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Mostrando entradas de septiembre, 2016

Qué haremos mañana

Qué seremos mañana cuando el tiempo se haya ido. Cuando las oropéndolas lleguen al fin a su destino. Hemos recorrido mañanas y tardes adivinado datos, suponiendo señas, escribiendo conjeturas. De lo hecho en otras partes cuando no estamos. Vigilamos el peso y la medida de los otros. Buscamos carnet de identidad de otros para ver si así nos reconocemos. Espejo cóncavo o convexo. Damos palos de ciego buscando la palabra que falta, el número que necesitamos. Y encontramos el libro que nos daba indicaciones, consuelo o esperanza. Encontramos el libro que nos hizo reír, crecer y olvidarnos de las ausencias. Encontramos pájaros, nubes y sirenas. Hicimos pacto de eternidades. Firmamos y sellamos nuestros documentos con anotaciones de puño y letra. Para no olvidar el momento preciso del saludo, el guiño, el pan compartido y la tibieza del entorno. Vimos venados a galope y estrellas en la bóveda oscura. Las gacelas pasaban frente a nosotros como de película. Supimos siempre que lo nuestro estab...

Suele suceder

Cuando parece que nada encaja. Suele suceder que basta un segundo para un cambio de ruta. Y aparece como de milagro un hada. Una hada de verdad, madrina de verdad. Y encajan a la perfección. Como esa pieza que faltaba. Cuando un plan hecho, un trayecto planteado, una ruta sugerida, no se concretan por algo,por un detalle que nunca falta, sin más ni más, aparece un halo que soluciona todo. Recibimos la llamada, un mensaje, nos dan una señal, nos sacamos la rifa de la cual boleto no compramos. Suele suceder septiembre en su retirada. Bienvenido el lunático octubre. Polvos mágicos de humedad caen a borbotones. Y todo se ha solucionado. La esperanza continúa. La utopía se fortalece. Los sueños se realizan. Todo se concreta. Aquí está el libro aquel que buscamos.

Pequeñas cosas

La maestra ponía su mano sobre mi cabeza. En aquella edad del conocer. Yo le miraba a los ojos, en ese sonreír. Y guardé por siempre el regalito que un día martes 13 de noviembre, me dio, un beso en la frente, que yo también le volví. Y la volví a ver cuarenta y cinco años después. Y nos abrazamos como al final de una película. He guardado algunos libros. Por una razón u otra. El cuento o el poema. Que han dejado en mí una profunda inquietud. Por el vivir, el escribir, el hacer. Una pluma de ganso un día recibí. La máquina de escribir Brother con la que empecé. La taza de café. El boleto para viajar. El perfume de Susckind. Pequeñas cosas que vuelven a mí. El disco de vinilo primero, la sonrisa de mamá. El caminar por la playa. Las pequeñas cosas del vivir.

Esas otras pequeñas cosas

Por debajo de la mesa. Y en los encuentros de carretera el cambio de las luces y una mano que se alza para el saludo en respuesta a otra mano levantada, mas el brillo de los ojos y sonrisa, que se mira a contraluz. La bufanda, hijo, no olvides la bufanda. O la sombrilla para el sol o en su vertiente de paraguas, para la lluvia pertinaz. Usted me olvida, dice mamá. Mientras el perro mueve la cola a la llegada. Una carta con letra bella y gota de perfume. Una hoja seca o pétalo de rosa atrapada en el poema veinte del libro. Somos construcciones de pequeñas cosas. Como los juegos de la infancia. Y el beso primero amado como el beso cien mil. Una malteada pedida, para risa, cuando lo normal debió ser un embotellado o café. Y miramos la luna otra vez, a la distancia. Yo también la miro, se llega a decir. Y llorar por la alegría de la vida, y esta fortuna del respirar. Manzanero que atañe al sentimiento en su canción. He comprado el libro maravilla. De instrucciones Maga para remar en viento...

No desesperes

No desesperes. Todo a su tiempo. Nada llega antes o después. Menos la muerte. Es un juego decir que sólo el pavo muere en la víspera, que es la Navidad. Mas también es el preciso instante de su muerte. El amor, el buen momento, la carta, o el olvido, llegan cuando deben llegar. Germina la semilla. Crece la palabra. El poema es redondo. Maduro. Y se escribe solo. Eso sí, espera con los brazos abiertos el buen destino, la buena suerte, la nueva amistad, el amor. Sonreír es acercarse a momentos gratos. No desesperes si el gato negro ha pasado frente a ti. Te ha tocado ser parte de la derrota en casi todos los frentes. Has caído y vuelto a caer. Te sobra agua cuando llueve. Te cae el excremento de la paloma a la que admiras en su vuelo. Suele suceder. Las malas rachas son largas y parecen interminables. Mas de pronto todo cambia para bien. Es jueves, para el bien vivir. No desesperes. Amanecer con tos es un motivo para extrañar los cuidados de mamá cuando la infancia. Mas es garante de vid...

El exacto Borges

Encontrar palabra que le sobre a un texto de Borges es como hacer pasar no un camello en el ojo de una aguja, que ya de por sí es difícil, sino pasar la aguja por el ojo de la misma.

No os preocupéis

No os preocupéis por mis palabras. No precisamente hablan de mí. Hablan de todos. El yo es un plural incandescente. Piropo humano. Si escribo de soledad es que somos solos como destino. Allí hay que trabajar para no sentirse solo. Necesitamos de otros por las palabras. Estas u otras. Solo por eso. No del ayunte. Eso es banal y biológico. Solo que sea por eso de las generaciones y  regeneraciones. Solamente. Soñemos eso sí en un destino mejor. Pero qué es mejor. El aire si. El agua si. El poema lo mismo. En eso es que se clasifican las palabras. No os preocupéis. Todos absolutamente somos polvo. Génesis y destino de una molécula que significa un tiempo, pero en general es insignificante. Las palabras son sangre y guiño. Son esperanza. Son medicina. La palabra es la vida misma. La vida humana, me refiero. No os preocupéis por el libro. Lo guardo bien. Lo subrayo. Y sueños.

Cada día

Cada día fija tu tarea. Sencillas o difícil. Una o varias. Que sean todas posibles. Que representen un esfuerzo, aunque sea mínimo. Pero no dejes de lado el gozo, la alegría. Que te produzca placer el cumplir con la tarea. Las tareas. Si se trata de solo caminar, mira a tu alrededor. Si es escribir no busques dar consejos, como este. Que no lo es. Este es para mí mismo. Cada día tiene sus propios afanes. No os preocupéis por los afanes del mañana, o los del pasado, si así se consideran aún. Los del día son los que hay que atender. Cada día son oportunidades de nuevos poemas, en lectura o escritura. De nuevas imágenes. De nueva savia perenne de la vida. No olvidéis el libro de versos. Por allí anda. Para euforia del recuerdo del porvenir. Y para los sueños de futuro. Cuida la palabra. la lengua. El pensamiento. Pule la palabra. Déjala con algo de brillo aunque sea de orden común. Hoja seca entre los libros.

Vamos, anda

Vamos, anda. El día ha llegado de nuevo. Con nuevas oportunidades de tiempo para la dicha. Desterrad la tristeza o lo amargo. Deja fuera de ti la ira, el odio. Eso nada deja. La soledad es un bicho raro que no debemos dejarlo volar dentro de nosotros. Estando solo y no sentirse solo, es la clave. Disfrutar el silencio. Viajar al interior de uno mismo. El trayecto ha sido en el pasado y seguirá con el nuevo día. Habrá lo que nos procuremos con nuestro esfuerzo: ensaladas, cortes, besos, palabras, café, el libro. Recordad los subrayados clave de los versos. Vamos, anda. El fuego de la amistad y el amor circunda. No es exactamente nuestro. Pero es nuestra posibilidad. No yo, precisamente. O tú. El espejo no nos juega bromas. A menos que deliremos. La vida es un permanente traslado hacia la última estación. Hacia el mítico Itaca.  Los recuerdos son posibilidades que fueron. Que sucedieron. Y nos queda al frente el puerto del destino. Somos los mismos. Nos emocionamos con el verso. La h...

