De educación y verrugas

1

"¿Se cortó, maestro?" Me dijo Alicia, mi alumna de primer grado de primaria al ver que yo traía una curita protectora en mi mano derecha, en la parte de arriba donde se juntan el dedo pulgar y el índice. Estaba revisando tareas. Ella estaba cerca del escritorio. "No". "¿Entonces por qué se pone esa curita?" "Porque tengo una verruga". "¿Y por qué no se la quita?" "Porque no sé cómo, ni modo que con una tijera". Le dije riéndome. Era 1984. Había permutado mi ubicación, de San Lorenzo, Jalpa, a la Isla, Centro. Hablo de Tabasco. 

2

El tema de la educación es apasionante, y necesario reflexionar siempre, tanto como padres, como maestros y directivos. Estamos viviendo tiempos muy complicados por las distracciones enajenantes. En la escuela se insiste cuatro o cinco horas diarias sobre el aprendizaje. Y eso solamente de lunes a viernes a excepción de los puentes y los días festivos. Y fuera de la escuela se desteje con un montón de bombardeo publicitario y programación boba en la televisión y radio, canciones que están en los primeros lugares de audiencia y que hablan de sexo, alcohol y droga. Y la escuela queda como un reducto -a lo mejor justificación-de las intenciones de mejora. En todo caso como un reducto del decoro y de la dignidad. 

3

Y no por toda la problemática que nos abruma vamos a dejar de insistir que no hay de otro camino más que la educación y solamente la educación. ¿Cuál educación? Esta, la que me procuro, la que te procuras, la que se realiza en la casa con la familia y en la escuela. Y tendremos que seguir insistiendo y resistiendo. Esta educación de la sociedad en su conjunto como educadora, y de la escuela en particular como responsable de un horario y calendario oficial, con su ejército de trabajadores de al educación. Figura por cierto, la del maestro, muy valorada y a la vez muy criticada, muy señalada. Solamente quienes tienen familiares que trabajan en educación saben lo que se batalla desde el inicio en lugares lejanos donde se semanea, o se viaja a diario pero en traslados que tardan en ocasiones hasta dos horas para llegar al centro escolar y dos horas para regresar a casita. 

4

Yo puedo hacer una lista de los cientos de obstáculos a los que se enfrenta la educación, y por los que no se alcanzan mejores resultados. Pero no es el espacio, y además no ayuda en nada. En cambio puedo platicar sobre mis experiencias en el trabajo escolar, y si alguien la retoma como padre de familia o como maestro, me doy por bien servido. Tengo pocas certezas, y que siendo pocas, las considero viables para lograr avances significativos en los grupos. 

5

Desde hace como veinte años el calendario escolar dedica días específicos para efectuar los Concejos Técnicos Escolares (CTE). Y en  esos días se tienen varias horas para reflexionar sobre la importancia de la educación y sobre los problemas específicos que enfrenta el maestro en su salón de clases. El maestro ya tiene la teoría pedagógica y didáctica en general, para eso estudió. Solo que a veces le tocan alumnos que aprenden lentos, o con alguna discapacidad motora, auditiva o visual, o son hiperactivos; y el docente debe tener otros conocimientos que le ayuden a trabajar esa especificidad. Pues ese tiempo de los CTE se debe aprovechar. 

6

¿Que las "guías" de los CTE están hechas al vapor? Puede ser, no lo aseguro; o sí. ¿Que los que las elaboran las hacen desde un escritorio? Sí, porque allí se hacen. Pero tengo la seguridad -de lo que conozco por las reuniones que tuve en la Ciudad de México- que son personas con mucha experiencia en grupos y en funciones directivas, además de conocimientos pedagógicos y didácticos. ¿Que a veces las hacen a la carrera? Es probable, ya lo dije, en algunos casos. Solo que reconozcamos que cuando se quieren hacer las cosas en los CTE se hacen, y cuando no se quieren hacer, se buscan los pretextos. Es entendible. Así es la actitud humana, en muchos casos. No sé si esté todavía el maestro Fabián Meza y su grupo, muy pequeño, de quizá cuatro o cinco personas, los que eran los responsables en la administración anterior. L envío saludos, y siempre mi reconocimiento.

7

Alicia, mi alumna de primero tenía cuando mucho seis años. Recuerdo bien lo pobre de su ropa. Morena, delgada y de estatura normal para su edad. Hábil para hablar, para hacer plática. Y fue de las primeras que aprendieron a leer y a escribir. Ya para enero andaba entusiasmada leyendo todo lo que encontraba. Yo por mi parte había llegado recién a esa escuela primaria. Allí conocí a excelentes compañeras maestras: Rosario, Martha qepd, Eufrosina. Teníamos un director con el don de la ubicuidad, por decirlo de esa manera. Era director de la primaria, pero era director asimismo -¡en el mismo turno! de la telesecundaria, que estaba como a 400 metros una de otra.. ¿Y cómo? Tenía doble plaza. Pero esa es otra historia. Yo tenía esa verruga, y por la ubicación -mano derecha, sobre la parte donde se juntan el pulgar y el índice- al saludar de mano, dicha protuberancia hacía contacto con las personas. Así que para disimular me ponía una curita para ocultarla.

