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Mostrando entradas de octubre, 2016

La rotunda muerte

Poco escribo de la muerte. La primera referencia que tengo de ella es cuando murió mi hermanita Yolandita a los 3 meses de nacida. Yo tendría como 6. Y a duras penas muy poco se comprende, la desaparición física del cuerpo, de ese cuerpecito de niña. Un angelito. Mi madre estaba inconsolable. Mi padre tenía una cara de tristeza. "Ya estaría de Dios", dijo cabizbajo. La velaron en una cajita blanca de cartón. Llegaron los familiares y vecinos. De todo eso poco supe yo. Nosotros a nuestra edad jugábamos entre los asistentes y los rezos. El papá de Raúl murió cuando estábamos en la Normal. No supe mucho de él. Mas bien nada. Solo que era su padre. Y Raúl mi amigo, de esos que caminan contigo en las buenas y en las peores. Una noche estaba ya el funeral. Y allí estuvimos sus amigos y compañeros. Las pláticas estaban como siempre. Y las risas lo mismo a causa de los chistes. Raúl se quitaba y volvía. Resignado en ese instante. Luego pasó todo. Y seguimos nuestra ruta de actividad

Cuando puedas

Cuando puedas detente a ver el paso de las horas. El crecimiento de la pequeña planta. El paso de botón a flor. El crecimiento de los niños. El pensamiento va rápido. El crecimiento va lento. Mientras tanto las horas de la tarde se van. Con ellas octubre de la buena luna. Se acaba también la eterna juventud. Todo en el tiempo que le corresponde. Mientras tanto escucha el corazón, las palabras, el sonido del viento, el canto de los pájaros, la monótona canción de los grillo. Escucha asimismo el trac trac del pájaro carpintero. La vida es un sueño. Ya nos están los bisabuelos, los abuelos. Y se están despidiendo nuestros padres. En el día a día. No habrá otras oportunidades de abrazarlos, de escucharlos. Mas que las de ahora.

Pretextos

Esa lumbre se levanta dos metros. Llamas del origen. Llamaradas. Y alumbra entre la noche los rostros donde estamos varios. El año no está en el calendario. Son los datos que vienen, se quedan un tiempo y se van. Reflexiones itinerantes. En donde cabe todo para el jarro de las ideas. Reflexiones sobre el tiempo, destiempo. Anotaciones en el cuaderno simple de rayas. Para correcciones. Maquillaje dentro de las palabras. Viene a cuento el manual para escribir mejor, con errores de ortografía y sintaxis encontrado en una venta de libros viejos. Esas llamas siguen calentando el ambiente. Recordamos las tardes de frío.

Adiós a octubre

Adiós a octubre. A quien agradezco su tiempo. Me deja lo que merezco. Lo que construyo, lo que sueño, lo que modelo. Su luna deja esa imagen poderosa como imán para versos y canciones. A donde acudimos en la común cima de las noches. Llega con la muerte real, la ficticia y la soñadora. Para entrar en esa risa de panteones por la muerte para celebrar la belleza a diario de la vida. El amor es un asunto de todas las personas. Lo mismo la amistad. Por eso volvamos a lo común: la casa, el juego, el agua, el viento, el verso, la sonrisa. Adiós a octubre de vaivenes. Que rescata el concepto del ser y el estar en esta fracción circular de tiempo. Me preparo para roca y líquido. La vida se desliza en el juego de los tiempos. Donde estamos aún, octubre. Por solo breve tiempo.

Aquí vamos

Aún aquí vamos. Por los caminos. O abriendo caminos.De prisa o lentos, según la ocasión. Vamos esperanzados a pesar de los pesares. Con cartas bajo la manga que todos conocen. Con versos en los labios para la ocasión Con palabras camuflajadas para el orden del día. Aquí vamos en sordina. En hilera. Con la mirada al frente. Y los recuerdos que se amalgaman. Para estar allí y hacernos recordar la ruta. Vamos con el puño en alto. Con la sonrisa. Y la mirada perspicaz. He rogado a las estrellas su luz. Al durazno la frágil pulpa. A la calabaza que siga convertida como los sueños infantiles en carro. Vamos con nuestros pesares y tribulaciones. Nadie escapa a eso. Mas nos debemos el tiempo. Los abrazos son señas de fragilidad. Necesitamos de los otros. Para hacer fuerza. El corazón siempre dicta el mejor discurso. ¡Vamos! De nuevo. Iniciar la ruta de la paz. Alimento común tan necesario como imprescindible.

Aquí seguimos

Aquí seguimos. Aún con la promesa del viento. Viviendo la muerte con sonrisas y abrazos. Acariciando el mineral y las plantas. Cantándole al movimiento. Y a las miradas. Aquí seguimos en resistencia a lo inerte, al miedo, a las agujas, a las espinas. Con las palabras al modo de lo que miramos y presentimos. Las cartas no olvides ni nunca o el libro. Las luchas internas por ser mejores. Las discusiones donde crecen las ideas. Y la reflexión de lo que no somos, incluidos los apegos. A mi madre amo lo mismo que a mi padre. Mas ya no están para el abrazo. Y al amigo Rafael que se despidió anoche le guardaré por siempre aprecio. Seguimos mientras el viento nos lleve, nos detenga. El viento es el delincuente que más aprecio. Eleva el polen para dejarlo en el sitio exacto donde brote el poema, que es la vida. La belleza de la vida. Salgo a la luz. Busco la soledad. Me enternece el canto. Las primeras palabras. Me impactan las últimas. Comprendo al derrotado. Al que nadie busca. Al que nadie q

Promesas

Promesas el bien y el mal. El yo te juro que desjuro. Íbamos por el camino. Con canciones a todo pulmón. Prometo no decir mentiras, dijo el mentiroso. Prometo los cien mil rostros del olvido. Dame pan. Prometo que estaremos mañana cuando se cocine el olvido. Prometo recordarte dijo escondida entre los nombres. Habíamos recorrido un camino regular. Reinaban la  rutina y el hastío. Fórmula de la bienaventuranza. Dame pez y y pan. Prometo volver. Y brillaron las pupilas por el oro.

