Blanca

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Blanca Arellano, ciudadana mexicana, de 51 años, vendió su auto, sus muebles y con ese dinero -unos 180 mil pesos- viajó al Perú a donde llegó el 28 de julio pasado. Tenía dos años de relación amorosa virtual con un peruano atractivo estudiante de medicina y biología y había llegado el momento de lo sublime: conocerse en físico, para unirse en pareja y hacer la vida soñada durante muchas noches de soledad, esperada en esos días de rutina. Su hermana María Alejandra le habría dicho: "¿Ya lo pensaste bien?" Su sobrina Karla: "me da gusto tía que luches por tu felicidad". Solo que el futuro es insondable. Los hilos de lo que sigue no los maneja el individuo. Y esa es la vida. Es lo que le da sentido a la vida: la incertidumbre. ¿Quién para sabios?, dice un dicho.

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Juan Pablo Villafuerte Pinto, habitante de la ciudad de Huacho, Perú, de 37 años era estudiante de medicina y biología. Un muchacho normal a la vista de todos. Le gustan las guitarras. Hacía videos académicos en Tic-tok. Había contactado a Blanca, la mexicana, por medio de una plataforma de juegos. Hicieron contacto. Y a través de las redes del internet, poco a poco fueron siendo pareja de lejos, con besitos de emoticones, dibujos de gifts, celebraban a distancia sus cumpleaños, e intercambiaban fotografías que poco a poco cimentaron su relación. Ambos solteros. Ambos solitarios. Ambos con los anhelos humanos y deseos carnales de vivir juntos. 

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La ciudad de Huacho, capital de la provincia de Huaura, y sede del gobierno regional de Lima, en el Perú, es el lugar de este romance virtual, de película. La distancia entre Lima ciudad y Huacho es de 140 kilómetros. El clima de esta  ciudad es maravilloso: ni frío exagerado ni calor extremo. Y tiene lindas playas, paradisiacas, que motivan a caminar sobre ellas y deleitarse con las aguas del mar que conforman una bahía. Allí vivía Juan Pablo, allí daba serenatas ocasionales, grababa sus videos. Y varios de ellos, con canciones apasionadas enviaba a Blanca, su conquista mexicana, quien ya se había ganado su cariño, su aprecio, y digamos, su amor. Estaban todos los ingredientes para el romance de película, como soñamos muchos.

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Paréntesis. Los griegos antiguos creían en el destino, como conjunto de eventos programados por los dioses. Y son destinos que se cumplen, aunque el ser humano quiera torcerlos o escapar a ellos. Cuando nacía el niño, la niña, algunos padres llevaban al nuevo ser a los oráculos, el más conocido, el de Delfos, lugares donde se adivinaba el futuro. Y lo que el oráculo auguraba para el futuro, era inapelable. Se cumplía al pie de la letra. Eran planteamientos de esa cultura helénica sobre el destino, sobre el futuro. Y se sabe de ello por la obra literaria que dejaron los grandes escritores, como Sófocles, Esquilo, Eurípides, en el caso de las tragedias griegas, y otros autores en otras variantes de la literatura. Por ejemplo, en Edipo rey, obra trágica de Sófocles, el oráculo augura para el niño recién nacido, hijo de reyes, que cuando sea grande matará a su padre y tomará de esposa a su madre. Los padres horrorizados ante ese augurio tratan de evitarlo y ordenan a un sirviente de confianza que lleve al niño a la montaña para que sea alimento de las fieras de la noche. Solo que el destino busca los caminos apropiados para que cuando Edipo ya de grande efectivamente cumpla lo augurado por Delfos: de joven mata a su padre y cohabita con su madre.

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El tiempo va pasando. Y al pie de la letra se va cumpliendo el destino de los hombres. Los diversos hechos cotidianos provocan a veces alegrías, tristezas, provocan lágrimas, y todo ello entremezclado, es lo que va conformando la historia personal, que luego en el recuerdo genera nostalgia, cuando se evoca el romance pasado, el amor de la vida que no lo fue, el amor eterno que tuvo fin al cabo de dos o tres años. Viendo el pasado se recuerdan errores, decisiones que se tomaron en lugar de otras. Y en ocasiones terminaron en tragedias que las recuerdan quienes sobreviven, quienes se enteran.

