Dora María, cantante con voz y alma de oro

  

Dora María, cantante con alma de oro

 

El pasado día 4 de este mes, se apagó la luz terrenal de Dora María, conocida también como la “Chaparrita de oro” quien, con su voz e interpretaciones, puso a Tabasco en el plano nacional e internacional de la canción ranchera y folclórica. Si triunfar en una carrera no es sencillo, en lo artístico es mucho más difícil; para eso se requiere entrega, dedicación, disciplina, y, sin duda, talento, lo cual Dora María lo poseía a raudales. Precisamente ese es el activo de la “Chaparrita”, quien dio luz y lustre a la canción mexicana, pero sobretodo a la tabasqueña.

Dora María Pérez Vidal nació el 30 de agosto de 1933 y falleció el 4 de junio pasado, a pocos meses para llegar a los 90. Y vio la luz en una de las colonias más tradicionales de Villahermosa: Tamulté de las Barrancas, de la cual siempre se sintió orgullosa. 

Sus canciones acompañaron a muchas generaciones de tabasqueños, sobretodo en ese disco de oro en el que canta lo más granado de la tradición musical de esta entidad: “Las blancas mariposas”, “Villahermosa,” “Comalcalco”, “Caña brava”, “Lindo Tabasco”, “A Tabasco” y “Amanecer de mi tierra”, entre muchas otras. Mirar un amanecer en Tabasco, y entonar la canción recordando la voz de ella, es algo natural: “amanecer de mi tierra cómo inspiras al amor, cuando el sol besa mi tierra, mi Tabasco es un primor…” Y sin duda su grito alegre de inicio: “¡Y arriba el sur, que es mi tierra, papacito!”, lo seguiremos escuchando. Y estando lejos de Tabasco, cómo no llorar y sentir la nostalgia con la canción “Villahermosa”, de Manuel Pérez Merino, pero en la voz de ella: “…y hoy que estoy muy lejos, quisiera volver, a sentir el fuego, de tu sol ardiente, por última vez.”

 Inspiradora con su voz y cadencia armónica, a Dora María la vimos en películas de la época de oro del cine mexicano. Su participación era eminentemente musical, por que eso era la misión en la vida de su cuerpo y alma: cantante, y lo escribimos con mayúsculas: La Cantante. Por eso es que su nombre estuvo en las marquesinas de teatros nacionales e internacionales. En México coincidió en funciones de teatro con Clavillazo, Palillo, Amparito Arozamena y Resortes, entre muchos más. Y a nivel internacional alternó con otra de las chaparritas de oro, gigantas de la canción, como ella, Edith Piaff, el gorrión de París, y con Marlene Dietrich, la diva alemana. En el million Dollar, de los Ángeles, California, como pocas artistas, sumó veinte temporadas. Asimismo cantó en Teatro Martí y el famoso cabaret Tropicana, de Cuba. Y tuvieron el honor de escucharla cantar los presidentes de Estados Unidos, Dwight D. Eisenhouer, Lyndon B. Johnson y John F. Kennedy.

Las películas donde seguiremos admirándola son: “Desnúdate, Lucrecia” (1958); “Mi niño, mi caballo y yo” (1959); Luciano Romero (1960); El rayo de Jalisco, y La máscara roja, (1962).

De honores a honores. El locutor duranguense Pedro de Lille fue quien la bautizó con el sobrenombre Chaparrita de oro. El presidente Adolfo López Mateos (1952-1958) la nombró por su valía y participación en eventos internacionales, como La Embajadora de la música mexicana. Y en Tabasco, su tierra, a la que con entrega total le cantó con voz, corazón y alma, se nombró al parque Tabasco, donde se realiza la feria anual, como Parque Dora María. Honores y reconocimientos muy merecido.

Sus últimos años los radicó en Tabasco. De tal manera que se le veía muy activa tanto en su vida personal, como en eventos, a donde acudía, con su traje tradicional de tabasqueña, y siempre de buen humor, dejándose apapachar por su público, con fotografías. Y muchas veces le pedían que echara un palomazo en presentaciones de grupos musicales, a lo cual accedía siempre de buen ánimo. Diario Plumazo Digital le brinda este sencillo homenaje y reconocimiento a Dora María, La gran Chaparrita con alma y voz de oro.

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