Créeme

1

Créeme. La felicidad existe. Solo que no donde la buscas. Esa es tu falla. En el estero seco de la existencia no se encuentra. Ni en la isla de la fantasía desquiciada. El ego nos pone en lugar raramente accesible hacia la felicidad. Porque nos creemos merecedores de toda la felicidad del mundo por el hecho de ser nosotros. Si la buscas afuera, la felicidad no existe. Porque esta se encuentra  solamente dentro de ti. Respirar profundo. Y ver con los ojos de Dios. Mirarte al espejo ayuda, sobretodo si te miras sin filtros. Lo que somos solamente, de manera encarnada y descarnada. Al fin que es una ruta de la conciencia. El futuro siempre es la nada. Fin de la incertidumbre.

2

Créeme. El amor existe. Si todo se ha creado por amor. Pero no existe el amor que destruye, el que aniquila, el que hace sufrir, el que ahoga. Si bien el sentimiento amor, como tal, es un abrazo de Dios, se debe permanecer quieto sin buscarlo hasta por debajo de las piedras. El amor ya está en ti. Solo que a veces es una oruga. A veces es como una hoja arrastrada por el viento. O es como un pájaro ciego que tiene alas, pero no sabe a dónde va. El amor a como lo quieres no existe. Porque si es azul, lo querrás verde. Si es tibio lo querrás caliente o frío. Si respiras tienes el principio del amor. Solo hay que terminar la búsqueda, y hacer como que no te importa, para que llegue solo, como el perro hambriento que se acerca al olor de la carne asada. O como la mosca que busca el pastel. 

3

Créeme. Todo lo que existe depende de ti. Solamente. Has perdido el tiempo, mi bien, me digo ante el espejo. Si ya eras antes de tu nombre y del oficio que abrazaste. Si ya eras antes de tener amigos y malograr amores. Si derramaste lágrimas y creías que andabas en naufragio. Era necesario hacer un alto y aprender la lección y repetir mil veces por escrito que "esas cosas nos se hacen". Pero no, tropezaste otra vez con la misma piedra. Y maldeciste, en lugar de respirar profundo, dejar que el dolor pasara, y tomar la piedra y lanzarla al fondo de la noria, o a la cara de la tradición, que es como una camisa de fuerza. Y caminar, que el viento dé en la cara. Nadie más, nada más y nunca más.

4

Créeme que debes creer lo que eres, lo que has sido, porque todo ello dará como resultado lo que serás. Lo que siembres ahora y la cantidad, será la cosecha y su magnitud. Cierto que a veces vienen tormentas, pero nunca dejarás de ser tú. Cierto que a veces todo se derrumba a tu alrededor. Pero la esencia de tu ser sigue estando en ti. Todo cambio personal va vinculado con lo que eres y con lo que pretendes, lo que anhelas, lo que suspiras. Da un paso y otro. Lento quizá, pero seguro. Lo importante es que sepas hacia dónde. Y no está demás  un descanso. Un espacio de libertad. Eres, y esa es la clave de todo. Solo que a veces no sabes lo que eres.

5

Créeme. La filosofía ayuda, al igual que la poesía. Representan la belleza y la razón. Pero no para imponerlas como verdades absolutas. Sino para comprender lo que representa el viaje de la vida, y aprovechar los instantes. Animales con razón y sonrisas. Personas de equilibrios y sueños. Seres vivos que tienen como destino la muerte para renacer en otros individuos, como parte de eslabones generacionales. Comprender es existir. Equivocarse es parte del aprendizaje. No amar es un desperdicio. Y amar en el concepto amplio de la palabra, significa saber apreciar todos los momentos de la vida, aún los que parece que nos son ajenos.

6

Créeme. La amistad existe. No porque no tengas amigos o amigas, o porque te hayan fallado las personas que así las considerabas, has de suponer que no existe. Tan existe que lo humano solo puede basarse en el amor y la amistad. Pero especifiquemos sobre la amistad. Es la filia a pesar de todo. Ni el tiempo. Ni el viento huracanado de las relaciones. Ni las derrotas consecutivas. Ni el desamor. Nada de ello hace que la verdadera amistad muera. Habrá vicisitudes. Habrá obstáculos. Calumnias. Opiniones que traten de separarte.  Maledicencias. Malas interpretaciones. Pero el amigo, la amiga estará allí para tenderte la mano. Para ser oído receptor de tus cuitas. Yo lo sé de cierto. Porque me ha pasado.

7

Créeme si te digo que el tiempo pasa. Que la vida es fugaz. Que no existe nada más después de la muerte. Que no es cierto que haya cielo o infierno. O limbo. Que somos energía y materia. Que solamente cambiamos de estado. Que ese polvo enamorado del que habla el poeta lo seguirá siendo a pesar de todo, solo desde otra dimensión. Sin rostro ni figura semejante a como nos conocemos.

8

Créeme qué el gato no tiene siete vidas. Ni hay mala suerte si te cruzas con un gato negro o pasas debajo de una escalera. Que el 13 no es número de la fatalidad. Y que las brujas son seres inteligentes y muy creativas, y por lo tanto admirables. Que el tren nunca pasa tarde. Que la ruta que seguimos es nuestro destino. Y que no hay mar que por humedad no venga. Ni mal que como tal se quede.

9

Créeme que me voy y me vengo. Que nada es definitivo. Y que nadie muere en la víspera, ni el guajolote. Que el dinero no compra la felicidad, pero sí un vinito tinto y unos quesitos para botana. Que te sonrían. Que te hagan sonreír es la mejor fortuna. Y que piensen en ti aunque no lo digan justifica plenamente la existencia. 

10

De Vicente Feliú, cantautor cubano, canción escuchada desde que tenía yo veinte años: "Créeme,cuando te diga que el amor me espanta,/ que me derrumbo ante un "te quiero" dulce,/ que soy feliz abriendo una trinchera./ Créeme,/ cuando me vaya y te nombre en la tarde/ viajando en una nube de tus horas,/ cuando te incluya entre mis monumentos./ Créeme,/ cuando te diga que me voy al viento/ de una razón que no permite espera..."

Pd. Por las prisas, créeme, nos olvidamos del amor, de la risa, del beso, del verso, del descanso, de lo sustancial en la vida. Apartamos los sueños, los anhelos, por las prisas.





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