Costumbres

Se acostumbró a perder. Cada derrota iba formando parte de su obligado curriculum. Su trayectoria era ya predefinida. Le nombraban el general de las derrotas. No había desenlace de incertidumbre. Así que cuando le llegó el triunfo lo vio como algo normal, como si fuera la derrota misma vestida con otro rostro o disfraz. Cuando le preguntaron sobre lo que sentía ante el inesperado triunfo, sonrió. Y dijo que no sintió nada. O casi. Solo que le hubiera gustado ver el rostro de alegría de triunfo en su oponente. Como en las tantas otras veces.

Veo un niño

Sueños. Veo un niño. La sonrisa. Veo un niño. La esperanza. Lo veo. Y construyo una visión de futuro. Son lo que fuimos. Serán lo que somos. Aunque no tan así. Botón para flor. De palabras como fruto. Donde se construyan abrazos. Veo un niño con hambre. Veo un niño ante el aparador. Veo un niño y al acecho un buitre. Veo una niña huyendo de lenguas de fuego. Veo ojos tristes por un futuro que no se vislumbra. Veo amaneceres de fuego. Pájaros ciegos. Niño yuntero. Niño yunkero. En la mina. Miro desiertos y sol. Miro acantilados donde se estrellan las olas. Miro al luna en lo alto. La bóveda oscura que es celeste y oscura otra vez. Y los millones de puntos brillantes. Y se abre una flor. Y las espinas del rosal y nopal. Miro jóvenes sin dientes. Jóvenes con mirada del no sé qué. Miro libros en la basura. Y veo un niño con lápiz dibujando una vaca con cencerro.

Padre (Texto en permanente construcción, con agregados hasta llegar a su fin, no se cuándo)

Padre mío y nuestro. De nuestra propiedad, perdón el egoísmo. Me detengo en mi caminar diario para escribirte. Para escribir sobre ti. Para que lo sepas, lo sabes ya. En este devenir del tiempo unas palabras faltan. Algunas. Estas. Son como ungüento o pomada para el alma. Solamente lo preciso. Donde ya no estás, encontrado con el sueño de tenerte. Y ahora en el sueño de los recuerdos. A donde vienes cada vez que te evoco. Sé que ahora tienes todo el cúmulo de recuerdos. Y todo el tiempo para recrearte. Como si fueran películas completas en pantalla por los años vividos. Y tienes la de cada cual de nosotros. Uno a uno. Te miro titán de la sencillez. Traigo a cuento, capitán, las caminatas. Los jardines. El buscar las flores de palma. Tu risa y tranquilidad. La espera infinita de la dicha. Para este u otro tiempo. Increpé a Dios con tu muerte. Le jalé las barbas a Dios. Y le reclamé rotundo por tu muerte. Y me mirabas riendo como al decir: me quieres, pero no me buscas. Me hice a un l

Amanece

 Cuando amanece es el mejor día. Augurio de aventuras mil. Como un nuevo poema. Otro libro que intriga. Nuevos rostros. Sonrisas y palabras. Por ejemplo este café tan de mañana. Aromático y caliente. Y esta luz que me llena de formas, colores y figuras. Amanece y son oportunidades que se despliegan como abanico de cartas. Para empezar por una y otra. Acumulándose en los hechos del día, de una nueva historia. Amanece y la escafandra la guardamos, por si la ocupamos más tarde. No tengo dardos ni flechas. A veces Cupido me deja alguna por si se ofrece. La noria sigue allí a la espera de mis vueltas. Una página nueva se abre ansiosa a las palabras. Y el día reina con sus segundos que se deslizan como agua que fluye. El tiempo de la eternidad se concentra en el breve instante de la dicha. Amanece para los instantes de brillo.

De madrugada

Ha llegado la madrugada. Otra vez más. Con su bruma y luna brillante y lejana. Con sus algoritmos perfectos de sueños y vigilia. Aquí se escucha el ruidoso tren hacia la última estación. No hay por ahora el canto monótono del grillo que tengo siempre en la cabeza. Cierro los ojos y la lechuza y el búho se miran con sus grandes ojos bellos y se habitan en sombras del conocido azul. La lejanía no es menor entre dado y dardo. Destino y avatares de la vida. He soñado dormido y despierto. Chinches sacan sangre al hombre y forman globos pequeños y medianos como uvas.  Las revienta desesperado. Y aparecen otras y otras más. Es la esencia del sistema económico, dijo lacónico Carlos, de la academia. Buenas noches.

Mas de pronto albricias

He despertado de noche. Para la claridad permanente. Albricias esa parte del libro. Y la salud a prueba del fósforo que estaba sobre la mesa. Tehua arremete. Y lo ha hecho bien de siempre. Esas notas de dama febril. Borrachita me voy, alza la voz. Y la guitarra me guiña. Eran otros tiempos. Años después de las blancas mariposas. La vi. Me comentó de su tormento. Albricias por el recuerdo de esa voz de calandria. Cinco tonos. Hasta para alcanzar más allá de las nubes. En ruta a lo azul. Albricias por transitar caminos donde roca es melancolía. Nostalgia de los abismos. Cuando llamas altas se elevan otro poco más. La playa fue esa sensación de arena en la piel. Corre para perder, me dije. Entonces miré a lo alto pájaros de colores. Una buena estampa. El presente vino de pronto. Otro presente. Las albricias son de hoy. Mañana será el hoy. De eso se trata. Capitán, oh, mi capitán. Aquí vas conmigo. El perenne polvo donde me fundo.

En estricto orden de ideas

En estricto orden de ideas. Agotamos las instancias. La libertad se tiene si se tiene la palabra, si la tierra de las ideas es fértil. Anoche no dormí, simplemente soñé. Me dicen que el Aute ya está mejor. Y que otro nuevo disco grabará Serrat. Yo aquí me pongo a cantar Detalles. Y la guitarra ríe y vibra con sus cuerdas de nailon. A veces me olvido de vivir. Y centro mi objetivo en la prisa. Mas luego traigo a coro la risa. En estricto orden de ideas, lo del tornillo flojo es verdad. Las ideas saltan como pez. Como niño en el colchón de casa u hotel. Me miro ante el espejo. Aquí no hace su parte el photoshop. La edad se vino encima. Comparsa. A la vida acuna la muerte. Con la paciencia lo mismo se mece al niño llorón. En estricto orden de ideas. Crucemos el Rubicón, el Sena o el Rhin. Entre los textos y pretextos.

