Escuchemos al elefante antes de ser cadaver

1

Este sábado anterior se presentó en Casa Alebrijes la obra "Elefante Cadáver",  del artista yucateco,  Ángel Fuentes Balam. Y antes de verla, recordé que los elefantes para morir vuelven al lugar de sus andanzas. Gracias a su prodigiosa memoria desanda los pasos para regresar a donde fueron sus querencias, sus amores logrados y malogrados y se enfila con rumbo definidas, como un regresar el tiempo, para que sus últimos suspiros sean en el lugar donde inició. Tiene conciencia y recuerdos. Aunque lento y achacoso, regresa. Lo miran venir los elefantes maduros y jóvenes y él se detiene unos momentos, los suficientes para contar las historias, entre tantas, las que considera mejor les podría servir para su futura descendencia. Y que al acumular recuerdos, igualmente eviten cometer los mismos errores.

2

Y antes de morir está ante nosotros el elefante. Y nos cuenta la historia de Jana, Sara, Masana, Romina y otras. Pero antes de que cuente las historias, se escucha la tercera llamada. Ya está la música ambiente. Ya están las miradas y la especulación sobre qué es lo que nos espera en la siguiente hora. Vemos el escenario en la semioscuridad. Vemos al elefante. Estruja sus manos. Mueve los dedos. Como nerviosismo del personaje. Como instinto vivo. Los aprieta sobre sus piernas. Hay un círculo de luz que perfectamente lo ilumina. El haz de luz es un hoyo, que viene desde la ventana, formando un canal recto para enfocar al artista. Y comenzamos. 

3

Pero antes de la función, generoso, el actor, director, dramaturgo, estuvo escuchando y platicando con los integrantes del taller literario. Sus orígenes como escritor. Una carta larga a los 9 años escrita para una compañera del grupo, que a veces llegaba triste, lastimada. Incluso le tocó ver cuando su madre le pegó una cachetada con fuerza", Y luego en la secundaria cuando su maestra de español pidió que escribieran un cuento. Y allí estaba él, entregando un texto, bien hecho. ¿Tú lo hiciste, Ángel? No lo creo. "Sí, maestra". "Pues con esto se gana dinero", le dijo. Y andaba en la poesía, a la ue acude asimismo. Sobretodo cuando hojeó el libro antológico "Cien poesías para declamar". Y entro otros, encontró "Delirio", de Felipe Sierra Castro (.Delirio En un charco de sangre, allí estabas tendidapara siempre callada, para siempre dormida,con los ojos abiertos muy abiertos.... abiertosy mirándome siempre como miran los muertos,sin amor y sin odio, sin placer ni amargura, con sutil ironía y a la vez con ternura..." Y se sorprendió por el tema, donde el personaje poético da cuenta del crimen que acaba de cometer. De allí al bachillerato en artes.

4

La obra "Elefante cadáver" está integrada por seis historias en formato de monólogo, y a manera de cuentos necesarios que se cuentan. En cada uno el personaje principal es la mujer. Que puede llevar cualquier nombre. Pero es una mujer en específico con su nombre propio. Una es Jana, otra Sara, Masana y Romina. Otra es la hermana de Job. Y otra más, sin nombre, donde la historia se va contando con palabras como con hilo que se va tejiendo para contar una historia en un lienzo. La música seleccionada para cada parte, forma parte de la ambientación, integrada a un cuadro allí, otro más allá, un video de jadeo y transpiración, una silla, unas muñecas tipo Barbie, unas veladoras para la semiluz. Y todo ello el mural para las historias de ignominia, de dolor, que siempre se quedan corta en la realidad que supera al trabajo literario.

 5

Cada mujer protagonista agredida  puede ser hija, hermana, madre, sobrina tía, prima, novia, amiga, vecina nuestra. Jana recibe el poder, para ejercerlo, que al mirar a sus verdugos, desaparezca, para que ellos, al estar penetrándola, no la miren a ella, sino a su hija o madre. "Padre, por que me haces eso". "Hijo, por qué me haces eso". Y todos en conjunto miran a sus hermanas. Sara va al mar a suicidarse luego de ser rechazada al saber que su preferencia desde niña es por las niñas. Masana es la niña del samaritano orfanarorio cuyo negocio es ofrendar a las niñas previo pago por adelantado a clientes importantes que pregonan el buen comportamiento y la excelsa moral. El niño Job mira por la puerta entreabierta a su hermana teniendo relaciones sexuales con un hombre. Job se excita y descubre la autocomplacencia, para ser descubierto por su hermana y el hombre, quienes le gritan para correrlo, pero él, quien logró detener el tiempo en el momento dela eyaculación, sonríe, mientras es golpeado por ella y por él, hasta quedar como una mezcla de sangre, carne sanguinolenta, huesos quebrados.

