Decisiones




Decisiones


1

Entre el ánimo y el desánimo, yo elijo el ánimo. No es mágica la toma de decisión, ni elección incómoda. Solo sé que entre una y otra hay una diferencia abismal, y repercute en la salud. El desánimo te lleva a pensar en lo inútil que fue la lucha emprendida, si es que luchaste. Porque a brazo partido buscaste alcanzar una utopía y esta nunca la alcanzas. El poder político es el mismo desde su invento. Federico Campbell escribió un bello, documentado y lógico ensayo sobre el tema de nombre "El invento del poder" (1994). En cambio el ánimo permanente te hace sonreír aún en las circunstancias más difíciles e ilógicas que vas viviendo. Palpas lo intangible en la derrota, y el triunfo es apenas una circunstancia engañosa. Los débiles se desaniman al no alcanzar el sueño. Los fuertes saben que este es inalcanzable. Y siguen sonrientes y serenos. Saben que al final a todos nos espera la tierra con los brazos abiertos.


2

Entre el odio y el amor, elijo el amor. No porque sea fácil. Pudiendo enumerar muchas razones, esgrimo una: el amor sana, y el odio enferma. No hay mayor causa de enfermedades que el odio. En cambio el amor da paz, y hace vibrar la energía personal, tal parece que la vida es un canto, y el cuerpo es asimismo un canto. Se anda más flexible, se sueña más paz, se sonríe con más razón. Pero además podemos decir que con el sentimiento de odio buscamos hacer daño al otro -objeto de nuestro odio- solo que el daño lo hacemos a nosotros mismos. En cambio el amor da sentido a los instantes de la vida, que esta no es más que la suma de todos ellos, y habrá el último instante, sin duda alguna.


3

Entre la utopía y lo inmediato, prefiero la utopía. Lo inmediato se centra en cuatro actividades básicas y necesarias para la subsistencia, que no la existencia humana: comer, respirar, descansar, reproducirse. La utopía nos separa de lo terrenal, nos eleva. Nos permite buscar la justicia, la libertad, la igualdad y la fraternidad, aunque parezca cliché. En estas búsquedas se entremezclan anhelos, sueños, sonrisas, abrazos, objetivos, disfrute, conciencia histórica, ciudadanía, goce y más. Lo otro es la existencia que nos deja solo en el nivel de lo vacío, lo vacuo, la nada. No está mal. A lo mejor ni opción hay. A lo mejor es la circunstancia. No importa, la búsqueda ha de ser de lo sublime. Y a ello debe tender la búsqueda de los seres humanos. Saber vivir la vida, es el reto. Entre sensaciones, risas y búsqueda de lo inalcanzable. 


4

Entre la ilusión y la desilusión, yo prefiero la ilusión, pero no la boba, sino la informada. La boba es la que se centra en la creencia de todo lo que nos dicen, de todo los datos que nos dan, de lo infalible en quienes confiamos. La ilusión boba es la que nos tiene un anzuelo o cadenas en la mente, y no escapamos de allí. La ilusión informada en cambio es la que vemos, pero también observamos. Es la que nos permite creer, pero dudamos. Es la que nos lleva por un camino cierto, pero podemos decir "alto, yo sigo este otro camino". Hay de ilusiones a ilusiones. La desilusión es la que se genera  cuando cabalgamos en el potro manso de las certezas, ignorantes, ciegos, de que nos llevan al barranco. El golpe de despertar es duro. Pensar no es fácil. Es más fácil creer y no pensar.


5

Entre la política y la indiferencia, prefiero la política. Y esta en el sentido amplio del término, no reducida a lo electoral. La política de hablar, comentar, reunirse, escribir, dialogar, exponer ideas, publicar, solidarizarse con una causa, marchar, protestar, informarse, acudir a votar, realizar trabajo comunitario, abajo firmante, gestionar, callar cuando corresponde, levantar la mano, la voz, sumarse, no dividir, caminar en otra ruta cuando estamos convencidos que la anterior ya no es, arriesgarse a caminar en solitario. Recordemos que la verdad no siempre está en las masas. ¿Y qué cosa es la masa sin ideas? ¿Sin cantera?


