Hemos recorrido tiempo

Hemos recorrido tiempo. Nuestro paso ha sido en límites de instantes. Fragorosas batallas de los encuentros de nosotros mismos ante el espejo. Hemos navegado tiempo y precisos nos encontramos ante un ojo de agua para la sed. Y mirarnos nuevamente. El tiempo nos ha forjado en cicatrices. Las flechas certeras del amor y odio. La indiferencia es otra cosa muy distinta. Recorrimos segundos que ya no estaban y los lugares fueron sueños. Hubo de todo lo conocido. Las vías del tren nos indicaron rutas sin otro señalamiento. Ni oro como destino. Ni palabras que no se correspondieran entre ellas mismas. Monedas a cambio. Tarjetas de crédito. Fueron algo así como palabras comunes. Mas deudas. Contratos de pago por evento. En el tiempo recorrido se habla de lugares que ya no existen. Miradas que no lo fueron. Versos que simularon besos. Me hablaban de Ernesto Cardenal. Y los epigramas que fueron engaños certeros. La flecha fue siempre la misma. Con mensaje descifrado. ¿Sirve para enamorar la poesía? preguntó un estudiante una tarde de invierno. Hacía frío. Y todos sonrieron. Y respondí que sí. Sin saber exactamente si era cierto o tiempo. Todos rieron. Alguien en mi rescate,  juntos estaban dos, hizo un verso con un beso. Y todos aplaudieron en ese sí rotundo. Tiempo. Ni ganado, ni perdido.

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