El mar en su humedad me arrulla

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Matamoros, mi pueblo, creció desmesuradamente los últimos treinta años. De los alrededores que yo conocía bien en los años 80s, ahora hay una gran cantidad de colonias que no conozco: la López Portillo, la López Obrador, la Independencia, la Reforma, la Juárez, la Revolución, la 4T, etc. Solo que a veces me sucede que en sueños ando caminando por esos lugares desconocidos, y me pierdo. En los sueños mismos me entra una desesperación de no poder salir a colonias o avenidas ya conocidas. Y me despierto abruptamente.

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Me dicen, me aseguran, que hay personas que no sueñan. Casi de no creerse. Y también dicen que sueñan, pero no lo recuerdan al despertar. Que digo yo que para el caso es lo mismo. Soñar o no, ese es el dilema. Otra cosa son los sueños despiertos, y es otro tema.

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¿Qué sucede en la persona cuando sueña? Un conjunto de historias a veces lógicas o disparatadas se le presentan a  manera de película. Dicen que es el subconsciente. Ha de ser. Solo que la persona, racionalmente, no tiene control sobre lo que pasa en sueños. Me dicen, me aseguran que algunas personas se desdoblan, dejan el cuerpo allí en la cama y se echa a vagar el alma con su pata de perro y antes de despertar regresa y se acomoda de nuevo. ¿Y si no le da tiempo de volver? Es cuando la persona muere dormido. La muerte, dicen, de los justos.

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Que los sueños son preocupaciones, que son celos, envidias, alucinaciones, miedos, nostalgias, indiferencias, cosas pendientes, etcétera, las que mueven a las imágenes para presentarse. Todo un coctel para alucinar dormidos, con sueños que tienden a ser gratos o ingratos, hasta el grado de las pesadillas. Porque si bien todo eso determina los sueños, no podemos dejar del lado los anhelos, las aspiraciones, el amor, el agradecimiento y los buenos deseos, como motor de los sueños. Silvio, por ejemplo, dice que sueña con serpientes de mar, "con cierto mar -ay- de serpientes sueño yo".

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Los sueños recurrentes son los que se nos presentan muy seguido. Con distintos acontecimientos, pero con lugares y personas que son los mismos. Deben de tener sus significados. La sicología ha de saber explicar por qué nos suceden esas recurrencias en los sueños. algo hicimos bien (o mal), y los tenemos muy fijos en nuestro cerebro. Los sueños húmedos ha de ser fácil de explicar porque vivimos en lugares con mucha humedad, lluviosos, con ríos, lagunas, cerca del mar, lugar donde la conocí, dice la canción. Y bajo la bruma, y también la espuma yo la besé.

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Anoche precisamente andaba yo caminando en una de esas colonias de la periferia de Matamoros. Ya eran como las 3 de la tarde. Me paré a preguntar en una casa que parecía depósito clandestino. "Seño, ¿cuál es la calle que me lleve a la salida?", "Dependiendo a dónde va, joven, pero siéntese, descanse un poco, ¿le veo con sed, ¿quiere un vaso de agua o una cerveceza?", me dijo solícita. Era una señora como de 65 años, maquillada y con falda un poco arriba de la rodilla. "Pues sí, una cervecita", dije yo. Y platicábamos ni recuerdo de qué, solo que ella estaba muy animada. Entraba y salía su hermana algo menor. "¿Y no está cansado, joven" (así me decía). Y me invitó a descansar en una recámara. Y sí, yo andaba cansado de tanto caminar. Las casas todas estaban casi pegadas, las dividía un pasillo angosto. 

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En algún momento que me quedé solo, me asomé a los pasillos y empecé a caminar como para escaparme, solo que entre más caminaba por los pasillos, me iba metiendo como a un laberinto. Vi en una casa una señora joven (me pareció conocerla como ex alumna). Le pregunté por la salida. Me dio las indicaciones precisas, y al intentarlo, llegué a la casa de nuevo de la señora del depósito que ya me había invitado a una recámara para descansar. Y volví a entrar. Me daba algo de miedo. De allí mi sueño brincó a una casa de Jalpa de Méndez. De amigos muy queridos, ya muertos en la realidad. Y en el sueño muy vivos.

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Había un salón de juntas. Habían llegado de un municipio como Zapata o Balancán. Iban a hacer una asamblea como de toma de protesta de un partido o agrupación. Se aprovecharía para toma de posesión del comité estatal. Yo entraba y salía. En la calle me abordaron unos amigos que necesitaban una especie de palia o mantel para mesa. "Dile a la tía Carmita", me sugirieron. Y entré a buscar a la mamá de mis amigos para pedirle dicho mantel. Ya estaban sirviendo comida. Y mientras veía a la dueña, me sirvieron. Comí rápido. Pedí el mantel. Me lo dieron. Y salí a entregarlo. Había un camión de carga haciendo maniobras de reversa. Y un niño y yo nos movíamos de un lado a otro para esquivarlo. En cualquier momento podría haber un accidente. Ya luego entré al salón de reuniones donde había una toma de protesta. Y yo me fijaba en todo para escribir la reseña del evento.

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Otro tipo de sueños que se me presentan, es donde aparecen mis padres, ya muertos, pero allí vivos. Como que me visitan. Sonrientes, me abrazan. A veces es uno u otro. Y en no pocas ocasiones son los dos. Camino con ellos. Les platico de mis andanzas. De mis cuitas y esperanzas. De mis ensoñaciones y desolaciones. Mi madre me abraza y me acaricia el cabello. Mi padre me abraza y sonríe. Y seguimos caminando. Hay luz hacia donde nos dirigimos. Benditos sueños.

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Y los otros sueños son los húmedos. Donde llueve mucho, o ando a la orilla del mar o una laguna. Y siempre en los mismos sueños se me antoja un café para dinamitar las ausencias.








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