Qué haremos mañana

Qué seremos mañana cuando el tiempo se haya ido. Cuando las oropéndolas lleguen al fin a su destino. Hemos recorrido mañanas y tardes adivinado datos, suponiendo señas, escribiendo conjeturas. De lo hecho en otras partes cuando no estamos. Vigilamos el peso y la medida de los otros. Buscamos carnet de identidad de otros para ver si así nos reconocemos. Espejo cóncavo o convexo. Damos palos de ciego buscando la palabra que falta, el número que necesitamos. Y encontramos el libro que nos daba indicaciones, consuelo o esperanza. Encontramos el libro que nos hizo reír, crecer y olvidarnos de las ausencias. Encontramos pájaros, nubes y sirenas. Hicimos pacto de eternidades. Firmamos y sellamos nuestros documentos con anotaciones de puño y letra. Para no olvidar el momento preciso del saludo, el guiño, el pan compartido y la tibieza del entorno. Vimos venados a galope y estrellas en la bóveda oscura. Las gacelas pasaban frente a nosotros como de película. Supimos siempre que lo nuestro estaba biografiado en roca adherido a la palabra fin. Para ver si se resolvían en lo automático las contradicciones nuestras. He caminado. El tiempo no se va. Nosotros andamos con música de mariachi describiendo nuestra despedida alegre. Hemos sido otros siendo los mismos.

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