Otra tarde
Otra tarde que prende el tiempo. Para la sonrisa después de una breve lectura. De datos etcétera como el de usted también puede, todos podemos. Y francamente es cierto. Pero leamos lo absurdo en todo caso. Otros caminos se abren. Como el botón para flor. Y recordad siempre que la frontera entre lo sublime y lo ridículo se mueve mucho. Ya luego nos damos cuenta. Y borramos la huella dejada con palabras. No me lea, ordeno al hada. O léame. Es exactamente lo mismo porque otra tarde se va. Ramplona como muchas veces. En las que se extraña la luz, esa música. Y la negritud del disco de vinilo. Donde el vals. Ese vals. Solo ese. El de la vida a brincos de júbilo.
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