Las patrias

Las veinte patrias Una de ellas fueron los brazos de madre cuando las tribulaciones de la edad. Esa patria tenía su orografía y destino. Y un himno donde iba la sonrisa tersa y bonachona y la expresión "calma, el dolor y la angustia ya pasarán". Con la guitarra le cantó a ella la paz de su sonrisa. Y esa patria fue del recuerdo para el nunca jamás el olvido. Otra patria fueron las sonoras palabras. A donde fue a encallar. Fueron su iniciación y ritos de paso, Encontraba una torre de Babel con sus tantos dichos. Y los refranes que salían por doquier. Dónde andas. Qué harás. Y dimos los primeros pasos. Recorrimos los caminos. Y vinieron las palabras a confortar, a aclarar y luego disponibles para encarar el destino en el papel. Registro de veleidades y sueños. Aspirar a mantener la calma cuando el huracán. Las vueltas que da el destino. Y la ruleta de encontrar la palabra mejor. Un sueño: casas sobre las aguas en el mejor plan. Otra más fue el libro. Con sencillo papel como

De extraordinario

Las tantas noches de luna. O la luna de día. El roce pedernal en el recuerdo. El suspiro sin glamour. Texto encontrado en un lugar extraordinario. Caverna de luz. Extraordinario el amor sublime. Se hablaba de lo platónico. En lo de no ser, a pesar de. Encontramos el texto en un lugar a prueba de humedades. Por si acaso. De extraordinario la lealtad y esta música en la piel. Los besos de lechuga romanita. Y el caos del pensar bien. La extraordinaria carta. La llamada de madrugada. Cuando la historia del insomnio. Extraordinario el rocío en las mañanitas. La suave lluvia pertinaz. La sangre se subleva ante la racha del buen mirar. La carretera estaba hecha trizas. Extraordinario el pensamiento. Y el fluir de los colores en las imágenes. Luna aún. La vemos extasiados desde distinto lugar. Extraordinarias la palabra y la música. Concierto de ángeles con lira y cítara.

De ordinario

Texto ordinario de autor anónimo ordinario encontrado en un lugar ordinario. Para un amor ordinario una vida ordinaria con sueños ordinarios y alimentos ordinarios. El entretenimiento es ordinario. Con trabajos ordinarios. Vistan ropas ordinarias. Con viajes ordinarios. Luzcan joyas ordinario. Para un presente ordinario. Y un futuro ordinario. Cuando de ordinario leen son libros ordinarios. Con ambiciones ordinarias. Logran lugares ordinarios. Sus juegos son ordinarios. Con música ordinaria. Sus rezos ordinarios. Miran películas ordinarias. Con tribulaciones ordinarias siguen la ruta ordinaria de los días ordinarios. Se enferman de ordinario. Y un buen día llegan al último anden ordinario. Les llevan a un cementerio ordinario. A veces con lujos ordinarios o flores silvestres ordinarias. Se transforman en nutriente polvo ordinario. En su vida ordinaria tuvieron -claro- un amor ordinario.

Me quedo aquí

Aquí es cualquier lugar. Un tiempo. La vida es un sin fin de posibilidades en ruta sin opción. Me quedo aquí. En este camino de faquir o saltimbanquí. Juglar de una sola voz. Monótona. Contando historias conocidas por generaciones. Aquí me pongo a cantar. O corro aquí por la zanahoria. Que por cierto casi alcanzo. En el abrir de ojos del sábado. Acuno las palabras. Para ver si acaso musas se compadecen. Y guiñan su ojo para cancelar las tribulaciones. Y son por la higuera. Noticiero donde hablan del buen fruto. Donde se construye el nosotros. Lindero nada fácil de encontrar. Pan tibio y café. Vamos a ver. El día es tan grande. Franja de tiempo donde estamos. En el ahora de aquí. Sala de casa. Jugando con palabras. Y el aquí es el camino. De las pulsaciones de la sangre en su recorrido. Túneles. Es aquí ahora. Me quedo aquí. Un tiempo, En la maravillosa vida.

Carta

Estuvimos parias en centurias. Mantra del polvo y piedras. Amorosa miel de la manzana. Te escribo ahora. Diligente colibrí, flor de las palabras. Aurora de mil imágenes. Crisol. No hemos encontrado la ruta para converger. Flor para los encuentros. De sol. Sol. He dormido para sueños. Las tantas veces. Las tantas voces. Cóncavo y convexo. Hemos primavera. Carta a ti. Donde fuimos alertas para el fuego de la luces. De la mirada que se fue atrás. Donde nos fuimos más. Había de oferta al dos por uno. Canciones de los 70s. Del mismo corte inglés. Hay algunos que dicen, Aute. Tus canciones que dicen. Viernes de soliloquio. Carta para mí. Como no hacer piruetas. De las tantas noches de contar historias para nadie. Noche.

Amor ven

Anor ven de tarde. Amor ven de noche. Ven de día. Amor ven de madrugada. A todas horas ven. Amor de luna. De vals. De luz. Amor sonrisa de niño. Colibrí en su vuelo. Miel o escarcha. Ven. Te he esperado de antes y después. Libro mío. Breve o extenso poema. Caballitos de mar.. Amor ven. Es viento y pétalo. Lluvia pertinaz. Es método y es improvisar. Las primeras palabras. Las últimas. Ven. Naranjo en flor. Huele de noche el amor. Entrada de caverna. Roce pedernal. Amor ven. La historia personal viene con sonrisa de mamá. La gran amistad. Amor ven. Arrullo suave como ola de mar en calma. Pájaro carpintero. Amor ven en pan recién salido del horno. Tortilla calenté con sal. La palabra como ungüento. La Paz musical. Ven amor. Ven. No has de tardar. El amor viene en el nuevo amanecer. En el suspirar. Empieza a llover. Empieza a llover.