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No adelantemos vísperas. Blanca y Juan Pablo al fin se encontraron el 28 de julio pasado. Él la fue a recibir al aeropuerto Jorge Chávez, de Lima, se abrazaron como en las películas. Y la sonrisa de ambos era evidencia de que estaban empezando a vivir lo mejor de sus vidas. Esos primeros meses de la estancia de Blanca en Perú, ambos recorrieron varios sitios turísticos. Él la llevaba a restaurantes para que conociera de la gastronomía peruana, de buen sazón,  y a diversos lugares turísticos. Y a través de la telefonía celular ella daba cuenta a sus familiares, hermanas y sobrina, sobretodo que lograba dos fines: dar constancia de su felicidad, de lo bien que le estaba yendo, y constancia de que estaba segura. Ellas agradecían por la felicidad de su familiar Blanca en el extranjero. La felicidad es un puerto que llega para los que tienen paciencia, señalaban. 

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Solo que ella dejó de comunicarse con sus familiares e partir del 7de noviembre. Y su sobrina Karla se empezó a comunicar, preocupada, con Juan Pablo. "Dile, Juan, que por favor se comunique con nosotros". "Ella ya no está aquí, se aburrió de mí. Y se regresó a Lima para comprar boleto y regresarse a México. No sé nada más." Así respondió él, lo que se le hizo sospechoso a la sobrina. Y a través de las redes sociales hizo pública la desaparición de su tía, inclusive publicando la fotografía de Juan Pablo, y señalándolo como la persona por la que viajó Blanca a Perú, ser el único contacto, y la persona con la que convivió, y la última persona en verla. Juan Pablo, estudiante de 8avo de medicina, que le mandaba videos a Blanca, donde le cantaba canciones de amor, y que se veía tenía varias guitarras, se sintió ofendido. Y le contestaba que no era justo que se manchara su imagen pública. Y que la podía demandar por daños morales a su persona de gente de bien.

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La ciudad de Huacho es una ciudad turística. Tiene hermosas playas que los fines de semana y en Semana Santa son visitadas por turistas nacionales y extranjeros. Y ese mar, generoso, mítico, es muy conocido por no quedarse con lo que le tiran. Y con el mecanismo perenne de las olas en su ir y venir constante, poco a poco va acercando a la playa lo que se le tiró, sea basura, maderos, cuerpos de animales muertos, cadáveres de personas. Y el miércoles 9 de noviembre el mar echó fuera, expuestos a las miradas, una cabeza, un torso y dos brazos. Esos restos los encontraron unos pescadores que al acercarse vieron con horror que eran de ser humano. Y dieron aviso a las autoridades.

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Blanca usaba un anillo de plata. El brazo encontrado lo tenía en uno de sus dedos. Blanca tenía un tatuaje. El torso tenía quitada esa parte de la piel. Blanca tenía un lunar de forma irregular, y algo así como de casi 1.8 centímetros de largo. El tórax tenia uno igual. Además y para horror, con el fin de que no fueran identificados los restos, el asesino le había quitado la piel del rostro, la carne de los dedos donde estarían las huellas dactilares, y la ya dicha piel donde estaba el tatuaje. Y aún más: los peritos asentaron que los cortes para "posterior" búsqueda de que no se identificara a la persona, fueron hechos de manera fina, por alguien quien conoce de este tipo de procedimientos quirúrgicos.

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En la pesquisa con autorización por escrito de juez, se allanó legal el lugar donde vivió Juan Pablo con Blanca. y se encontraron rastros de sangre (aunque se lave muy bien el lugar con cloro y jabón, hay un procedimiento mediante el cual se utiliza un reactivo químico de nombre "luminol", que al contacto evidencia positivo en el lugar donde hubo sangre) en colchón, sala, baño y almohada). Y de darle tiempo, tenía una garrafa de lejía para borrar totalmente dicha evidencia. Se encontró asimismo una bandera mexicana y dos maletas y un maletín, cuyos familiares de Blanca lo reconocen como con los que viajó Blanca de México a Lima. La tendera de un super cercano mostró la lista de mercancía que él compró el 8 de noviembre, entre todo ello ocho bolsas negras, tipo para basura.

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Juan Pablo está detenido. Frío, calculador, se dice honrado e inocente. La autoridad judicial del Perú, el pasado 22 de noviembre, luego de escuchar los alegatos del fiscal de la ciudad de Huacho, con evidencias relatadas en el expediente y fotografías mostradas, le dictaó prisión preventiva de nueve meses, tiempo que pidió el fiscal, para poder comprobar de manera indudable, que él es el culpable del delito de feminicidio contra la mexicana Blanca Arellano, que viajó a Perú, para cumplir un destino de horror, que nadie merece. Tan así, que decenas de habitantes de Huacho, horrorizados e indignados, lo esperaron para manifestarse en su llegada para al audiencia y mostrarle su coraje y enojo mediante expresiones, empujones y patadas.