Porque sí

Porque hemos navegado en esos mares donde nadie entraba, olas de petróleo, aceite de ricino. Donde la norma era el silencio, las malas caras, el gesto adusto, por mínimos motivos. Porque navegamos papeles volando, al aire toda vastedad del hastío. Porque reconforta, solo saber que vamos bien. Porque no tenemos fórmulas,  no hay fórmulas, no las habrá. Y de nada sirve tener las cartas marcadas, las del oro, la trampa, la ventaja. Porque tenemos luz en el cocuyo, y dentro del puño cerrado polvo de estrellas. Porque la razón es del presente, tiempo único. Porque bien cantan las sirenas, pero es con karaoke. Y la música es otro asunto, suavidad, fulgor, rumor de ola. Porque estábamos hincados y nos levantamos erguidos con la palabra. Porque no se confunde la palabra y sonrisa de ocasión, la del intercambio, favor, favor y te olvido.  Porque el templo cuerpo sigue siendo templo, y será polvo. Porque la vida es esperanza. Y si se adereza con alegría, la esperanza es fortaleza. Aquí vamos. Gracias. Porque sí. El porvenir es presente.

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