6

Ángel Fuentes Balam es sencillo y audaz. Su manera de platicar no es un monólogo, sino que logra esa comunicación necesaria entre las personas cuando están en grupo. Sabe escuchar y afirma con movimiento de cabeza en las coincidencias. Espera que quien está hablando llegue hasta la conclusión. Por los temas que trata en sus obras y lo que escribe, por sus personajes dolorosos, que andan siempre en el límite, le pedí que hable sobre la depresión, un tema del que mucho se habla, pero poco se comprende. Comenté sobre la novela "Esa visible oscuridad", de William Styron, estadounidense, donde cuenta en primer persona sobre sus momentos depresivos, uno de los que recuerdo: en París se organizó una cena en su honor por un premio literario ganado. Estaba la cena en esos momentos previos a los brindis, y a los discursos, cuando Styron se levanta y sin decir palabra se va a su habitación sin despedirse, y por supuesto, sin regresar. No levanta el teléfono cuando lo llaman para que vuelva. Le tocan a su puerta y no abre. "¡Sr, Styron, todas las personas en la cena le esperan para escucharle!". 

7

Los elefantes tienen memoria. Recuerdan a las personas luego de años de no verlas. No olvidan el dolor que les causan los golpes de sus domadores. Se sabe incluso de elefantes que mataron a sus domadores, luego de reencontrarse varios años después. Se mueven en manadas, cuya jefa es la elefanta más antigua. Ella los guía a través de las carreteras o caminos, principalmente, para llegar a donde recuerdan que hubo alimentos y agua, porque saben que con el tiempo las plantas vuelven a crecer. Sufren depresión cuando un ser querido muere. Cuando uno de sus miembros es asesinado. No olvidan, no. Como es necesario que nosotros no olvidemos.

8

Por eso es necesario contar y contarnos. Por eso es necesario recordar los horrores que nos infringen en general, esclavizados, domesticados, alienados, y el horror que se comete contra alguien en específico. El conteo de feminicidios, desaparecidos, violaciones, acosos, sigue en aumento. Y no tiene para cuándo detenerse , disminuir y desaparecer. Pareciera que es alimento para los enanos dioses de la tierra. Pareciera que la fatalidad y el horror es el destino nuestro. Que lo es, pero no nos conformamos. El paraíso y el infierno existen. Y es el que nos programan en nuestro cerebro, y de allí la necesidad de saberlo, contarlo, para desprogramar, de poco en poco, y sostener la esperanza. Convivir con el absurdo, diría Camus.

9

Riñón de cerdo para el decsonsuelo. Ricaño. Gustavo. Odio. Samuel. Maldito irlandés. Por su poesía y cuentos. Mejor que él. Mucho. Ha de matarlo. Acude a su departamento. Mierda. No está ni llega Samuel. Maldito irlandés. Y allí está Esperando a Godot. En hojas. Garamound 14. Doble espacio. Mierda. Escribe teatro. Y es excelente. Correcciones. Marí: ¿Lo mataste? No. Escribe maravillas. Lo cuida. Un soldado. Peligro. Lo mata. Henry Miller. Homónimo. Condena a muerte. 

10

Un buen día Ángel Fuentes Balam encuentra la obra de Alejandro Ricaño, "Riñón de cerdo para el desconsuelo". Y literalmente se enamora apasionadamente de esa manera de escribir, con la ficción puesta al servicio de la imaginación. Que se pueden juntar tiempos distintos y distantes. Y hacer mezclas de sucesos . "Esto es lo que quiero escribir". Y se mete de lleno a escribir, actuar y dirigir. 

11

Este viernes y sábado pasados, el joven Ángel Fuentes Balam, presentó su obra de teatro, monólogo: "Elefante Cadáver ", en Casa Alebrijes, de Villahermosa, con buena acogida del público, aplausos al final de algo más de tres minutos. Cronometrado. Muchas gracias a Casa Alebrijes, a Jaime y Delia, animadores y anfitriones de esta obra, de varios talleres, y de otras actividades que allí se realizan, desde el poder de la ciudadanía. Y ya van 7 años. Que se dice fácil. Saludos hasta Mérida, estimado Ángel. Te esperamos de regreso.


 



 



Comentarios

Entradas populares de este blog

lecturas 20. Poemas de Carlos Pellicer Cámara

Rigo Tovar y Chico Ché

Max in memoriam