Hay noches así

Abres los ojos en la oscuridad de la madrugada. Y juegas a localizar imágenes. Que no vienen. Los cierras. Y tu imaginación trae a cuento imágenes recurrentes. A veces un recuerdo y un frío metal sientes en el pecho. Y quieres resolver todo en esas noches. Que mañana amaneciera con el rocío y las flores. Y mientras tanto las horas pasan lentas. Los recuerdos van del pasado lejano al de ayer. Valses del recuerdo de fondo. Los recreas en el silencio. Y sabes que las noches son así. Entre la bruma del recuerdo. Y la esperanza altiva y formidable. La que dicta en la visión nuevos momentos. Utópicos. Donde el unicornio vaga con nosotros. Donde hay miel en la mesa y leche tibia. Donde las películas son reflejo de nuestras vidas. No hay insomnio en mis noches. Hay pasajes de películas que he vivido. La vida misma pasa como de película. En el aire y el polvo. La vida y la muerte. Y voy a cerrar los ojos de nuevo. Para pensar. Sí.

Hay tardes así

Hay tardes así. Como la de este miércoles. Con un sol en retirada. De cierto color de nostalgia. Tardes que se van escurriendo de a poco. Y van con ellas los momentos del día en el recuerdo. Los gratos momentos que van en palabras y miradas. Las palabras de aprecio y gratitud. Con cierta lejanía. Y serán los tesoros que guardamos. Y la tarde en su conjunto va quedando en una imagen del crepúsculo. Los viejos edificios con sus ocres colores. Las ramas de los árboles que les circundan. Los libros de viejo que miro en las mesas de una calle del centro. Y me aferro, en la búsqueda, a los autores de culto en la literatura. Y a veces de casualidad encuentro uno. Joya que adquiero y guardo. Para leer en otros momentos. Mientras, tomo un café al aire libre en la Antigua. Hoy no, otras tardes parecidas sí. El viento suave mueve las hojas y se desprenden algunas. Común imagen de otoño.Y van en ruta del polvo, aliento de vida nueva, alimento que regenera. Hay tardes así. Como esta de hoy. No de l

Amor

Es amor lo que se necesita para la buena vida. No más. No menos. Como la música suave que nos arrulla. Como las palabras que nos hacen tan bien como ungüento. Es amor. Miradas de amor. Abrazos con amor. En todo. Sí. En los caminos de polvo. Con la corona de espinas para el rey de las derrotas. Cuando las lágrimas. Un abrazo de tierno buey. Un abrazo de generosa vaca. De ese tipo. De la leche tibia para adormecer el hambre. Para dormir las veleidades del ego y del orgullo. Amor en todo. Ante el polvo que anuncia muerte. Ante la muerte misma para que se demore otro poco. La sonrisa necesaria te mueve a paz interna. A paz del pez en la barranca donde encuentra el agua para su oxígeno. Al agua para el desierto que necesita amor. En esas resequedades como pozo del alma. Es amor. No más. La edad de oro es toda edad. Y en ella se requiere amor, paz. El camino es el mismo para todos, en la breve estancia para luego al final no estar. Amor a la hoja en blanco. A las pecas. A la harina. Al colib

Te diré

Te diré. Mi memoria es como una balsa. Donde navegan en mares los recuerdos. Donde a veces el mar es proceloso y a veces tranquilo. Entonces los recuerdos se acomodan, se esconden o erguidos se sostienen en cubierta. Te diré que los acaricio para mantenerlos en paz. Añoranza de salir a la luz del día o aparecerse en esas noches para traerlos a cuento antes de dormir o en sueños. Te diré también de los sueños. De esos donde llueve intensidad para gozo del cuerpo en su frescor. Sueños recurrentes de donde uno no quiere despertar y más porque se sienten tan reales. Antenoche, sí. te diré que he vuelto a los lugares como el asesino vuelve. Y recorro con la mirada la banca, el columpio, la calle, esa esquina. Mi memoria aún repasa las tablas de multiplicar y los elementos de la tabla periódica. Como ejercicio. Y lo hago al propósito para retardar ese estallido del universo como el big bang interno sometido para que sea más a fuego lento. Te diré que no espero. Que voy y vengo. Y río. Y que

De paso

De paso por el camino y por el río donde sus aguas nunca son las mismas. De paso por la ciudad en mil estrellas. Sonrisas y guiños. Nada quiero para mí. Solo saberme ligero de equipaje. Si hay un libro, solo uno, para llevar para esos tiempos de la bruma soledad. Tendría que decidirme entre veinte. De paso por tu mirada con el guiño. Nada tengo de muebles o ropaje. Apenas la sensación de desvarío. De paso entre los brazos de mi madre a quien busco entre las nubes blancas con su sonrisa de ángel. Entre las piedras. De paso. Una espuma lozana como rosa. En el jardín de fruta y flor, de paso. Colibríes para miel. Su aleteo les sostiene en el universo.  Dónde está la carga de las tantas cosas. Las que hemos adquirido con el sudor de la frente. Nada necesito, respondió franco el monje. Estoy de paso también. De paso entre el inicio y el fin. Entre el paréntesis que se abre y cierra.

No inventamos nada

La busqué por mucho tiempo. Y ella no volvió la vista atrás. Así vengaba el tiempo que ella me buscó. Y a quien yo simplemente no vi. Y así anduvimos. Como tema de vodevil. La musa no entonaba en dúo. Y yo me entretuve en mirar el sol. Quedé casi ciego y así la busqué a tientas entre callejones de barrio y cenadurías de otoño. En fondas de carretera y ocasión. Y encontraba huellas como las que dejan a los pájaros para que encuentren el camino de regreso. Y por algún tiempo así anduvimos los dos. No dijo nada al verme. Nada dije yo. Me tomó simplemente de la mano y al baile de la muerte me llevó. Recuerdo algunos poemas. Y los libros y canciones que nos entretuvieron al leer. Hubo tardes de uvas. Y noches de miel. Tardes de hiel y noches de insomnio. Cómo no recordar. Pero no inventamos nada, esa es la realidad. Así ha sido por generaciones en ruta al mar. Y hacia la última estación. Hablar del Itaca está demás. Todo fue tan natural como respirar. Como ese suspiro que sentimos al mirar

Hiena

Llena la hiena su mirada de luna llena. Ríe ante el brillo. Arrullo entre oscuridad y luz. Para el festín. Hombre y hiena. Llenan de belleza con luz su día a día.