Contradicción

El esclavo sueña con ser esclavo. No ata su destino a la libertad de la que nada sabe. El propietario sueña con ser propietario. Y enseña el camino de la locura por el lucro en la ganancia. Nos vamos desahaciendo si esto ya no fuera menos posible. Nadie relaciona sus desdicha de la avaricia desmedida. Propia o de los otros. Todo lo que sucede alrededor les es extraño. Ceguera moral. El señor de la guerra sueña con la guerra. Y asoma la cabeza desde su guarida. Hace cuentas de los cuentos que transmiten por televisión. Y el desvarío de lo que sucede en lo real nada le importa cuando sueña.

Vamos a cantar flores con aroma

Espera el tiempo necesario. Vamos a contar flores con aroma. Y cantar perfume de flor. Para mostrar al viento alegrías. Hay mariposas en vuelo. Hay colibríes en chupa flor. Y hay canto de las palabras libres. Espera el tiempo que viene ne un presente perpetuo. Recuerda el pasado solo como pasado. Y al futuro dale confianza de que vendrán en buenos términos las letras de pago. El presente es la clave de todas las cosas. las pequeñas y grandes. Colores para pintar la vida. No lo tomes a la letra. hay figuras e imágenes. Vamos a volar tiempo. A campo traviesa el viento con adivinanzas. Vamos a tomar café y a dejar abierta la ventana del corazón. No hay peor celada que el muro levantado. No hay peor momento que la indiferencia a lo que sucede a otros. No pidas pan. Haz tu propio pan del trigo que está bajo la fronda florida de las tardes.

Convocatoria

A los recuerdos convoco para cuando me duermo. A ver si llegan, al no haber recompensa alguna, solo el no dejar llegue el olvido. Han venido a veces. Preciso ahora convocarlos. Porque me nutren en el exceso de los días, en los que se cultiva olvido. Sueños rotos, esperanzas fallidas, derrotas silenciadas por las charlas. Desde un pozo las voces aquellas como perdidas. Los amigos que hace años no encuentro en las rutas que sigo. Mis padres que andan a caza de nubes. Mis abuelos a quienes no conocí, pero seguro en sueños podrían presentarse: yo soy Bernardina, madre de tu padre. Yo soy Jacinto, padre de tu madre. La sensual romana viene a alcanzarme cuando me marcho. La gitana abre sus brazos y ofrece leer la palma de mi mano. Llegará el perro sin nombre moviendo su cola. Preciso convoco a los recuerdos: amores idos; locos momentos de juicio retardado; momentos donde se movió el tornillo; y el olor a comino y tomillo de la casa. Soy solo los recuerdos que poseo. Preciso por eso.

Gracias

Cómo puedo pagar por todas las buenaventuras. Gracias. Aún en el extremo del frío. Luego vino el libro de poemas. Los subrayados son míos. Por la carne fraterna y cordial en la estancia. Por la sal y el sudor de los días. Por la estancia de diez años en Canadá. Por el suspiro en la nostalgia. Por las tantas veces que fui escuchado. Por las tantas veces que me levantaron. Por las voces que me orientaron. Porque nadie fue juez de los excesos que cometí en la incertidumbre de la edad. Gracias por la palabra como tesoro y especie que aún no le hallo razón. Por la luz que devela la sonrisa de los rostros. Por los antiguos consejos del moderarse en el comer y del dormir.  Que por cierto no entendimos cuando los desvelos y el hambre. Por el amor filial que me acerca con los brazos abiertos. A ti. Al prójimo. A los que muy amados que ya no están y abrazo en sueños. Por el motor y las nubes de algodón, por donde he visto a papá y mamá. Allá lejos el color azul del universo y más allá. Oír d...

Todo es realmente importante

Todo es importante. Absolutamente. Nada ha sido creado en vano. Ni la mosca o la serpiente, que pudiera pensarse. Cada una en su razón de ser en el proyecto del origen. El risco, el agua, el polen, la luciérnaga. Todo es realmente importante. Cada quien ordena en prioridad el viento, el agua, las palabras. Todo es necesario. Esas miradas a distancia. Los guiños. La imaginación. Los colores. El salto de la rana. La tela tejida por la araña. La rueda. El filo del cuchillo. A veces parece inútil el libro. Para unos u otros. La guerra discrimina y vierte soledades. Lucro por ganancia la muerte. La pluma. El canto de los pájaros. El ajedrez. El correr en auto o tras de la pelota. El amor eterno que dura breve. A lo ancho y a lo largo del poema. Las mariposas que vuelan. Las que llegan hasta la nube. Las pendencias del hombre. Aquí la reflexión. Allá los gritos. Los libros escondidos bajo tierra. El diluvio con sus cuentos de parejas con Noé. El ingenio del hombre para plantear a la jirafa p...

Nada es realmente importante

Cultivas oro. Genio de los adioses. Nada es realmente importante, si lo ves de este modo. Vida o muerte es una moneda al aire. Al aire siempre. Cultivas oro que nunca será sonrisa o sonora carcajada. Un abrazo, jamás. La ruta del destino es una. Y tiene datos, mas no atajos. Aunque aparezca Virgilio en el laberinto de la noche. No perdures. A cielo abierto el aire. Las tantas veces de las palabras y los sueños. La música al oído. El canto de las aves nocturnas. Y el de las sirenas cantábricas. Cultivas oro a destiempo. Cuando ya todo ha quedado atrás: el aire puro, la savia original del verbo, el agua transparente. Y apareces en las fotografías de hace mil años. Asomándose al futuro que llegó y se fue en un pasado perpetuo. Nada es realmente importante para mí. A vista el sueño de la madrugada. Y que se repite en la vida real, de lo diario. Cuando amanece y parece que somos otros. Transparentes y translúcidos. Solo para detenernos ante el espejo. Y recordarnos. Esos tiempos de lluvia l...

La usura

Chupa usura la sangre 24 horas al día. Seca neuronas para investigación con tema de ganancia. Vende por anticipado el futuro de las generaciones. Para usura los cuerpos mismos son ganancia en kilos. Desfile de modas a costa de la salud. El inflar gallinas para caldo. Renta de vientres. La esperanza sueña en un futuro solo de milagro. Aprender el alfabeto para seguir instrucciones en los manuales de usuario. Lavar carros. Bañar perros y caballos. Limpiar baños. La usura chupa sangre. Colecta sudor. La usura te pone a crédito Miami y Cancún todo pagado. La pasta dental para la sonrisa de los fumadores. Sueñen oro. Sueñen.  Pulmones quemados de Illinois y Kansas. Solo para ganancia de la usura. Venta de lotes en el desierto. Certificado de compraventa en el cementerio y la luna. El arte nuevo a la venta. Oleos por dólares o euros. Las armas de muerte para luchar por la paz. Medicinas para ganancia. Pulse ruta para todos los servicios. Orfanato y muerte. Casas de empeño de conciencia y...

Despertar

Cuento del mío recurrente sueño. Pasan por sobre nuestro barrio aviones de combate. Otras tantas veces lo he soñado. Explcadme, sicología. Decenas, centenas, beligerantes. Por tierra lo mismo: tanquetas y demás vehículos de invasores. Han llegado los tantas veces anunciados bárbaros. Con ellos vienen las calamidades de la destrucción y el hambre. Despierto entonces a la vida. Y descanso. He despertado. Las noticias de los diarios me quitan casi la respiración. Nos han invadido. Ahora hay que esperar con calma. Si solo iban de paso. Si la industria de las armas andaba ya en pérdidas. Si la industria de los ataúdes anda en el fracaso. Nos explicamos todo al despertar. En las tantas reencarnaciones. Despierto para cultivar sonrisas mientras tanto. Tu boca solar. Tu rostro solar. Tu cuerpo lunar.

Punto de encuentro

Hay un punto de encuentro, donde se concilia lo deseado con lo posible. Lo difícil a veces es encontrarlo. Y se va la vida, también a veces,  sin encontrarlos

Pasado

Pasado fue el adiós. Desde un andén. Desde antes escribo nombres. Y antes de los nombres como señal de identidad. Caverna, cueva, bisonte. Datos precisos. Piedra brillante. Bronce pulido.. Frescos frutos. Y el trayecto desde entonces recorridos. Pasado fue el verbo. Por el cual fluimos entre tiempos. Razones de peso para cabalgar jubilosos. Y a la muerte sucedía en alternancia la vida. Chispas en el espacio inmanente. Siervos del feudo. Obreros de fábrica cantarines. Hijos de voz hacia la esperanza de un mejor mundo posible . Usted ya no.

