¿Qué hacer?

1

Y sucede, porque suele suceder, que nos enteramos de lo que le pasa a otras personas. A veces son hechos medio graves, y a veces muy graves. Y como no nos pasa a nosotros, como que lo vemos lejos. No sucede en nuestro entorno, entonces no empatizamos. Y seguimos nuestra rutina como si nada. Desde hace años leemos noticias del norte de la república sobre enfrentamientos y tráfico. Y el Norte siempre nos queda lejos. Así que no nos preocupamos. Solo que poco a poco se va diseminando este tipo de hechos. Y caemos en cuenta de lo grave solo cuando nos pega en la familia. Y entonces sí, decimos "¿Por qué a mí?"

2

Y nos seguimos preguntando: ¿Por qué a mí? Un amigo tiene un auto nuevo. Va en un camino vecinal. Es de mañana. Él piensa en lo que hará al día siguiente. Y anda alegre por un viaje futuro a su familia de origen. Mira al frente que le hacen señas. O le atraviesan un tronco en el camino para que se detenga. Lo asaltan. Se defienda o no. Quiera entregar o no el auto. Se haya resistido al asalto o no. ¿Qué importa? le tiran de balazos. Se llevan el auto. Y cegaron una vida, valiosa de por sí. Y entrañable por su forma de ser. ¿Por qué a él?

3

A la hija de un amigo maestro, en el estado de Veracruz, en una fiesta, hace cinco años, al final ella se queda cuando ya quedan pocas personas. Y sin que se dé cuenta le ponen polvos de droga en lo que bebe. Y sin que pierda el conocimiento, pero sí disminuye su resistencia, la memoria no registra datos de esos momentos, y la sonrisa continúa igual, de alegría,  y abusan de ella. Y así en las noticias nos enteramos de otras situaciones semejantes en los hechos, peores en el desenlace.

4

Temor de que suban a un taxi, que andan sin control, con números duplicados, y que son del mismo dueño, que protegen al depredador, y sube una mujer, sea de tarde o de noche, y el asalto sexual, y se denuncia, aún con el burocratismo agresivo y solapador, de "¿y qué andaba haciendo usted a esa hora?". Y de cien delitos de ese tipo, apenas se denuncia un porcentaje mínimo, porque ya se sabe el vía crucis en la denuncia ante la autoridad correspondiente y la revictimización. Y nos encontramos en las noticias con desapariciones, y posterior encuentro de cuerpos  de mujeres abusadas, asesinadas. 

5

Y a una nueva noticia le sucede otra, y es en otro estado, o en otro municipio, o en una colonia lejana a la nuestra. Y entonces como que vamos normalizando lo que sucede a nuestro alrededor. Y nos vamos conformando en tanto a uno no le toca, o a alguien cercano. Hasta que sucede, y se siente la impotencia de que no hay justicia. Se dice que la impunidad es la sombra protectora y generadora y estimuladora de situaciones nuevas por ocurrir. Pero mientras no suceda en nuestra familia, volteamos a otro lado.

6

Mas cambiando de lugar, sin quitar el dedo en el renglón de lo que sucede, en las aulas, aún que se  cumpla con la encomienda de enseñar en concordancia con el interés de aprender en los alumnos, los resultados no son los esperados o deseados. Y nuestros alumnos de primaria y secundaria egresan sin comprender lo que leen, y con una redacción de cinco en su mayoría, con faltas de ortografía y con ideas inconexas. Y esto que sucede en las aulas, no lo vinculamos con lo que sucede afuera de la escuela, con lo que aprenden en la televisión, la radio, el barrio y los juegos de maquinita y vía internet. Sin dejar de decir que parte (no todooos) de los maestros solo atiende bien a los que aprenden rápido y cumplen con sus obligaciones, y van dejando de lado a quienes son inquietos, no ponen atención y en consecuencia aprenden poco y mal. Siempre repetiré que alumno que no es liderado por sus padres, ni por sus maestros, será lidereado por los líderes del barrio que andan en otros pasos.

7

Pero esos niños y esas niñas son las que serán los adultos y ocuparán los espacios de responsabilidad en la sociedad en quince años mas tarde. Y serán quienes nos atiendan en hospitales, escuelas y centros comerciales. Y los muchachos son los que como padres de familia tendrán la obligación de llevar el sustento a su familia, y hay desempleo o pagan poco y entonces tienen propuestas de cometer actos ilegales para hacerse de un dinerito extra. Y sucede. Solo que no lo queremos ver.

8

Y las más de las veces es la escuela de financiamiento público,  la que observamos, criticamos y exigimos. Solo que debemos de echarle un ojo asimismo a las escuelas de financiamiento privada, donde se forman los futuros gerentes de empresas o funcionarios públicos. Y sin duda serán los valores de familia quienes nos salven en la educación de los egresados de escuelas de financiamiento público o `privado. Porque lo que vemos y sucede a diario parece como que no tiene solución. Y es lo que hay que reflexionar. Un funcionario con buenas intenciones no resuelve nada, porque no depende de él, solo cumple con su función y obligaciones, limitadas. En todo caso se requiere una política de Estado que reconozca el problema, lo conceptualice, lo comparta y motive a que juntos cambiemos de ruta en la parte educativa, y decía antes, alineadas las instituciones de fuera de la escuela, para que se vaya en la misma ruta. Bien dijo Jesús Reyes Heroles, quien fue Secretario de Educación que "problema que se soslaya, estalla".  

9

Y soslayados los problemas de la sociedad en distintas áreas, estallan, y se nos presentan en todas partes. Que precisamente es lo que sucede en toda la geografía del país.




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