Mi maestra

Con ella van todas mis maestras. Mis mejores recuerdos e impulso y visión del mundo. Muchos años después la volví a ver. La vi a varios metros. Con el micrófono conduciendo la ceremonia. Con un abrigo rosa. Nos vimos en el cruce de miradas. Y me acerqué a donde estaba para nombrarnos y darnos el abrazo mil veces soñado y ahora era realidad. Toñito, me nombró como a mis siete años, dando calor en esas mañanas de invierno en nuestro salón. Mi maestra, le respondí jubiloso, como le decía a esa tierna edad.

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