Habrá lluvia intensa

Habrá lluvia intensa. Es de temporada. Y habrá días de intenso calor. Cada día tiene su afán. Sonrisas,  amargura. Elevarse y caer. Jugar y trabajar. Por sus obras los conoceremos. Hay tareas pendientes por hacer. Hay tiempo aún. Dedicarlos a las palabras. En las  caractwriaticas   que sean. Vamos bien. No hay tiempo que perder. De prisa o lento. Por camino o vereda. No hay que rendirse.encontrarnos aquí o en otra galaxia. Otros tiempos. Hemos de recurrir a constancias. A cartas. A señales de humo.

A ti, sí

A ti que me escuchaste en mis tribulaciones y en mis alegrías. Que me levantaste en la caída. Que me saludaste con fuerza, con gusto, y me abrazaste. Que me hiciste caminar tres o dos centímetros por sobre el suelo. A ti que le has puesto un me gusta a lo que escribo o a la fotografía que subo. O que has querido ponerle pero te has detenido. A ti que me has leído y subes mi texto a tu muro también para compartirlo. A ti que has caminado junto a mi. A ti que me has dicho palabras para motivarme. A ti que has comentado y has a veces corregido (aunque no me guste). Que me has dado en prenda un regalito sin precio, pero con valor. A ti que hemos compartido sueños, no sueño. Que hemos caminado y no caminado. Que has soportado mis sombras. Y no te impacta la poca luz con la que me alumbro. A ti que tienes la mirada limpia a pesar de todo. A ti que te indignan las injusticias. Que piensas cómo hacerle para poner el grano de arena en las soluciones. Que valoras el amor y la amistad. Que escuch...

A mí manera

A mi manera. Callo o hablo. Las palabras aparecen para hacerme fuerte. A veces no dudan. Y muchas ocasiones si. Y parece entonces como que soy yo el que tiene dudas. Tomo café. Lanzó una moneda al aire para ver si águila o sol. Voy bien o me regreso. Y luego deshojo margaritas. Hasta que no me reconozco en mi nombre.  A mi manera me caigo hasta con gracia. O me especializo en derrotas. Hasta río. Y me dicen que me dejo ganar. Y solo yo sé que no es cierto. Lucho, me esfuerzo por ganar. A mi memoria acudo y canto también a mi manera. Canciones en las que se supura lágrimas. Y aparece ruido de piedras que arrastra el río. A mi manera he vivido. Con esas imágenes de oruga y mariposa. Y negar margaritas a los serios. O cerdos. O cedros. Juego a las palabras a mi manera. Y un día más temprano que tarde mi corazón se detendrá como todos. Y a otra alma y cosa mariposa. He reído. Como decir: he dicho.

A la espera

Entonces yo a la espera donde no hay nadie. Donde no viene nadie. Donde solo tunas alegran el día . Desierto de arena y sombras. Hemos caminado mucho para llegar aquí. El viejo monde donde sepia es un color común. Despedidas en sueños. Y a la espera. La medida de los sueños t deseo es uno mismo. Entonces tod ha sido sueño, la vida misma. Los guiños. Y la fotografía. Y a veces coincidimos. Cuando yo también. Miro la luna.

Pájaro nocturno

sobrelleva la lluvia sobre sus alas. Humedad nocturna. Nubes blancas en la oscuridad total de la noche. Dónde encontrarnos en esta soledad de la galaxia? Recuerdo el origen. Escribimos la palabra roca para golpear la frente de un dio pequeño que se ensalza. Hemos continuado el viaje. nos mira despectivo ese dios que no existe. Más si existiera yo creo en él. O ella. Miras acaso aquel punto que apenas se iluminó con reflejo de luz? Es de donde estuvieron nuestras generaciones bisabuelos de los abuelos. Padres de la poesía moderna. Pájaros. Pájaros. Que soñaron ciegos un mejor destino de noche.

Relámpagos

Es lunes de tarde. Ya llovió. Y quizá vuelva a llover más tarde. Mientras tanto sigue nublado. De mañana estuvo caluroso. Bochorno. Los colores de ocre a gris que reflejan lo que ya no es. Lo que fue. Lo que no vuelve. Y los truenos retumban, como si se rompiera el cielo.  Parvada de pájaros en franca retirada. Horas sombrías de septiembre. Nada es para siempre. las tormentas pasan. Lo oscuro deja el paso a la claridad. Y cantan de nuevo los pájaros. hay días a sí. Para enmarcar un otoño. Como el de la historia de las nubes. Para un baile bajo la lluvia. O mirar casablanca. Es un decoro la sombría existencia. Para hablar del albatros.  O de la mortandad de los peces. O la bahía que ya nadie visita. Como esa tarde donde todo quedó atrás. Solo los relámpagos con sus truenos. Como ahora. Roberto Carlos evoca un yo te recuerdo. Los años70 en vilo. Me ofrecen fuego. Y traigo arena en las manos.

Te vas domingo

Te vas domingo a como llegaste. Con carga fuerte de esperanza con luz. Y con el tiempo en despedida. Nos has dado el tiempo suficiente para aprovecharlo como el último. Y nos acontece lo sombrío en parte. Lo amoroso en nostalgia. Y en el tal vez ahora sí. Por si las dudas nada deja de tiempo. Lo deja al lunes y al siguiente domingo. Para que las exactas horas les correspondan y sepamos de a cómo nos toca. En esas visitas con la charla. Las carnes asadas como pretexto del vino tinto. Y los sueños lanzados al futuro. Seguro que los sueños se cumplen. Y si no, de todas maneras se vive y nos impulsan. te vas domingo y te agradezco el día, el buen aroma, la buenas sombra de los árboles. Te agradezco el libro que añoraba. La película serrana y bravía. Y los gritos de júbilo de los niños que juegan en el parque. Un domingo se va. Otro llegará en siete días. No sé tú, yo o nosotros. Queda en duda. Mientras tanto a mirar la luna, y esperar el alba. Y sentirnos plenos en el lunes que viene. Que ...

Hoy domingo

Hoy domingo es tiempo de ciruelas. Déjame recordar el sueño antes de que siga y lo olvide: mi madre con una hermanita cargada camina, yo atrás de ella. Firme y segura de sí. Sobre un bordo de río. Y de allí toma la decisión de bajar. Y segura de sí, también, baja en los datos que piedra a piedra para su pie se encuentra ya fija. Yo la sigo, hasta que llega al agua. Y ya con el agua a las rodillas, sigue en su caminar con alegría. Otro momento del sueño: en una de esas casas donde fue nuestro refugio como trabajadores. Donde pasamos días y noches entre el trabajo y la dicha del juego. Por sus amplios jardines árboles de frutas, guayabas, sobre todo. Me subo a un árbol y desde allí miro estrellas agrupadas que pasan cerca de la tierra y la gran vía láctea. De la casa de atrás, que también conozco, se asoman para verme, en ese disfrutar del espectáculo del cielo. Y decía que hoy domingo es oportunidad de nuevas horas, Para endulzar el ambiente con guiño y sonrisa. Y la mirada claridosa pa...

Al anochecer

Llueve. Al anochecer recuerdo en repaso el día. Los trajines en ir y volver. El poema que me espera como el pan con café. Y las historias conocidas entre las palabras, el escondite y la canción en la radio. Cuando amanece agradezco la posibilidad del nuevo día, ese exceso de luces. Y la sombra fresca de los árboles. Tomo café y llueve afuera. Casi medianoche. Y dialogo conmigo mismo. Cuento bombas de jabón una a una. Y saco a escena los momentos tristes. Es un recorrer en la memoria de los momentos que se suceden en el paso de las horas. Tengo a mano las palabras. Tengo a mano los recuerdos. Y enlazo uno a uno para construir un discurso de la imaginación: Entre lo probable y lo posible, mezclado con los sueños. El guiño pongo a prueba por las tardes. Mientras se escucha el vals de los recuerdos. Y las hojas hacen un paréntesis en su caída. El guiño quedó en el subrayado de aquellos versos. Correspondencia entre sus pares. Al anochecer extraño las luces. De su sombra. Y el brillo que ap...

