Otros apuntes sobre lecturas

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Un amigo que trabaja en educación me ha pedido que imparta un taller sobre lectura. Duración quince horas. Vía remota. Plataforma Zoom. Me quedé callado ante la invitación. Una porque no me lo esperaba. Y otra porque es distinto escribir sobre la importancia de la lectura a impartir uno mismo el taller. Escribir es echar a volar las ideas sobre el tema, relatar experiencias, hablar sin profundidad sobre un libro. Etc. Impartir un taller es formalizar, planear, sobre todo. ¿Quince horas? No divagar, ni ser repetitivo. Reiterativo sí, pero con variantes distintas. Es palear y planear cada sesión. 
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Pero me parece interesante la propuesta, si así "como roncas duermes", dice un dicho popular, y así me digo a mí mismo. Así que en este texto buscaré escudriñar en dicho tema, la lectura como taller de grupo. Una introducción sencilla, una interacción sobre conceptos previos. Y llegar a los puntos de coincidencia sobre el bien común: la lectura como hábito en las personas. No solo la lista de los pros, que esa es fácil tenerla y compartirla. 
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Ya he dado charlas sobre el tema. Y en ocasiones empiezo con la pregunta de si se acuerdan del libro de Lecturas de primaria. Y por lo regular la mayoría de jóvenes y adultos recuerdan un texto literario leído hace muchos años. Y lo cuentan. Y yo cuento en mi edad que me acuerdo de un texto de tercero de primaria (me acuerdo de varios) en donde una familia está sentada en la mesa a punto de comer, pero faltan las tortillas, entonces el padre le pide al hijo que vaya por ellas. El niño dice que no, que vaya él, el padre. Entonces este le responde: "sí, yo voy; dame tú el dinero". El niño se da cuenta de la lección, recula, recibe el dinero y va él.
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Hace muchos años organicé en la escuela telesecundaria donde estaba trabajando, un encuentro de zona escolar sobre lectura. Asistieron como 50 alumnos de varias escuelas. Y para dicho evento hice una selección de textos entre cuentos muy breves y poemas, y la imprimí para que cada asistente se llevara un ejemplar. Aún conservo alguno. Son textos muy distintos unos a otros. Son de lectura fácil y varios de ellos son de temas de amor. La selección siguió el criterio de pensar en la edad de los alumnos, entre 12 y 15 años; ellos andan en el despertar hacia el romance, la atracción generalmente del sexo contrario.
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En la promoción a la lectura todo texto debe ser seleccionado no pensando en la importancia del autor y la relevancia del texto en la literatura latinoamericana y mundial, sino pensando en los potenciales lectores o escuchas. Un fragmento de "En busca del tiempo perdido" para alguien a quien queremos acercar la lectura como bien potencial, lo alejará sin remedio y catastróficamente. Y lo peor, lo más seguro es que sea para siempre.
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Recuerdo bien que a esa antología le escribí un prólogo breve. Y luego de algunas consideraciones pertinentes sobre el tema y la importancia de la lectura, en palabras sencillas, con párrafos muy breves, al final dije: "ah y algo más: a los lectores siempre les va bien en la vida. En todo, eh. Realmente en todo". Y junto a esta parte iba dibujado un corazón.
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Hay una lista de beneficios que deja la lectura en sus habituales seguidores o fans de los libros. Y Daniel Penac escribió los "derechos de los lectores", que entre otras cosas dice de leer y no leer, empezar por la página que quiera, leer de la última página a la primera, saltarse hojas, etc. Pero listas de los pros y de los derechos, siendo importantes, nada los compara con el entusiasmo del lector habitual que promueve la lectura, porque la hace desde todos sus poros, con una mirada que brilla y cuenta de un texto como si lo estuviera palpando. los derechos de los lectores son ya para quienes andan en eso. Urge en todo caso motivar a los no lectores. Y allí está el reto.
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A contracorriente yo escribiría los derechos del no lector, para ver si así. Solo para picar, para provocar, para incomodar. Nunca para molestar. No es el fin. Mientras tanto tengo la invitación de un amigo para que imparta un taller de lectura, dentro de la promoción permanente de los libros. Que me toma por sorpresa. Y me queda de tarea planear (que significa volar elegante) cada sesión de quince en proyecto. Para que tenga brújula y ruta. Y que al final los participantes digan: valió la alegría (no la pena).
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El promotor a la lectura es un lector consuetudinario y, por lo tanto voraz. El coordinador de un taller de lectura lo es igual, más la experiencia didáctica, para motivar, alentar, guiar. El asistente es una persona sensible que quiere incursionar en la lectura o ya ha entrado a ella, pero quiere reforzar su interés y motivación. Por eso es importante la preparación del promotor. Y dentro de esa preparación de este es que tenga entusiasmo y alegría en lo que está haciendo. Pero también conocimientos sobre el tema. 
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Lo cierto es que hay buenos ciudadanos en nuestra sociedad que son lectores y quienes no lo son. Y hay personas que sistemáticamente violan la ley siendo lectores y no siéndolo. No hay garantía en ello. Lo que sí es que el lector amplía su campo visual sobre el universo, y se da cuenta que más allá del barrio, su colonia y ciudad, hay vida también. Y que más allá de su religión y partido político hay otras formas de entender la existencia. Y este es el gran logro.
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A veces cuando me dicen que hay muchas personas lectoras, pero que no comprenden, y esto es una forma de hacerse "pato" (perdón a los patos y las patas). Ah, y quienes no comprenden lo que leen es porque el texto está escrito en otro lenguaje,  son notas musicales pautadas, es altamente académico, o sencillamente no saben leer.









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