Brownsville y Matamoros, dos alas para el vuelo 1
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Mi padre a las seis de la tarde se iba a su cama. Eso era del diario. Y sus hijos y nietas le burlábamos de que era muy temprano. Y él reía si a las 5 de la mañana salía de casa a tomar su café en La jarochita de la Allende Centro con amigos. Y ahora es un espejo en el que me miro. Ya a las seis o siete, eso sí antes de las ocho, ya quiero acostarme para reposar el cuerpo.
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"Ya me voy a acostar", digo. Y ahora son mis sobrinos -en casa son mis hijas- quienes me burlan juguetones y me dicen "el abuelo Juan ya va a dormirse". Yo respondo igual con juego verdad que "ahora entiendo a mi padre", por hacer lo mismo.
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Amanecí en Brownsville. Con Matamoros son las dos alas para el vuelo. Yo me dormí en la madrugada por la llegada a medianoche y la plática de bienvenida de mi hermana y cuñado. Un café y tanta agua que ha pasado bajo el puente desde que no estamos. Ya a las dos am a planchar oreja para seguir soñando despiertos. Quiero dormir cansado. Dice la canción. Para no pensar en ti.
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Ya en la mañana el café con la familia. Y seguir la charla qué interrumpió el cansancio. Luego ver el qué hacer, siendo domingo, ir a echar una vuelta a las chácharas de La Pulga. Y caminar como antier, ayer y mañana. Y en efecto. De veinte años acá decimos lo mismo en una repetición reiterada por lo común. "Ya no es lo mismo".
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Y es que antes, mucho antes, eran puestos ambulantes, y había de todo, como decía un anuncio de los 70 que tenemos desde un alfiler hasta un barco camaronera. Encontraba allí libros antiguos, instrumentos musicales, ropa al por mayor, herramienta muy usada, pesas para ejercicio y de vez en cuando una cámara Leica y música norteña.
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El calor andaba muy fuerte. Muy garrudo. De tal manera que solo logramos recorrer los espacios en hilera bajo techo. Seguían otro tanto a pleno sol, donde están las ventas como eran antes. Los bajo sombra son puestos establecidos que venden pajaritos y ratones en jaula -qué barbaridad- frutas, sombreros, líquidos, incienso y velas aromáticas, herramientas y televisores.
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Pero ya no pudimos ir a los puestos qué están a pleno sol, por riesgo del infarto. Yo no quería decir "ya no puedo" y ser burla de los otros, así que esperé cuando alguien de la familia a punto de insolación se dio por vencido y dijo "para la otra venimos más temprano y empezamos al revés". Es decir de los puestos en el sol al inicio para luego al final caminar cansados en los puestos bajo sombra.
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"Siete", dijo el vendedor. Había yo preguntado por una herramienta antigua para el corte de la hierba. La recuerdo desde mi infancia, mi padre la usaba. Es un triangulo con su mango de madera que en el lado qué se ocupa para el corte tiene una hoja rectangular con filo en ambos lados de tal manera que el trabajador con ritmo lo mueve de izquierda a derecha realizando un corte efectivo y rápido. Además del ejercicio para el cuerpo qué se hace.
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Fluctuante el precio de la gasolina, por estos días es más barata en Brownsville que en Matamoros. Aproximadamente en 62 pesos (3.04 dólar) por casi cuatro litros (galón) de la "roja", lo que en Villahermosa andaba en 92 pesos, y en Matamoros casi no hay. De cinco gasolineras solo una tenía y a 22 el litro. Hace semanas wl precio andaba en Brownsville me dicen en 85 pesos el galón de la roja.
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Yo no comparo los contrastes entre las dos ciudades. No tengo recuerdo si alguna vez lo hice. Son tan diferentes y tan iguales. La frontera política no separa a los habitantes que son un mismo pueblo. Tanto personas van y viene en su trabajo para lo cual cruzannla frontera. Hijos de familias matamorenses estudian en escuelas de Brownsville. Y el comercio realiza la misma función de unir a las partes de este pueblo dividido. Matrimonios se forman con uno nativo de cada lado. Son tan distintas y tan iguales como las dos alas del mismo pájaro águila.
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Por la tarde noche cenamos hamburguesa símbolo culinario de lo neoliberal. Le agregamos un chile jalapeño vinagre con zanahoria. Y ya ennla noche partimos pastel ese qué llaman chiskake de fresa con café de fuerte aroma. "Me preguntan quién cumple años? Y mi respuesta es que todos los días alguien cumple años o que es solo por la alegría de estar juntos", dice mi hermana. "Celebramos la vida", digo yo satisfecho.
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