Maravillas el amor y la risa

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Flojera, más que fastidio, da encontrarte y platicar con alguien quien cree que tiene agarrada la verdad por los cabellos. Hasta sienten que la noticiaron ya a su nombre. Y entonces esa persona considerará que estás equivocado en todo, pero absolutamente todo lo que tú  digas. Y es en todos los temas, sea de política, de existencia, de estrategias, de la existencia de dios. Y ya después, al ver que no cambia es persona, no queda más opción que sacarle la vuelta, cruzar y hacer como que no lo viste, o ya si te es imposible esquivarlo, entonces callar y decirle constantemente, pues sí, tienes toda la razón.

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Maravilla la existencia humana y la vida en general. Por donde uno vaya puede admirar la gran variedad de plantas con sus formas distintas, sus texturas, sus hojas, su variedad de matices en lo verde de sus hojas (y hay hojas rojas, amarillas también), su variedad de colores y matices en los colores de flores, su estatura. En esta desde el musgo que va a nivel de tierra, la hierba, los chaparros, hasta los gigantescos árboles que llegan a los veinte, treinta metros de altura. Y maravilla la germinación que requiere suelo, humus, humedad y tibieza de los rayos del sol.

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Maravilla asimismo los animales y su variedad, las breves hormigas, los conejos saltarines y las gallinas pacíficas, los felinos domésticos y los perros, los grandes elefantes haciendo en su paso temblar la tierra y las jirafas con su cuello estirado para alcanzar las altas hojas, las vacas y búfalos con su paciente rumiar como si la vida fuera solamente comer y de vez en cuando alzar la cabeza y ver, y mover la cola en abanico para espantarse los mosquitos. Maravilla el reino animal, con sus especies de tierra, mar y aire. El vuelo de las mariposas, la bajada en picada del martín pescador. El reconocimiento de las abejas a su entorno. Y el colibrí en su incesante búsqueda de miel en las bellas flores. Ah, y la polinización en todas sus formas.

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Miro las nubes. Desde niño me gustaba acostarme en el pasto de un parque y encontrar figuras en las nubes, preferentemente blancas cuyo marco era el inmenso azul del cielo. Y de pronto estaba el conejo, una garza, o perros correteando gatos, una bruja, un gigante egoísta, un barco. Y a cada descubrimiento gritaba de emoción. Lo sigo haciendo aún cuando vengo manejando en carretera, lento, y de pronto está allá en lo alto un guerrero arremetiendo contra otros, o dos rostros besándose. Entonces me detengo en el acotamiento, con mis luces preventivas, y cuando me asomo a ver la figura formada para tomarle fotos, esta ha desaparecido

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Me gusta manejar largos tramos por carretera. A veces hasta 18 horas seguidas, con las respectivas paradas para cargar gasolina o comer. Mirar al frente la serpiente asfáltica y el paisaje que raudo parece ir pasando hacia atrás mientras nosotros avanzamos. La esplendente charla interminable, y la música mientras el copiloto duerme. Y todas las veces el contar chistes. Sí, los mismos siempre, pues no me sé otros. Uno de ellos el del argentino que baila con pareja en un concurso. Y de pronto le aparece la urgencia de ir al baño a hacer del "dos". Y traía traje frac que es saco con dos picos que llegan casi al suelo en la parte de atrás. Y por la urgencia, entra, se sienta con rapidez en la taza, no se levanta la parte de atrás del saco y ocurre la desgracia. Termina, sale muy sonriente, continúa con su pareja bailando.Giros, y los picos del saco parecen hélices. Un amigo se le acerca y le dice: "che, nos estás cagando a todos". Él entendió "ganando a todos".Y responde satisfecho: "Y eso que estoy bailando suavecito". Ya mis hijas ni se ríen, pero les gusta que se los cuente por undécima vez.

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En otras ocasiones para esos viajes mejor me preparaba con los casetes de Polo Polo, y entonces sí era una fiesta irlo escuchando con sus chistes, uno tras otro, de borrachos, de monjitas, de Pepito, de sacerdotes y tantos otros. Siempre para viajes largos es bueno prevenirse con actividades o temas lúdicos que nos mantengan con interés sea de plática o en la desternillante risa de escucharnos contar chistes. Lo que sí es que algunos por más que tratamos de aprender una variedad amplia, a la mera hora no nos acordamos de muchos, y de los pocos o ya son tan repetidos, o no logra uno hacer reír.  

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La risa es una manera barata de mantenernos con salud física y emocional. Un resorte interno lo mueve desde el cerebro. Y para que la risa se perciba se requieren entre doce y diecisiete músculos. pero ya la carcajada, plenitud de la alegría, mueve cerca de cuatrocientos músculos, incluidos los del abdomen. El principal músculo es el buccinador, pero requiere asimismo, el risorio, el orbicular y el cigomático mayor y menor. Entre muchos otros. Alguien dijo por allí que la risa son vacaciones gratis. Y la sonrisa acerca, mientras lo contrario con el gesto adusto. Y acercarnos genera salud, confianza, estima. 

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Entre todas las personas que escucho, los que no soporto son los que creen tener la verdad en todo lo que comentan. Perciben todo en dos colores, o es blanco o es negro. Para ellos no hay matices, ni es probable que, ni utilizan el "yo opino que", "me parece que", o "a riesgo de estar equivocado yo creo que", y Nad por el estilo. Te dicen que dios existe, o lo contrario, que Dios no existe. Te dicen que Ucrania va a ganar o que va a perder. Que Putin es un líder de cuarta o de primera. Te aseguran que la tierra es cuadrada y plana. Que no hay o que sí hay vida en otros planetas. Que los marcianos llegaron ya, y que llegaron bailando el cha, cha, Chá. 

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No sé si en e amor suceda lo mismo. Pero en todo caso utilizo el "es mejor tener paz, que tener razón". En el amor creo, de cierto, que es mejor el silencio cuando es necesario, y las palabras que construyen y elevan, en esa mezcla de suspiros, silencios y palabras. Sin olvidar la música, claro.

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Hay quienes se manejan con certezas. Cien por ciento de certezas. No dudan en ningún tema, en ningún asunto. Ya tienen resuelto todo en el orden de su pensamiento. Creen que ya lo saben todo a diferencia de Sócrates que aseguraba no saber nada, por si las dudas.

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Maravilla el viaje, la risa, la sonrisa y la carcajada. Maravilla  la tierra, la luz del sol, el viento, la neblina, el sonido, la música, y tantas y tanta cosas más. Maravilla el diálogo real y verdadero, ese que permite expresarte, aún con tus dudas, y escuchas con la seguridad que es una comunión de pensamientos, no porque se piense igual, sino porque es recíproco el aprendizaje. Maravilla la reproducción, la sonrisa plena y justificada o sin justificar. Maravilla el que enseña, el que aprende. Maravilla quien reconoce el error y retoma el rumbo. Maravilla el encender el fuego con fricción de piedras pedernal. Maravillas los cinco sentidos. Maravilla el amor particular y el amor en general.


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