Sonríe

Sonríe. No con muecas. O como obligación. Sonríe por la luz o la penumbra. Por los buenos y malos días. La tarde sigue al mediodía. Y viene la noche con sus efectos. Sonríe por si vuelves a sentir la dicha. Por si el verano no tuvo el efecto suficiente. Por si el olvido se impuso al parece que me acuerdo. Porque nada se pierde. Si fuimos los últimos en la llegada. Si salimos a destiempo. Si fuimos linea ocupada. Sonríe por las mariposas y colibríes. Aunque en la misa nadie se acuerda de vosotros. Se acuerda Dios y punto. Por que de nada sirve volar sin metas. Y soñar sin ruta.Porque hemos contado hasta mil unicornios y no hay otros números ni animales que nos respalden. Porque fui a los mares de Itaca y cambié miradas por corales. Porque efectivamente hemos detenido el tiempo y no nos dimos cuenta. Porque el polvo nada tiene de discreto. Sonríe porque has aguantado tanto. Porque el tren se ha marchado y no vuelve. Porque las palabras siguen en las mismas. Y porque nadie es perfecto. Lo...

Luna

De día o de noche. Acompañando por los caminos. Vigilante de las compañías. Doliente en las soledades. En cualquier mes o estación. Disponible como tema. Reina de la bóveda oscura o celeste. Estás disponible para la esperanza en el coincidir. Donde se fijan las miradas. De aquellos que ya no están. Los de los nunca más. Así como los esperanzados en las bienvenidas.

Manzana

Manzana de la vida. Donde anduvimos tiempo de veredas. Árbol completo y a subirnos para la cosecha. Manzanas por todas partes. Rojas, verdes y amarillas. Por donde leemos esperanza. Por si todo fuera anhelo. manzana de los sueños. Dorada a plenitud. Porque nos hemos alcanzado por tanto de seguirnos. Como cosecha de siembra. En el amor. En las distintas rutas. Como viento que trae de lejos aromas especiales. Conocidos por la historia personal. Cuentos y más cuentos. Velada ficción de nosotros mismos. Cadena de generaciones. Nuestros padres y abuelos. Con distintivo de origen. Música y poemas. manzana de caramelo. Hasta la saciedad entre nopales y tunas. La cocina de la tía. Que es a la vez nuestra madre. Manzana en almíbar, me dice, hijo. Para que aprendas la diferencia entre los porvenires. Me guiña un ojo. Y ofrece dulce de manzana. Tarta.  Pan de manzana. Tiramisú de manzana. La abuela Eva viene de la misma rama. Donde hicimos historia dentro de la cueva. Azules los ojos a lo lej...

Este corazón, de norte a sur

A ritmo del corazón. Los días. Un libro, una carta y los recuerdos. Los detalles mil veces repasados. La ocasión. El momento. Una mirada en azul de mar. Los relatos de mamá. Breves con sustancia de otro tiempo que germina hacia otro tiempo. Caballito que salta en el relevo de la tempestad. Florido campo. Desierto comal. Y el polvo en los ojos. Una promesa guardada a la espera de un tiempo mejor. Como volver la historia. En la radio Paso del Norte. Mirar al futuro norte y sur. Y las lecciones de vida impartidas en la calle por viejos guerreros. Saltimbanquis. Faquires y payasos. Los días encabalgados, como mostrando la finitud del polvo. Lágrimas de mar y amar. Y la esperanza fundida en cera. Y la espada de acero fundida para el temple. La vida es un renacer, escuchó en una esquina. Por 30 pesos, aunque tengas 27. Y el corazón sonriendo por la alegría en el cinema Encanto o Alameda. Y al final quedarse luego del letrero fin. Cuando la emoción estaba en su mejor cauce. Tuvimos libros a l...

Musa

Hubo musa. Hay musa. La habrá. De todo un poco. Evocando momentos. Fotografías al por mayor. La primera y la última, como decir primavera. Venden papayas. Y limones. Una flor de helicornia. Un café de mañana. La posibilidad de verle, desde lejos. Una garza cae y baja la mirada. Divina ilusión y el infinito. Patos en la laguna. Y el frío de las pequeñas ausencias. El viento ha tirado el anuncio de neón. Mastercard. Fuimos a un sueño, como excursión en el paso del tiempo. Vimos la vía láctea por primera vez desde la infancia. Y escribimos eternidad sobre el agua. Y también en arena de playa. Hola. La primera vez. Olas en el suave y rítmico baile del vals. Y las carreras frenéticas sobre la arena, o en carreteras. Dejad el tiempo que pase. No te olvides de mí, película. En invierno la catarsis. La despedida. Las caretas guardadas. Proporción de palabras dichas y calladas. Soliloquio con yoga. Y el libro, Sancho, no olvides ese plan de adquirir retórica. Se han ido diez generaciones. Vendr...

Las palabras

He aquí que tengo unas palabras. Nada dóciles. Respingan y se desacomodan si no las acaricio. Vidas mías, las palabras. Se acercan a una flor. Por allí andan en vuelo. Y quiero traer algunas para iniciar mi texto. Y se alejan como bruma. No hay musa, responden socarronas. No me explico. Si saben de mi historia. A veces se revelan como terapia. En otras se rebelan y quedan congeladas, para que no las mueva a ninguna parte. Y quedo perplejo ante la tanta travesura que me hacen. Y me resigno y dejo la pluma en descanso y me acuesto. Y vienen sensuales a provocarme. Andan por mi piel y sueños. Anidan las palabras en mis oídos y sensuales se muestran de cuerpo entero ante mis ojos. Y me despiertan, lúbricas. Así andamos de hace mucho tiempo, aventureras, viajeras que van. Y vienen. Ahora por ejemplo utilizo algunas que se encuentran rezagadas. Amor y amistad. Guerra y paz. Pase usted por aquí. Les tengo unas rosas de mar. Homenaje al grande Luis Eduardo Auté.

Café de mañana

Un café evoca pasado y futuro. Una música de Jazz. Baton Rouge. En un salón viejo de la Louisiana. Yo estaba allí hace diez años. Semioscuro. Cervezas. Yo pedí un café. Como hoy. Aromático y versos. Y las tantas veces que la palabra hizo casa en nosotros. Habitación amplia. Perfumada con flor. Y un cuadro de Viktor. Bugambilias y un higo a través de la ventana. Puentes. Barrios.Y un poema por la radio. Qué rara estación. A B.Rouge llegamos un fin de semana. Íbamos de paso para investigación sobre fusión del rock. Y paramos allí. Música de jazz. Y el café. Evocando futuro también. En eso de atraer emoción, por lo que se fue, adiós, y bienvenida a lo que será. Otras tardes en Antigua café. El caer de las hojas. Los libros de viejo con Jesús. Las palabras en sucesión, de imágenes de amistad. Y la pasión del vivir.

Las gallinas

"Metes las gallinas y las matas", le dijeron. Por la tarde vino la lluvia. Más tarde llegó la esposa y encontró el cuadro de las gallinas muertas. "¿Qué hiciste?", le dijo entre aturdida y enojada. "Lo que me ordenaste; las metes y las matas". "No, metes las gallinas y las matas, las plantas, pues".  Lo contaba mi padre y mi madre y todos reíamos. Mi madre tenía sus doce gallinas en un corralito. Cuando ella murió quedaron huérfanas también los animalitos. Por varios días padre les echaba su alimento, pero se le escurrían las lágrimas. Miraba a ella haciendo lo mismo.  Eso duró unos días. No pudo más cuando mi hermana le había dicho que ya estaban buenas para el caldo. "Nada de eso. Se las regalan a su tía; en todo caso son de ella. Yo no me imagino estas gallinas en caldo".

Nuevo día

Mientras dure, hay un nuevo día. Celebrar el hoy más que el pasado o el mañana. Aristas tienen las evocaciones. El partir de rutas ya cerradas. De pozos sin luz. Es echar al vacío el tiempo. Las horas son oportunidad de comer granada. De atizar el fuego. De saborear el pan con mermelada. Las hadas hacen pase de lista. El viento se cuela entre las ramas. Las hojas siguen su ruta. Y el día tiene las horas abiertas para llenarlas. No con la rutina y el hastío. En esas repeticiones de las quejas. El pasado nos tiene guardados gran cantidad de recuerdos. Mas no para vivirlos de nuevo. Sino como referencia que somos tiempo. Sucesión de horas. Aún en los sueños. La vida es más que la conciencia de lo que falta. De lo que se fue. Es la esperanza de la bienvenida. Sonrisas y buenos días

Bien

Bien sé de la riqueza. Un peso en la bolsa y el libro. Y las grandes extensiones de tierra con cerco. Bien sé que me extralimito en mis posibilidades inherentes. Yo suspiro, solo eso. Y mi memoria es un abanico de opciones. Por ejemplo puedo trasladarme al pasado o al futuro. O a países que no conozco. Y me sucede en sueños. Duermo bien y es mucha ganancia que no cotiza en bolsa. Monto el unicornio. Y salgo en trote por las maravillas del mundo. Habito una biblioteca. Cierro los ojos. Y salimos mi unicornio y yo. Bien se que no exagero. Sé de las grandes albercas de hoteles con cinco estrellas. Y de muelle en la bahía. Y volar con alas de cartón humedecido. Y de los sabores milenarios de la China. El festejo ha sido grande. Miami. Y Estocolmo. Los Nobel, que los leo y me maravillo en la grandeza. El cementerio de París donde reposa el polvo vivo de Víctor Hugo. Bien sé de la riqueza bien ganada. Porque etcétera. Volvamos la hoja. Y en otoño caerán las hojas secas. Y mi limonada a punto...

