Quimeras

Quimeras. El amor perenne es una de ellas. La soledad es ave pasajera que anida en uno mismo. Y no aprendemos a sacarla para su vuelo. Lo que hemos alcanzado son apenas directrices de la inercia. Esa cabra arisca se echó al monte a buscar su cola de dragón y cabeza de león. Solo para seguir en el circo de la moda. El neón, ama el neón. La barca de octubre ha vuelto. Solo para ver si de encantamientos se vive. ¿No oyes ladrar los perros? habría preguntado Justino Rulfo. No, solo escucho el canto de las sirenas, que significa el oro, le habría respondido taciturno el peón. La paz universal es la quimera, reciclaban todos argumentos para ver si fenecía la idea. Mientras los niños jugaban en los patios de las casas, parques y jardines. Sin inmutarse acaso por el hambre y sin querer hacer caso de los gritos de mamá. Por si las dudas. El amor anda lento. Y camina por oscuros callejones. Solo para ver si encuentra del hombre la quimera anidada en su mirada. Como luz o rayo de esperanza. Si no entonces qué medida, del hombre mismo.

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