Luna llena

Este resplandor alado metido dentro de la noche, nos descubre ávidos, desde distintos lugares, mirando a la luna llena. Es octubre y recordamos otros momentos de esplendor. De la luna y las manos entrelazadas en un parque cualquiera. Nosotros. Otros. En estos u otros tiempos. La misma dicha. El mismo alumbramiento. Entre las tantas generaciones que fueron. Y que también serán.

Derrota

Le nombran general de las derrotas. No soy yo. O tú. Somos todos. Al final de cuentas. La derrota está allí a la vuelta de la esquina disfrazada de triunfo. En el alfil hecho polvo. En la venialidad del juez. En el tiempo pasa y tritura vanidades y egos. En el indiferente a quien no le importa nada. La derrota tuvo fuego fatuo. Iridiscente en el fragor de la batalla. Altivez de no saberse ajeno a los pequeños detalles que cambiaron la ruta. La muerte por ejemplo se ríe de los triunfos. Y de la expresión de derrota y triunfo que son dos caras de la misma moneda. Las eternas justificaciones. La de las patadas contra la pared. O la culpa a los otros. Los platos estrellados contra la pared. La canción o película que termina. El triunfo alado. La derrota con pies de plomo. Yo no soy ese. No somos. La derrota es la gran maestra de la historia. Es al final de todo la del triunfo a largo plazo.

Triunfo

Si vas a vencer, vence el miedo, a la tormenta interna que mata, la ira de los moralistas, la de los desdentados.  Si vas a vencer, que sea al insomnio, a los enfermizos celos, a los que cuestionan todo, a los que se quedan a ver el paso de los otros. El vigía no abandona su puesto. Al contrario. Vence a los que solo ven la paja en los ojos de los otros. A los que crucifican. A los que maldicen. Y a quienes se quejan de todo. Vence a los guerreros. A los de la usura. A los que viven muertos. El vigía se encuentra en el lugar exacto. La mirada busca algo que haya movido al todo. A la esencia. A los lobos. Si vas a vencer, que sea al indiferente. Al cuerdo que tortura a los locos. Se ha escrito sobre todos los temas. Nada escapa. Hasta el menor detalle. Si vas a vencer inicia contigo. Vencerse a sí mismo es inicar el camino hacia el triunfo.

Infierno

Han de cantar exactos los perseguidos, los señalados, los desterrados. Los que se cubrieron de gloria en el paraíso de las acusaciones. Dijeron que comían niños, y ellos solo soñaban un mundo mejor donde comieran bien los niños. No hay razones de fondo. Solo que el infierno estaba instalado aquí en la tierra. Sin otras vidas de por medio. En esos callejones sucios. En esos trabajos de cloaca por 20 centavos la hora. Con ese opercout de derecha por el hambre metida hasta los huesos. Por esa ceguera moral de no es asunto mío, no es mi caso, ni me afecta. Y así fuimos transitando. Fortaleciendo los sentimientos del odio. Es mentira el rompimiento de la capa de ozono. Fuiste señalado por acercarte a los afectos de los otros. Por los tantos vituperios contra el que nada roba y nada teme. El ejército del mal, con proverbios de Babel. Para salvaguardar conductas. Y vender en oferta los certificados de hacedor de buenas obras. Iracundos dan latigazos contra los que no tienen defensa. Héme aquí

Me distraigo

Me distraigo a veces en ruidos. Sonidos que no entiendo o que me duelen molestos en los oídos. Y los temas saltan hacia atrás como el cangrejo ordenando la vida. Y busco una luz en todo caso. O temas en los que pienso para contrarrestar ese parloteo donde nada se dice. Y se muestra el algoritmo cero de las ideas en las conversaciones. Y pienso en la araucaria. En el tándem. O los políglotas. En esa claridad de definir las palabras que corresponden al momento. A veces son los ruidos que dominan los ambientes. Uno queda callado aceptándolo todo. Por ser solo momentos. Y se repiten las historias. No hay lágrimas, ni ideales.No se habla de siembra de semillas. Ni de la manera de acariciar el viento. Las palabras tienen sentido si se ubican en lo interno. En esos saudades que nos acompañan. En el libro que tenemos a medio leer mas está pendiente. En los versos no escritos. En la incertidumbre y las dudas. Las nuestras, las de cada cual. Lo realmente importante es la manera en que respiramos

Adiós

A veces la palabra adiós es todo un poema. Lo mismo la palabra bienvenida. Antípodas que se juntan y contagian en ese elemento agua de la liviandad. Y han estado en nuestras vidas como trayectos seguros del destino. Un adiós que fue dolor o bendición transforma nuestra vida para bien. Queda como dato en la historia de los días. Y cuando son las bienvenidas. El anhelo de vivir la dicha eterna que termina a veces en minutos. Alados pájaros son la felicidad. Veletas movidas por el viento. Tiempo perdido y reencontrado es renovarse en la acción de dar gracias a la vida. Mientras tanto.  Sucede la vida. Con sus amplias avenidas con curvas en manzanas señaladas. Con sus vaivenes como juegos de feria que trastornan. Para elegir sin tiempo la derrota, el abismo, la ola del destino.

Rueda la piedra

Ruedan las piedras. Y nos encontramos. A medida del tiempo. En los momentos exactos. Para ser precisos en la luz de las miradas. Punto. Y en los azucarados hábitos. Y sigue cada quien la ruta. La propia que se va construyendo. Con suspiros. Y mirada de aquel lado del horizonte. Porque las piedras se encuentran en su rodar infinito. Mineral polvo de estrellas. Conste.

Mira bien

Cada mañanita es distinta a todas. A veces gris o luminosa. Con lluvia en ocasiones. O de resequedad como en desiertos. La sonrisa es como el aleteo del colibrí. Y tararea uno la canción del sueño. Esa de las chispas encendidas para la hoguera del buen fuego. Ayer es el recuerdo. Mañana la dorada espera. Y amanece instalado el día. Pleno y poderoso. Para la música de todos los colores. Cruzo una calle. Traslado la esperanza  por la salud. Los buenos deseos. El que mucho se abraza en palabras poco quiere despedirse. Aquí vamos. Millones de almas en la misma ruta. Siguiendo la procesión de los días.