Por presencia

La presencia de todos en todo. La singular piedra. El agua que fluye. El grito de noche. Había llovido. La presencia de la luciérnaga. Como un poema. La luminosidad pequeñita. Y una idea con imágenes. A la vuelta de la esquina fuimos felices. El mariachi cantaba por la tarde. La paloma querida. Feliz jueves. Al desborde de alegría. Anduvimos por la vía del tren. Nocturnos. La luna hizo su parte. Soñábamos.

La perfección

Buscando lo mejor busqué la perfección. Y preguntaba por ella (la perfección). Las respuestas iban todas unificadas en que no existe. Miraba yo a las alturas. No existe, me repitieron como para que me lo grabara en piedra. Una simpática rana saltó. Y se vino la lluvia. Yo seguía buscando alrededor de mí. Siempre a mano a quién preguntar. Tuve siempre a la mano los cuentos y poemas de Borges. Y nadie sabía decirme. Ni pastores o doctores. Como si buscara la felicidad. Yo solamente buscaba la perfección. Las nubes seguían preñadas para seguir dejando el aluvión. En un balcón dos hombres charlaban mientras jugaban ajedrez. Un laberinto entre todo. Y la Torre de Babel, un diccionario extenso. Una gitana leía las cartas. Un saltimbanqui hacia reír a los presentes. El Yuma, tragando el fuego del tiempo rodeado de gente. Es faquir y mago, le dijo la madre al niño preguntón. Una mariposa, mel canto del grillo y el cenzontle. La numeración. Las tantas lenguas. El ojo por donde pasa la luz. He v...

El viejo cuento

Con el viejo cuento del para siempre en el país del jamás. Un poema largo, largo. Y lo que alrededor se cuenta, entre leyendas y mitos. El anhelo se levanta junto con la esperanza. La circunstancia es de factores externos, explicó el perito. Y la mentira en la raíz. Sois vulnerable. Voluble, repondí, señalando con el índice. Abrí el libro en la página 60. Umbral de los recuerdos. Explique bien el verso. Las circunstancias del soliloquio. Las noches contando estrellas. He construido el universo, me dice en sueños Dios. Por eso no olvides la llama. Ni la llamada. Tomé el café. Leí noticias. Y las horas se fueron tan de prisa. Torre de Babel, dije. Es tan enriquecedor su comentario. Tenía dos palabras, sí y no. Y ninguna utilizaba. La ambivalencia de saberse poseedor de la verdad. A Dios por los cabellos. E hizo recuento de canciones, libros, sonatas. Y las cartas al mar. Luna de octubre. Se miraron fijamente. Habían quemado las velas. Rotos los puentes. La flecha con veneno había sido di...

A partir de mañana

A partir de mañana me comeré unas horas. Solo para saborear el tiempo. Y leeré hasta que me crezca la nariz y la imaginación. Las palabras a veces dejo escritas y luego las siembro para ver si retoñan. O dicen algo distinto a lo acostumbrado. Baja del árbol un loro. Dice cosas que apenas se entienden. Ninguna se refiere a sueños o vislumbre de futuro. Solo dice palabras que no comprende. Las repite como letanía. Una y otra. Una y otra. Como material para construir la ciudad Sisifo. Cae la tarde. Me miro ante el espejo. A partir de mañana un corto recuerdo, un largo olvido, y la canción más hermosa del mundo. Te he robado, tío Alberto, un título.

Me persigue la muerte

Desde que nací me persigue la muerte. Convivimos a diario entre juegos y sonrisas. Escucha la misma música que yo, y yo escucho la que ella oye. Nos conocemos bien. No la dejo aunque me deje, ni me deja cuando me alejo. Nos reconocemos hasta con los ojos cerrados y en los sueños me acaricia juguetona. Declama y la escucho, y ríe cuando se me olvida en cuatro versos el poema que intento declamar. y cantamos canciones de Jose Alfredo y me asegura que ella sí que vale cuando me escucha sonoro cantar No vale nada la vida. Desde que nací me persigue, y ella asegura burlona que yo soy el que la sigue. Y a veces tiene razón cuando me acuesto por donde pasa el tren. O cuando me acerco a un árbol cuando la lluvia viene con los rayos. Le doy probar de mi fruta y de mi limonada y ella recelosa no la toma porque qué tal que la envenene. Y yo no dejo en pensar en esta lógica que tengo de qué pasaría si mato a la muerte. Dormido me toma de la mano y entrecierra las cuencas. No sé ni cómo. Y es enton...

Martes 13

Hoy es martes 13. Un gato negro ha pasado ahora frente a mi. Se me cayó un vaso de vidrio. Me levanté con el pie izquierdo. No encuentro las llaves de mi alma. Ni el libro de poemas subrayado de Sabines. Mi brújula se ha transformado en bruja. Y solo marcaba ya desde antes al sur. No logro pasar al camello por el ojo de la aguja, como ayer sí. Ni tampoco amanece hoy aún por la neblina. No hay señal de internet. Al teléfono que marco lo activan sin decir palabras. Mi corazón palpita en otro ritmo luego del paso de las nubes. Y con el tapete mágico de la infancia ha llegado el reparador olvido. He soñado cucarachas. Y salgo a caminar. No olvido el verso aquel de que en efecto puedo escribir los versos más tristes...

He soñada cucarachas

 Lo tuyo son serpientes, Silvio. He soñado cucarachas. No me atacan. Sueño un pasado remoto que se revela como presente. Se rebela, también. Miro una y la ataco. Es el pasado que vuelve en forma de recuerdos. Y aparecen cientos más. Tomo el gis apropiado para el caso. Y les marco raya de alto, no pasarán. Y pareciera que están acostumbradas a evadir o saltar. Sueño cucarachas. Y una a una se van, mientras de una a una vuelven. Otras o las mismas, lo mismo da. Dejan la huella de la historia biológica. Y se suman a la parte de historia personal. Hoy es martes 13. He soñado quimeras en metamorfosis con forma de cucarachas.

Dibujemos

Dibujemos la paz. Y el salto del pez. Los malabares y las acrobacias. Dibujemos un sueño de pasado y uno de futuro. Vamos a echar a volar la imaginación. Dibujemos el aire limpio y el agua transparente. Dibujemos el alma del hombre bueno. Y el perfume de las flores. La sonrisa del niño con la manzana. Y de la maestra al recibirla. Dibujemos un corazón con dos letras. Y que llevan versos. Dibujemos el bailar bajo la lluvia. Y el rostro feliz de un viejo. El alboroto en las ferias. Las fiestas de los gitanos. Y sus bailes. Dibujemos el aire que se da de frente a la ladera de la montaña. Ha nacido un nuevo día. Dibujemos. Como decir cantar a la vida. La paz. No olvidar los libros y la paz.

Despertar

Despertar no es abrir los ojos en la mañana. O en la madrugada. Los sueños se presentan de muchas formas. Yo no espero el beso o verso. Lo busco. Beso por ejemplo a la pared. O una hoja de árbol. Pasa un gato blanco frente a mí. No es abrir los ojos. Aún con los ojos cerrados nos trasladamos a otros tiempos y momentos. Imaginamos que escribimos cartas. Nos metemos al río o mar por eso de la humedad. Desperar es apreciar la flor. Metáfora o realidad. La belleza no es el oro. Ya está dicho. Las tantas canciones escuchadas. Y sentir en la piel la tibieza a causa del recuerdo. El viento esparce el polen. La nueva vida. Y la Vía láctea nunca fue real si no en la tierra. Despertamos cuando vemos hambre e injusticias. La pasarela es como farándula. Y está bien. Recuerdo de lo que también se es. Lo decía Buendía. Alto, asesinos, perdón. Lo decía Buendía: las páginas de sociales nos hablan de la inequidad. Y decía de los grises que te rodean. Y expulsan del reino de lo vacuo. He despertado al d...

