Bienvenido, café

Sabe el café mis íntimos secretos

Sabe el café de mis deseos y anhelos

Sabe que dependo de ese néctar

De lo amargo dulzón

De eso más caliente que tibio

De esa negrura marrón

como ha de ser el universo

Sabe que soy fantasma

si no lo bebo

Sabe que soy Rocinante en carrera

con su sublime sabor

Sabe el café de mi dicha

Y se transforma en bálsamo

en la desdicha

Bienaventurado café. Negro sí.

Y caliente.

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