Cielo

De niño vi un cuadro que estaba un casa. No sé de quién. Donde IBAN dos filas de seres humanos, ya muertos en dos rutas. Cielo e infierno. La de La Paz eterna con música tocada por Angeles. Y la que conduce a las llamas permanentes e infinitas del infierno. Yo siempre soñé ir al cielo. Más nunca supe del  significado verdadero de ambas palabras. El cuadro me conducía a mirar los dos escenarios posibles. Luego uno va a entendiendo y cambiando la posición imaginativa. Aquí vamos. El cielo debe ser la charla vivaz. La zanahoria. El abrazo de mamá. Y sin duda cielo es libro. Contexto específico. Empatía. Química. La sonrisa.

Ciudad nublada

Amanece gris en lunes la ciudad. Como a la espera de que la luz aparezca de pronto. Y humedad de lluvia como nostalgia. El café con pan se requiere como aliciente de primera. Para rememorar otros octubres plenos. Y este tiene lo propio en el curriculum como himno nacional. Es manera de agradecer el conjunto de tardes de sol, los crepúsculos, la neblina, las sencilla y bellas flores del campo. Amanecer ya es ganancia dice el espejo cuando me asomo. Y miro los rastros de un pasado que se ha quedado como aluvión hacia atrás. A través de los años. Nunca pasa el tiempo en vano. Y ayer la noticia de la muerte de René. Y saber que así de a poco nos vamos, de a poquito. En la conciencia de cuidar las palabras saltarinas. Hoy decreto la alegría como distintivo y pasaporte con visa. Porque vivir significa que he vivido. A manera de una carcajada estruendosa. Abrir la puerta de este destino que nos lleva y trae por senderos que abre los diversos caminos y rutas. Donde no elegimos. Es la manera do

Te cuento de madrugada

Duerme. Sueña. A veces ocurre que los sueños son premonitorios. O tenemos sueños recurrentes. Yo sueño mientras escribo. Sueño por ejemplo raudal de palabras. La muerte. Te cuento del aluvión de recuerdos que se me vienen tan de pronto. Y yo les busco olvido. De madrugada sea. O no. Los pájaros van y vuelven con su canto. Eternidad sonora. Recurro a ciertos pasajes. Parajes. Que nada significan si no conectan con el tiempo presente. O preludian el futuro. Estuviéramos. O no. Al menos antes de dormir o en el leve insomnio, Recordando palabras, canciones, sonrisas. Que viene el lobo. Y es preciso el abrazo. No la alevosía. Las canciones suceden sonoras. Como dar testimonio de historias que viajan desde el pasado. A veces de madrugada. Dan ganas de seguir leer La princesa está triste. Suceden lentas las horas. Por eso voy apagar la luz.Y pensar. Y pensar.

Ya ves

La vida dónde. Cuándo. Para qué. Ya ves. Ahora que escribo es medianoche del domingo. Vamos ya a otro día. Y queda tanto por recordar del domingo que ya no es más. Un viaje al centro. Montañas y valles. Palabras. Más palabras. Y sonrisas. Y canciones, por supuesto. Esas que son itinerario personal. Y siguen moviendo nuestro interior en la nostalgia de futuro. Domingo deja un saldo. Ha muerto René Avilés. Moriremos todos a cada tiempo correspondiente. Sin vísperas. Por eso, el deber nuestro de sorber la savia de la vida. Porque es imprescindible. Como darle sentido a la existencia. Desterrad la rutina y el encono. Los reclamos del por qué, dónde, cuándo, quién, qué. Porque al final de cuentas desde generaciones son las mismas preguntas. Mas no en esa miopía de la propiedad privada. Para la libertad. precisamente. Preguntas de generaciones. Sin respuestas únicas. Solo especulación. Filosofamos. Es decir. La charla entre risas sobre canciones. Escúchala. De nuevo. Es curioso eso del desti

En esta mañana

En esta mañana gris de domingo. Pájaros revolotean por la ventana. Cantan con desenfado por el nuevo día. La luz  devela como por primera vez la naturaleza que alumbra. Y yo busco en los recuerdos de los días la nostalgia por repetirse en versos. Juego a las escondidas por si es necesario. Es domingo para ocuparlo con palabras y miradas de aliento. Porque sin no qué haríamos con estas horas que sentimos nos sobran de madrugada. Y este desvelo de los días anteriores. Llenos de risas calladas. De complicidad al sabernos en ruta al precipicio para caer en el agua salada del origen. Es domingo de otoño. Nada esperamos. Solo en lo que nos ocupemos. Sean palabras. Risas. Recuerdos. Fragmentos de besos en películas.

No hay derrotas

Hay caídas. Sí. Como pretexto para elevarte de nuevo. Si hay libro, no hay derrota. El suspiro es un triunfo. Y el arte en general. Si hay siembra y esperanza. Si hay viento para velero. Aún con vela rota. No hay derrota. Si hay música, cómo pensar en derrotas. Sí, claro, a veces las circunstancias nos acomoda en situaciones donde la etiqueta es la derrota. Y parece que se levanta un muro entre los que triunfan y los que no. O el discurso alaba al que sale triunfador. Es entonces que urge acudir al teatro. A las lecciones del pasado. A la historia del cambio. Y es posible sin manual transformar la derrota en escalón de ascenso. No hay derrotas si tienes amigos. Si logras levantar la voz erguido para pronunciar nuevas palabras. El mensaje firme, de que las cosas irán bien. Lo triste del que pierde es abatirse. Y tirar piedras a diestra y diestra, incluyendo siniestra. Y salir con capa caída y mirada oscura. No hay derrotas mientras se vive. Mientras se suspira. Concediendo. La derrota n

Nombres

Diga nombres, ordenó el fiscal. Yo tenía por supuesto muchos en la memoria. Pero callé. Los caballeros tenemos memoria, dije bajo. . La sirena no tenía nombre, cuando lo del canto. Y las fantasmas del pasado son anónimas. Los nombres era lo de menos. Decir uno u otro, sin contar las historias verdaderas. Una tormenta. Una brisa de bosque. Un huracán. Una mar en calma. Y el fiscal reitera lo de los nombres. Yo volaba en la imaginación. Con los recuerdos a flor de piel. La marinera, por ejemplo. O la maestra del mar. Acuatizamos en humedad muchas veces. Tangible todo. La otredad conciliada en uno. Y el telón a punto de bajar. El viento movía las ramas. Y todo se fue en en un abrir y cerrar de ojos. Los nombres estaban impresos en agua, alcancé a decir. Por lo tanto. Dije algo de los caballeros sin memoria. Y el fiscal me guiñó un ojo y me dejó salir.

