Ridículo
Lo cursi es ridículo. El amor es también ridículo. Es lo simple de platicar del beso, no el beso en sí, o de la lágrima dicho así como si nada. Sin adornos. Sin vericuetos ni retuécanos en las palabras. Todo tiene un límite en lo plano y una frontera, línea tenue entre lo sublime y lo ridículo. No hay datos sobre qué los hace diferentes. Uno cree en prejuicios. Moldes sistemáticos. Uno es ridículo solo si trata evitar lo ridículo. El amor es sublime. Y por tanto cursi. Más, qué importa.
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