Mí mismo: Tal vez mañana o pasado

1

La salud es una. Tanto la emocional como la física, aunque generalmente se les divide en dos. Y se tratan por separado. Y hasta eso: se le pone más atención a la salud física. Y la mental, la emocional, la dejamos para luego o para nunca. Muchas enfermedades físicas tienen su origen en la mente. Por eso se les llama psicosomáticas. Los griegos decían  mente sana en cuerpo sano Y le agrego el viceversa. Sí, ya sabemos lo que nos hace daño, pero lo seguimos comiendo. Y sí, ya sabemos lo que nos hace bien, y no lo hacemos. El conocimiento ya lo tenemos, nos falta voluntad. No siempre es asunto de dietas. Se trata de cambiar nuestros malos hábitos alimenticios.

2

Controla tus emociones. De pronto nos ofenden y ofendemos más. O creemos que nos ofenden y ofendemos. A toda acción, hay una reacción. Pero hay un dicho sabio que dice: "de que haya una persona "loca" a que haya dos, mejor una". Entonces una se contiene y no se presenta el conflicto. Hay de quienes se dicen que son de "mecha corta", es decir, que se encienden muy rápido, ante la menor provocación. Y se alza el conflicto, como la llama con gasolina y peor, no digamos con pólvora. Debiera ser así como dice la canción de Amaury Pérez, que con dos que se quieran basta, así, las personas inteligentes el conflicto lo hacen más chico, lo reducen hasta desaparecerlo.

3

No te enganches ante el pleito y las discusiones. Hay siempre oportunidades para discutir y pelear. De hecho quizá haya más que para amar. Sea por las condiciones en que vivimos; sea porque nos fue mal en el trabajo y buscamos con quién desquitarnos. Sea porque no hemos tomado el café necesario. Entonces nos miran y creemos que nos miraron feo. Y saltamos: "Qué me miras". Y eso lo aprendimos desde niños. Y la respuesta era (también de niños): "lo bonita que estás y lo fea que te estás poniendo". Y la persona se reía, porque de antemano se le decía "bonita". Las palabras son poderosas. Rehuir un conflicto es de personas inteligentes.

4

Respira profundo cada vez que puedas (mínimo unas veinte veces al día). Es común que digamos: "no tengo tiempo". Ah, pero sí tenemos tiempo para otras cosas. Si vas en el auto, en cada rojo del semáforo, a respirar profundo. Tres, cuatro veces. Y así. Nuestro cuero así recibirá más y mejor oxigenación. Procura hacerlo.

5

Camina. "Pero si yo camino desde los ocho meses de nacido", me dicen, me digo. Y es verdad. Solo que nuestro lejano origen era de cazadores, y había que caminar para seguir y alcanzar al bisonte y mamut. Y hasta el invento de la bicicleta estaba bien por el ejercicio, solo que un señor tal Ford o semejante inventó el automóvil y no nos dimos cuenta que era como una silla de ruedas (lo dice Galeano), y así nos trasladamos de un lado a otro, casi sin mover ningún músculo. Y lo que no se utiliza se atrofia. 

6

Lee, aunque te guste el tema del libro. Si no te gusta el tema y tampoco el inicio, no lo leas. "Pero si yo leo", refunfuña uno y otro, hasta yo mismo, que estoy delirando ante el espejo. Sí, aprendimos a leer desde el primer año de la escuela primaria, pero si no leemos como hábito, entonces se hace piedra el músculo de pensar y no queremos escuchar otras opiniones, y aplaudimos sin reflexionar ante cualquier motivación, como el salivar ante el pensamiento de la comida cuando el hambre. 

7

Mira los detalles. Mira la sonrisa, capta las miradas. date cuenta de la angustia de los otros (y de la propia). Mira la piedra y las luna. La cicatriz emocional de las personas que la reflejan en el rostro. Fíjate en los detalles como si fueras a dibujar, que eso hace la mente para recordar los rostros y sus características.. 

8

Come frutas y verduras. Sabrosa es la carne. Sabroso el taco y el chicharrón. Sabroso el cuerito, sabroso el ostión. Y así podemos seguir con lo que nos gusta, aunque nos dañe. Así que hay que reflexionar sobre aquellos hábitos que traemos desde la infancia. Es cierto: no había de otra en la mayoría de familias, sea porque por la pobreza se comía de lo que había, incluyendo el pan y las tortillas de maíz y de harina, sea por desconocimiento, o por la publicidad, o porque tiene ingredientes adictivos, sea porque son venenos legales. Pero hay que comer frutas y verduras, de vez en cuando carne, reducir hasta consumo casi cero los embotellados. Baja en gran cantidad el riesgo de enfermedades como hipertensión y diabetes.

9

Haz caso a tu sentido común y a la sabiduría popular. Si el caos está determinado por las prisas y el deseo de tener más de todo y que todos. Entonces recordemos aquella canción que dice que nada nos llevaremos cuando nos marchemos, y que un rey indicó que cuando muriera quería que lo llevaran en ataúd abierto y que este lo cargaran los mejores médicos del reino. la razón: para que vieran que nada de bienes terrenales llevaba a la sepultura y que ni los mejores médicos lo salvaron de la muerte.

10

Aléjate de las drogas como el azúcar. El polvo blanco edulcorante y el polvo blanco que le da sabor al caldo y las sopas: azúcar y sal, los causantes de muchas de las enfermedades. Pero es que la mente nos dice que no podemos vivir contentos sin ingerir cantidades grandes de azúcar y cuando nos sirven los tacos a veces antes de probarlos ya estamos tomando el salero y dejándole caer al taco una cantidad que no nos parece exagerada, solo que los riñones lo resienten, y más tarde que temprano nos llega la insuficiencia renal, y en el caso del azúcar, la diabetes. Ya no digamos la obesidad, que yo me miro al espejo, y me digo: tengo que bajar mínimo unos quince kilos.  Pero hay que cambiar los hábitos alimenticios y hacer 30 minutes de ejercicio, caminar por ejemplo. Y, ¡ay, no!. mejor mañana o pasado mañana.   


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