Escupir para arriba
A veces juego y me da por escupir para arriba. Pero trato de quitarme antes para que no me caiga en el rostro. A veces lo logró y a veces no. Pero.me gusta el juego.
Es como retar a Dios. Tratar de hacerle llegar un mensaje húmedo y con microbios. Y no sube mucho, por la gravedad física, no del hecho. Pero ya me ha quitado o no. Y sucede
Me río de mí. Y de escupir para arriba. A veces lo logro, ya lo dije. Y me quitó antes, como un rayo. Y miro la saliva caer en el suelo, donde yo estaba antes y estaré de nuevo después.
Hacia arriba es una lucha constante. Imaginar lo que hay en ese profundo abismo sideral. No somos nada. ¿Y qué es Dios? Todo o nada. Permanece en silencio las más de las veces. Dicen que es la lluvia y el rayo. Que es la semilla que brota y crece. Me dicen. Me dicen. Y yo lo encaró a veces.
A veces siento que yo soy la saliva misma. A veces creo que la saliva es también Dios. Me dicen que allí radica el plano de todo lo que existe. Qué un átomo es la representación del universo todo. No lo sé.
Cuando no escupo para arriba lo hago hacia abajo. Casi todos escupen para abajo. Porque eso es tan fácil. Y hay quienes escupen a la cara de los otros. Qué complicado. Yo nunca lo haría. Pero hacia arriba sí, como decir que escupo al cielo. Pero la saliva no se eleva ni veinte centímetros más alto de mi. Es un juego ya lo dije.
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