Para Gina Lollobrigida

Gina
Recuerdo bien tu mirada de película. Esas tardes en que platicábamos bajo un ciprés de una plaza al este de la ciudad. Nos deteníamos en la venta de libros y discos viejos. Y luego entrábamos a ver las exposiciones. Como si no fuera el cine solo un sueño del corazón. Te le quedabas viendo embelezada a las pinturas y esculturas. Y hacías comentarios. La gente al pasar veía tu sonrisa como anunciando un dentífrico. La pasarela te dio las tablas y algo de dinero. Pero el cine te abrió las puertas para vivir con esa dicha de la fama, bien ganada. A fuerza de la memoria, mujer la más guapa del mundo, lograste tus sueños: verter amor en los hechos de la gente. La sencilla. La que buscaba en ti consuelo para los dolores del día.
Gina, seguro recordarás cuando los voceadores de los diarios te hicieron homenaje. Solo por el hecho de "que nos alegra usted con su belleza". Eran los tiempos aquellos de los consejos naturales para verse bien. Y los magnates buscaban seducirte con el oro. "Mas yo no soy de esas, creo en el amor", lo dejaste claro. "Ese tipo me vigila", cuando fuiste a Hollywood. Y fuiste embajadora de la sonrisa, por eso hoy te guardo en la memoria. Ingresaste de contrabando una noche en mis sueños. Y al escuchar mi nombre, estabas de espaldas a mi, volteaste a verme. Y te acercaste con ese contoneo felino y, dichosa vez, me saludaste con un beso efusivo en la nariz. "Mi pícolo bambino", dijiste. Y sé que la realidad era el sueño o al revés.

Comentarios

Entradas populares de este blog

lecturas 20. Poemas de Carlos Pellicer Cámara

Rigo Tovar y Chico Ché

Max in memoriam