Le miro

Le miro. Carga sobre sí una hoja de parra. Imagino a Eva. Es de tarde. Había llovido todos estos días. Y el sol apareció, tenue, tímido. Se detiene un momento. Cruzan con ella y algo le dicen. Y renueva el momento. Y sigue con la carga. Lenta. En su ritmo. Segura de sí. La hoja verde aún. Cortada por manos juveniles. En ese momento del tiempo donde su función se corta de tajo. Y al paso la hormiga le vio. Y a la carga. Le miro. Es ya otro momento.  Una banca de parque. Es de tarde. Las hojas han caído. Secas, empujadas por el viento. El otoño se despide con la parsimonia de siempre. Discreto. Para dar bienvenida al invierno. En pocos días. Le miro. Ha roto la carta. Hoy precisamente este miércoles. Miraba de reojo las palabras. Acomodadas a mi izquierda. A la espera de ese momento en que uno escribe, y se saben necesarias. Pastel de limón. Un guiño recordado. La mirada sobre un discurso viejo sobre Juárez. Textos de estudiantes.  Las palabras al discurso, como la mirada de esperanza. Le miro. Conejos. Hormigas. Es parte del sueño. Y reitero mi amor por las palabras, en momentos en que le miro.

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