Una película siempre vigente

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¡Cámara!, ¡acción! "Ya los estaban esperando oficiales y soldados en una curva de la carretera vieja. El lugar es Huitzilac, Morelos. Todo está preparado. Se sabía a qué hora pasarían por allí provenientes de Cuernavaca. La orden de "arriba" -no se sabe de dónde- era algo semejante a "mátenlos en caliente". Y uno a uno los fueron acribillando. Y para que luego se diga que muerto el perro se acaba la rabia, hay que asegurarse. Y la única forma es el tiro de gracia. El General Ignacio Aguirre, atrapado en su aspiración a la presidencia de la república contra el deseo del caudillo, quien tenía de favorito a Hilario Jiménez, es asesinado junto a varios de sus seguidores." Es la película "La sombra del caudillo" (Julio Bracho, 1960), basada en la novela del mismo nombre de Martín Luis Guzmán.

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Me gusta mucho el cine. Creo que debiera haber un cineclub en cada colonia, casas de la cultura y en cada escuela. Y si hubiera palomitas con refresco, para darle mayor realce, mucho mejor. Solo que las películas debieran ser apropiadas para las edades y grados, y de acuerdo, en el caso de las escuelas, a los temas que marca el Plan y programas de estudio. Todo el país con sus cines móviles, como una gran escuela. Deveras, se requiere una Secretaría del Cine.

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En enero, los temas serían de año nuevo, día de reyes, las enfermeras, el Himno nacional mexicano. En febrero sobre el amor y la amistad, la bandera mexicana, historias del ejército y la marina. En marzo sobre Juárez, la poesía y la primavera. En abril sobre Emiliano Zapata. En mayo sobre los trabajadores, las madres y los maestros. En junio sobre los padres y la matanza del jueves de Corpus; en Julio, de nuevo sobre Juárez. En agosto sobre la ciencia y vida de científicos. En septiembre sobre la independencia nacional y sobre la vida de algunos caudillos. En octubre sobre la paz y la matanza del 2 de octubre. En noviembre sobre los muertos y los vivos y la revolución mexicana. Y hay muchos otros temas como la revolución francesa, la revolución rusa, la primera y Segunda Guerra Mundial; etcétera.

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Por ejemplo, en estas fechas debiera verse la película que aludo en el inicio. Y verla cada seis años, que es el periodo de gobierno presidencial y en los estados, en México, nuestro país. Todo lo que se acuerda y desacuerda entre los grupos de poder que tienen candidatos, son tema para guion de película. Y como dicen que la realidad supera la ficción, entonces, estemos siempre atentos a lo que sucede, y hagamos nuestro propio guion.

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El desenlace es la matanza de Huitzilac, Morelos, donde la soldadesca acribilla al general Ignacio Aguirre (Tito Junco), quien tenía el respaldo popular para ser el candidato presidencial, pero no la confianza y estima del presidente, quien tenía a su preferido para sucederle: Hilario Jiménez (Ignacio López Tarso). Ese es el desenlace en la novela, que hace referencia a un hecho histórico: el 3 de octubre de 1927, mataron al general Francisco Serrano y 13 de sus colaboradores, y presumiblemente los responsables intelectuales fueron los generales Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles.

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Un tabasqueño murió en esa emboscada, el diputado constituyente Rafael Martínez De Escobar, oriundo de Huimanguillo, a quien le decían "El gallo canelo", por su valor y sus ideas rojillas, se dice. Y luego en el ambiente político le apodaron "Lengua de plata", por su calidad en la oratoria.

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Hay una escena de la película La sombra del caudillo, en la que el General Ignacio Aguirre, Ministro de guerra, acude a visitar al General Hilario Jiménez, Ministro de Gobernación, y entre otras claridades le dice que sabe que el favorito es él (Hilario), aunque no es quien quiere la gente. Y le ofrece su irrestricto apoyo. Hilario no le cree, por supuesto, y le dice que la única forma de creerle es que convoquen en ese momento a los periodistas, y saliendo lo diga para que se haga público. A lo que responde Aguirre: "Lo haré cuando nuestro amigo el presidente me lo pida". "Nunca te lo va a pedir, te lo pido yo". Total que se despiden sin acuerdo.

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A los pocos días a Aguirre lo destituyen como ministro de Guerra. Y sabe que el destino en esas circunstancias le tiene preparada la muerte. Solo que no sabe de dónde y por dónde. Y se va a refugiar con un muy su amigo, el General responsable del ejército en Cuernavaca, Morelos. Este lo recibe junto con sus ayudantes como de fiesta por la visita del amigo. ¿Dónde más iba a estar seguro? Solo que en esas horas aciagas el general de Morelos recibe una llamada de México donde le ordenan mandar de regreso a la capital al general Aguirre y desarmado.

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Precisamente es en ese trayecto rumbo a México capital, cuando en Hutzilac, Morelos es donde los esperan y donde los acribillan, cerrando una parte de la historia de la sucesión presidencial de ese tiempo. Y mostrando que la lógica del poder es distinta a la lógica del ciudadano común, y lo mismo los valores universales se reacomodan distinto, porque es otra la óptica, donde el fin maquiveliano justifica los medios, no los miedos. Un juego de máscaras por sobre los juegos de máscaras normales.Donde nada es verdad ni mentira, sino donde todo es según las metas de quienes al poder supremo aspiran.

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En la vida real se dice que Francisco Serrano regresó de Europa, y fue a palacio para hablar con el presidente Plutarco Elías Calles y comentarle de su aspiración presidencial, y que este le sugirió platicarlo con el caudillo Alvaro Obregón (eran muy amigos, se habían dado muestra recíproca de lealtad, incluso la hermana de Serrano se había casado con un hermano de Obregón). Se afirma que se halagaban ambos en reciprocidad delante de quiene les oyera: "Soy más serranista que Serrano", decía Obregón. Soy más obregonista que Obregón", decía Serrano. Y así las cosas, platicaron en Cajeme, Sonora. Larga y tendida la plática. Cada uno fijó su posición, antagónica en sus fines, la Presidencia de l república. De allí salió Serrano como el más antiobregonista. Y Obregón como el más antiserranista. Es el destino que empuja y orilla. Es la amistad que choca contra la pared del poder y su acceso.

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La novela "La sombra del caudillo" se estuvo publicando por entregas periodísticas hasta que fue censurada, para luego aparecer en libro. Martín Luis Guzmán, su autor, residía en España. La película fue filmada en 1960, y fue enlatada por 30 años, hasta que salió finalmente a la luz pública a principios de los años 90. Siempre vigente.