Un día después

Lunes de un día después. Por sobre todas las cosas. Una sonrisa a la distancia. Ahora sí escribo la carta. Mejor mañana. Que no se pasa. Ayer rompieron la piñata. Y los recuerdos en actos de heroicidad ciudadana. Escribí sobre la estrella solitaria. 11/s. Santiago. Sobre la solidaridad. Y sobre las mentes que dominan el lucro, motivo de vida de la usura. Por sobre el aire y la sangre. Por sobre el oxígeno y el cielo limpio. Este envenenar de ríos. La usura. Este morir en la infancia. La usura. Este trajinar de armas. La usura. Este envenenamiento de ríos. La usura. Y usted y yo comemos caramelo. Los besos y versos nos hacen olvidar todo. Que si no. Escribiré una carta mañana de mañana. Para escudriñar imágenes de luz en la oscuridad. El agua simple es necesaria. Mas decíamos de la usura. Almas en pena. Soñando oro. Lunes de un buenos días.

Yo pisaré las calles nuevamente (11/s)

Pablo pájaro cantó rotundo: yo pisaré las calles nuevamente de lo que fue Santiago ensangrentada. Había sido un sueño. Y lo sigue siendo. El cobre para todos. Fuera las trasnacionales. Victor Jara sangra de sus manos. Para la guitarra el corazón al canto. En el estadio ancional, como holocausto. Cuántos vitores en los juegos. Lamentos y gritos ahora. Allende siempre, a la altura de los tiempos: ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica. Por los obreros y campesinos, habría dicho. Y el lucro del halcón. Las garras del halcón. Las entrañas del halcón. Transformado en buitre. Los cañones sobre La Moneda. Aviación. Y el general en jefe, por sobre la ética en jefe. Y la filosofía en jefe. Y sigue Pablo:  Un niño jugará en una alameda/  y cantará con sus amigos nuevos/  y ese canto será el canto del suelo/  a una vida segada en La Moneda.  Y esa canto nos acompaña desde el 11/s Chile. Y Pablo poeta habría escrito sobre el portento de puebl...

Mi mascota, la cabra (11/s)

Fundido el acero, vino el derrumbe. Polvo a borbotones, Polvo de estrellas. Gritos. Las imágenes en vivo muestran aviones entrando a torres de mantequilla. Y mermelada. Nombres y apellidos al interior, de varios colores y sueños. Pasaportes y esquirlas. Largas lenguas de fuego. Recordad Santiago y Manhattan. Lineas rotas. Sacudidas. El libro de poemas en cenizas. Nagasaki. Hiroshima. Los rostros del napalm en la niña. El niño en huesos y detrás el buitre del lucro y la usura.  Campos de concentración. 11/s. Un niño escribe su nombre por primera vez en la escuela. Las lineas de teléfono llevan sentimientos y horror de un lado a otro. Protocolos de seguridad. Manual de operaciones. En un aula de escuela los niños leen. Y la maestra entrega un libro al presidente. Todos protegidos por el ensueño de la infancia leen a coro el cuento Mi mascota, la cabra.

Mi maestra

Con ella van todas mis maestras. Mis mejores recuerdos e impulso y visión del mundo. Muchos años después la volví a ver. La vi a varios metros. Con el micrófono conduciendo la ceremonia. Con un abrigo rosa. Nos vimos en el cruce de miradas. Y me acerqué a donde estaba para nombrarnos y darnos el abrazo mil veces soñado y ahora era realidad. Toñito, me nombró como a mis siete años, dando calor en esas mañanas de invierno en nuestro salón. Mi maestra, le respondí jubiloso, como le decía a esa tierna edad.

No desconfíes

Claveles rojos puso el hijo sobre el ataúd en su descenso. La vida sigue. En el discurrir del tiempo vamos de pasada. Perdemos tiempo en desconfiar de todos. Por unos u otros. Ninguna estación desconfía. Y menos la primavera. Pródiga en sus colores y calores por igual, sigue su ruta en el tiempo para volver. Y la sed de estar se incrementa por sobre la vida misma. Renacem hojas y pareceres. Te rodean las flores, aún la de los cactus. Por los caminos brotan las sonrisas. No desconfíes de las estaciones. El invierno te lleva hasta el calor del yo interno o el nosotros. Y la sala de casa es como un espacio para las convenciones y conversaciones. Verano y otoño tienen lo propio en la conciencia del paso del tiempo y las realidades. Entre una bienvenida y un adiós. No desconfíes de quienes van con cámara fotográfica o guitarra, cuaderno de apuntes. O el silabario. Todo tiene una razón. No desconfíes de mi. Yo no desconfío de nadie. Y no es carta de recomendación. Ayer por ejemplo fui al cem...

Ayer miré la luna

Ayer miré la luna. Ayer noche. Iluminada a la mitad. Como si fuera un queso. Es un decir. Dicen que en la parte iluminada se encuentran las miradas de parejas en el amor eterno que dura a veces corta temporada. Y vuelven las miradas de ambos para una segunda o tercer temporada. Y la mirada de quienes separados tienen la esperanza de volver. Donde hay cenizas el fuego de los besos y versos regresan, dicen que dicen. En cambio en la parte oscura radican las miradas de quienes ya no tienen amor y menos esperanza guardada. Dicen. Ayer miré la luna. En ambos hemisferios.

Viento y marea

Contra viento y marea, la vida con el nuevo día. A disposición las horas. Y que no sean huecas como las nueces del ruido. Con las tantas páginas por escribir. A pesar de las noticias de un fallecimiento. Y la marea de la noticia de un disco nuevo. Con canciones que nos recordarán nuestra ruta sentida. El viento se explaya. A veces con murmullos. Otras azotando puertas y ventanas. Tarde de carnaval como el estío. Tarde de carnaval repetido hasta el hastío. Amanece bien el sába do. El tiempo para deslizarse en resbaladilla. Sujetarse bien para no caer en el vaivén del columpio. Y escribir aliento a pesar del viento y la marea. Rítmica. Lúbrica. Humedad con firma de los años. La resistencia permanente contra la rutina. Y las palabras contenidas en el libro de poemas. Precisamente ese libro, Rubén Bonifaz, donde escribes de tu amiga, que permanezca siempre joven. Y los susurros de vivir la vida sorbiendo la savia. Y sentir la fuerza de las palabras en la firmeza del tiempo. Embriágate de v...

La luna

Cortada a la mitad, como un queso, la luna.

No se culpe a nadie del contenido

De madrugada. Recordar la tanta agua bajo el puente. Como un fluir permanente por si acaso. Yo me duermo. No me normo. Y me despierto. Tarta de manzana, sueño. Bien a bien. Yo digo tiramisú, y si es de limón, mejor. Las correspondientes afirmaciones. Solamente yo quedo, dijo Mario. De madrugada se piensa en el Rubicón. O el Dorado. Zape, restregó fuerte el del financiero. Cien por dos notas consecutivas. Acaso no oyes ladrar los perros del hambre, perdón Rulfo. Quitad tal referencia, dijo el quiropráctico. Nada es verdad ni mentira. Oh, repetir en conciencia. Unos a otros. Avalancha de buenos deseos. Este contenido es de felicidad. Sin culpabilidad de nadie. Solo el sol y viento. para la felicidad completa. Quitad los nombres, almas.

Juego de la noche

Haz de luz pequeñito entre la sombra. Una flecha de Cupido lanzada. Y música de fondo. Por la ventana una luna alta y brillante. El eco en el exterior de los grillos y los poemas de amor no escritos, vividos en anhelo y esperanza de los mejores sueños. Hidrógeno, litio y berilio. Y seguir así en el juego de los elementos. Mas no estatrá presente en el día del juicio final. El amor como el agua encuentra el cause hasta llegar a la intemperie, para bailar bajo la lluvia. Decía yo del pedernal. El roce, la chispa, la llama del fuego.

