Aquí seguimos

Aquí seguimos. Aún con la promesa del viento. Viviendo la muerte con sonrisas y abrazos. Acariciando el mineral y las plantas. Cantándole al movimiento. Y a las miradas. Aquí seguimos en resistencia a lo inerte, al miedo, a las agujas, a las espinas. Con las palabras al modo de lo que miramos y presentimos. Las cartas no olvides ni nunca o el libro. Las luchas internas por ser mejores. Las discusiones donde crecen las ideas. Y la reflexión de lo que no somos, incluidos los apegos. A mi madre amo lo mismo que a mi padre. Mas ya no están para el abrazo. Y al amigo Rafael que se despidió anoche le guardaré por siempre aprecio. Seguimos mientras el viento nos lleve, nos detenga. El viento es el delincuente que más aprecio. Eleva el polen para dejarlo en el sitio exacto donde brote el poema, que es la vida. La belleza de la vida. Salgo a la luz. Busco la soledad. Me enternece el canto. Las primeras palabras. Me impactan las últimas. Comprendo al derrotado. Al que nadie busca. Al que nadie quiere. Al que se humilla o lo humillan. Comprendo al que calla, al que habla, al que grita, al que canta. Entra el aire a los pulmones, el oxígeno a las branquias. El viento quita el polvo de las piedras y las plantas. Y aquí seguimos otro rato más. Para mirar a la altura del hombre. Los rascacielos van en nuestra imaginación. Lo mismo que los barcos veleros.

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