Para Plumazo Digital Julio 28

  

Los libros de texto, disputa por la Nación

La cosmovisión social de nuestro  país se ha construido principalmente por la educación pública. La gran mayoría de mexicanos estudiamos gracias a ella. Luego de la revolución iniciada  en 1910, y concretizada en la Constitución de 1917, se inició una verdadera cruzada contra el analfabetismo (esa necesidad de abrir los ojos), la cual favorecía la explotación irracional de los paisanos de a pie y mula. Y esta educación pública, nacionalista,  sin duda tiene como base a los maestros rurales y los libros de texto gratuitos, que adquirieron ese rango en el sexenio de Adolfo López Mateos. Se dijo en ese tiempo: para que pueda haber educación laica, gratuita y obligatoria, no basta el edificio con sus bien o regular construidos salones, sino se requiere que los libros sean gratuitos. Para ello se creó la Comisión Nacional de los libros de texto gratuitos. Y entonces sí, los más pobres entre los pobres no tienen pretextos. Cabe destacar asimismo que los libros no vienen vacíos, sino que tienen un contenido, lo que dijéramos ahora "una narrativa".

 

¿Ha escuchado la expresión que "la historia la escriben los vencedores? Pues no solo la historia, sino las reglas cívicas; los valores a seguir; la lengua por hablar; la creencia por imponer; las leyendas por resaltar; los héroes en quiénes creer; la verdad histórica por imponer. Es decir: lo que nuestros niños deben de aprender de acuerdo a ellos. Una política de colonización cerebral, diría Don Enrique Dussel ( La Paz, Argentina, 1934). Ese es el contenido de nuestros libros. Tan es así que una organización membrete de padres, ubicada en la ultra derecha política y defensora a ultranza de la misma, siempre ha protestado por algunos contenidos que a su juicio -fanático decimonónico-, "introduce ideas a los niños que los pervierte". Nunca estuvieron de acuerdo con algunos contenidos, porque no corresponde a su modo de ver y concebir las cosas desde su punto de vista de confort y comodidad.

 

Desde hace muchos años se cuestiona si realmente la educación es gratuita, laica, y si también es obligatoria. Y hay evidencias que no en todos los casos. Y no siempre. Sino que en algunas áreas geográficas y puntos específicos no lo es. O bien, ni laica, ni gratuita. Y tampoco se ha sabido que se castigue a un padre o madre por no llevar a sus hijos a la escuela, cuando menos hasta preparatoria o secundaria. O mínimo la primaria. Y hay colegios donde me aseguran que tienen rezos y/u oraciones antes de entrar a clases. Pocos, pero sí.

 

Comento lo anterior por las discusiones que andan en boga en estos meses sobre la elaboración del nuevo contenido de los libros de texto gratuitos para el ciclo escolar 2023-2024. Y aunque no han circulado los nuevos, ya hay versiones digitales que adelantan y resaltan algunos aspectos. Uno de ellos es que a los niños se les enseña a hacer asambleas, y se les pone a practicar la reflexión de los problemas de su comunidad y redactar oficios dirigidos a las autoridades en los que se pida la solución de los mismos. Uy, qué miedo, diría Francisco José. Y además se les pide comprender el modo de hablar de las personas del medio rural, principalmente de mayor edad que agregan una “s” en el manejo de los verbos en 2ª persona del singular en pasado: “dijistes”, “hicistes”.  Y utilizan los pleonasmos “súbete para arriba”, “sal para afuera”, etc. 

Siempre he sostenido que la escuela, sobretodo la de educación básica -que comprende preescolar, primaria y secundaria- debería tener claro el concepto que la escuela es un laboratorio del pensamiento, es decir: que se debe "enseñar a pensar", ni más ni menos. Y esto con base a cuatro ejercicios básicos (hay más) que son leer, escribir, hablar en público y escuchar. Todo ello hasta lograr el hábito. 

Hay temas algo complejos para tratar por parte de los maestros, a causa de la idiosincracia y tabúes que tenemos en general, como son sexualidad y género, reproducción, derecho a decidir sobre el cuerpo, el libre albedrío de creer o no creer en una divinidad, la existencia de vida extraterrestre, y otros más. Pero fuera de la escuela, la sociedad enseña a golpe de realidad. 

No solo se impone  una versión de la historia (la de los vencedores). No, sino que se impone una narrativa con conceptos contradictorios a los hechos. No es lo mismo "murió", que "asesinaron". Y mucho menos "conquista", ni "intervención", que "matanzas en masa". O el eufemismo de "Encuentro de dos mundos". No es lo mismo "crimen pasional" que "feminicidio". Y estos son solo ejemplos muy evidentes. Lo mismo el demonizar vocablos que utilizan nuestros padres o abuelos, solo por el hecho que no tuvieron oportunidad de llegar a la escuela. O vayamos a otro concepto: no es lo mismo "nacionalizar", que borrar o aplastar culturas originarias. 

 

Cruenta por lo aplastante ha sido la idea de imponer una "Lengua nacional", por sobre los múltiples idiomas que se hablan en el vasto territorio de nuestro país. Hemos visto cómo padres y madres indígenas que sufrieron indiscriminación y humillaciones vil prohíben a sus hijos hablar su lengua madre, para que no pasen por lo mismo.

 

Decía el gran checo Milán Kundera,  recientemente fallecido: "Para liquidar a los pueblos se empieza por privarlos de la memoria. Destruyen tus libros, tu cultura, tu historia. Alguien escribe otros libros, les da otra cultura, inventa otra historia; después, la gente comienza a olvidar lentamente lo que son y lo que fueron."

 

Y leída por allí: no es necesario quemar libros para mantener a los dominados siempre en esa condición, sino crear condiciones para que no lean, y así se perpetúe esa condición de todo para muy  pocos y poco y muy poco para muchos. La educación libera, sin duda alguna. Y ese es el verdadero peligro, que las masas se rebelen.

 

 

Lectura de poesía, en Café Parissi


Cada último viernes del mes, de 6 a 8 pm, en Café Parissi, de Villahermosa (en Juárez y Martínez de Escobar), hay lectura de poesía. Dicha actividad es convocada por el colectivo Tres Soles, que dirigen Mario Ávila, artista plástico, y la escritora Rosy Pérez. La convocatoria es abierta. Los poemas pueden ser propios o de otros autores. Ante los asiduos comensales y el público que pasa caminando y se detiene se realizan dichas lecturas. Hay ocasiones que pasa una familia y se detiene. Luego los padres ya se quieren ir, y los hijos piden quedarse otro ratito. En esta sesión de ayer, la poeta Erika Rodríguez leyó los poemas "Inevitablemente", "Eres", "Yo podría", de su autoría; Ari Vazgue leyó los poemas “Don de sueño”, “Aquella vez que me fui”, “Olor a dulce”, Rosy Pérez poemas propios y de otros, y el escritor Antonio Solís calvillo, poemas de Dulce María Loynaz y Roberto Fernández Retamar, poetas cubanos. De este último "Felices los normales". Asimismo se invitó a la presentación del libro de Ari Vazgue "Del vuelo de tus ojos", en la Galería Ari, atrás de palacio de gobierno de Villahermosa, el próximo 18 de agosto.

 

 

 

 

 

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