8

"Es muy fácil quitarla", me dice Alicia, orgullosa de su sabiduría, tan natural a los niños y niñas. Ah, pero nosotros somos los maestros, nosotros les enseñamos a ellos que son nuestros alumnos. La realidad es que aprendemos de manera recíproca, uno de ellos y ellos de nosotros. Era viernes. "Para el lunes le voy a traer unas varitas de mal monte, que tienen una lechita, que usted se la va a poner a diario por tres días y se le va a quitar esa verruga suya". Así me dijo. Y efectivamente. El lunes la vi venir con su bolsita, dentro ella cuatro o cinco varitas. Me las entregó. Me enseñó cómo. Y a los cuatro días ya se había desaparecido esa verruga. Gracias Alicia, donde te encuentres.

9

Comentaba en otro texto de estos apuntes, que se debe enseñar con base a modelos e historias. Por supuesto sin quitar los conocimientos que vienen en los programas de estudio. Claro. Pero en paralelo, una historia semanal que deje una enseñanza imborrable en la mente de los niños y niñas. Yo recuerdo aún una historia del libro de mi primaria de 1968. Cuenta de una familia que está sentada, lista para comer. Y faltan las tortillas El papá le dice al niño (o niña) que vaya a comprarlas y a punto de darle el dinero, ella dice que no, que no tiene ganas de ir, que vaya él. No recuerdo al autor, pero creo que es fragmento de literatura rusa. Entonces el papá se guarda el dinero, y le dice: "yo voy, dame tú el dinero para ir". Y entonces el hijo o hija, estira la mano para recibir el dinero e ir. Así de sencillo y simple.

10

Veía hace días videos de Kasuga, el conferencista dueño de los Yacul, japonés de origen. Entre muchos temas que tiene, el de la honradez. Lo que no es mío, es de alguien. El niño aprende que si se encuentra una caja de colores en el patio, no es de él, es de alguien. Y si llega con esa caja de colores, el padre deberá de obligarlo a regresarla. Es de alguien, no de él. Y he visto videos de otro conferencista, Yokoi Kenji, este colombiano pero asimismo de origen japonés, sobre la constancia y la disciplina. Y en la literatura, en textos breves, o fragmentos de obras de mayor extensión, hay historias donde los personajes muestran el actuar con valores en los hechos cotidianos. Se leerían en voz alta en el grupo. Y se le dedicarían unos diez o quince minutos para lluvia de ideas, donde los alumnos participan. Los alumnos al escucharlas y reflexionarlas en grupo nunca las olvidan. Yo no esperaría que la SEP haga un manual con ese material. Yo en mi grupo aplicaría esas historias. Yo como director lo haría en la escuela. Yo como supervisor, etc. Pero hay que hacerlo.

11

Cuando yo miro un mantel tejido, grande, hecho a mano. Imagino la cantidad de puntadas que se requieren para formar el mantel terminado. ¿Paciencia? ¿Dedicación? ¿Entusiasmo? ¿Necesidad? Todo junto. Pero se tiene que empezar con una puntada. Asimismo, vemos la educación y su problemática para avanzar en el proceso de enseñanza aprendizaje y formar mejores personas, pero como el ejemplo del mantel, lo vemos muy difícil, sin solución. Solo que se debe hacer algo. Paso a paso. Yo conmigo. Yo en mi familia. Yo en mi centro de trabajo. Yo en mi grupo. Yo en mi escuela. Por eso se le llama "Tejido Social".

12

Por último: Un conferencista que recuerdo, hace como quince años, ante 300 maestros, yo entre ellos, expuso un tema, que en términos generales es cómo mejorar el trabajo dentro del grupo. Todos muy atentos. Vino el tiempo de las preguntas para las respuestas. No hubo preguntas, solo quejas. La culpa a la SEP, a la SETAB, al director de la escuela, al supervisor, los libros no llegan etc. El conferencista estuvo muy atento a cada una de las quejas, no opiniones. "¿Otra participación?", preguntó, Ninguna. Silencio total. Y terminó diciendo: "Tienen toda la razón. Y junto a ello uno tiene que hacer lo que está dentro de nuestras posibilidades, para al final de la vida laboral, o la vida biológica podamos decir: "No se resolvió, pero me queda la satisfacción de que yo hice mi parte".






Comentarios

Entradas populares de este blog

lecturas 20. Poemas de Carlos Pellicer Cámara

Rigo Tovar y Chico Ché

Max in memoriam