Te diré

Te diré. Mi memoria es como una balsa. Donde navegan en mares los recuerdos. Donde a veces el mar es proceloso y a veces tranquilo. Entonces los recuerdos se acomodan, se esconden o erguidos se sostienen en cubierta. Te diré que los acaricio para mantenerlos en paz. Añoranza de salir a la luz del día o aparecerse en esas noches para traerlos a cuento antes de dormir o en sueños. Te diré también de los sueños. De esos donde llueve intensidad para gozo del cuerpo en su frescor. Sueños recurrentes de donde uno no quiere despertar y más porque se sienten tan reales. Antenoche, sí. te diré que he vuelto a los lugares como el asesino vuelve. Y recorro con la mirada la banca, el columpio, la calle, esa esquina. Mi memoria aún repasa las tablas de multiplicar y los elementos de la tabla periódica. Como ejercicio. Y lo hago al propósito para retardar ese estallido del universo como el big bang interno sometido para que sea más a fuego lento. Te diré que no espero. Que voy y vengo. Y río. Y que nadie se baña dos veces en el mismo río. Qué caray.

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