Cuando el día se va

Cuando el día se va rememoro el paso de las horas. Hogueras y lluvia. A veces un reclamo por el olvido e indiferencia. Y uno va construyendo, con palabras afines al momento, algo de las pequeñas historias, que son nuestras historias de vida. Un rojo bermellón como dato. Una fruta en almíbar. Y las tantas risas de cuento. Y los afanes pro hacer mejor el mundo, el propio mundo, que a empujones y prisas vamos sacando. Yo decía del poema. De las imágenes. De la carta enviada con el cartero de Neruda. Y ahora sí, capitán. Al acecho de las olas. Ya tiene el coronel las cartas en su poder. Desde que tiene ya quién le escriba. Y la nostalgia le viene a cuento al mirar las fotografías. La bella alma, del bello rostro. En esa manera de mirar las cosas. Se va el sábado de alientos y remembranzas. Esperando a ver si la luna de octubre se aparece. Mientras tanto Álvaro Carrillo rememora su pasado sentimental con notas para el despiste. Amor mío, tu rostro querido. Etcétera. Cuando el día se va, sie

La charla

La charla. De eso se trata. Confianza de exponer el juego de los dados en el destino. Los vaivenes que  trajeron rutas, sueños y aromas de las cien mil flores. Y los suspiros por ese pasado reciente. De eso se trata. Jalar a la memoria los tantos recuerdos, las fotografías donde miramos al futuro para encontrarnos de norte a sur con otras miradas. Se trata de vivir la vida. Así de simple. Sorber la savia de vida. Y no arrepentirse de no haber cantado aquella vez. Y reír a cien mil miradas. Y mirar aquellas películas que ya hemos visto. Y llorar de nuevo por los sueños rotos de los personajes. Del destino que no permite finales felices. Ya ves. Aquella vez .Este puede ser nuestro continuar feliz . La charla. Apuntes para un final feliz.

Vienes o viernes

Juego. Viernes o vienes. Por el día, por la noche. Por la llegada de bienvenida. Por haber guardado silencio. En la pena o peña. Piedra lanzada al pozo de agua. Vienes como pregunta de Mahoma a la montaña. O voy. O vamos. O venirnos cansados ya de andar como en caballo a galope desbocado. O vamos a las apuestas porque es viernes. Y se sabe que se relaja el hábito, la costumbre. Y se aprovecha el libro viejo, el poema, las reconversiones. Porque vienes en viernes. Y gritamos de algarabia. Tarjeta de identificación. Por Nadia, nada.

Pendiente de ti

Pendiente de ti. De todas las posibilidades. Al leer los diarios. Al mirar programas de televisión o anuncios. Un dato preciso. Una idea. Una palabra. Todo puede ser como un camino que me lleve a la Roma olvidada. Entre silencios y palabras todo va sucediendo. Esporas y polen. La vida misma que se impone en sus generaciones. Las anteriores. Las nuevas. Donde hemos contribuido con la parte correspondiente. Acuso recibo. Moléculas. Átomos. Globos ingrávidos en el confín del universo. Aguja que teje con hilos de sangre y sueños. Pendiente de ti. De mi. De nosotros. Que vamos en desfile lento por el paso de las rosas. Garza Divina. Sin más

No espero

De esperar se espera. Si ese fuera el caso. Más ya no espero nada. He tenido las tantas fortunas de valor. La luz del sol y el suspiro. Vuelvo cada vez al suspiro y a los guiños. He llevado conmigo la música por los caminos. Y pronunciado palabras de aliento. No espero más nada. Anduve bajo la lluvia. Me detuve bajo la sombra a escuchar a mis mayores. He soñado con serpientes y cucarachas. He sido el escarabajo de la metamorfosis. El viento que choca ante la Torre de Babel. He sido fulminado por el rayo de la envidia y la indiferencia. Y sentido en mi piel el perfume de las flores. He bajado al pozo del agua en la misericordia. Y he sido testigo del eatallar del universo en sus pequeñas porciones. He seguido sendas de espinas. He llevado conmigo la sonrisa. No, no espero ya más nada. Conozco del odio y del amor humano. He sentido en carne propiamlosnlatigaOs a mis hermanos de hace dos  o mil años.

Oficio

¿Y qué serás de grande? Me preguntaban de manera recurrente. Nunca supe contestar.  Yo tenía un callejón y patio para juegos. Nunca me dio por decir de grande quiero ser doctor o abogado. Tampoco bombero, ladrón  o policía. Mis sueños eran otros. No sabía que era más grande el mundo que mi colonia y sus alrededores. La secundaria me dio unos indicios hasta eso de la duda en Dios, hereje. Otros fueron los conceptos. Me asomé a la literatura. Y caí redondito. Sentí como lector amor a la primera vista. Y han sido muchos mis desvelos ante la belleza de las letras y los cormoranes que revolotean a mi alrededor. Las musas se me niegan mucho. A veces se asoman y me hacen guiño.

Tócala de nuevo, Sam

La música de piano. Volteo y veo al fondo al pianista. Un hombre grande en experiencia por la edad. Las melodías se van sucediendo. El ambiente es de rutina. En su trajinar meseros al servicio. Turistas llegan, terminan y se van con sonrisas de satisfacción. Buena cocina. Nadie aplaude. Yo inicio para sacar de la indiferencia hacia la música del piano. Del pianista. Pensé pedir una melodía. A veces lo hago. Y pensé en dos. En dios también. Pero en dos: Extraños en la noche. Y el tiempo siempre se va, tema de la película. Casablanca. No las pedí. Y las tocó. Como leyendo los gustos en los aplausos. Por eso, de nuevo "tocala de nuevo, Sam"

