Si hay amor para el 2123

1. Ya hace como un mes, una compañera vecina de cubículo, muy saludable, tocó insistentemente a la puerta de mi oficina. Una vecina que casi no saluda, ni habla, y ni voltea a ver cuando pasa por mi frente o yo por el de ella. Solo que alguien le dijo que yo tenía libros y leía mucho, y que era creyente, pero no fanático y menos aplaudidor. Y se imaginó que yo tenía una bola de cristal para mirar al futuro, y luego de que insistentemente tocó la puerta, y al asomarme vi que era ella y no ningún vendedor, ni testigo, abrí, y luego del protocolo de los "buenos días, vecino, usted disculpe la molestia", me dijo que si le prestaba libros, y que si yo creía en los ovnis y si sabía que había más allá de la vida. Yo, naturalmente me quedé perplejo ante tales preguntas y suposiciones sobre mi persona.

2. Le comenté que la vida es efímera y fugaz. Que me gusta mirar el meme donde dice que en 100 años no estaremos en la vida los adultos que ahora estamos. Es decir: en 2123 serán otras las personas que estén, si es que hay vida aún en la tierra, o cuando menos vida humana. Digo, si hay amor, si hay valores, si quedan aún vestigios de lo que somos ahora. Le dije que esto lo reflexiono debido al declive que se vislumbra si seguimos igual, con guerras, contaminación, hambre de tener cosas, destrucción de flora, caza indiscriminada de fauna, fábrica de alimentos cancerígenos, etc.

3. Ella escuchaba mientras yo seguía en mi monólogo ("¿sigo?", "siga") que para 2123 otros hombres habrán colonizado la luna, habrá algunas colonias en Marte, y viajar "20 mil leguas de viaje submarino" será algo tan natural que se recordará a Jules Verne como un primitivo soñador, como ahora catalogamos a los seres humanos que pintaron rupestres en las cuevas, crearon figuras de barro, y cazaban mamuts y bisontes, semidesnudos. Se enterarán asombrados otras generaciones -si es que subsiste la vida en el planeta, y sobretodo la vida humana- que el petróleo fue considerado el oro negro y la medida de todas las cosas, y el oro verdadero, vil metal, tenía sus templos como un dios al que había que sacrificar pueblos enteros, con sus ancianos desdentados y niños famelicos.

4. Antes del ser humano, las cucarachas ya existían. Son fósiles vivientes, nos decía un maestro en la universidad, y se refería también al pejelagarto, que no evolucionaron, y que mantuvieron sus características, resistiendo pestes, bombas, guerras, insecticidas y demás. Acabará la especie humana, y las cucarachas continuarán existiendo como manera de preservar la vida en el planeta, lo mismo algunas otras especies. Los dinosaurios no resistieron. Y hay ahora muchas especies en peligro de extinción; es la ley del más fuerte, la que predomina, y la selección natural. Decía, para 2123 no estaremos la mayoría de quienes ahora estamos.

5. Me preguntó ella algo que me preguntan muy a menudo, si creo que existe vida más allá de la tierra. Y si seres extraterrestres han llegado a la tierra. Y mis respuestas son muy limitadas, en función de mi exigua lógica, y de mis muy limitados conocimientos. Si hay en la tierra, ¿por qué no habría en otros planetas entre millones, y en otras galaxias, entre millones de galaxias? Además, aparte de la teoría creacionista, si no había vida en la tierra (antes que la hubiera), seguro que vino de otro planeta o galaxia. Y ¿vida extraterrestre en la tierra? Seguro sí, ¿por qué no? Más allá de lo falsario en mucho de lo que se difunde, hay seres que ocupan más de la capacidad del cerebro que ocupamos los seres humanos "normales".

6. Ubiquémonos en 2123, le digo Pongamos nuestra imaginación al servicio del futuro. De entrada, nosotros no estaremos. Y en la edad en la que andamos, estaremos fuera de jugada desde mucho antes. A veces escucho decir "lo que no fue posible en esta vida, será en la otra", como si se tuviera la factura de la propiedad de otra vida. Para 2123 seremos apenas polvo no indentificable. Otras necesidades de uso en la cripta hará que los huesos o el polvo de ellos sea sacado para meter al muerto familiar más reciente. Nada quedó de tus zapatos, máquina de escribir, instrumentos musicales, paredes levantadas, relojes coleccionados, autos nuevos, y la cuenta en el banco quedó repartida en los porcentajes anotados. 
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Y si nos vamos a 100 años antes, digamos en el 1923, pues ya había pasado la revolución mexicana, se había aprobado la Constitución de 1917, ya habían muerto Ricardo Flores Magín, Francisco Villa, Francisco I Madero, Pino Suárez, Porfirio Diaz. El esplendor del porfiriato ya había declinado y sus sueños de eternidad habían quedado hechos trizas. Para el 2023 nada de eso quedaba, acaso solo como un lejano y pálido pasado que vivió su tiempo a como lo entendían, en ese concepto de vida fugaz y efímera, aunque algunos tuvieran sueños de eternidad. Los mausoleos y cementerios son la prueba palpable que todo vuelve al origen, más allá de los sueños, amores y anhelos. 

8. "¿Y las utopías?", me preguntó la compañera vecina. Y aquí traté de guardar silencio, pero no pude ante su rostro que esperaba respuestas. Finalmente y resignado balbucié: "Es lo que le ha dado sentido a la vida humana, a la existencia en cada una de las generaciones. Son la libertad, justicia, paz mundial, alimentos suficientes para todos, el socialismo y el comunismo, donde todos tengan los mismos derechos y oportunidades". "Y si son irrealizables, de qué sirven, para qué?", refunfuñó seria la vecina. Y recordé, sin decirle, lo que citaba Eduardo Galeano, que las utopías sirven para caminar, para movernos, como si fueran el horizonte que tratamos de alcanzar y por cada paso que damos, el horizonte se aleja otro paso. "Pues sí, para qué", fue mi breve respuesta. 

9. Pero ella hizo su parte: se movió del confort de su cubículo -con televisión y música de plataforma vía Alexa- para buscar un libro, platicar sobre algunos temas. Y aunque no haya respuestas sobre las utopias el hecho de moverse en su búsqueda le da sentido a la existencia misma. Tres libros llevó. Y una sonrisa dejó en el ambiente como una pequeña luz de luciérnaga entre la oscuridad de la oficina en la que trabajo y ni se diga qué en mi colonia literalmente cada que hay un ventarrón se va la luz.

10. La vecina escuchaba atenta. Para terminar, ya en la despedida, le recordé este poema de JotamarioArbelaez, escritor colombiano:  "Un día después de la guerra/ si hay guerra/ si después de la guerra hay un día/ te tomaré en mis brazos

un día después de la guerra/ si hay guerra/ si después de la guerra hay un día
si después de la guerra tengo brazos/ te haré con amor el amor/ un día después de la guerra/ si hay guerra/ si después de la guerra hay un día/ si después de la guerra hay amor/ y si hay con qué hacer el amor".



 




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