Juego de mañana

Amanece. Describo la esperanza. La luz irradia todo alrededor de la casa. Y buscamos el juguete. Cualquiera sea este. Para dedicarle al entusiasmo. Y correr alegres entre policías y ladrones. Y esconderse y correr el riesgo de que no nos encuentren. O esperar que los amigos grandes nos pidan para el juego de volibol o futbol. Y jugamos a los carritos, haciendo grandes obras con nuestras .propias manos O una cuchara como pala y hacer canal de riego o pozos para abastecer a la comunidad y llenarlos. Y otros tiempos, sobretodo cuando la lluvia o el frío, nos encerrábamos para jugar en  mesa o quedarnos quietos alrededor del bracero, para calmar el frío. De mañana corremos a más no poder y alcanzamos o nos alcanzan en juego del encantado. O a las brujas, hadas y cenicienta, revolviendo todo. Un medio día jugamos a papá y mamá, hasta que nos encontraron. Y se acabó el juego.

Juego de la tarde

Entre los escombros de recuerdos y las lumínicas imágenes en tecnicolor del futuro, dejamos abierto el hoyo por donde se escapa al vida. Jugar de tarde es darle tiempo al tiempo, para que el ritmo del corazón aguante las sacudidas. Jugar de tarde es bailar danzón y cumbia. Y meter en las gavetas del olvido los nunca pedidos perdones o disculpas. Jugar del juego de la vida, eternidad enfebrecida, a todas horas, mas de tarde son otros los enfoques. Hay un libro que me queda. Con dos o tres páginas en blanco.

Impulso

Impulso vital de la naturaleza, la ola. También el viento. Todo movimiento. El giro permanente. El respirar de todo respiro. El suspiro mismo. Impulso el sueño. Las imágenes. El correr por miedo. O esconder la cabeza. El decir sí o no. El beso sonoro. La mirada. El cortar la flor en Mayo. El roce del pedernal.  El coincidir la mirada en la luna. El mar y terremoto. Esparcir el polen, llamarada. Va el abrazo, camarada. El vuelo azul del papalote. El vuelo al pasado en la barca del recuerdo o el olvido. El ir de galaxia en galaxia de tus ojos. El saberse eternamente olvidado. La nostalgia por lo que será, donde no estaremos más. El dibujo en la caverna. El viejo libro de poemas bajo la almohada. A vuelo de pájaro esparcen la ceniza del hombre desde una avioneta. Ardió el hombre. Ha quedado de testimonio el polvo. Yo canto, Ezra Pound.

Tus palabras

En esta madrugada. Hay luciérnagas. Puntos de luz en vuelo. Tus palabras.

Primer diploma

Lula. Ignacio Lula Da Silva. Lo cuento en referencia a mi broma que hago al recibir un reconocimiento. No son muchos, cierto. Pero siempre digo que es el primero. En un lugar de la Mancha. Mis sueños de poeta, adiós. Digo que es el primero. Así nomás. Y digo gracias. Entonces cuento la anécdota. Cuando Luis Ignacio Lula Da Silva, obrero metalúrgico de oficio, ´ganó la presidencia de Brasil en su tercer intento, recibió su diploma que lo acredita como presidente de esa rítmica y curvilinea república. Y emocionado razonablemente por la ocasión, que quiero decir muy emocionado, dijo más o menos: "y yo, que tantas veces he sido acusado de no tener un diploma  de curso superior (universitario), gano, como primer diploma, el diploma de presidente de la república, de mi país". ¡Y qué diploma!

La sonrisa

la sonrisa es la medida de mi tiempo. La de todos o de ti. La tristeza y enojo junto con la seriedad o el gesto adusto es una vil pérdida de tiempo. Es tan poca la vida para vivirla sin alegría. Mirada de soslayo y guiño. Ya he hablado de la sonrisa de anuncios de televisión o la sonrisa petrificada de pasarela. Eso no. Esa es de trabajo. Aunque el orden de los factores si.... Baila rumba y salsa. Trasciende siempre el tiempo con la felicidad que nos llega en cosecha por instantes.  Para la foto y al decir buenos días solo se percibe calidez con la sonrisa. Mirada a los ojos y sonrisa en la charla. Aún por teléfono la sonrisa transmite tibieza y calidez a través del cable.
Eso de bailar sin luz me parece bien. La música la traemos incluida. Solo o acompañado, me dicen. Saltar en un solo pie. Eso de cantar sin motivo. O reír solo porque sí. Vale la pena ante la circunstancia. He tirado piedras a la luna. Y más cuando coincide mi mirada en ese punto de fuga. La de flor nenúfar.

Prolífico

En el ataúd. Descansa y serio. Lloran los dolientes. Las dolientes. A veces unos. Luego otros. Las flores llegaban. Era muy conocido. A esta edad de su muerte, se han hecho muchas amistades y conocidos. La imponderable muerte. El último andén. ¿Como había sido su vida? No importa. Eran los tiempos de las pendencias. De los duelos para limpiar honor. Había vivido bien. Al borde de la linea. Entre las cartas con apuestas. Así que había dinero. Y el poder de la palabra mas los guiños: bonita, chula, guapa. Pasemos a la capilla para la misa de cuerpo presente, dijo uno de los trabajadores de la funeraria. Y por delante el ataúd. Y detrás los familiares y amigos. La despedida.Ya en la capilla estaba el sacerdote. De rostro bonachón y peso como de lanzador de bala. Alto. La sotana era negra con colores violeta y púrpura en el cuello. Mas los cordones distintivo de alguna Orden de los católicos. E inicia el ritual. Todos atentos. Lágrimas y murmullos. Como entre dientes. La despedida. El cura...

Expediente

Sigue abierto el expediente. Como gozosa herida en la carne. Abierto para su revisión periódica por si fuera el caso. Para seguir reflexionando sobre las circunstancias, el modo. Los alegatos han tardado. Las pruebas del perito con circunstancias de nuevo. El testimonio de Cupido. Las preguntas del fiscal que diga que parte del poema. Modos del verso, del beso. Si hubo promesas fallidas. Si las heridas del corazón fueron de accidente o promovidas. Así dijo. Hay cartas en anexos con perfume. Canciones meritorias.  Y alegatos con fotografías en sepia. Y diga usted dice. Si se arrepiente de la historia inconclusa y si fueron alguna vez a una iglesia a pedir de corazón un solo camino caminantes. El hecho consta en expedientes. Brazos abiertos.

Antes de dormir

Me resisto cien mil veces a dormir. La muerte practica con nosotros. Nos va haciendo partícipes de lo inerte, para ver si así nos comprendemos, uno a uno, en el sabernos mortales. Y entonces no dilapidar vida lo que se dice tiempo. He soñado a Diógenes y su lámpara iluminando de día, de loco, buscando hombres buenos. Y me resisto en la noche a dejar de lado el murmullo de los grillos y entrar al laberinto del silencio. Por eso me repito como para confortarme del enredo y si al caso la muerte nos lleva aprovechando el momento. Yo sueño, no duerno. Porque con el sueño practicamos la vida con esas imágenes difusas, sugerentes, en sepia, humedad y vuelo. Y dormir sin soñar es morir. Y estar despierto sin anhelos significa lo mismo, sin sueños, ni metas. Tocan a la puerta. Abro y Catulo -yo sueño-  me entrega unos papiros con apuntes de poemas. Son exactos. La musa duerme.  Escribe tu nombre al calce. Dice. Y se marcha.

La vida se va como la tarde

Piero canta que la vida se va como la tarde. Y nos vamos deteniendo en sopas campbell y sombras de árboles. Un beso como verso. Y mariposas en el interior. En este domingo la música me envuelve. Y la sonrisa de los cercanos, las palabras. Amo el tiempo con nombres en días distintos. Un ser y estar con misa o sin ella. Un poema en hoja escondido en otro libro. Bienvenido el lunes cargado de otro tramo de vida. Donde caminante al camino, palabras a oídos y guiños a donde corresponde. Veremos. Laureles a la orilla del camino. Música angelical con trompetas. Lebreles en huida. La la la la la lá

Se va otro domingo

Se va este domingo, se está yendo, se ha ido. Como todo día. Como un domingo igual a los anteriores. Nosotros lo hacemos nuestro, aunque se va. Y regresa. Y en esa vuelta, circular, somos otros ya. Lanzo una piedra al cielo y cae. La flecha le dimos trayectoria y llegó. Nosotros vamos también en ruta al último andén, o a la Itaca.