Como por primera vez

De eso se trata. De sorprendernos de nuevo cada día. De asombrarnos ante la belleza simple reflejada en tus ojos. Has visto mucho. Muchas veces. Telas, colores, superficies. Has caminado mucho para saber de fragancias, frutas, versos. Has inclusive sentido el ritmo de las cosas. No te sorprende el rumor de olas, la verdad franca y desnuda. De eso se trata. Seguir el camino, la trilla,subir al árbol. Entrar a la cueva. Todo como si fuera por primera vez. No tengo experiencia. No mucha. Has entrado a iglesias. Entra a otra como sí fuera la primera. Aprendamos más cada día. Todas las imágenes como de nuevo: una aguja, una rosa, yo no se de palabras, ni de la transparencia del agua, ni del amor sentido, ni tampoco de la fortaleza sitiada. A qué sabe el limón y la guaya. Que cosa es la carambola y la pitahaya. La otra vez fui a Venecia luego a Merlbourne, y anduve allí como por el patio de una vieja casa. Más yo no tengo casa. Tuve algo. Dicen que es amor y también me tuvo.  De eso se trata

A veces

A veces voces en las noches. De otros tiempos. De otras soledades. Que se encaraman en mí para hacerme notar de la existencia del pasado. En el que navegué a destino incierto en las necedades de detener el tiempo en el instante mismo del verso. A veces imágenes de quienes prestaron atención a la flor de mi palabra. Y me tendieron el cerco del afecto en la amistad. Y anduvieron desiertos para probar arena en garganta y ojos. Fueron tiempo de uñas en pared. De sueños en el libar del tiempo. A veces la nostalgia se mete en la cuenca de mis ojos. Para tener de cerca la mirada que incendiaba la pradera de mi piel. Mariposas amarillas a veces y a veces rojas. Doy vueltas terco a la noria. Como el burro del cuento. Que es una manera de filosofar sí ladran perros. Firmo documentos queda consignada allí mi participación en hechos. A veces lujurio o injurio. Depende de la ocasión y el verso. Día y señas del pasado y del futuro remoto. Escucho el tic tac mortecino del reloj que pretende marcar ti

Ahora que duermo

Ahora que duermo, ahora que sueño, parece que he muerto. Todo alrededor sigue su ruta. Indiferente a uno no hay otros elementos. Y nada cambia. La noche. Y en el otro extremo el día. Con el trajinar distinto en cada hemisferio. Mientras yo duermo se arrulla el mundo. Mas los que están alerta siguen alerta. Porque la bolsa no cambie de linea genealógica. Porque todo se mantenga a ras de las cuentas bancarias. Ahora que duermo sigue sucediendo el polen en las patas de las abejas. El poeta calla mientras duerme. Mas construye su propio mundo entre sueños.Alambres con púas circundan la belleza. Conspiran contra todo todos en la historia. Los que vienen en linea recta del Papa, del feudal, de la propiedad privada y el estado. Alerta. Este poema es de amor. Para quien reciba la bendición del entendimiento. Vamos a que suceda.

Empezar domingo

He aquí que es domingo. La vida y la muerte se anuncian como tan natural. A pesar de los nombres. Los datos. Los detalles. Se impone la luz. Lo azul del cielo destaca para fijarnos en la exacta dimensión de los pies en la tierra. Domingo de palabras y silencios. De saludos de lejos y sonrisas del futuro. Yo no hago otra cosa más que escuchar los ruidos internos. Son muchos e insistentes. Y buscó refugio en algo de música. Y en imágenes de sueños. Brutales los últimos sueños. Te lanzan al vuelo desde un tercer piso. Separan tu pensar de tu latir. Y son imágenes para que relaciones. Como soñar serpientes al igual que Silvio o gallos sin cabeza como Fernanda. Domingo para acercar palabras. Para decirnos hermana, hermano. Gracias a la vida gritan en coro un grupo de muertos. La vida y muerte nos acompañan en este delirio de luz. Las dos  caras de moneda. Luces nada más. No sombras. No.

Lo que me describe

Que aliento me describe, qué sonrisa, qué palabras. Uno lleva en la bolsa del pantalón las imágenes como una señal de identificación. Por si acaso. Y a presentarlas al guardián del orden, en lugar de licencia o pasaporte. Una mariposa es suficiente para representar el poder de la belleza y el vuelo. Como escribir una palabra y echarla a volar. De eso se trata también. De jugar con la rutina. Ignorar los currículos. Los certificados de estudios, los títulos de postgrado. Suenan bien. El ego es una bestezuela que crece a medida que disminuimos. Por eso, el coincidir es parte de las circunstancias. El azar hace su parte. En los días de lluvia espero tus palabras. Y cuando llegan acaba repentina la tormenta. Y aparece como milagro la luz.

Quimeras

Quimeras. El amor perenne es una de ellas. La soledad es ave pasajera que anida en uno mismo. Y no aprendemos a sacarla para su vuelo. Lo que hemos alcanzado son apenas directrices de la inercia. Esa cabra arisca se echó al monte a buscar su cola de dragón y cabeza de león. Solo para seguir en el circo de la moda. El neón, ama el neón. La barca de octubre ha vuelto. Solo para ver si de encantamientos se vive. ¿No oyes ladrar los perros? habría preguntado Justino Rulfo. No, solo escucho el canto de las sirenas, que significa el oro, le habría respondido taciturno el peón. La paz universal es la quimera, reciclaban todos argumentos para ver si fenecía la idea. Mientras los niños jugaban en los patios de las casas, parques y jardines. Sin inmutarse acaso por el hambre y sin querer hacer caso de los gritos de mamá. Por si las dudas. El amor anda lento. Y camina por oscuros callejones. Solo para ver si encuentra del hombre la quimera anidada en su mirada. Como luz o rayo de esperanza. Si no

Luz

Amanece con luz en un ocre saturado. Sábado de octubre para más datos. Abiertas las posibilidades para un buen presente. Para el día ya no somos los mismos de ayer en ese concepto heraclitiano. El tiempo es el instrumento inasible para anidar en la constancia del vislumbre. Las luciérnagas han hecho su trabajo cíclico de conjuntarse para conspirar  y darnos este panorama de luz. El sol es el esfuerzo común. Nosotros tanteamos de natural en arrecifes para peces. Dadme un café y el libro aquel que platicamos. Y la humedad es solo un símbolo de que todo es posible en la existencia. Cartas de luz son las palabras. Porque evocan otros amaneceres. De cuando pedíamos sentir nostalgia por el futuro. Radiante el día. Presunción de vivir plenos para sabernos inmortales el breve instante del día. Amanece en luz. Y es nuestra mayor ganancia.