Tu presencia

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Algunos dicen,"no hay año nuevo". Es tan solo una vuelta de la tierra al sol. Y tienen razón. Solo que reunirse  es la ocasión como pretexto para celebrar. ¿Se celebra qué? La vida, la salud, el recordar a quienes llevamos ahora en la memoria. Hacemos recuento de los días, con algo de melancolía, por lo que más no está. Celebramos la salud. Y un abrazo con fuerza nos damos. Y nos miramos, y esa es razón suficiente para celebrar el año nuevo. El que ya está´aquí. Bien nos cae una llamada de un amigo, de una amiga, de un familiar. De alguien que vive lejos y nos quiere saludar. 

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Mire por ejemplo el poeta Omar Khayyam cómo lo dice: "La rueda de los cielos nada gana con mi presencia./ Mi ausencia no aumentará su dignidad./ Tampoco mis oídos escucharon de nadie/ razón de por qué vine o por qué me fui/."   Y más aún: "Somos marionetas que mueve el firmamento./ Este es un hecho real, no una metáfora. /Actuamos en el teatro sólo un instante/ y luego uno por uno nos encierran en unas cajas./  

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Utilizo los versos anteriores para dar a conocer que no es nueva esa mirada al universo desde la tierra. Y los misterios sobre origen y destino no son nuevos. Y además no termina con nosotros. De hecho debieron haber empezado desde el inicio del ser humano al preguntarse el qué, cómo, por qué, para qué, de todo lo que conoce. Y luego después imagina. El poeta persa Khayyam existió hace casi mil años. Y mucho antes de él ya se preguntaban los pensadores sobre todo este cuestionamiento.

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Pero no por eso vamos a amargarnos la existencia. Las dudas existenciales - digamos filosóficas- están bien. Solo que estamos conectados de manera directa con un conjunto de personas conocidas, cercanas o lejanas, y creamos y mantenemos ritos, que nos permiten seguir entretenidos y esperanzadores en la existencia. Y de manera indirecta con todos los seres vivos.

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Yo por ejemplo tengo algunos amigas y amigos. Principalmente aquí en Tabasco y en Tamaulipas, y en otros lugares de la república, y en Estados Unidos; lo mismo familiares. Y no por el año nuevo, sino cuando se pueda me gustaría tomarme una cerveza con quien toma cerveza, un café con quien toma café, o té; cantar canciones con quienes tocan la guitarra; platicar sobre nuestro pasado normalista y reirnos al igual -casi- como en ese ayer cada vez más lejano. No porque añoremos ese pasado y la nostalgia nos abrace fuerte; sino por la mera alegría del charlar y celebrar la existencia nuestra. Que la sabemos fugaz, que la sabemos efímera.

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Siguiendo con Omar Khayyam: "El día en que desarraiguen la rama de mi vida/ y dispersen mis restos por los cuatro confines/, usen mi polvo para hacer vasijas:/ renaceré cuando me toque el viento/".  Y más aún, siguiendo con el poeta persa: "Los que vivieron antes hoy yacen en el polvo. /Mejor dicho: son polvo y creyeron durar. / Así, bebe tu copa y escucha lo que digo: Son aire tus palabras, de ellos nada quedó."

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Leía en la reciente última noche del 2022: Ya es año nuevo en Melbourne, Australia. Eran como las nueve en Tabasco. Luego: ya es año nuevo en Londres. Ya había pasado ya otra hora (perdonad si esta lista no es correcta en el horario, es la idea). Luego año nuevo en Korea y Japón. Y así el huso horario y el giro del planeta nos acomodó en el año nuevo a cada parte geográfica. "¡Feliz año nuevo!", dijimos. Y se escucharon tronadores incluyendo balazos en todas partes. Leí que un avión salió en 2023, y llegaría aún en el 2022. No leí bien. Pero tiene que ver con su salida ya de un país en año nuevo, y en su trayecto de oriente a occidente por el uso horario, llegaría aún en el año por irse.  Conjunción de la mecánica celeste y la terrenal. 

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Aún más: la Isla Fidji es la primera en cambiar de año. Una hora después cambian la isla Kiribati, lo mismo que las Islas Marshall y dos regiones de Rusia: Chukotka y Kamchatka. ¡Qué cosa! Y en el otro extremo, o más bien antes del primer cambio, quedan para recibir dicho cambio 23 horas después las islas estadounidenses de Baker y Howard, y la Isla Samoa es la tercera isla en recibir el año 24 horas después que las islas Fidji. (¿Recuerdan estas lejanas islas? Sí. Son a donde el presidente Portillo en 1977 envió de embajador al recién expresidente Luis Echeverría Álvarez, de trágica memoria).   

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Luego de que las manecillas de nuestro reloj cruzaron las doce de medianoche dando inicio al año 2023, nos abrazamos y seguimos siendo los mismos. Con nuestros sueños y anhelos. Lo mismo que sin ellos. Con nuestra indecisión o nuestra decisión. Soberbios o humildes. Necios. Tontos. Demócratas. Autócratas. Sabios sin o con estudios. Ignorantes con o sin estudios. Y así la gama amplia de quienes habitamos este planeta.

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En lo posible hubo viandas, principalmente en las clases medias y altas. Los pobres, que son muchos, o somos muchos, algunos pudieron hacer un esfuerzo de una gallina, o un pollo rostizado acompañado con gaseosa. Música hasta aturdirnos con vino, donde se pudo. Ah y las doce uvas: encantador el meme de quien está con sus deseos uva blanca sin semilla una a una, cuando el guardia del supermercado lo detiene o solo lo corre del establecimiento del hipercapital. Pero ya en serio. Donde se pudo que hubiera uvas, cada pensamiento evocó lo deseable. Entre ellos se plantea lo deseable, posible o imposible, no importa. Pero solo pensarlo ya lo acerca en el vasto universo en su realización.

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Kahyyam: "Dame un trozo de pan, una jarra de vino/ y un libro de poesía, y ven conmigo/ a tenderte a mi lado en el desierto./ Tendremos más riquezas que los sultanes". Uyy, certero, realista y romántico Don Omar. Y de final: "No te preocupes por el ayer: ha pasado./ No te angustiares por el mañana: aún no llega./ Vive, pues, sin nostalgia ni esperanza:/ Tu única posesión es el instante."


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