. Pero ni José ni María estaban con preocupaciones. Tranqui. Tranquilos. Las personas buenas y simples viven mejor su tiempo en el día a día. Buenas almas son.

2. "Yo, Augusto César, emperador de la Roma de las luces, a los habitantes del imperio, les hago sabed que: deberán presentarse ante las autoridades correspondiente para que se empadronen y así este poder divino y soberano pueda planear de mejor manera los beneficios que corresponden a los seres humanos en lo que tiene que ver con alimento, salud y vivienda. A XXIV de diciembre. Año DVCLIV et urbi. C.C.C p Publio Sulpicio Quirino, Gobernador de Siria. CÚMPLACE. Copia simple a Herodes.

3. Dolores, sí dolores, empezó a sentir María. "Aguanta , mujer. Vamos al hostal a buscar lugar". Pasaron a uno y a otro. En todos los lugares les cerraron las puertas. "No hay habitaciones". Y no es que no hubiera. Es que los veían tan pobres, tan sin nada, don nadies. Y peor aún para los dueños de los hostales, a ella con embarazo a punto de luz. "En la cara se le ven qué son tunantes", decían y les daban portazo.

4. "Parece que hay problemas", dijo un ángel. Se los dijo a pastores que andaban por allí. Antes les había dicho que nacería el niño Dios, que lo buscaran en Belén, en un portal. Que era una buena señal para el fin de todos los conflictos en el mundo. "Pero no se confíen, que Palestina está ocupada".

5. Cuando estaban cerca de la ciudad, José notó aflicción en el rostro de María. Preguntó: "¿qué te aflige, mujer?" María respondió que "nada", que quizá era "por el embarazo y las inconveniencias del viaje". Horas después la vio contenta. Dijo José: "me admiran los cambios en tu rostro, triste antes, ahora contenta. Alabado el señor de los cielos". María respondió: "me alegro y me entristezco debido a una visión que tuve. Soñé que debido al nacimiento del niño los pueblos se dividían en dos ejércitos". José quedó sorprendido por tan extraña visión.

6. Un ángel se le apareció a María y le aclaró el sueño: "tu hijo será el salvador del mundo. Pero hay enfrentamientos. El ejército del gran capital tiene el temor de la llegada del enviado de los cielos, porque será quien venga a poner orden. Y quienes los financian son los adoradores del becerro de oro, ladrones de cuello blanco, los diputados que aprueban leyes antipopulares, mercaderes de la palabra, comerciantes que especulan para reetiquetar, gobernantes ladrones, etc. El de la izquierda está integrado por hombres y mujeres de buena voluntad: amas de casa, jardineros, desempleados, prostitutas, obreros y campesinos, panaderos, borrachines, poetas, pastores de cabras y ovejas, etc."

7. Hacía muchos años del conflicto por las tierras entre Israel contra Palestina. Ambos pueblos se dicen ser los dueños originales de esa franja grande de tierra. Errantes los israelitas han sido pueblos sojuzgados. Apenas habían recibido el acuerdo de un pedazo de tierra para que pudieran asentarse. Esto sin el acuerdo de las autoridades de Palestina. Y se creo el estado de Israel, que con apoyo internacional de la gran usura se fueron adueñado cada vez más del territorio, como en la fábula del sapo.

8. A Palestina ya solo le queda Cizjordania y la franja de Gaza cada vez más reducido. Así y todas las circunstancias en contra, al fin María y José llegaron a Belén. Antes les preguntaron las razones de viaje. "El censo", dijo lacónico José, cansado ya. Los guardias andaban alegres, quizá por las luces de bombas que parecían fuegos artificiosos de fiesta. Tomaban su arak anisado. "¿Sus nombres?", habían interrogado. "María", "José". Ja, ja, ja. Y las risotadas. Seguro al niño por nacer le pondrán "Jesús" "¡sí, cómo no!". Y soltaron más risotadas de burla.

9. Al fin se instalaron en un portal de Belén. María no aguantaba más. María quedó instalada entre cartones húmedos y ropa vieja. Un perro pulgoso y barrigón y una gallina se habían guarecido de la lluvia cerca de allí. José dejó a María y a su hijo por estar en buenas manos con pastores y salió presuroso en busca de una partera. Mientras caminaba vio que el cielo y la tierra se habían juntado. Una luz incandescente brilló en lo alto. Eran las bombas lanzadas por el ejercito de Israel por todas partes. Los pocos autos que circulaban quedaron inmóviles. Un perro que ladraba a la luna quedó sin movimiento. El agua del río Jordán se detuvo. Los pájaros quedaron suspendidos en el aire. La lluvia lo mismo. Así, en la hora del parto de la Virgen santa, todas las cosas quedaron detenidas.

10. José encontró a dos mujeres que sabían de alumbramientos y le acompañaron, con la curiosidad por conocer a María, de parto siendo virgen. Ya en la plaza vieron extrañadas que un sol resplandeciente iluminaba el lugar. Incrédulas pidieron a María pruebas de su virginidad. Por dudar perdieron el habla; se arrepintieron. Un ángel les dijo que cargando al niño serían curadas. Así lo hicieron y al volverles la voz juraron servir al nuevo rey de esta parte de la tierra.

11.  Al final de las fiestas saturnalias ha nacido Jesús, pobre entre los pobres, en medio del conflicto de guerra, bajo el asedio de bombas patrocinadas por las trasnacionales y la usura. Con el nacimiento del niño Dios renace la esperanza de un mundo mejor. Solo que para hacer a un lado la soberbia, la ira, el odio, la envidia, es necesario hacer nacer a Jesús en nuestros corazones. Así sea.

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