Cuando el día se va

Cuando el día se va rememoro el paso de las horas. Hogueras y lluvia. A veces un reclamo por el olvido e indiferencia. Y uno va construyendo, con palabras afines al momento, algo de las pequeñas historias, que son nuestras historias de vida. Un rojo bermellón como dato. Una fruta en almíbar. Y las tantas risas de cuento. Y los afanes pro hacer mejor el mundo, el propio mundo, que a empujones y prisas vamos sacando. Yo decía del poema. De las imágenes. De la carta enviada con el cartero de Neruda. Y ahora sí, capitán. Al acecho de las olas. Ya tiene el coronel las cartas en su poder. Desde que tiene ya quién le escriba. Y la nostalgia le viene a cuento al mirar las fotografías. La bella alma, del bello rostro. En esa manera de mirar las cosas. Se va el sábado de alientos y remembranzas. Esperando a ver si la luna de octubre se aparece. Mientras tanto Álvaro Carrillo rememora su pasado sentimental con notas para el despiste. Amor mío, tu rostro querido. Etcétera. Cuando el día se va, siempre nos deja la esperanza de un mejor mañana.

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