6

Me gusta caminar. Cuando he ido a la Ciudad de México, algunos trayectos de tres a cinco kilómetros lo hago caminando. Así que entre el taxi y caminar, si la distancia no es grande, prefiero caminar. Me detengo en los puestos de revistas, me asomo a los segundos pisos, las fachadas, la arquitectura virreinal, los objetos de hierro toca puertas (caritas, cabezas de león, etc), entro a iglesias, me lleno de esas imágenes religiosas, producto de la fé, miro los rostros de las personas afligidas, con prisa, alegres, pensativas, dolientes y en lo posible trato de hacer plática, lograr decir una palabra que haga sonreír, pensar, sentir nostalgia. Caminar es acción, y prefiero esta al sedentarismo.


7

Un zanate no puede volar, y anda cerca de mi casa. Solo camina. Le dejo tortilla mojada. Alguna fruta. Y su agua. No siempre lo veo. Pero él desde lejos mira lo que le dejo. Y cuando no ve peligro se acerca. Miro desde lejos que a veces un niño lo asusta. Y él intenta volar. Se eleva unos dos metros y baja de nuevo. Me di cuenta de su estado precisamente por eso. El zanate estaba cerca de mi auto un día. Me acerqué para subirme y esperaba su vuelo. Y solo se retiró caminando. Y así en otra ocasión. Así que concluí que no podía volar. Así andamos muchos. Solo que él por la imposibilidad física. 


8

Entre viajar y quedarme, prefiero viajar. La vida en sí misma lo es. Vivirla es precisamente darse cuenta que andamos en un viaje y que este se acaba. Recordemos que soñamos en vacaciones para ir a un lugar con estancia de diez-quince días. Y nos parece maravilloso trasladarnos, sea en carro o en avión (o caminando de una colonia a otra). Y disfrutamos cada día. Solo que en el día a día  nos damos cuenta que se va acabando. Y finalmente ya estamos preparando las maletas para el regreso. Así es la vida misma. Sin darnos cuenta, poco a poco nos vamos acercando al final. "Lo esperaré serenamente...", canta Frank Sinatra y en español José José.


9

Entre leer y no leer, prefiero sin duda alguna lo primero. Me di cuenta en la lejana edad de la infancia, que me proveía de felicidad encontrar vida en las palabras contenidas de los libros. Había poemas infantiles con temas de naranjas y sapitos glo-glo, adivinanzas, trabalenguas, vidas de otros, conflictos que se resolvían, despedidas, bienvenidas, actos de bondad, amor, amor, amor, etcétera. Y miraba a mi alrededor pobreza, dolor, llanto, enfermedades. Y la lectura me ponía en otro ambiente. Apenas ayer recordaba que cuando tenía entre veinte y veinticinco años, ganaba lo mismo por mi trabajo que mis compañeros de habitación, y me decía: ¿de qué me sirve leer? Y la respuesta me la fueron dando los años siguientes. Pero bien lo digo que fue tan solo una duda que nunca jamás me volví a plantear. ¿De que nos sirve leer? la respuesta está en la lectura misma.


10

Y entonces así vamos tomando decisiones en la vida. Entre uno y otro. La disyuntiva siempre está en nuestro camino, "a" o "b", bifurcación para tomar decisiones. Precisamente a eso me refiero cuando planteo la necesidad de enseñar a pensar en las escuelas, que requiere como práctica permanente el leer, escribir, escuchar y hablar, claro no en el vacío, sino con temas del programa de estudios, pero de manera consciente de que se está enseñando a pensar. Porque para la toma de decisiones se requiere pensar, lo que significa reflexionar, analizar, escudriñar. Y finalmente tomar decisiones. En fin, quede de tarea.


 11

Nadie mejor que Serrat para decirlo: Prefiero "Un buen polvo a un rapapolvo/ y un bombero a un bombardero,/ crecer a sentar cabeza,/ prefiero la carne al metal;/ y las ventanas a las ventanillas,/ el lunar de tu cara/ a la Pinacoteca nacional/ y la revolución a las pesadillas./ Prefiero el tiempo al oro,/ la vida al sueño,/ el perro al collar,/ las nueces al ruido,/ y al sabio por conocer/ que a los locos conocidos./ Prefiero querer a poder/ palpar, a pisar;/ ganar a perder,/ besar a reir,/ bailar a desfilar,/y disfrutar a medir..."


 



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