La sonrisa

Toda batalla debe evitarse. La respuesta debe contener  sonrisas. Una y otra más hasta terminar con el mal momento. Con el mal tiempo. La vida es única para desaprovecharla en punzantes palabras, picahielos que conducen al duelo, al fruncido ceño. Toda solución radica en la sonrisa. No ha de ser fácil. Un poema conduce a otra cosa, a veces. Es crónica de desdichas. Llanto. Indiferencias. La sonrisa es el entremés y el postre de la vida. Comer por ejemplo un higo o durazno, es saborearlo. Mandan señales lo olfativo y lo radicamos el gusto. Preciso dice mi gusto es. Nadie lo quita. La batalla o discusión que se gana es la que se evita. En caso así, olvide las piedras, las flechas los dardos. Salga al patio de su casa. Y ubique la mirada en lo alto. Tanto tiempo perdido. No hay necesidad de buscarlo. Preciso por ello el tiempo presente y el que vendrá. Todo sabe mejor como chispa, con la ufana y placentera sonrisa. Al invierno del corazón, derretirlo con sonrisa.

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