Ciudad nublada

Amanece gris en lunes la ciudad. Como a la espera de que la luz aparezca de pronto. Y humedad de lluvia como nostalgia. El café con pan se requiere como aliciente de primera. Para rememorar otros octubres plenos. Y este tiene lo propio en el curriculum como himno nacional. Es manera de agradecer el conjunto de tardes de sol, los crepúsculos, la neblina, las sencilla y bellas flores del campo. Amanecer ya es ganancia dice el espejo cuando me asomo. Y miro los rastros de un pasado que se ha quedado como aluvión hacia atrás. A través de los años. Nunca pasa el tiempo en vano. Y ayer la noticia de la muerte de René. Y saber que así de a poco nos vamos, de a poquito. En la conciencia de cuidar las palabras saltarinas. Hoy decreto la alegría como distintivo y pasaporte con visa. Porque vivir significa que he vivido. A manera de una carcajada estruendosa. Abrir la puerta de este destino que nos lleva y trae por senderos que abre los diversos caminos y rutas. Donde no elegimos. Es la manera donde nos han engañado quién, con eso del libre albedrío. Desde entonces a la fecha.

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