¿Y Tomás vino?

Doña Lupe y Tomás siempre andaban juntos. Como siameses. Que si al mercado, que si a los velorios o fiestas. Y ni se diga a misa. La pareja ideal. Así por todos los años de su matrimonio, que ya andaba por los cuarenta. Felices y contentos por todos lados. Así que en el nuevo velorio. El del chicharronero. Que había fallecido por la mañana. Se le vio venir desde lejos a ella solita. Doña Lupe sola. Renqueando, además de eso, pero segura. Todos se cuchichearon. Y no era para menos. Sola, como nunca. Y empezó a saludar a todos. A unos solo de mano. A otros solo de beso. Y nada que se asomaba el Tomás. De adentro salió la viuda. Una de sus comadres queridas y le extrañó no ver a su compadre. Y pa luego es tarde le preguntó: "Comadre  ¿y Tomás vino?" "Y también me tomo mi cervecita", le respondió jocosa Doña Lupe.

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