He encendido el candil
He encendido el candil de la calle. Nomás para que nos alumbre entre tanto gris. Lo he encendido con el afán del vértigo por las ausencias. Las tantas noches en vela. Los días sin esperar nada a cambio. La luz del candil aclara mucho en la borrasca. No fuimos nunca a la deriva. Tuvimos la brújula en la mano. Y la palabra precisa para cada ocasión y circunstancia. He cumplido mi tiempo. Este candil apagado lo llevo conmigo. Con fuego y petróleo. Por si se ocupa, de ser necesario sí. Dejo a cuenta el adelanto de la vida. La noche de martes grita con sonoridad presente. Como burlándose de nuestro adiós. Y abracadabra para el día. Mas la madrugada es también instante de tiempo. Sírveme de nuevo ese tu té que da la fuerza necesaria. Ya amanecerá en unas horas más. Y sacar a pasear a la sonrisa. De este miércoles para un buen y mejor día.
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