Domingo

Sigo llegando vivo a un domingo. Este, húmedo por lluvias de toda la noche. He olido hoy durazno. Y tomo una taza de café. Escribo del domingo. Inmaterial el tiempo. Sucesos montados en la nada en el paso del tiempo. He cantado con los textos del tema recurrente en estos días: la muerte de un cantante popular. Y se ríe la muerte conmigo. Que siga aún por otro rato. Pero escribe y deja listo lo que quieras. Me dice, socarrona. Yo me hago el bulto porque se aparece en sueños a conversar conmigo. Me acompaña con acordeón, yo tengo mi guitarra. Fotos en la pantalla, junto con el ataúd. Y como de fondo para las charlas con chistes, mis canciones amadas de Silvio, Serrat, Aute, Milanés, Eugenia. Unos poemas de mi autoría en mi voz, donde susurro en original Nervo que amé y fui amado, y al final la despedida a manera de Alejandro Aura, al que seguí en su blog cuando escribía en sus días últimos: Al inicio:  Así pues, hay que en algún momento cerrar la cuenta, pedir los abrigos y marcharn...

Y si por azar

¿Y si por azar del destino al cruzar una puerta o calle, o en el estacionamiento, o en la página de un libro o restaurante, o en biblioteca, o al cruzar un puente, o en una fiesta, nos encontramos? No bajes la cabeza. Altiva sigue tu ruta. Y si te nace un saludo, hazlo. Que yo en el mismo nivel de respuesta. O en una boda, o cine. O en el punto fijo de la luna, o al mirar una estrella. Todo eso es una realidad de que pueda suceder. A veces un evento público. O en un parque donde llegues a correr o a pasear el perro. Es un pretexto de escritura preguntar como si el azar determinara los encuentros. La otra vez a la de la sonrisa eterna que anuncia pasta dental la encontré en un autobùs. Y se veía muy diferente. Como el paso del tiempo. Nos saludamos. Y quiso evadir, o esconderse. Me habló sobre el tiempo, el paso del tiempo, y las heridas del alma. Le dije que el tiempo no cuenta en las almas. Para ellas el tiempo es indiferente. Y otra vez encontré en suerte a un boxeador retirado. Y pl...

Cuando nadie nos ve

Cuando nadie nos ve cada quien sabe lo que hace. Escribo un nosotros, por si al caso, leen. Cada quien actúa la parte de su película. Y de pronto un nombre sale sin querer de nuestros labios. A manera de conclusión de beso, o sonado verso. Nadie nos ve. Por eso aprovechamos. A hacer con libertad lo que nos gusta. Por ejemplo pensarnos. Y recordar pasados con sabor a humo de fuego presente, pretendido. Tomamos el libro. Siempre aparece el libro. Y lo hojeamos para llegar a poemas que leímos. Nos gustan. Mueven nuestro corazón y conciencia. Cuando nadie nos ve nos entra humo en los ojos por el recuerdo. O basura, como esta. Palabras que se van acomodando para un decir, para un callar, y dejarlas solo en el pensamiento de recuerdos. Y la tecnología o el destino, juntará pedazos de nuestras películas separadas para hacer una sola. Y embriagarnos de miradas o luces de puerto. Kavafis rema con Marcel Proust, en busca de los tiempos bajo al sombra de las muchachas en flor.

Vamos a oscurecernos

Espera. Vamos a oscurecernos. Hay tiempo aún. Nos queda el presente y el efímero e incierto futuro. Hemos recorrido valles, andado por caminos y veredas. Y la luz enceguece si el ego nos monta y la vanidad nos define. Miramos pequeñas a las luciérnagas. Y rehuimos los rayos por temor a lo desconocido. Apagamos las velas como fiesta. Y encendemos veladoras a nuestros muertos que ya no las necesitan, digo, creo, pudiera estar equivocado. Pero oscurecernos significa estar disponibles para nuestro tanteo de ciegos. Cerrar los ojos. Juntos.Y dejarnos llevar por el silencio. En el poema oscuro hay luz sin que la veamos. Pero ilumina nuestro pensamiento. Vamos a oscurecernos. La piel tatuemos con nuestra piel y manos.

Vamos a iluminarnos

Vamos a iluminarnos. Cerrando los ojos ya es oscuridad. Y sumada a la oscuridad de la noche, se presiente una ruta nueva. Caverna. Caza de bisonte y búfalos. Las expediciones sin ruta. Las calaveras a la orilla del camino. Vamos a iluminarnos. Mis manos de ciego nos pueden dar indicaciones al respecto para no perdernos. Se haga la luz entre la tanta oscuridad necesaria. Una luciérnaga es el brote de la luz en los corazones. Vamos a iluminarnos. Roce pedernal para el fuego.

Yo tengo al anochecer

Yo tengo al anochecer recuerdos del paso de las horas. Los necesarios para decir misión cumplida. Y ordenarme yo mismo un repliegue hasta la cama, donde hago un recuento de los hechos. Las sonrisas recibidas. Los saludos. Las palabras de aliento. Las hojas leídas. El enigma. Mis pasos por el laberinto. La planta acariciada. Los sonidos armónicos recibidos. Todo ello conforma el haber del día. Y  nunca hago lista de pendientes. Porque cada día tiene su propio afán. Y a eso me limito. En la noche suceden otras cosas, parte del misterio bello de la vida. Vienen los recuerdos. Los sueños. Se fortalece la esperanza.

Vamos

El día inicia. Termina. Lo mismo sucede con la noche. En esta sucesión. Por eso vamos a humedecer sombras en la noche, y claridades en el día. Somos líquido en mayoría. Provenimos del mar, del agua. Vamos hacer la parte que nos corresponde. Únicamente. Vamos a humedecernos a cabalidad. Con la luz y razón del entendimiento. Con el galopar del corazón. Humedecer la sonriente calavera. Los dedos dibujados en la cruz. Los ojos mirones. Humedecer todo esto y la lengua. La de las palabras dúctiles. Vamos a humedecer las aguas del río y la mar. Humedecer con lágrimas los poemas subrayados. esos versos. de ese libro. Antología ajada de Sabines. Único. Es justo y necesario. Así lo indica la biología. Y el teatro de costumbres milenarias.

Yo tengo al alba

Yo tengo al alba el peso específico de la noche, Los tantos sueños como realidades difusas. El peso de las tribulaciones muchas en lo tantos siglos. De las esperanzas fallidas, de los sueños rotos. El peso de los cargos de conciencia y los complejos de culpa. Al alba se aclara todo. La indiferencia y olvido que fue distintivo, caen opacados ante la luz del nuevo día. Yo tengo al alba el peso específico de los intentos vanos de recobrar nuevos bríos. de caídas estrepitosas, de intentos estériles, de fallida siembra. Los torrenciales mentiras sujetas como cadena, Canta el coro de la vida. La bella vida. Y sin embargo la noche tiene un cúmulo de pensamientos que se agolpan. donde se piensa en la construcción de lo nuevo. Al cuervo en contraluz le brilla tendiendo a azul su plumaje. Este es el caso. El alba es el nuevo amanecer de uno mismo. Y no olvide recordarte del libro. Los subrayados. La historia ni en fin como sueños.

He llorado mucho

Frente al mar sentí la alegría en el reconocerse de las lágrimas con el agua. Una playa común a cualquier lugar. Lo salobre de las aguas.Y mis lágrimas festivas aparecieron con el regocijo de sentirse identificadas junto con la historia natural del origen. Frente al mar, origen de las tantas historias, reconozco lo grande y pequeño de la vida. Lo trascendente del pensamiento y concordancia con los actos. El juego es mucho más que una estancia de la placentera edad. Es la mejor resistencia vital contra la rutina.

He reído mucho

Cierto. He reído mucho. Desde mi nacimiento hasta mi edad presente. Algo ya de largo tiempo. Aún en las peores circunstancias asoma mi risa. Despabilada y serena. La risa necesaria para las acometidas de vida. La risa como mecanismo de defensa ante las tribulaciones. La risa como remedio perfecto para la soledad, aunque no se crea. La risa transforma y mete a velocidad perfecta el ritmo de la vida. Por caminos o veredas la risa me ha salvado de desatinos. En tramos donde nadie aparece la risa ha sido el escudo cantarino. Cuando la soledad pretende hacer mella. O cuando hay rostros adustos por doquier, gruñidos de canes alebrestrados, dedos índices que nos señalan en culpabilidad, la risa es el perfecto salvoconducto para acercarse a la felicidad quimérica. Toma un café, pequeña. O vaso de agua simple. Y ríe. El bosque lo necesita para florecer en el verde de perfecta tundra. El agua para transparentar su oficio de bienamada. El viento para levantar a los caídos y las faldas multicolore...